sábado, 9 de julio de 2011

(Cap. 2) Novela online "El robo del Codex Calixtinus" (2)

Por E.V.Pita (2011)

EL ROBO DEL CÓDEX CALIXTINUS

Capítulo 2

Resumen del capítulo 1: La historiadora Alexandra Biduiera investiga un tramo del Camino de Santiago recogido en la guía para peregrinos de Picaud, el libro 5 del Códex Calixtinus, milenaria joya del medievo.


Capítulo 2.

Dos días después.
El jefe de la Unidad de Robos de la comisaría de Santiago, inspector Filgueira, caminó apresurado por el interior de la catedral sin prestar atención al espectáculo del botafumeiro. El sacerdote que le acompañaba le mostró el camino hacia el despacho del deán y del jefe del archivo. Sonó su móvil y el policía lo silenció hasta que salió del recinto religioso y entró en los pasillos del Tesoro. El comisario jefe pedía novedades, ya se había enterado el delegado del Gobierno.
-¿Qué sabemos del libro?
-No tenemos nada aún. He ordenado una discreta vigilancia en la plaza del Obradoiro mientras ponemos todas las piezas sobre la mesa.
-¿Crees que esto nos va a superar?
-Parece ser que el libro es muy importante, quizás haya que avisar a Madrid y la Interpol.
-¿Qué hay de las grabaciones?
-He mandado a un subinspector a buscarlas. Creo que no habia cámaras en el cuarto blindado.
El sacerdote lo confirmó y negó con la cabeza.
-Nada, no tenían.
-¿Quienes accedían habitualmente?
-En las últimas semanas, estaban autorizados un profesor de Literatura Medieval de Oxford, una religiosa de Roma, un caballero de la Orden de Malta y una historiadora de la Biblioteca Nacional.
-O sea, ratas de biblioteca. Llámeme cuando termine la entrevista con el jefe del archivo y el arzobispo.
El inspector jefe Filgueira asintió y apagó el móvil. El sacerdote le guió hasta el archivo. Allí dos religiosos, uno de pelo blanco y avanzada edad, daban vueltas nerviosos y se echaban las manos a la cabeza.
-No entiendo cómo pudo ocurrir,- dijo el deán.- Cuando el arzobispo regrese de Francia, se va a llevar un disgusto.
El policía examinó el cuarto detenidamente. Sin ventanas, muros gruesos y una puerta de mucha anchura que parecía blindada. Sonrió desafiante. Estaba ante el típico caso del cuarto cerrado de las novelas de intriga de Edgar Allan Poe. Filgueira era muy aficionado a leer novelas negras pero aquí haría falta emplear algo más que deducción.
-¿Han movido algo?
Los dos religiosos negaron con la cabeza. Se acababan de enterar del robo apenas 20 minutos antes.
-¿Donde estaba el libro?
El jefe archivero señaló a una mesa vacía en el centro del cuarto.
El inspector se rascó la cabeza. Hubiese esperado un cristal blindado, rayos láser de detección de movimientos. Pero si el grial era un vaso de madera de carpintero y no una copa de oro, tampoco tenía sentido dar mayor protección a un libro. ¿No?
Filgueira buscó cobertura, salió fuera del cuarto y llamó al comisario.
-Ha habido suerte. