lunes, 25 de agosto de 2014

"Vagabundo por Europa: ocho países y 9.227 kilómetros en 10 días en tren". Crónica de un viaje con InterRail (E.V.Pita, 2014)

"Vagabundo por Europa: ocho países y 9.227 kilómetros en 10 días en tren" 

 Crónica de un viaje con InterRail por 26 ciudades de España, Francia, Bélgica, Luxemburgo, Inglaterra, Irlanda y Holanda.


(E.V.Pita, 2014)


Doce días para ver 26 ciudades europeas de 8 países

Mi plan inicial era ver Burdeos, Nantes, Lieja, Luxemburgo, Colonia, Rotterdam, Londres, Portsmouth, Southampton, Winchester, Bristol, Plymouth, Penzanze, Swansea, Manchester, Chester, York, Durham, Edimburgo, Glasgow, Dublín y Galway. Al regreso, visita de Oviedo.

Tras mil aventuras, este fue el recorrido final con 26 ciudades y otras cuatro con esperas en la estación: París, Lille, Bruselas, Lieja, Luxemburgo, Lovaina, Aquisgrán (Aachen), Colonia, Bruselas, Londres (estación), Brighton, Southampton, Winchester, Holyhead (estación), Dublín (estación), Galway, Isla de Arán, Limerick, Dublín (terminal de ferry), Chester, Liverpool, Blackpool, Manchester (estación), Bristol, Glastonbury, Swansea, Plymouth, Durham, Londres, Rotterdam, Bruselas y París.

Esta fue la ruta del viaje según horarios. Indico el coste de suplementos por reserva obligatoria de plaza en trenes de alta velocidad.


Viaje en autobús a la frontera de España-Francia

19.30 horas....Galicia-Irún - Bus (62 euros) / Distancia: 661 km


Primer día de viaje

09.00 horas... Irún-Hendaye      / Metro "Topo" (1,6 euros)  / Distancia: 4 km


09.45 horas.... Hendaye-París   / TGV (18 euros de suplemento) / Distancia: 803 km


17.46 horas.... París-Lille          / TGV-Thalys (18 euros de suplemento)  / Distancia: 219 km


20.07 horas.... Lille-Bruselas     / TGV-Thalys (9 euros de suplemento) / Distancia: 110 km


21.31 horas.....Bruselas-Lieja (Liège)   / Intercity / Distancia: 97,5 km


Segundo día de viaje

09.18 horas... Lieja (Liège)-Luxemburgo / Intercity / Distancia: 130 km


15.15 horas.... Luxemburgo-Lieja (Liège) / Intercity / Distancia: 130 km


18.08 horas.... Lieja-Lovaina (Leuven) / Intercity / Distancia: 82,3 km


19.59 horas... Lovaina-Lieja (Leuven) / Intercity / Distancia: 82,3 km


Tercer día de viaje

09.33 horas.... Lieja- Aachen (Aquisgrán) / Intercity / Distancia: 53,9 km


12.51 horas..... Aachen-Köln (Colonia) / Intercity / Distancia: 83 km


13.43 horas..... Colonia-Bruselas /  ICE (es gratis si no se reserva, vino con 40 minutos de retraso)                                                 / Distrancia: 213 km


22.00 horas......Bruselas-Nord a Londres - Victoria / Bus de Eurolines (58 euros, viaje en ferry                                                                                  Calais-Dover) / Distancia: 363 km

Cuarto día de viaje

07.06 horas.... London Victoria - Brighton / Distancia: 86,1 km


11.00 horas.... Brighton-Southampton / Distancia: 110 km


13.00 horas (?) Southampton-Winchester  / Distancia: 19,1 km


15.05 horas.... Winchester-Birmingham / Distancia: 211 km


17.23 horas....Birmingham-Holyhead / Distancia: 281 km


Quinto día de viaje

02.30 horas... Holyhead-Dublín (ferry con Stena Line, 22 libras) / Distancia: 123 km


07.00 horas... Dublin Port - Dublin Houston (bus, 4 euros) / Distancia: 4 km


08.00 horas.. Dublín-Galway / Distancia: 209 km


12.30 horas... Viaje en ferry a las islas Arán (viaje privado) / Distancia: 46 km


17.00 horas... Regreso de islas de Arán a Galway / Distancia: 46 km


Sexto día de viaje

10.30 horas... Galway-Limerick / Distancia: 98,6 km


14.45 horas... Limerick-Dublin / Distancia: 197 km


Séptimo día de viaje

02.15 horas... Dublin Port - Holyhead (ferry con Stena Line, 25 euros) / Distancia: 123 km


06.25 horas... Holyhead-Chester / Distancia: 134 km


11.01 horas... Chester-Liverpool / Distancia: 44,4 km


12.28 horas... Liverpool-Blackpool / Distancia: 88,2 km


15.32 horas... Blackpool-Manchester / Distancia: 82,3 km


17.05 horas... Manchester-Bristol / Distancia: 270 km


20.00 horas... Bristol Parkway-Bristol centro / (bus, 2 libras) / Distancia: 11,7 km


Octavo día de viaje

07.54 horas... Bristol-Glastonbury / Bus ( 7 libras, ida y vuelta) / Distancia: 43,2 km


10.22 horas... Glastonbury-Bristol Temple / Bus / Distancia: 43,2 km


11.56 horas... Bristol Temple-Cardiff / Distancia: 71,5 km


12.58 horas... Cardiff-Swansea / Distancia: 66,2 km


14.28 horas... Swansea-Newport / Distancia: 80,6 km


16.15 horas... Newport-Tauton / Distancia: 106 km


18.15 horas... Tauton-Plymouth / Distancia: 119 km


23.56 horas... Plymouth-Londres Paddintong / Distancia: 382 km

Anotación: no pude llegar a Penzanze porque el tren que me llevaba era el último y el convoy regresaba a Londres unos minutos después. No compensaba el viaje.

Noveno día de viaje

07.00 horas... Londres King Cross - Durham / Distancia: 433 km


11.43 horas... Durham-Londres KC / Distancia: 433 km

Anotación: había una posibilidad de visitar Lincoln si se hacía parada en Newark mejor que en Petersbourg

Anotación: no pude llegar a Porstmouth como tenía planeado porque perdí la tarde al tener que marcharme antes de tiempo de Londres porque se agotaron los billetes de Londres a París en bus nocturno (47 libras) y tuve que tomar inmediatamente un bus a Rotterdam que salía mucho más temprano.

19.30 horas... Londres- Rotterdam / En bus, por 25 libras /  Ferry en Dover / Distancia: 511 km


Décimo dia de viaje

09.08 horas... Rotterdam-Bruselas / Intercity / Distancia: 144 km


12.43 horas... Bruselas-París Nord (Thalys, 30 euros de Suplemento) / Distancia: 308 km


17.23 horas... París-Hendaye / TGV, 18 euros de suplemento) / Distancia: 803 km


Anotación: había una posibilidad de tomar un tren a Burdeos a las 15.23 horas y visitar la ciudad dos horas antes de seguir a Hendaya. Desistido por cansancio.


Regreso: viaje en bus de Irún a Galicia

De Hendaya a Irún, crucé el puente y tomé el bus nocturno a Oviedo (27 euros), que salía a medianoche. De Oviedo, seguí a Galicia (24 euros).

Distancia Irún-Galicia: 661 km


Cálculo de kilómetros recorridos 

Total de kilómetros recorridos: 9.227 km

Kilómetros recorridos en tren: 7.000

Kilómetros recorridos en bus y ferry: 2.200

Media diaria: casi 600 kilómetros



BUDGET 

PRESUPUESTO




Costs of transport 



Coste del transporte

Cost of the Interrail Global Pass 10 days: 400 euros

Coste del billete InterRail Global 10 días : 400 euros


Suplements in fast trains: 96 euros

Suplemento en trenes veloces: 96 euros


Costs of coaches: 200 euros

Pagos de bus: 200 euros


Costs of ferries: 50 euros

Pagos de ferry: 50 euros


Cost of accomodation en IYH: 100 euros

Costes de alojamiento en IYH: 100 euros

Total cost: 850 euros

Coste total: 850 euros

Food: 10 days x 15 euros = 150 euros

Comida: 10 días por 15 euros = 150 euros

Advice: the night coaches costs the same than sleep in a hotel one night


Nota: los buses son nocturnos, con lo que el coste del billete financia lo que pagaría por un hotel esa noche.


Un plan para 12 dias

Disponía de unos 12 días libres, en medio de mis vacaciones, para hacer una gran excursión por Europa en tren. Pagué 400 euros por un billete de InterRail Global Pass 10 días que me permitía viajar gratis durante 10 días repartidos entre 22 días por muchos países aunque en algunos tramos (sobre todo la línea París-Bruselas) debería abonar suplementos. Otros tramos, sobre todo los pases en ferry a Inglaterra, opté por hacerlos en bus y pagar porque es un transporte más cómodo cuando se viaja de noche. Al tratarse de un periodo de 12 días, tuve que exprimir muy bien la ruta para ver entre 2 y 3 ciudades al día. Hubo algunas jornadas maratonianas que solo las pude emplear en recorrer más de 800 o 1.000 kilómetros, de Hendaya a Lieja o desde Rotterdam a Hendaya, con breves paseos por la ciudad mientras esperaba al siguiente trasbordo.

Elección del equipaje: lo más ligero posible

Dada la complejidad del viaje y la necesidad de moverme rápido de un tren a otro, opté por llevar el mínimo equipaje, con el menor peso posible. Usé como mochila una bolsa de plástico con cremallera y sin ningún refuerzo porque es muy liviana. Allí metí ropa limpia, toda elegida por su mínimo peso (camisetas, un canguro en vez de un chaquetón, etc...). Por precaución, añadí un saco de dormir de verano aunque luego nunca me hizo falta y supuso un peso extra. En principio, mi idea era llevar solo una sábana de saco, que es mucho más ligera, pero no la compré cuando tuve ocasión y luego ya no tuve tiempo. Para llevar mudas, chancletas y productos de higiene, elegí un morral de tela, también liviano aunque otra opción habría sido una segunda bolsa de plástico como las que cuelgan al hombro los deportistas. Por último, usé una bolsa de supermercado para comida, guías y enchufes de cámara y móvil. Aunque el equipaje era algo tosco, fue lo bastante ligero para permitirme pasear por una ciudad cargado con él sin sentir molestias en los hombros o la espalda al menos durante dos horas. Realmente, no pesaban nada.

Tren combinado con bus

Mi plan de viaje consistía en viajar por Inglaterra e Irlanda en tren porque son muy veloces pero muy caros, por lo que con un pase InterRail me ahorraría dinero. Como ese pase de tren me permite viajar por todos los países de Europa que quiera pensé que podría hacer paradas en ciudades en las que no había estado como Burdeos, Luxemburgo, Rotterdam o Colonia. Para ello reservé en Lieja dos noches en un albergue internacional, antes de cruzar el canal para Inglaterra. Allí tenía previsto visitar el sur de Inglaterra hasta Penzanze (Cornwall, el fin de la tierra), Escocia, y Galway, en Irlanda. Sin embargo, tardé en comprar el billete de bus que me llevaría a la frontera con Francia, por lo que las plazas se habían agotado y perdí un día. Con el tiempo más justo, tuve que renunciar a visitar Escocia, que de todas formas ya había visto dos veces.

Alojamiento en IYH

Para el alojamiento, mi idea inicial era reservar cama en Inglaterra en los  baratos hoteles Travelodge por 40 libras la noche, o incluso 33, en ciudades algo alejadas de Londres como Cardiff, Birmingham o Reading. Sin embargo, el día que tenía previsto llegar a Inglaterra era sábado y los precios se habían disparado hasta las 80 libras o más. En cambio, el domingo era baratísimo y se podía dormir por 49 libras incluso en Londres. Por problemas técnicos no pude hacer ninguna reserva y tuve, como medida de urgencia, que reservar en los albergues de IYH, que me costaron entre 22 y 25 euros la noche, eso sí en literas en dormitorios compartidos. Fue una solución de urgencia ante la inminencia del viaje. Tienen la ventaja de que los IYH están ubicados en casi todas las ciudades, en sitios céntricos, dan enormes desayunos, cuentan con Internet y con lavadora, y recalan viajeros con mochila de todas las edades, con un agradable ambiente.

Una de las dudas que se me planteó era si era mejor tener como base Lieja, Lille o Bruselas. Elegí Lieja porque estaba a medio camino de los tres primeros sitios que quería visitar: Luxemburgo, Colonia y Rotterdam. La solución quizás no fue la mejor porque debería haber reservado en Lieja, visitar Luxemburgo, dormir en Colonia, seguir a Rotterdam y volver a Bruselas, de donde tomaría un bus nocturno a Londres. Sin embargo, por la comodidad de estar dos días en el mismo sitio, me decanté por Lieja, por ser un lugar intermedio, aunque tuviese que hacer dos veces el camino de ida y de vuelta en tren.

Pase InterRail Global Pass 10 días flexi

Compré un pase InterRail Global Pass Flexi de segunda clase con validez de 10 días en un periodo de 22. El pase me permitía viajar por todos los países adscritos a InterRail. En los trenes rápidos como el TGV y el Thalys hay que pagar suplemento, salvo en el ICE alemán que no requiere reserva. El tramo de España hay que pagarlo con un descuento del 30 % por lo que, si hay mucha distancia hasta la frontera, compensa comprar un billete de avión low cost que te sitúe rápidamente en París, Londres o Frankfurt.

Cada vez que empieza un día de viaje, hay que anotar la fecha en una casilla del billete hasta que se agotan las 10 casillas. Los revisores se fijan en que sea un pase Global y en el número de casillas agotadas.

Para planear los horarios, el billete InterRail incluye una App de "timetables" (horarios) de todos los trenes. Lo puedes descargar en tu móvil y consultarlo sin conexión a Internet. Como no iba a llevar de viaje un "smartphone" opté por buscar las rutas que me interesaban en la app y consultar los horarios que me interesaban. Gracias a eso descubrí que en Inglaterra había un tren nocturno de Londres a Penzanze (que me sería muy útil) y otro Londres-Edimburgo (que no fue necesario usar). También descubrí que se podía viajar de noche de Londres a Dublín, pero que el retorno era más complicado (como así fue). La opción de volver desde Belfast quedó descartada por falta de tiempo en la ruta para desviarme hacia allí.

En la planificación de la ruta quedaron algunos flecos pendientes como el paso de Calais a Dover. Es fácil hacerlo por la mañana o tarde, pero la noche es más engorroso. Opté por pagar un billete de bus nocturno por la comodidad de entrar directamente en el ferry y porque el dinero que iba a gastar era el mismo que me costaría un hotel.

Primer día de viaje. 


Galicia-Irún en bus nocturno.


El bus nocturno fue la opción escogida porque no había trenes nocturnos en el tramo de Galicia a Irún ni tampoco de Hendaya a París. La única opción viable era que hiciese un trasbordo a las cuatro de la madrugada en mitad de Castilla y llegase a Irún por la mañana. Dado que el precio, con el descuento de InterRail, era parecido al del autocar, opté por la comodidad del bus, que empleó 15 horas de viaje y me costó 62 euros (aunque con un trasbordo, me habría salido por 51 euros, con el riesgo de perder el viaje si el bus llevaba retraso, lo cual era altamente probable).

La anécdota del viaje fue que el bus tuvo un retraso de tres horas por una avería mecánica a la salida de Oviedo y a escasos kilómetros de Gijón. El autocar quedó varado en un arcén a medianoche hasta que llegó el bus de repuesto.

En el autobús viajaba en la parte trasera una adolescente que no paraba de hablar con sus amigos por el móvil sobre unas fiestas a las que iba, así como temas personales con su novio. Hubo pasajeros que le mandaron bajar la voz.

La mayoría de los pasajeros se bajaron en Bilbao y San Sebastián. Muchos iban a hacer transbordo hasta Pamplona.

Llegué a Irún sobre las 8-9 de la mañana. La parada está en una acera cerca de la estación de tren de Irún, en el centro de la villa, metido en un callejón, donde hay una iglesia.

Segundo día de viaje.


Irún-Hendaya-París-Lille-Bruselas-Lieja


Pregunté al conductor cómo se iba hasta Hendaya para tomar el tren veloz TGV para Burdeos o París. Me dijo que al doblar la esquina había enfrente una parada del "Topo", un metro que une varios pueblos de Guipúzcoa con Hendaya. La parada es la de Irún-Colón. Pagué sobre 1,6 euros y esperé unos 10 minutos hasta que llegó el convoy. El tren pasó el puente internacional y en apenas unos minutos ya estaba junto a la Gare de Hendaya,

Como ya iba mal de tiempo a causa del retraso, tuve que renunciar a parar dos horas en Burdeos y lo dejé para la vuelta. Decidí seguir hacia París.

Entré en la estación de Hendaya y en las taquillas me atendieron en español. Un tren salía para París en solo 25 minutos y me cobraron 18 euros de suplemento porque era un TGV. Otros mochileros que no querían pagar suplemento, tuvieron que esperar por un tren regional TER a Burdeos, que tampoco es que haya muchos.

En el TGV, viajaba un matrimonio de emigrantes de Irún con un bebé que ahora vivían con una prima en la Costa Azul, donde decían que había más trabajo que en España, donde ya  no era posible encontrar nada.

También iban dos vecinas de un pueblo vasco a hacer una excursión de una semana a la isla de Ré, que aunque lloviese al menos se tomarían unas cervezas. Una se tapó la cara con una chaqueta gran parte del viaje para dormir mejor durante el trayecto. Se apearon en Burdeos para seguir rumbo a La Rochelle, a donde llegarían a primera hora de la tarde.

El tren tardó casi tres horas en llegar a Burdeos, pasando por San Juan de Luz, un sitio con un río y veleros que parecía agradable y con mucha luz, y Bayonna. De Burdeos, hay que destacar el gran puente sobre el río y las torres de la catedral.

El paisaje a París es llano, con inmensos campos verdes. El trigo ya había sido recogido.
Por el camino, di cuenta de mi primer sandwich que había preparado para el camino. Me llamó la atención que los pasajeros franceses nunca devoraban su bocadillo entero sino que solo comían la mitad y dejaban la otra mitad para más adelante. Alguno iba cargado con una botella de 2 litros de Coca-Cola, de la que dio rápida cuenta.

Llegué sobre las 2-3 de la tarde a la Gare de París de Mompartnasse, tras un palizón  de casi 6 horas.
Me sorprendió que en la estación hubiese un pianista tocando y unas máquinas en la que los usuarios pedaleaban para recargar su teléfono móvil.
 Inmediatamente, me dirigí al metro para comprar un billete en las máquinas automáticas que me costó 1,7 euros. Tomé la linea rojiza-marrón que conduce a París Nord, estación de la que parten los trenes hacia Bélgica. El trayecto duró entre 20 y 30 minutos porque hay que pasar unas ocho estaciones.

En París Nord había muchísima gente. Fui a las taquillas, a un lugar especial situado al fondo donde atienden a los mochileros de InterRail para hacer las reservas. Había cuatro chicas que parecían valencianas y otros extranjeros. Cuando me tocó mi turno, le dije al taquillero que quería coger el próximo tren para Bruselas pero me dijo que estaba todo completo hasta dos horas después y que, además, tendría que hacer trasbordo en Lille. En total, me costaría 27 euros de suplemento. No había otra opción (sí la había, como descubrí después).
 Le pedí que me buscase una conexión a Lieja, donde había reservado el albergue. La respuesta fue que el tren era "free" sin pagar suplemento y que llegaría a las 23.54 horas, según me anotó.
Como el albergue avisaba de que cerraba sus puertas a las 22.00 horas, tuve que escribirles un email para avisar de mi retraso y luego les llamé. El tipo que me atendió me dijo que no me preocupase, que estarían abiertos hasta tarde (luego sabría por qué).

En torno a las 5, embarqué en un tren de alta velocidad hacia Lille. Tardó bastante en salir la plataforma en la que estaba situado. Iba a tope de gente. Me tocó uno de los últimos vagones.

El paisaje entre París y Lille era también llano y verde. El viaje duró sobre unos 40 minutos.

LILLE

La estación de Lille-Europe es supermoderna, con grandes cristaleras. Había otro pianista pero me di cuenta de que era un piano que todo el mundo podía usar mientras esperaba el tren si estaba aburrido. Primero un pasajero tocó una melodía decente y cuando se fue lo ocuparon unas chicas que se pusieron a aporrearlo. También había un recargador de móviles a pedales.

Mientras esperaba el trasbordo para el tren veloz a Bruselas salí a dar un paseo por las inmediaciones. Me topé con una manifestación junto a un centro comercial y todo lleno de tanquetas de policía. Parecía una protesta laboral porque había una furgoneta de un sindicato repartiendo propaganda en las cercanías pero solo escuchaba la algarabía y no podía distinguir quien se manifestaba ni por qué.

Seguí hasta la estación Lille-Flandes (para trenes regionales) y pasé de largo hasta el centro. Había turistas, musulmanes paseando y, aunque ya eran las 6 de la tarde, todavía se veía bullicio en las calles del casco histórico bien conservado. En el centro, como no, había una tienda de Zara. Pero al dar la vuelta, las tiendas ya estaban cerradas. De regreso, entré en Lille-Flandes y, preguntando en información, me enteré de que había un tren de Lille a Lieja que era gratis para InterRail y que llegaba unos minutos después que la combinación que me habían dado en París-Nord. Para mi alivio, yo no llegaría a las 23.54 sino a las 22.54 (se habían equivocado al escribirme el horario), lo cual me daba un margen para buscar un bus hasta el albergue de Lieja o ir a pie, pues aún era una hora prudente.

Al volver a la estación Lille-Europe, me crucé con los manifestantes que protestaban antes. Eran musulmanes, en su mayoría, que pedían el cese de los ataques a los palestinos (por el conflicto surgido en verano entre Israel y Gaza, con miles de víctimas civiles). Portaban banderas de Palestina.

Finalmente, tomé el tren veloz de Lille a Bruselas (9 euros, de los 27 que previamente había pagado de suplemento).

BRUSELAS

El paisaje de Bélgica era una gran planicie en la que destacaban en la lejanía sus pueblos con las iglesias con altos tejados en picado.

Hubo algo que me llamó la atención al cruzar la frontera de Francia-Bélgica y fue que, a un lado de la vía de tren, a mano izquierda, se alzaban dos grandes lomas de forma piramidal, en medio de la planicie, como si fuesen dos montículos de tierra. No puede evitar pensar en la zona de Avebury-Stonegenhe-Malborough (Inglaterra) y sus montículos de tierra artificiales creados por las tribus neolíticas.

En Bruselas, llegué a la estación Midi. Como ya había estado otra vez, fui a ver el gran cartel de Tintín que cuelga en una de las salidas. Esperé en el andén hasta que vino el tren regional hacia Lieja. Los vagones, algo desvencijados y con paneles y espejos, iba casi vacío, con viajeros con maletas o empleados que volvían a casa. Cuando llegó la revisora, presenté mi billete InterRail Global, sin más.

El tren circuló lentamente cuando había caído la noche y por estaciones con aspecto fantasmal. Había un ambiente triste. El tren paró en Leuven (Lovaina), último sitio donde hubo algo de movimiento en los andenes.

Me tomé el último sandwich que llevaba desde España y unas onzas de chocolate.

LIEJA

Llegué puntual a la moderna estación Guillemine, diseñada por el arquitecto Calatrava. A la salida, por suerte, aún había servicio de bus, y esperé por el número 4 que me llevó al albergue de la IYH. El autocar cruzó Lieja de noche, pasó dos ríos, y se adentró en el casco urbano, donde había gente aún en las terrazas de los bares. Al preguntar por mi parada, el joven conductor me contestó en español y sonrió. Supuse que era un emigrante en Bélgica. Caminé hasta el albergue por calles solitarias pero, cual fue mi sorpresa, cuando al llegar al IHY había una multitud por las aceras y sonaba un concierto de rock en el interior.

En recepción me atendieron rápido. Pagué por adelantado un total de 48 euros por dos noches en habitación de literas para cuatro personas.

En el interior, unos organizadores de la fiesta, que iban vestidos con una camiseta verde y eran españoles, me tradujeron una frase que no entendía sobre una norma del alojamiento sobre la devolución de las sábanas a la salida.
Aunque había fiesta, estaba tan cansado que me fui a dormir con el ruido de fondo de un concierto de rock. La habitación era de cuatro literas pero solo había otro ocupante, que llegó al terminar la música. En apenas 27 horas, había recorrido 1.800 kilómetros en bus y tren.


Tercer día de viaje.

LIEJA

Fue el primero en levantarme del albergue y llegué el primero a desayunar a las 7.30 horas. Había Kellogs, tostadas, mantequilla, una especie de paté, mermelada de fambruesa asi como mortadela y queso. Tomé energías para empezar bien la mañana.

El plan del día iba a ser relajado. Haría una excursión a Luxemburgo y si me sobraba tiempo, iria a Rotterdam, en Holanda, aunque lo veía poco probable por falta de tiempo. Otra alternativa era terminar la tarde con una visita a Lovaina.

Salí temprano hacia la estación de Guillemine. Era un día nuboso e incluso hacía frío. Mi destino era Luxemburgo. Hasta las 9.00 no salía ningún tren y paseé por las cercanías de la estación, un barrio degradado que van a rehabilitar. Había poca gente por la calle y las casas parecían vacías. Destacaba una casa-restaurante llamada Chez Madam Pita, especializada en pitas, ese tipo de pan oriental que rellenan con verduras o carne. Tenía un menú completo de variaciones.

Dentro de la estación, una oficina ofrecía publicidad sobre las conmemoraciones de la Primera Guerra Mundial, que sufrió Bélgica en primera línea. La ciudad estaba repleta de carteles de homenaje y de memoria ahora que, en agosto, se cumplían los 100 años del conflicto. Fotos de bomberos de Lieja y otros cuerpos de milicianos ilustraban los escaparates. Resultaba difícil entender como aquella gente, vecinos de Lieja de lo más pacíficos, de un dia a otro se habían visto inmersos en un conflicto de tal magnitud. Uno no dejaba de sobrecogerse al ver aquellas fotos de hombres corrientes metidos en una guerra a escala industrial. Carne de cañón.

La espera se hizo larga y me arrepentí de haber madrugado tanto. Al subir al tren, anoté en mi ticket de horarios de InterRail el trayecto a Luxemburgo. Cuando llegó el revisor, presenté mi billete InterRail Global, sin más.

A la salida de Lieja, como en el resto de Bélgica, me fijé en que todas las casas tenían un patio interior en el que amontonaban todo tipo de artilugios. Era tal la variedad de objetos en aquellos jardines que estaba para foto. Sin embargo, las viviendas se veían desvencijadas, algunas pintadas con grafitis.

En el tren, un pasajero conversaba en inglés con una familia camboyana (que vivía en Hanoi, en Vietnam).

LUXEMBURGO

La ruta hasta Luxemburgo fue animada por un paisaje montañoso, ya al poco de salir de Lieja. Había verdes prados con vacas en el valle que atravesaba el tren entre montañas, lo que antes era el Camino Español que seguían los tercios de Felipe II para llegar a Flandes. Al contrario de lo que me imaginaba, las casas de Luxemburgo no eran precisamente de aspecto rico. Eran grandes pero parecían gastadas por el tiempo, algo inaudito si se tiene en cuenta que es uno de los países con mayor renta por cápita del mundo. En algunas cimas, asomaban castillos que en su día protegieron este importante paso.

Al apearme en la estación de Luxemburgo, observé a varios turistas asiáticos que fotografiaban el techo del hall. Este estaba decorado con bonitos dibujos de un sol y estrellas.

Consulté los tablones informativos para saber los trenes de vuelta. Había uno de las 15.15 horas que me daba margen para ver la ciudad durante unas tres horas, tiempo suficiente.

La ciudad de Luxemburgo estaba bien cuidada. Lo que más me impresionó fue que el casco antiguo estaba situada sobre una roca (Le Roch) o cima rodeada por un río. Parecía un bastión inexpugnable. Las calles comerciales estaban animadas pese a la leve lluvia. Hice cola en una tienda que vendía a los viandantes distintos tipos de perritos calientes (3 euros). Los clientes eran variados, desde obreros a ejecutivos o secretarias. La salchicha iba acompañada de tiras de cebolla. Con esa vianda recargué energía.

Tras cruzar la zona moderna de negocios y tiendas, pasé un gran puente y entré en la zona antigua. El primer monumento de interés era una catedral con tejados en punta que recordaban a un castillo de los Cárpatos. Sin embargo, los autocares de turistas estaban situados enfrente, junto a una estatua, en un mirador desde el que se divisaban fortificaciones entre acantilados, un parque en el que corrían deportistas madrugadores y todo ello flanqueado por banderas tricolores de Luxemburgo.

Siguiendo las señales, me adentré en la bulliciosa zona de tiendas del casco antiguo. Cientos de paraguas colgaban del aire como decoración. Las tiendas eran de firmas de lujo: Gucci, Cartier...
 Aquella debía ser la milla cero. Pasé un teatro medieval, que estaba considerado una de las joyas de la ciudad, el Palacio del Gran Ducado, con las garitas vacías de los guardias de honor, y entré en una plaza donde estaba la oficina de turismo, cafés y bancos donde algunas empleadas y excursionistas almorzaban con un sandwich. Obtuve un plano gratis, me senté en un banco y abrí la última lata de Coca-Cola que había traído para el viaje. Al salir me encontré con cuatro hombres que cantaban ópera en la calle.

Mirando el mapa, descubrí que había zonas de gran interés alrededor del río. Bajando por una callejuela llegué a lo mejor de Luxemburgo: Le Roch, un sistema amurallado que creó un príncipe que compró en el año 900 y pico una gran roca que fortificó hasta hacerla inexpugnable. Y doy fe de ello, al menos era una pared vertical de roca de 100 metros o más, en la que habían construido una red de grutas para vigilancia y por las que asomaban turistas. Las murallas son Patrimonio de la Humanidad (la entrada a las criptas y pasadizos cuesta sobre 10 euros).

Desde la roca, la vista estilo nido de águila es impresionante. En el valle que se avista debajo pasa el río de color verde-parduzco, un puente flanqueado por las ruinas de dos torres y destaca, en un barrio, el tejado en una aguja increíblemente punzante de una iglesia, que domina el paisaje. También se ve pasar a los trenes por un acueducto.

La ciudad estuvo en poder de Felipe II (como Gran Duque) y abrió una puerta que aún se conserva. Bajé hasta unas casas-fortines que hay en el río, a un kilómetro, pero esa zona ya no era frecuentada por turistas. Me sorprendió que los vecinos tuvieran un huerto en medio del puente, pues su finca invadía casi el paso.

La vuelta hacia el tren fue a toda prisa, siguiendo el trazo de las murallas. Realmente, Luxemburgo me pareció impresionante. Cuando solo estaba a 100 metros de la estación, cayó un chaparrón de los gordos. Saqué el paraguas y llegué hasta la estación, donde la lluvia golpeaba el tejado de forma exagerada.

Antes de irme, en un kiosko compré un "panini" de jamón y queso por 2,89 euros pero, la dependienta me preguntó si lo quería "crú", supuse que era el jamón serrano, y me cobró 4 euros. En una tienda de souvenirs de la estación, me llevé como único recuerdo un figura de imán de Luxemburgo.

En el tren, me senté en un sitio libre junto a un matrimonio. Eran portugueses y la mujer le reñía al hombre porque iba con la camisa y los pantalones desarreglados. El hombre gruñó. Tras adecentarlo, se apeó y se despidió de la mujer, que luego se apeó unas paradas adelante. Frente a mí, se sentó una pareja africana que se apeó en la siguiente parada.
Cuando llegó la revisora, presenté mi billete InterRail Global, sin más.


LUXEMBURGO-LIEJA

El viaje de vuelta fue por los mismos pastos verdes, montañas y castillos. Tenía mejor pinta que por la mañana, porque abrió un claro.

Como detalle curioso, las vacas que pastaban en los prados huían despavoridas y dando saltos cuando pasó cerca el tren. Me pregunté cómo podía ser que no se hubiesen acostumbrado al continuo tránsito de convois siempre a la misma hora.

LIEJA

Tras llegar a Lieja, vi que me daba tiempo, y tras consultar los paneles, tomé otro tren a Lovaina. E


LIEJA-LOVAINA

El convoy pasó por un sitio llamado Landas que me recordaba a El Perro de Flandes. En los inmensas planicies destacaban las puntiagudas torres de las iglesias. Había muchos caballos en las fincas.

Un detalle me llamó la atención y es que dos conejos corrían a agazaparse en sus guaridas cuando oyeron al tren. Solo había visto conejos silvestres en Inglaterra el año pasado.

LOVAINA

En Lovaina (Leuven), los carteles de la estación estaban en flamenco (parecido al alemán). Comprobé que disponía de una hora para visitar la ciudad antes de tomar el tren de regreso a Lieja.
Ya era casi de noche. Al salir, mi sorpresa fue que la estación prácticamente estaba en el centro, en la calle más comercial y de tiendas. Un cartel señalaba directamente a un bar de Stella Artois, la cerveza del lugar.

La calle comercial era de tráfico reducido y circulaban muchos ciclistas. Como curiosidad, todos llevaban unos morrales en la parte trasera de las bicis, por cuya decoración y colores se podía deducir el perfil del dueño, generalmente estudiantes ya que se trata de una ciudad universitaria con mucho ambiente y buena atmósfera. En apenas quince minutos llegué al corazón de Lovaina, compuesto por unos antiguos edificios civiles y la catedral, todos muy bien conservados. Algunas fotos antiguas mostraban los estropicios causados por la Gran Guerra (1914-1918) y cómo se había llevado a cabo la rehabilitación. Nuevamente, me sobrecogieron los rostros del cartero y otros funcionarios que habían sido alistados urgentemente para defender la ciudad o recoger los escombros que quedaron de antiguos edificios.

Tras pasar por la plaza de la Universidad entré en la callejuela de los bares, poco llenos a la hora de la cena, y a una plaza que fue cortada porque esa noche iba a haber allí un concierto. Anochecía y regresé camino de la estación. Me llamó la atención, al igual que a otros turistas, una original estatua de cobre de un joven que leía un libro y le entraba una cascada de agua por medio de la cabeza.

Tras cruzar por la calle comercial, pensé que Lovaina era un sitio tranquilo para vivir, sobre todo si uno era estudiante o profesor. Me pareció todo muy cuidado.

LIEJA

Al regresar a Lieja, me encontré con que miles de personas invadían las inmediaciones del albergue. Había puestos callejeros de "chupitos" por toda la manzana, así como atracciones de feria. Al parecer, celebraban las fiestas de Santa Mary. En el propio albergue de la IYH seguían con otra tanda de conciertos y cientos de personas ocupaban el patio con una cerveza en la mano. Pensé que "si no puedes con ellos, únete a ellos".

Subí a la habitación y, al poco, apareció el otro ocupante, que resultó ser un joven de Atenas, en Grecia, que estaba de vacaciones y que entró en el cuarto a recargar su móvil. Otra de las literas también parecía ocupada. Preparé la mochila para dejarlo todo listo para el día siguiente y salí a dar una vuelta por la fiesta.

En el hall, donde daban el concierto de rock, no se podía entrar en los baños si no se pagaba 0,50 euros a una limpìadora. Estaba lleno de visitantes que iban al concierto o de gente que paseaba por la calle viendo los puestos de "chupitos". Pedí una Coca-Cola en el chiringuito de la organización del concierto pero no lograba entenderme con la dependiente, que lucía una camiseta verde, que me decía que tenía que pagar un euro por usar un vaso de plástico y que si lo devolvía me reintegraban el dinero. Finalmente, la joven, de pelo negro y tez clara, me preguntó en inglés qué idioma hablaba, le dije "Spanish" y me contestó entre risas: "tienes que pagar un euro por el vaso". Sus compañeros, que ayer me habían traducido una frase, servían las copas al lado.

Paseé casi dos horas paseando por los puestos callejeros, donde servían "chupitos", sandwiches, perritos calientes. Había comida china e incluso vasca. Eran decenas de calles iluminadas con bombillas festivas, con música a tope y ocupadas por una multitud que daba bandazos, tanto de gente mayor como pandillas de jóvenes y adolescentes. No recuerdo haber visto una fiesta tan multitudinaria. Al parecer, lo organizaban los comerciantes del casco antiguo y pensé que en España las fiestas solían ser cosa municipal, sin apenas iniciativa privada. En el patio de un teatro, un grupo de musicos con trompetas y clarinetes lo daba todo. Muchas chicas lucían unas antenas rosas de peluche, como si estuvieran de despedida de soltera. Tras dar un paseo, me decidí por tomar una salchicha a la brasa con tomate y pan por 3 euros.

