domingo, 24 de julio de 2011

Capítulo 6 novela online "El robo del Códice Calixtino" (6) / (E.V.Pita, 2011)

Novela Online

“El robo del Codex Calixtinus”




Por E.V.Pita



Capítulo 6



Resumen del capítulo 1 al 5: La policía de Santiago de Compostela busca a la historiadora Alexandra Bidueira para interrogarla sobre el robo del Códice Calixtino. En la pensión en la que vivía, la policía halló una nota con la palabra “Palimpsesto”, un documento escrito en pergamino que fue raspado para escribir otro texto encima. Si se trata de la copia de un texto clásico perdido, su valor podría dispararse. Un buen móvil para el robo. Pero hay más sospechosos: los tres guardianes de la llave del arcón donde era guardado el Códice y otros tres eruditos que tenían acceso a los textos.



Capítulo 6



El inspector Filgueira caminaba por la cripta ensimismado. Se paró ante una ventana y observó distraído como la lluvia golpeaba los cristales. Los turistas y peregrinos caminaban con paraguas de múltiples colores. Había recibido un fogonazo mental como él llamaba a esas imágenes que le venían a la mente cuando se hallaba en mitad de la investigación de un caso. Se trataba de una casita de madera situada en la inmensa soledad escandinava, que reconoció como una escena de una de las novelas de Camilla Labeck. Tenía el título en la punta de la lengua cuando interrumpió sus pensamientos el sonido del móvil. Era el comisario jefe.

-¿Qué tenemos?-, dijo secamente el jefe.

-De momento, nada.

-Dame algo. Este es un marrón de los gordos, el delegado del Gobierno me acaba de llamar y quiere respuestas.

-Es lo que pasa siempre, los de arriba siempre presionan.

-No presiona, solo quiere saber si tenemos idea del tema o no.

-Llevamos horas en esto, no he parado ni para comer…

-Es lo que hay. La noticia ya está saliendo en todos los telediarios, hasta en el Washington Post. Algo tendrás…

-Dile al jefe que no podemos levantar la liebre.

El comisario jefe guardó silencio al otro lado del hilo. La respuesta no le convenció.

-Creemos que fue un robo por encargo.

La otra voz pareció más relajada.

-¿Quién?

-Algún coleccionista forrado de pasta.

-¿Quién iba a querer comprar en una subasta una obra tan famosa? No tendría salida en el mercado. Ese tipo solo podría ver en su casa y si se lo enseña a alguna visita, caerá pronto.

-Quizás el Códice oculte algo muy valioso.

-Estamos hablando del códice Calixtino, no del Código Da Vinci. ¿Qué película me estás contando? Si no tienes nada, pues dilo, pero no vengas con conspiraciones y otras paranoias. ¿Quieres que llame a los de Madrid? Esos tipos encontraron los mapas robados de la Biblioteca Nacional en una subasta en Nueva York. Son buenos.

Filgueira respiró antes de contestar. No le gustaba que le metieran presión.

-Tenemos una pista, una historiadora, la estamos buscando.

-¿La habéis visto en las cámaras saliendo con el libro? Te consigo la orden de detención ahora para todo el territorio nacional.

-No había cámaras en el entorno del libro, solo en el claustro.

-Pero, ¿se ve algo?

-Hay 400 personas, la mayoría turistas desconocidos, que pasaron por el claustro en una semana de grabaciones. Ni siquiera sabemos cuando ocurrió el robo. Nos llevará meses. Pero nos hemos centrado en seguir los pasos de la historiadora. Ya sabemos cuando fue la última vez que pasó por el claustro.

-¿Salió con una bolsa o un bulto?

-Unos minutos antes entró normal, como todos los días, pero, al poco, sale, solo la vemos de espaldas, con paso apresurado y llamando por el móvil.

-¿Tenemos ya la lista de llamadas?

-El juez acaba de pedirle la lista a su operadora.

-Entonces sí tenemos algo.

-Que posiblemente fue ella la primera en descubrir el robo.

-Pero no avisó al archivero ni al deán…

-Quizás no tuvo tiempo.

-Entonces, nuestra principal sospechosa se cae.

-Supongo que sí. Descubrió algo importante y ahora ha volado.

El comisario jefe tosió y se rascó la cabeza.

-Entonces, también está pringada.

-No sabemos qué intenciones tenía. Quizás tenía un plan y alguien se le adelantó, estas bandas de profesionales de robos de arte tienen buenos informantes. Alguien les sopla de que fulano de tal va a intentar algo y los otros se lo birlan.

-¿Por qué no llamas al famoso ladrón de arte, ese que vive retirado en la Costa del Sol?

A Filgueira aquello le recordó la escena de “El Silencio de los corderos”, donde la detective del FBI, Clarisa, va a la celda a pedir colaboración a Anibal Lecter.

-Hablaré con Udev-Málaga para que le hagan una visita.

-Gutiérrez te hace la gestión. ¿Y qué hay de los otros estudiosos?

-El caballero templario viene ahora mismo para aquí.

-¿Un templario, como esas sectas, los Illuminati, que salen en el Código Da Vinci?

-En realidad es un catedrático francés que, por casualidad, es miembro de la venerable Orden de Malta, experto en el medievo. También he mandado a una patrulla a buscar al profesor de Oxford a su hotel. A ver qué nos pueden aclarar estos dos eruditos. En las cámaras de grabación, se les ve entrar por última vez, hace una semana.

-¿Y los tres que guardaban la llave?

-El arzobispo está en Francia. Hay que esperar a que estén los tres reunidos y hacer un careo. Quizás alguno se dejó la llave puesta en el arcón, pasó por allí un electricista con guantes en plena faena, vio el libro y se lo llevó.

-Ojalá fuese tan sencillo. Esto parece muy profesional.

-Creo que no, se han olvidado de robar el Tumbo A, mucho más valioso, según el deán.

-¿El Tumbo A? ¿Qué me estás diciendo?

-Son documentos muy antiguos de la catedral, recopilaciones que valen su peso en oro. Y los pasaron por alto. Por eso, creo que pudo ser algo muy precipitado.

-Lo que encaja con la salida a toda mecha de la historiadora.

-Me vendría bien que Gutiérrez llamase a la operadora y le metiese prisa con la lista de llamadas del móvil.

El comisario jefe tamborileó en la mesa.

-O sea, que ahora mismo todo está en el aire y son especulaciones.

-Ya le dije que no teníamos nada.

-Llamaré a los de Madrid.

El comisario jefe colgó y Filgueira miró por la ventana a la plaza del Obradoiro. Los indignados del movimiento 15-M desmontaban sus tiendas de campaña bajo una intensa lluvia.



(fin del capítulo 6)

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