Aún pasé un rato más de paseo, volví al concierto del albergue y, finalmente, me di por vencido y me metí a dormir a la litera. Sería medianoche. Poco después llegó el griego. Pero fue difícil pegar ojo porque la música sonó a tope hasta altas horas de la madrugada, con grandes éxitos rockeros de los 60, incluida Tina Turner. Aún hubo una hora más de murmullos y sirenas de policía.

Con tanto ambiente festivo, me pregunté si quizás  mañana sería festivo y tendría pocos buses para llegar a la estación. Mi siguiente destino era Colonia y, si era posible, llegar a Rotterdam. En todo caso, esa misma noche tendría que tomar un bus nocturno a Londres, y ni siquiera había comprado el billete. Tras hacer mil y un cálculos no veía modo de cruzar de Calais a Dover en tren y ferry nocturno porque el último tren de Lille a Calais era a las 19.15 horas, según había visto antes.

Puse el despertador para las 7.45 horas, que me pareció un superlujo de tiempo para dormir.


Cuarto día de viaje

Lieja-Aachen (Aquisgrán)-Colonia-Bruselas-Londres

A pesar de haber madrugado, esta vez el comedor del desayuno estaba repleto de gente. Había un numeroso grupo de estudiantes que hablaban francés y que llevaban en la cabeza un moño cubierto con una tela blanca. Habían agotado las tostadas y tuve que esperar turno para la siguiente ronda.

Entregué al empleado de las oficinas mi llave automática y me despedí. Fuera llovía y me puse el canguro impermeable. Empezaba una larga jornada.

El día no arrancó bien. Como había supuesto, era un día festivo después de la juerga del día anterior. Las calles habían vuelto a la normalidad. En la parada de bus esperé 15 minutos por el bus.

Tras consultar los horarios en la estación Guillemine, opté por parar en Aachen (Aquisgrán) para hacer una excursión y ver algunos restos arqueológicos romanos. Aquisgrán era una importante ciudad alemana que fue sede del emperador Carlomagno. Mi idea era parar una hora y seguir para Colonia, destino final de la jornada.

Nuevamente, subí al tren, busque un sitio con buenas vistas y cuando pasó el revisor le mostré mi billete de InterRail, con la fecha del día cubierta. Lo ticó y siguió adelante. Al abandonar Lieja me fijé en una torre y una cúpula detrás de Guillemine que resultó ser un monumento a los caídos en la Primera Guerra Mundial.

AACHEN (AQUISGRÁN - AIX-DE-LA-CHAPELLE)

El viaje fue rápido. Pero en Aachen mi "planning" se complicó porque la estación central la Bauhbanhoff (BH) estaba a varias manzanas del centro. En una tienda vi postales y me fijé en los monumentos principales. Me llamó la atención una puerta-fortín de estilo medieval, el Pontdoor, o algo así, y me propuse visitarlo al creer que era una ruina romana. Al salir, vi un cartel que indicaba hacia la Ópera pero no le hice caso, preferí seguir mi olfato y me guié por el campanario de una iglesia que, después de todo, no tenía interés y, tras consultar unos carteles de tráfico, me di cuenta de que tenía que ir en una mala dirección, Mi razonamiento fue que los romanos, por lógica, habrían construido su fortín en lo alto de una loma y yo iba cuesta abajo todo el rato. Vagué sin rumbo cuesta abajo pero llegué a un barrio moderno. Había muchos negocios y parecía tener una buena economía, aunque la ciudad quizás hubiese tenido momentos mejores.

Recalé en una iglesia relacionada con Carlomagno y donde construían un gigantesco aparcamiento subterráneo y centro comercial. Caminé por una calle de tiendas y, gracias a los carteles, llegué al centro de la ciudad, que efectivamente estaba en lo alto de una loma. Allí encontré un recinto acristalado con restos de asentamientos del paleolítico, romano y medieval. La catedral estaba al lado y, desde fuera, destacaban sus altas torres y picos. Sin embargo, para entrar cobraban entrada (puede que 10 euros) y desistí (luego, por postales, vi que merece la pena la visita porque sus arcos son románicos y conservan sus pinturas de color ocre y blanco, lo que no es fácil de ver porque la mayoría de las catedrales han perdido sus pigmentos). Decenas de turistas, muchos jubilados, se agolpaban para tomar fotos y vídeos de la catedral.

En las inmediaciones, había un museo con una exposición monográfica sobre Carlomagno. Cerca, un cartel señalaba la calle Jakobus, y pensé que a lo mejor era una de las rutas del Camino de Santiago. En un cartel en la plaza del Rauhaus (Ayuntamiento),  observé que aún me quedaba un buen trecho para ver la puerta romana (la Pontdoor). Me adentré en un barrio moderno y entré en calles universitarias, con bares para estudiantes, restaurantes griegos, turcos, italianos y una panadería gigante. Se trata de una cadena alemana fundada a mediados del siglo XIX y que tenía unas estanterías altas repletas de todos los tipos de pan imaginables que brillaban como el oro. Sería como la "Granier" española, pero 3 o 4 veces mayor, y solo para despachar pan.

Por fin encontré la famosa puerta Pontdoor pero su aspecto parecía más medieval que romano. Estaba muy bien conservada, con sus rejas en las puertas, el foso, las barandillas pintadas de rojo reluciente y escudos nobiliarios. Finalmente, me desengañé, la puerta fue levantada en época medieval, yo la había confundido con la Porta Nigra de Triers (Tréveris).

Tras el chasco, volví para la estación a través del bullicioso barrio universitario. Llegado un punto, me di cuenta que me había perdido y le pregunté a un estudiante pelirrojo barbudo dónde estaba la estación BH pero él solo acertaba a decirme que a escasos metros tenía la West Banhoff, que resultó que nada tenía que ver y que estaba en el otro extremo de la ciudad. Tuve que desandar toda la ciudad hacia atrás, atravesando el campus de la Escuela Técnica. Me di cuenta de que era extraño que en la época del año en la que estábamos, la Universidad estuviese repleta de estudiantes, incluso se veía gente sentada en la clase o la biblioteca, otros circulaban en bici totalmente absortos en sus ocupaciones. Al parecer, en Alemania empiezan antes las clases que en España.

La visita al Pontdoor me sirvió para comprender cómo era la ciudad: se trataba de un montículo central (donde estaba la catedra), un foso circular y otro anillo o loma (donde estaba la puerta y el barrio universitario en un extremo y la estación BH por otra). Realmente, el sitio tenía que ser muy antiguo porque me recordaba a las tumbas megalíticas de Stonegenge o Malborough, o incluso al castillo de Cardiff (un montículo central rodeado de una loma circular).

De vuelta a la estación, que me supuso un largo trecho, llegué a la plaza de la Rauhaus y la Catedral. Me llamó la atención una tienda de modelismo que exponía una maqueta ferroviaria con montañas, puentes y casas. Pasé por la Ópera cuyo cartel había visto antes y, al fin, encontré la estación. Había perdido tres horas en Aachen.


COLONIA (KÖLN)

Pronto tomé el siguiente tren para Colonia. En el viaje me quedé algo dormido y no atendía al paisaje. No hubo nada que me llamase la atención. Al apearme, miré por el cristal del vestíbulo y me topé con la catedral de Colonia en mis mismas narices. Habían puesto la estación a 100 metros de la descomunal iglesia. Sus escaleras estaban repletas de turistas mientras que ciclistas-taxistas esperaban que llegase algún pasajero.


Pero primero debía resolver gestiones. La primera era comprobar en qué lugar de Bruselas, a donde tenía que llegar antes del anochecer, vendían billetes de Eurolines para viajar a Londres. Por suerte, la estación de Colonia tenía un aparato que te permitía navegar por Internet 3 minutos a cambio de 0,50 euros, lo mismo que costaba entrar en los aseos de McClean, situados en frente (una ducha salía por 7 euros). Entré en Internet y localicé que Eurolines tenía un despacho en la estación ferroviaria de Bruselas-Midi aunque los autocares partían de Bruselas-Nord. Solo tenía que pasarme por allí a comprar el billete. Por lo menos, tenía resuelta esa incógnita. Me fijé en una urna que contenía otra maqueta de tren que te dejaban manejar si insertabas 1 euro.

Aproveché para ir al aseo pero mi mochila se quedó atascada en las barras de acceso. Tiré con fuerza y cuanto más tiraba, más atrapado quedaba. Oí la voz de una mujer que gritaba algo en alemán, como dándome a entender que levantase la mochila, lo que prefirió hacer ella misma, que me liberó al segundo. Agradecido, me giré y le dije sonriente: "Danke schon", pero ella me devolvió el saludo en tono áspero. Pensé que, a lo mejor, tras cuatro días de viaje, tenía malas pintas, quién sabe.

Mi principal preocupación en Colonia era buscar el modo de volver a Bruselas porque esa noche debería tomar un bus nocturno a Londres, ya fuese desde la capital belga o desde París. Se me ocurrió preguntar en información por el Thalys, el tren veloz entre Colonia y París, una forma rápida de sacarme de Alemania. Un empleado, al oír mi pretensión, levantó una ceja, torció el gesto y me remitió a una oficina lujosa situada en el exterior de la estación. Olía a moqueta nueva, como las salas vips, y al entrar me crucé con una ejecutiva de blusa y falda que salía a paso ágil con una maleta supongo que llena de documentación. Me dio la impresión de estar en el lugar equivocado. Los dependientes parecían sacados de una pasarela de refinados modelos. Mis pintas, cargado con una vieja mochila, un morral recosido y una bolsa de supermercado no eran la mejor presentación para obtener plaza en el tren ultraveloz. Expliqué a un dependiente que tenía el billete InterRail y pregunté cuánto me costaría el suplemento para salir en el siguiente convoy. El hombre consultó su base de datos y dijo: "130 euros, deberías haber reservado antes". Creo que una azafata que había al lado tosió como diciendo: "Cómo te quemas, tío". Pregunté cuanto me costaría ir a Bruselas. Me salía por 50 euros. Me lo pensé y desistí. Tendría que buscar otra manera, quizás volver a Lieja en el mismo tren Intercity que había tomado al venir. Salí de la lujosa oficina sin decir nada, como un tipo derrotado.

De camino a la estación me pregunté por qué la UE había destinado millones de euros a construir una red de alta velocidad para el Thalys, que yo y el resto de los ciudadanos pagamos con mis impuestos, para que solo lo pudiesen disfrutar aquellos que pudiesen pagar 200 o más euros por un billete. Parecía como si el dinero fuese a construir lujos que solo iban a disfrutar los más pudientes. Me pregunté porqué no haber invertido en un Thalys veloz para todos los públicos y no solo para ejecutivos que tenían prisa por llegar a Bruselas o París. Había algo en todo aquello que no encajaba.

Miré en los paneles de la estación y encontré el tren que me devolvería a Lieja. Si el tiempo se me echaba encima, tendría que volver al albergue a pedir cama, si es que quedaban plazas. En fin, tenía sobre hora y media para visitar Colonia.

Lo que más me sorprendió fue el ambiente que había en los alrededores de la catedral. Estaba repleto de turistas. Entré en el templo e, inmediatamente, me quedé perplejo por la altura del edificio y de sus vidrieras coloreadas de azul. El crucero era increíblemente alto. La entrada era gratuita y unos monjes vestidos de rojo se prestaban a resolver dudas. Los visitantes no hacían más que mirar asombrados hacia el tejado, inalcanzable. Pensé que la visita a Colonia había sido corta pero había merecido la pena solo con ver aquella espectacular obra arquitectónica, casi de vértigo.

Tras dar un paseo por la plaza y sacarle unas fotos a unas ruinas romanas, me encaminé a la calle comercial, la primera de frente. Estaba llena de comercios de tecnología, como Mediamark, o de moda, como Zara y H&M. Apenas se podía andar de la gente que llenaba aquella vía. Me detuve en una panadería, rebosante de todo tipo de panes, para probar un Preezel (un pan en forma de ocho con sal).

Vagabundeé por las inmediaciones de un museo arqueológico dedicado al pasado romano de la ciudad, en busca del centro histórico. Fui a la Rauhaus pero resultó ser un total fiasco. En ese momento había una boda, pero el edificio no parecía nada del otro mundo. Al lado, unas vallas protegían un área de excavación arqueológica en un guetto medieval judío. Pude entrever las estructuras de piedra, cubiertas por lonas. De vez en cuando miraba el reloj, porque me quedaban unos 40 minutos para que saliese el tren de Lieja.

Para atajar, pensé en rodear la catedral pero acabé en un puente de hierro completamente cubierto de candados que habían dejado los turistas, al estilo del Ponte Veccio de Florencia o uno que hay en el Sena, en París (¿será el Pont Neuf?). Y entonces vi el río Rin, que me pareció de color verduzco. La gente cruzaba al otro lado del puente para ver la orilla histórica de Colonia. Yo solo acerté a ver unas casas de color amarillo y blanco.

Me di cuenta de que el atajo no me llevaba a ninguna parte y que, por la hora, era imposible que llegase a tiempo a la estación. Había perdido el tren de Lieja. Regresé a la HauhBanhoff con calma para buscar alternativas. Pero tuve suerte. Preguntando, me enteré que además del Thalys existía otro tren, el ICE (el tren veloz alemán) que iba directamente a Bruselas (mi siguiente destino) y que no exigía pago de suplemento a los pasajeros de InterRail. Y para mayor suerte, el convoy, que ya tenía que haber llegado, venía con un retraso de 40 minutos. Así que me dio tiempo a ir a un restaurante de comida rápida y subir con el paquete al andén a esperar al ICE. En la plataforma, me cayeron unos patatas fritas al suelo y pronto una paloma apareció a darse un festín. En uno de los picotazos, la patata cayó a las vías, la paloma se pensó si bajar y desistió.

El ICE iba rebosante de pasajeros que corrían a ocupar los asientos sin reservar. Se sabía porque tenían un letrero digital apagado mientras que los reservados señalaba el tramo. El tren venía de Dortmund y pronto adquirió gran velocidad.
Una vez dentro del ICE me encontré con otros tres mochileros, todos sin plaza. Esperamos en la zona de equipajes a que todos los pasajeros ocupasen las plazas reservadas. Un letrero digital indicaba sobre el asiento el lugar de destino. Pasado un tiempo, un revisor que debía rozar la edad de jubilación y hacía encuestas a los pasajeros, me ofreció sentarme en un asiento libre. Me dijo: "Si pasados 25 minutos, el viajero no ha ocupado su reserva, usted puede viajar gratis". Así que feliz, disfruté de una butaca mientras el tren corría veloz hacia Bruselas. Pensé que una hora antes me veía atascado en Lieja y, por haber perdido ese convoy, ahora viaja mucho más allá a gran velocidad y supercómodo. Ocasiones como estas eran las que amortizaban el billete InterRail. Llegué a la conclusión de que el tramo París-Lille-Bruselas era un auténtico atasco ferroviario para quien no tuviese suficiente dinero y para los interraileros. Era un tramo ruinoso para el bolsillo del mochilero vagabundo.


BRUSELAS

Por mucho que la pinten, Bruselas siempre parecerá una ciudad gris y apagada. Los carteles que hace 20 años avisaban contra los "pickpockets" (carteristas) seguían pegados a las columnas de la estación. Dudé en si bajarme en Bruselas Nord o en Midi pero opté por esta última porque la oficina de venta de billetes de bus a Londres estaba en una calle cercana.

Pero por muchas vueltas que di, no encontré dicha calle donde Eurolines vendía los billetes a Londres. Me topé con los autocares de Ryanair que van al aeropuerto de Charleroi y los de ID que cobraban unos 35 euros por ir a París. Pensé que esa podía ser una buena solución pero  no me decidí. En una de las salidas de la estación, había un edificio de cobro de pensiones y cuyas escaleras estaban ocupadas por indigentes que tomaban una bebida fría o un caldo de sopa (días después volví por el mismo lugar, y la escalera estaba despejada). Finalmente, me encaminé hacia una noria que había en una avenida principal pensando que quizás estuviese allí el despacho. En ese momento, un turista japonés (seguido detrás por su esposa) que caminaba con una bolsa llena de latas de cerveza gritó algo y persiguió a un africano alto con una mano vendada que se reía y le hacía señas sonriente para avisarle de que no había sido un intento de robo sino una broma graciosa.

Fue en ese momento cuando vi pasar delante de mi un autobus de Eurolines, que quedó atascado en un semáforo. Crucé el paso de cebra mientras le hacía señas al conductor. Este me abrió la puerta y le pregunté si iba a Londres. Me dijo que sí, se encogió de hombros y me invitó a subir. Decliné el ofrecimiento porque lo que me interesaba era viajar por la noche. Me confirmó que los buses salían desde  la estación Nord y que allí vendían billetes. Suspiré aliviado. Cuando se marchó el autocar, me encontré con una tienda con la verja cerrada que ponía: "Eurolines. Hoy cerrado. Diríjase a Estación Nord".

Desde Bruselas-Midi pasaban cada cinco minutos trenes que hacían parada en la estación Nord. Esta era mucho más sórdida que la central y hasta daba miedo caminar por sus pasillos. Una docena de jóvenes pasaba la tarde practicando "break-dance" junto a unas cristaleras. Los despachos de Eurolines estaban situados en la parte baja y finalmente pude comprar el billete a Londres por 58 euros (incluye 5 de gastos de gestión). Salía un poco caro pero a la mañana siguiente estaría en Inglaterra.

Volví a la estación Midi y cené en la cadena rápida Quayk o algo así, que no he visto en España. Son los mismos sandwiches de otras hamburgueserías, el pollo estaba agotado, y una peculiaridad era que podías hacer "refilling" (rellenar) con los refrescos. Los clientes eran diversos, no había un perfil definido, desde una empleada de color muy elegante que consultaba su móvil, hasta un pasajero belga confiado que dejaba sus pertenencias en la mesa, gente joven, algún vagabundo, una familia de clase baja y otros mochileros.

El resto de la espera la hice en la sala de Eurolines en Bruselas Nord. Llegué justo cuando el sol se ponía sobre un estanque y nos rascacielos. Los pandilleros del break-dance seguían allí. Entre los viajeros que esperaban a hacer el chek-in había un británico de avanzada edad que coloreaba en un folio el dibujo de un pavo real, también dos jóvenes marroquíes, un matrimonio afrobelga y un hombre de negocios que parecía hindú. Me llamó la atención el chiringuito que había montado un empleado de Eurolines para vender chucherías. Era un cuarto de azulejos y mobiliario que recordaba a los años 60, desvencijado. El empleado, de unos 60 años, comía una sopa en un plato (seguramente calentada en un microondas) y seguía de reojo la televisión. De vez en cuando se levantaba para limpiar el baño o controlar que todo estaba en orden.

Tras recoger la tarjeta de embarque en el check-in, pudimos subir al autocar ya en noche cerrada. El autobús iba a tope. Delante de mí se sentaron los dos jóvenes marroquíes, cerca de una compatriota, mientras que enfrente viajaba un británico jubilado que pronto entabló conversación con una extranjera que residía en Bruselas. Entre el pasaje iban hombres de negocios que parecían de medio-oriente, alguno con americana y un gordo anillo de plata, e incluso alguna señora que tenía aspecto de monja francesa. Era un grupo multicultural rumbo a Londres, la capital más cosmopolita del mundo.

Durante la travesía, los dos jóvenes marroquíes pusieron la música tradicional a tope, lo que generó protestas desde los asientos traseros, y no paraban de bromear divertidos, haciendo chascarrillos de muy buen humor.

En un par de horas llegamos a Lille, donde un bus de ID recogía a pasajeros a la salida de la estación Lille-Europe antes de la medianoche. El bus recogió a una pareja y siguió hacia el puerto francés de Calais, donde había que pasar el control fronterizo. Había leído que los controles eran muy estrictos con cualquier viajero que hubiese llegado recientemente de África, por temor al contagio del ébola, una epidemia de un virus letal que asolaba ya países enteros como Liberia.

Quinto día

Londres-Brighton-Southampton-Winchester-Holyhead

(continuará)

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GREAT TRAVELLING BY COACH AROUND ENGLAND, IRELAND AND WALES (2013)

22 PLACES IN ONLY 10 DAYS


GRAN VIAJE EN BUS POR INGLATERRA, IRLANDA Y GALES (2013)


22 SITIOS EN SOLO 10 DÍAS

LONDON, SALISBURY, STONEGENGE, AVEBURY, BATH, BRISTOL, CARDIFF, NEWPORT, OXFORD, STRAFORD-UPON-AVON, BIRMINGHAM, DUBLIN, CORK, CARLISLE, NEWCASTLE, HEXAM, HADRIAN'S WALL, LIVERPOOL, MANCHESTER, LEEDS, YORK, LONDON AND CAMBRIDGE

by E.V.Pita (2013)

Link original:

http://greattravellingaroundengland.blogspot.com/2014/03/great-travel-around-england-wales-and.html

jueves, 7 de agosto de 2014

Charlas de autores de comic (Marvel, Vertigo, AD 2000, Norma, El Víbora,


Recopilación de conferencias de los autores de cómic en Viñetas desde o Atlántico 2016

Autor: E.V.Pita, licenciado en Sociología

ÍNDICE

AUTORES DE "EL VIBORA"
Sento
Javier Rodríguez

AUTORES DE "EL CAIRO"
Sento

AUTORES DE "NORMA EDITORIAL"
Daniel Torres
Rubén Pellejero

AUTORES GALLEGOS
Miguel Anxo Prado
Kiko da Silva (Retranca)
Jano (Polakia)

AUTORES FRANCESES
Camile Jourdy

AUTORES DE AD 2000
Frank Quitely

AUTORES DE MARVEL
Frank Quitely
Carlos Pacheco
Javier Rodríguez

AUTORES DE VÉRTIGO
R.M.Guera 

AUTORES SOCIALES
Susana Bueno


AUTORES DE "EL VÍBORA"

Los comienzos: Sento

Sento fue premiado por el álbum "El Médico Novato" (vida del suegro del autor durante la Guerra Civil),  obra ganadora del VI Premio Internacional Fnac-Sins entido de Novela Gráfica.
Miguel Anxo Prado dice que hay una doble crisis : económica y de formato.
Añade, a modo introductorio de la charla, que Sento fue un baluarte de la Línea clara valenciana y luego desapareció para reaparecer con otro estilo, con tres volúmenes.
Sento pertenece a una generación puente de la historieta valenciana como Mus, Miguel Calatayud (premio nacional de ilustración). Era la época de declive de editoriales de Valencia y de historietas de aventuras en un ambiente ceniciento hasta que se apuntó a la línea de Calatayud. Primero se sacaba un fanzine y lo del "underground" y luego se trasladó a Barcelona, de donde surgió El Víbora.
Dice que el costumbrismo les unía aunque en El Víbora era gente muy dura pero muy honrados. Se planteaban historias del barrio chino. Él era muy costumbrista pero había otros como Mikel que era afrancesado o Mariscal (11 hermanos). Era duró porque el futuro era incierto. También estaba Daniel Torres. Eran amigos en la Nueva Escuela Valenciana y tenían las mismas preferencias e iban a las mismas tiendas y librerías. Había un enfrentamiento con la "línea chunga". Habla sobre Max, que era el "más limpio" de la línea chunga y que tenían buena relación. Ellos se fueron de El Víbora a El Cairo y Max se quedó.

Javier Rodríguez

Javier Rodríguez es autor de "Wake Up", "Miedo", "Love Gun", "Lolita R", "Paraiso".
Dice que no hace distinción en los géneros, el lenguaje de la historieta tiene futuro.
Comenta que en los años 80 había muchos fanzines (como El Cairo, Totten) en su casa de Oviedo porque los compraba su padre. En su casa, gustaba Eisner, Pratt y otros. Podría hablar de muchas influencias.
Hasta el 2003, considera que su obra es menor. Con 25 años tiñe mentalidad de que va a triunfar porque a esa edad era muy inocente.
 En Artes y Oficios realizaban las ideas de Bellas Artes.
En la imprenta, guillotinábamos, negociaban las cantidades y las tintas, etc... Incluso tenían tarjetas personales de su "estudio". Cogían clases de diseño o proyectos para hacer mapas en 3-D sin tener ni idea.
Sacó la editorial Cactus.
Buscaron una revista femenina. Los tebeos proyectan la personalidad del dibujante y del lector en los espacios en blanco y entiendes los códigos del lenguaje, dice. Añade que de joven quieres apabullar porque es difícil manejar el ruido y la sobreinformación (grupos de música punk y rock) y no sabe manejar los espacios vacíos entre viñetas. Dice que las obras más intimistas son de gente madura salvo excepciones.
Habla de "Love Gun" donde aprendió a no hablar y no escribir.
En una época en que vivía con cuatro duros fue a Barcelona y acabo su relación con Camaleón. Intentó meterse en El Víbora porque era un fanzinero y luego con Planeta (el laberinto) que rechazó su proyecto  pero les gustó al Víbora y lo contrataron y se portaron con él genial y le pagaron por primera vez.
Sin embargo, le dieron largas para publicar "Wake Up" y logró colocarlo en otra editorial, con lo que terminó su relación con El Víbora.


AUTORES DE EL CAIRO

Sento

Sento se fugó de El Víbora a El Cairo  tras conocer junto a Daniel Torres al editor Navarro que vendió a Norma la idea de montar una revista para autores nuevos. Yo en El Víbora se sentía incómodo con los guiones.
Habla del álbum "Ramón de España". Se llevaba el glam.
Comentan sobre el Madrid, una plataforma en la querían hacer cosas "muy ye-ye".
También trabajó en el diario El Independiente, en el que el tebeo volvió a su origen, pero duró poco. 
Probó todos los palos y se enamoró de muchos proyectos.
En 1986, Anguleme pone de país invitado a Valencia. Luego, hace fallas modernas.


AUTORES DE CIMOC

Rubén Pellejero (ver autores de Norma)


AUTORES DE NORMA

Rubén Pellejero

Biografía de Rubén Pellejero en: http://es.wikipedia.org/wiki/Rub%C3%A9n_Pellejero

"Voy a los consulados a documentarme sobre un país"

En la charla, Pellejero expuso unas diapositivas de su obra del Far West. Las imágenes destacaban por sus tonos marrones y amarillos y los encuadres de los vaqueros al galope rifle en mano por los peñascos. Hay una imagen de una persona que vaga por una ciudad del Oeste, posiblemente San Francisco, con anuncios en las paredes que reflejan una gran documentación.
El autor explicó que es una "rata de biblioteca" y que se compra todos los libros sobre un tema sobre el que va a dibujar. Pero incluso más, porque si es necesario va  a los consulados a hablar con el cónsul sobre determinado país para preguntarle sobre diversa información para documentar lo más fielmente posible el comic.
Sobre los guionistas, ha dicho que tuvo suerte con ellos y que todo le ha venido rodado en ese aspecto.
En su último trabajo, Pellejero dijo que había probado a colorear con programa digital pero admitió que ese es su límite ya que no se imagina hacer el tintado también en un ordenador.

En la charla, en la que estaban presentes Portela y Miguel Anxo Prado, surgieron varias polémicas como el hecho de que algunos autores tengan que publicar primero en Alemania para entrar en el mercado español. "Es como si el escritor Manolo Rivas primero publica en Alemania y luego lo traducen al gallego", dijo uno de los conferenciantes.

Miguel Anxo Prado también reconoció que la organización Viñetas desde o Atlántico ha incumplido una de sus reglas que era que ningún autor repitiese porque "Pellejero ha hecho muchas cosas en los últimos diez años y merece la pena volver a tenerlo aquí".

En la exposición, Pellejero muestra trabajos como "En carne viva".



Daniel Torres


Daniel Torres (derecha), en las charlas de Viñetas desde o Atlántico 2016

Daniel Torres - conferencia de Viñetas desde o Atlántico 2016 en A Coruña



Lo presenta Miguel Anxo Prado.

Daniel Torres, dibujante de cómic y arquitecto titulado, habla sobre su nuevo volumen "La casa" (Norma Editorial) que cuesta 50 euros (se calculaban 75) y le llevó 6 años de trabajo (tres de preparativos y otros tres de dibujo). El álbum contiene 600 páginas con 27 capítulos sobre la historia de la vivienda occidental. Es un libro, mitad cómic, mitad técnico.

El autor cumple 36 años de profesional. Hace unos años contó que tenía un proyecto sobre una casa, una historia como un núcleo habitacional. Sonaba a la enciclopedia.
"Cuando vi el resultado final, lo haya hecho, ha hecho casi 600 páginas. Es un superhéroe que empleó 6 años consagrado a este proyecto  ", dice Miguel Anxo Prado.

Daniel Torres dijo que, inicialmente, iba a ser una colección de 12 libros de 48 páginas. "Primero hablas con el editor, te da su parecer, hay una negociación amistosa... En estos seis años, se pasó de 16 a 6, de 6 a 3 , de 3 a 2 y luego uno. Mantener la unidad fue un acierto. Este libro se ha gestado en los años difíciles pues no estaban los tiempos para fidelizar al lector. Del número 1 se venden unos cuantos y luego menos, la apuesta de un solo libro era arriesgada, era un shock pero acertamos porque es una obra muy unificada. La obra tiene sentido y la primera edición se agotó en cinco semanas. La primera edición se hizo en China y la segunda en Barcelona porque no había tiempo", cuenta Torres.

Es un libro de encargo en el 2008, antes de la quiebra de Leman Brothers, y terminó en el 2014. El editor le dijo que le gustaba mucho la arquitectura y se plantearon uno. La gente joven no tiene el concepto del valor de una casa. "¿Sabemos el valor de algo tan necesario o de no tenerlo?", inquirió Torres. Tras la tragedia de los desahucios, se puso en la mesa de ese tema.

"Construí una génesis con varias multidisciplinares. Cogí información y leí libros hasta montar una biblioteca. Lo que quería es contar como en 3.000 años, la gente ha tenido que trabajar todos los días. La casa nos ha marcado, no es solo un lugar; es una idea. Cuenta lo difícil que ha sido para la humanidad vivir el día a día", señala.

Daniel Torres (derecha), en las charlas de Viñetas desde o Atlántico 2016
Añade que su libro refleja las casas vistas desde el punto de vista de quien las habita.
"Aunque las personas son mentirosas los espacios diáfanos nos dicen todo sobre ellos. La casa nos cuenta todo. Para mí era muy importante tratar a la casa como personaje (es como un drama). Cuando estamos agobiados, cambiamos la decoración y te sientes mejor es porque es parte de nosotros y donde nos sentimos realizados", explica.




Un miembro del público le preguntó porqué no incluyó un tema tan actual como los desahucios. Torres le contestó que hubo que sopesar toda la historia "y no debes dejar que las injerencias externas te la bombardeen (salen "bultos" en la historia; debes mantener tu planning de trabajo). Estuvo tres años de documentación en bocetos y textos y luego comenzó los originales. No puedes parar para meter cosas porque te venga un feeling", añadió

Su capítulo preferido es el último, el que cuenta qué va a pasar con el urbanismo, es la apertura de un tema más amplio, en el que los lectores pueden discutir si las tecnologías nos van a ayudar mejor o no.

Dice que hubiera sido muy sencillo tener un esquema unitario (diez páginas de cómic, otras diez de ilustración) pero matizó que no quiso hacerlo así porque se aburriría al tercer capítulo. De esta forma, no se repiten los esquemas de las historias y es más entretenido.

"Te tienes que documentar y hacer un esfuerzo para documentarte, para meterse dentro", añade Torres, quien admite que al final de los tres años se le hizo cuesta arriba y que acabó hasta el gorro del proyecto, metido en casa tres años para terminar el proyecto.

Miguel Anxo Prado dice que Daniel Torres formaría parte de la escuela valenciana y en plena madurez no se plantea un divertimento sino dibujar un "tocho" de 600 páginas "y por eso valoras lo que te lleva a hacerlo. Tomar una decisión de dedicar seis años de tu vida a hacer esto infunde un respeto enorme". Torres le contesta que no creía que iba a ser tanto tiempo. A él le gusta la etapa de documentarse y hacer los bocetos porque se lo pasa "en grande" pero luego hay que meter muchas horas al día para dibujar los originales y continuar. Tenía detrás el apoyo del editor.

Prado señala que ahora muchos autores tienen que dibujar al peso, cumplir proyectos, trabajar a destajo para poder pagar las facturas de la luz. En el caso de Daniel, "nunca me relajé, doy lo máximo, no engaño al lector. Cuando eres un maestro acortas tiempos y las soluciones son automáticas pero hay una cuestión de honestidad (topa con una página que necesita ver sillas de griegos y debes documentarte porque tienes mucha responsabilidad). Los lectores de 12 a 15 años leen "La Casa" porque es un libro pedagógica y además puedes pasártelo bien. El libro demuestra el poder que tiene la narración y hemos conseguido normalizar el lenguaje del comic, porque da una visión de la realidad como libros, cine... Este cómic genera preguntas y la gente quiere saber más ", señala Torres.

Prado sugiere que el comic se está adaptando por "darwinismo" puro.

Torres recuerda que hay que ser honesto como autor y trabajar el material para conseguir el máximo de calidad.
"Muchos me dicen que "La Casa" parece mi proyecto de fin de carrera de Arquitectura", bromea él mismo. "Los alumnos se quedaron flipados al saber que me llevó seis años", añade.

Miembros del público le preguntan si el personaje de Roco Vargas es él mismo y contesta: "no contestaré si no está mi psicoanalista presente, soy una fotocopia reducida de Roco Vargas, siempre se reconoce al autor detrás del personaje".

Posteriormente, Torres entra a dar detalles de "La Casa".
Insiste en que las páginas contienen muchos detalles, el lector ve el material y acepta pagar los 50 euros.
Cuenta la vida en la oscuridad de los mineros, no había colores porque los tintes eran caros y solo vestían ropas de color los señores. Los demás, solo colores naturales: blanco, negro y pardo. Toda la ropa estaba sucia porque la gente no se lavaba o no podía permitírselo. Cuenta la escalofriante diferencia entre encender ahora el interruptor de una casa y tener luz en tu propia habitación y la vida brutal de antaño en la que dormían once personas en una misma casa. Su público joven no se creía que la vida fuese tan miserable.

Añade que la arquitectura es un propio personaje, en la que sale en todos los libros.
Dice que no empieza a dibujar un original sin tener todo claro y hechos los bocetos.

El libro "La Casa" lo está leyendo gente que no es del mundo del comic, lo mismo leen monográficos sobre la historia de la arquitectura como este genero nuevo porque se pueden tratar temas técnicos (historia de la medicina) a través de personajes comunes. Esto es un indicio del buen estado de salud del medio del cómic. Su idea es hacer otro de 100 páginas pero no de la casa en Occidente y centrarse en los iglus (como casas del mundo) o casas de america o Asia.

En el IVAM de Valencia han propuesto hacer una exposición al libro "La Casa". El libro se presta a una desindización (por ejemplo, seleccionar las ventanas que salgan en la historia).

Sobre el comic infantil para niños (por ejemplo, para bibliotecas), ve mucho material. Cree que el mayor problema son las "pantallas" que comen el tiempo a los niños y le preocupa. Le gusta trabajar para niños y son lectores agradecidos. 

Miguel Anxo Prado (derecha) presentó a Torres (centro) en las charlas
Miguel Anxo Prado señala que hay componentes de sensibilidad social últimamente y el comic reacciona al entorno que otros medios no tienen. Por ejemplo, el autor de cómic Nadal cuenta la vida de un treinteañero y sus problemas y al poco su historieta ya está en la calle.





FANCINES GALLEGOS


RETRANCA


Kiko da Silva

Biografía: http://es.wikipedia.org/wiki/Kiko_da_Silva

Fundador de la revista humorística Retranca y profesor de la escuela de cómic de Pontevedra "O garaxe hermético". Trabaja en diversos proyectos.

POLAKIA


Jano

Jano. De joven decía que las editoriales y fanzines estaban obsoletos por no incluir a superhéroes.
Dice que de pequeño se divertía leyendo cómics. En el colegio, un compañero trajo cómics de superhéroes (Marvel) y quedó enganchado. Ve en los créditos a Stan Lee. El quiso formar parte de esa historia.
En el colegio hizo sus primeros dibujos y fabricó mmás historias. Descubrió un manual para hacer historietas.
Empezó a colaborar en fanzines y luego montó uno. Tenía una carta de Anxo Coba en los años 90.
Tenían influencias de edicións do Castro.
Dice que tiene influencias de un autor de América . Anxo traía toda la mochila llena material que el pasaba su tío, como la revista Madrid, en la época de Tierno Galban.
Buscaron un referente cercano a ellos, con un modo diferente de hacer historietas y de jugar.
En A Coruña había más gente interesada en hacer cómic como Polakia. Hacíamos fotocopias, distribución e hizo más cosas hasta que el mismo hizo una publicación bien hecha y con mayor tirada. Contactaron con Rubin de Ourense. Hicieron un álbum colectivo y se sumó más gente porque juntos tienen más visibilidad. Pusieron dinero de su bolsillo. Cada uno pagó su álbum. También estaba Emma haciendo "A prueba de balas".
Luego empezaron a hacer entregas más largas y con guionista.
Dice que quedó un año colgado entre el instituto y la Universidad y pudo hacer cosas. Hacia storyboard. Empezaron a pagarle. Colaboró con Ricardo, que montó una tienda en Madrid porque le gustaban los tebeos.
Jano, además de Polakia, hacia otras cosas, con una búsqueda personal y estaba metido en buscar un lenguaje y hacer algo por su cuenta. Hace muchas pruebas y descargaba cosas, no tenía necesidad de publicar porque si y estudiaban. Finalmente, hizo un cuadernillo.
Dice que la carrera le sirvió de algo porque estuvo cinco años sin trabajar aunque sí que dibujaba en aquel entonces y le aportaron conocimientos que pensaba que no iba a necesitar. En Bellas Artes conoció mucha gente que dibujaba y hacía cosas.
En el 2005 sacó muchas obras seguidas y en el 2009 más. Conoció más gente en Barcelona porque era la capital  del diseño y se apuntó a una escuela de ilustración (Masada), y aprender más conocimientos de plástica y de imágenes.
Volvió para Vigo y aprendió la profesión. En eso surge "Centolaman", con unos compañeros de estudios que diseñaban camisetas. Me proponen trabajar con un guionista en plan industrial: harían una parodia de los superhéroes ambientada en Galicia y era obligado un registro humorístico.
Hacia historietas humorísticas y se sorprendió de lo bien que trabajan los ancestros gallegos.

Su método
Jano cuenta que trabaja con storyboard y papel y lápiz y fotolito. Trabaja a cachos porque en una exposición de Bruguera (Vazquez...) cogía un personaje y lo pegaba para ahorrar tiempo.  Te permitía subsanar el error aunque la planificación la hacia completa. Lo modificaba en el ordenador.
En sus tebeos parece el eterno descontento porque crea personajes y salta a otra cosa y lo hace de forma diferente porque hace una búsqueda.

Sobre Rodrigo, este le presentó un guión y a Jano le pareció bien. A partir de ahí una amistad. Su método es hablar de lo que quieren contar ("Nacho Camacho").
Luego trabaja con una editorial de proyección nacional e internacional (bilingüe). Jano hacía una revista experimental de homenaje al cómics de los años 60 y creó el personaje Ratton. Tenía historias sueltas e hizo una novela gráfica porque le propusieron un álbum. Sobre las historietas mudas dice que hay que hacerla bien, usar el lenguaje sin palabras y hacer algo así le supuso algo muy gratificante. El diseño fue cosa de los franceses.
 Dice que en Francia salen muchos tebeos. Tiene ganas y le gustaría volver pero está muy ocupado.
Hablan de la lectura en diagonal de Ratton, lo que obliga a pensar como se estructuran las imágenes. Recuerda a un dibujante al que no le querían pagar un cómic mudo.
Dice que los personajes son de Ratton.
Junto con Ricardo, un fanático de la lucha de enmascarados, hizo una tira de un enmascarado y le pidió una frase y salió una serie de tiras sobre el "Macho Alfa".
También quisieron hacer un cortometraje con Ricardo enmascarado, que así cumplió su sueño.
Otra historieta es El Operario sobre lo que es enfrentarse a lo que es el mundo. Dice que su carga ideológica no puede ser mayor que la del Capitán América. Una de las claves es el juego entre policia, ladrón y obrero, son arquetipos ya formados como las películas de Chaplin donde un vagabundo supera peripecias.
Su influencia viene de novelas gráficas mudas de los años 20 -30 y que estaban dirigidas a gente que no sabía leer.
También habla de la editorial Demo (el editor Manel estaba entre el público). Los dos comentaron posibilidades y opciones y era sencillo de sacar y quedó contento con la edición de "Nacho Camacho", que hacía para la revista Retranca. No quería tapa dura sino a precios populares. El personaje Nacho Camacho es un alter ego del macho Alfa machista y xenófobo. Este cómic si lo llevase a los años 50 no le haría gracia a tanta gente pero la intención se ve clara y los primeros momentos son escacharrantes. Es un personaje patético y sientes pena y te hace gracia. Recopilaron las historias del Retranca e hicieron historias nuevas: va a hacer el Camino de Santiago para interceder al Apóstol por su hijo.

Proyectos
Prefiere no hablar porque no sabe si se van a materializar sus proyectos.
Compagina su labor de autor de cómic con labor académica para niños en talleres de Pontevedra que inició Kiko da Silva. Los pequeños hacen su propia publicación y aprenden a analizar los cuadros de imágenes. Lo hizo por un tema alimenticio y de subsistencia pero el resultado final le gustó mucho.
Aclara que el cómic no da para comer.

Una miembro del público dice que "Nacho Camacho" y "Ratton" son susceptibles de ser trasladados al cortometraje.
Dice que Una tarde de calor en Barcelona las ratas salen de las alcantarillas y se metían en un portal y el grito de una señora, y fue como empezó la historieta. La miembro del público dice que "Ratton" es muy visual. Jano no sabe como funcionaría en una película de animación.
Otro miembro del público propone una historia en la que se enfrenten Nacho Camacho y Torrente. Dice que estos personajes se ponen en evidencia.
Hablan de "3x1".


AUTORES DE 2014

Oriol Hernández

El dibujante Oriol Hernández comentó su álbum "La piel del oso" (premio autor revelación 31 edición de la feria del cómic de Barcelona, guión de Zigrou) y adelantó que trabaja en un proyecto sobre  samurais y volcanes, y puede que koalas.
Entre sus técnicas, mostró cabezas escupidas en 3-D de un político y otro personaje.
Trabaja 4 horas un día por semana y dice que acaba agotado.
También hizo referencia a su álbum "Los tres juntos".
El primer dibujo que hizo para una obra fue a toda prisa pero lo escogieron de portada / la rehizo porque los editores le dijeron : "nos gusta más el primero"

El organizador de las charlas, Miguel Anxo Prado, añadió que la crisis económica afectó al sector industrial y hubo cambios drásticos ve la forma de cambiar el formato. Oriol es un autor que comienza su andadura y ha encontrado su espacio y de la mano de un guionista prestigioso. Los planteamientos han variado. Urgencia y creación. Hace un camino opuesto : entra en el digital y luego sigue con medios naturales.
Consigue proyectos diferentes como La piel del oso.


AUTORES FRANCESES (ANGULEME)


Camile Jourdy
Camile Jourdy explicó la psicología de los personajes de su historieta "Rosalie Blum", una trilogía de 400 páginas. Ella fue premiada como la autora revelación del festival de Angouleme. Ella habló en una conferencia en el kiosko Alfonso el 12 de agosto, en el Festival del Cómic "Viñetas desde el Atlántico". Ella dijo que su severa abuela le sirvió de inspiración para la madre de Rosalie y que al primo Vicent lo incluyó en la historia porque, al leer el guión, notó que a la historia le faltaba algo. Camile dijo que ella fue una adolescente solitaria que dibujaba las historias que se imaginaba y que ahora ha parado de escribir para ejercer de madre.


AUTORES DE AD 2000

Frank Quitely
Lleno total en la sala de Kiosko Alfonso.
El escoces Frank Quitely trabajó en XMen, Batman, Superman  o Tierra 2.  O sea, es un autor de superhéroes aunque en su infancia apenas leyó comics de este tipo.
Su nombre artístico es un juego de palabras que inventó en sus comienzos underground.

Entre sus últimos logros, figura haber dibujado una historia de Superman que ha devuelto al personaje a la actualidad. El guionista Alan Grant le dijo que podían entrar en una serie de 12 números fiel a la esencia de Superman: paternal y mítica. Resumen de su visión en una única historia contada en All Star.
El enfoque es diferente a Batman o We3. "En Superman hay pocas palabras pero contamos una gran historia", dijo Quitely.


Los orígenes de Quitely en el comic underground británico
Cuando empezó en una revista de humor, se puso un seudónimo: Quitely.
Cuando se autopublicaba, envió dossiers a editoriales que figuraban en el listín y uno le encargó un trabajo en cuartrees (o algo así).
"Ni siquiera tenía formación en cómics pero si interés en narrativa", relató él mismo en la charla.
El director americano le obligaba a presentar un esquema narrativo claro antes de dibujar.
"Le interesaron mi dibujo  para la serie de Camandi y Billy Bason y me pedían un dibujo naif", relata.

Sobre su etapa con el guionista Grant Morrison, dice que "me deja algo de libertad". Pero en el proyecto de Multiverso, "me envía listines telefónicos con páginas llenas de detalles".

Preguntado sobre los grandes guionistas, da una respuesta evasiva.

Luego habló sobre la etapa de judge Dreed: nunca leyó la revista 2000 AD y tampoco hizo la tira de Dreed.
Su proceso: "Grant me dejo espacio. Yo en mi primer borrador , si lo hago yo, no necesito descripciones pero para una historia  completa necesito cinco borradores", dijo.



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AUTORES DE MARVEL

Frank Quitely
Lleno total en la sala de Kiosko Alfonso.
El escoces Frank Quitely trabajó en XMen, Batman, Superman  o Tierra 2.  O sea, es un autor de superhéroes aunque en su infancia apenas leyó comics de este tipo.
Su nombre artístico es un juego de palabras que inventó en sus comienzos underground.

Entre sus últimos logros, figura haber dibujado una historia de Superman que ha devuelto al personaje a la actualidad. El guionista Alan Grant le dijo que podían entrar en una serie de 12 números fiel a la esencia de Superman: paternal y mítica. Resumen de su visión en una única historia contada en All Star.
El enfoque es diferente a Batman o We3. "En Superman hay pocas palabras pero contamos una gran historia", dijo Quitely.


Los orígenes de Quitely en el comic underground británico
Cuando empezó en una revista de humor, se puso un seudónimo: Quitely.
Cuando se autopublicaba, envió dossiers a editoriales que figuraban en el listín y uno le encargó un trabajo en cuartrees (o algo así).
"Ni siquiera tenía formación en cómics pero si interés en narrativa", relató él mismo en la charla.
El director americano le obligaba a presentar un esquema narrativo claro antes de dibujar.
"Le interesaron mi dibujo  para la serie de Camandi y Billy Bason y me pedían un dibujo naif", relata.

Sobre su etapa con el guionista Grant Morrison, dice que "me deja algo de libertad". Pero en el proyecto de Multiverso, "me envía listines telefónicos con páginas llenas de detalles".

Preguntado sobre los grandes guionistas, da una respuesta evasiva.

Luego habló sobre la etapa de judge Dreed: nunca leyó la revista 2000 AD y tampoco hizo la tira de Dreed.
Su proceso: "Grant me dejo espacio. Yo en mi primer borrador , si lo hago yo, no necesito descripciones pero para una historia  completa necesito cinco borradores", dijo.
Ahora trabaja con un guión de Morrison.
"Prefiero trabajar con un guión completo, otras veces me debo adaptar", dijo.

Sobre su trabajo en X-Men: "el director Quesada nos dejo libertad, Grant quería nuevos uniformes. Sabíamos que los lectores se iban a quejar del cambio radical  como así fue pero con los años se vio que la serie era exitosa".

No tiene deseo de trabajar con un personaje, "yo era feliz cobrando por dibujar. Empece underground, pasé por Vértigo y ahora dibujo a superhéroes. Grant me da una lista de trabajos en los que me interesaría trabajar y yo me subo al carro, es mi única decisión".

En su juventud, leía poco de cómics hasta que descubrió revistas europeas como Cimoc. Ese era su conocimiento cuando empezó en el mundo undeground pero sus amigos le introdujeron en las historias de Alan Moore y otros.
Le preguntan si recibe instrucciones sobre el color. Dice que a él sí le gusta dar instrucciones.

Sobre su técnica de óptica fotográfica, dice que las hojas tiradas en las persecuciones de XMen no tienen nada que ver con su interés por la fotografía, del que tuvo conocimiento como estudiante de arte.

En Superman y Batman lo dejó a lápiz pero no se entinta a si mismo, le gusta descubrir nuevos métodos de trabajo.
Se define como un dibujante lento y, por ello, debe maximizar todo el trabajo en ordenador.

Uno de sus días de trabajo: llega a las 9 a su estudio e intenta salir a las 18.00 pero en el ultimo año sale a las 20.00 a pesar de que solo hace dos páginas a la semana. Su mujer dice que es porque pierde tiempo comiendo, lo que él niega. Añade que con algunas series se olvida de comer.

Cuenta que Grant Morrison y él acabaron en XMen y Grant tenía proyectos con derechos de propiedad intelectual y le ofreció un cómic de tres animales con armaduras y necesitaron varias horas de conversación para tomarmelo en serio. "Lo sentí (a Grant) vigilando sobre la nuca, fue un reto difícil", dijo.

En otro proyecto, dibujó bocetos en márgenes de hojas y los ordenaba luego para que haya un proceso de lectura visual. Grant le explicaba las técnicas narrativas y "yo volvía a mis borradores. Tenemos un acercamiento al comic original y nunca visto".
Portela dice que Grant y Quitely no tenian precisamente un modo de trabajar al estilo del método Marvel.

Sobre proceso con Grant, tienen reunión de trabajo, y le enseña bocetos a lápiz. Con cada guionista, su misión es vender su historia visualmente. Grant tomó su idea, pero no es un diálogo bidireccional porque "él me sugiere cosas pero yo nunca le he pedido dibujar nada".

Portela le pregunta si tiene mas empatia por personajes de Marvel o DC. Contesta que le gustan Hulk, Patrulla X, Spiderman o Daredevil.

Participó en una trilogía europea que iba a dibujar Moebius pero el genio francés no pudo participar. "Me dejaron colorear todo", dijo orgulloso. En ese proyecto estaba Miguelanxo Prado.

Cuando él termine Pax Americana, hará un trabajo independiente. Cuando tenga tiempo a dibujar sus historias, las publicara una editorial independiente.

Historias que le apetezca trabajar: "cualquier guionista seria mejor que yo mismo".

Comparación entre guionistas Morrison y Grant: "A veces  yo tambien pienso ¡pero este tío que me está contando aquí (risas)¡ pero no se lo digáis a Grant, ja, ja".

Le han parodiado una portada y se lo tomó bien.

Cómics que esta leyendo: " la editorial me manda muchos pero estoy muy atareado. Ahora leo tres".

Convención de Morrison:  se celebra en septiembre y se inspiró en una web de debates y otro de bandas que imitan a otros. Solo podrán ir mil personas e irán todas a un hotel de Las Vegas. "Morrinson se está volviendo un Dios, ja, ja", dice.

XMen: nadie tenía intención de que yo dibujase 50 números con Morrinson. Habría otros dibujantes ayudando. Yo debía hacer los tres primeros. Esta serie no gusto a todos pese a que XMen siempre tuvo distintos dibujantes.

Portela comenta que esa misma mañana un niño le pidio a Quetely que dibujase un Batman en el iPad y resulta que los dos autores últimos que ha leído trabajan con ordenador.
El autor dice que usa el ordenador para páginas interiores y antes usaba lápiz azul pero a veces se perdíua parte de su trabajo al borrar para pasarlo a gris, así que ahora hace los borradores en ordenador con líneas azules, las imprime y las repasa. Si pierde algo, lo vuelve a imprimir.

Cuando va en bus hace garabatos y en casa sigue con su cuaderno sin desconectar. "Sí, soy un dibujante compulsivo".


Carlos Pacheco

Carlos Pacheco relató, en un conferencia en el Kiosko Alfonso, su experiencia como dibujante de superhéroes en la editorial Marvel en Estados Unidos. La charla tuvo lugar en el Festival de la Historieta "Viñetas desde o Atlántico", en A Coruña, el 12 de agosto. Él fue acompañado por el director del festival, Miguelanxo Prado.


Javier Rodríguez

Tras una época de fanzines recayó en El Víbora. Javier Rodríguez habla de la serie Wake Up (historias de Barcelona ) que iba a ser para el Víbora pero le daban largas para publicarlo y logró colocarlo a otra editorial. Fue a un bar con vistas en el casco de  Barcelona para hacer el álbum. También introduce el color. Además, trabajó 10 años para El País y así supo sacar cosas en color con prueba y ensayo.
Cuando salió el libro con tapa dura y Navarro lo llevaba como una estrella de rock. Cuando presentaron el Wake Up hicieron una parrillada y luego Navarro habló cerca de su estudio sobre los originales de Wake Up, y le ofreció vender en el 2002 por 50 euros cada página. Subí al estudio y me los compró.
Luego hizo "Miedo". Tenía previsto hace tres álbumes. Conoció a David (halo de crítico incorruptible y yo lo veía como estirado) y junto a Antonio le propusieron hacer algo. Se identificó con la historia y el chaval tenía acoso escolar en la época del golpe de Tejero y los padres participando en la manifestación y no atendiendo los problemas de su hijo. Transcurre en un Madrid imaginario de años de los años 80, con ambiente muy feo, todo gris y marrón, con ropa que duraba mucho.
La segunda parte era "Metal". Lo hizo entero pero se sintió inseguro y se cruzó. Está en una libreta pequeña y David le decía que lo acabase. El guión va de Adrian, ya adolescente que se suman al metal.
Luego, recibió un email de una japonesa que le propuso hacer un manga. Se fue a Anguleme pero las editoriales les rechazan el álbum. Finalmente, se lo quedó Soleil y Humanoides.
El manga permite formatos más pequeños, repeticiones y collages, mezclado cosas. Humanoides permitía 40 páginas al mes. Trabajaba la narrativa pero tenía un trato fluido con la guionista aunque había tiras y aflojas con la personaje.  El protagonista de Lolita no sabía quien era y cuando se dio cuenta resulta que el diseño era perralleiro y le tuvo que cortar el pelo.
Dice que es muy caótico pero hizo 125 páginas para Crononautas. Luego, le contrataron como coloreador como un complemento salarial. Luego, le dan otros trabajos en DC. Hacía experimentos en color como cielos en rosa o teñir de azul la página. Le gusta mucho el arte popular.
Un amigo Marcos fue a Marvel y Javier Rodríguez fue detrás. Trabajo con la oficina de Spiderman y le salen trabajos. De rebote hay una portada de Los 4 Fantásticos y lo contrata Allan Davis. Y le ofrecen un contrato en exclusiva de tres años y el pide dos. Era una oferta que no podía rechazar por impagos de Lolita R. Con Marvel hacia 40 páginas de color pero no tenía tiempo material pero no podía dibujsr nada en condiciones. Hubo un momento en que le ayudó Montse. Finalmente, accedió a terminar su trabajo en exclusiva y admite que nunca va a jugar en esa división. Hay que potenciar lo que sabe hacer y no puede competir como autor en hacer perspectivas alucinantes de NYC. A él le gusta cosas más emocionales pero hay que venderle el tema bien al editor.
Un día le ofrecieron hacer dos números de filling 28 y 29 de Dark Devil ( que él ya había colorado). En total hizo seis. Este año dejó de colorear y se puso a dibujar.
Dice que en las clases de cómic no hay que dibujar sino hay que hacer una historieta en tres viñetas y si lo entiende es que hay que entenderlo. El dibujo es secundario, la base es el análisis del lenguaje. O trabajaba con sus alumnos en el tema de la Gestal como que la horizontal representa paz.

Cambios en Marvel.
No entran en temas de anatomía clásica sino que se van a lo sintético. Se ha abierto el juego para intentar seducir dando menos información al lector. La sencillez y manejar silencios hace cosas excitantes y eso es bueno en un tebeo. En el 2000 había sobreinformación que le daban al lector todo masticado y el lector no tenía nada que ver, era muy "ego" del autor. Así lo hablaban Javi, Marcos y él para sintetizar la información.

En la última parte de la charla explicó cómo hizo una doble página de Internet. En la imagen introdujo un Spiderman que atacaba como una máquina y rompía una furgoneta para salvar a su tía. Tuvo ciertas libertades porque el guionista era un colaborador nuevo.
Comentó que poco a poco ha avanzado en ese mundo de Marvel.

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AUTORES DE VERTIGO


R.M.Guera 

R.M.Guera, el autor de "Scalped" (una historia policiaca en las reservas indias) explicó su trabajo que definió como "seis años de fiesta" (porque le dio oportunidad de buscar nuevos enfoques en el dibujo, etc..).
Según Carlos Portela, hubo un cambio en los primeros álbumes de la serie, que parecían más convencionales, hasta que la historia arrancó.
En "Scalped" hubo dos escenas problemáticas "y se cambiaron con total confianza con el guionista Jason, del que admiro su trabajo y soy amigo".
Lo problemático de Scalped fue el estilo dominante europeo que chocaba con el americano, que consiste en hacer 22 páginas al mes.
También relató sus primeros tiempos en Serbia donde vivir del comic era difícil. Luego le llamaron de Francia y le dijeron: "Nos gusta tu trabajo".
Dice que la editorial americana Vértigo recibe 5 guiones a la semana y que hacen esfuerzos para mejorar la calidad. "Por eso, a veces los entregaba con retraso", dice, porque al ser europeo le supera el ritmo americano.

Dice que al segundo álbum de Piratas esta parado desde hace seis años pero que le faltan 8 páginas para terminar y que está todo parado.

Luego habló de Scalped y la vida en las reservas indias, "pueblo que se siente abandonado por el resto del país, ha perdido parte de su dignidad y espíritu".  Una India le escribió y dijo que esas páginas hablaban de su juventud y no son un cliché. En las reservas hay inseguridad y abusos a una de cada cuatro mujeres por falta de control policial, ya que los policías están a 100 km.
Y añadió: " No habrá Scalped 2".

Sobre las diferencias de mercado, dice que "en Francia te dejan tiempo para tus páginas pero en Estados Unidos hay mas presión para hacer 22 páginas al mes porque los lectores son fieles y cuentan con ello cada mes".
Añadió que el sentido común es la clave del comic. "Hay que estudiar si la historia se entiende", dijo.

Elogió "Trazo de Tiza" de Miguelanxo Prado que "al igual que los álbumes de Bulberry tienen algo especial, que parece que los personajes se mueven en las páginas".

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COMIC SOCIAL


Susana Bueno: conferencia en el salón del comic Viñetas del Atlántico en A Coruña (agosto, 2016)


La autora de los álbumes "Aquí vivió" o "Las abuelas dan el golpe" explicó que siguió a rajatabla los guiones que le entregaron los autores.
También comentó que generalmente una historia le lleva 3 meses.
Que tuvo que entregar pruebas a la editorial (dos páginas del guión dibujadas) para comprobar que su estilo era de línea clara.
La autora dijo que no tenía ningún proyecto en cartera (sí ha recibido comentarios de posibles guiones) por lo que ignora si seguirá con la línea del cómic social.
Los presentes en el salón, entre los que se encontraba Miguelanxo Prado, indicaron que "Aquí vivió" (una historia de una familia que ocupa un piso de unos desahuciados y reconstruye su historia) es posiblemente el libro más importante del año y la autora se sintió orgullosa de que un conflicto tan dramático haya quedado registrado para la memoria común de la sociedad.
Miembros del público se preguntaron si temas "duros" o "dramáticos" deberían haber sido llevados al cómic aunque la autora, por sus respuestas, cree que es un formato adecuado para contar una historia.

Respecto a "Las abuelas dan el golpe" la autora contó la anécdota de que acudió a un asilo a dar una charla y que las residentes se habían identificado con los distintos tipos de ancianas que pueblan los geriátricos y que se corresponden con los estereotipos.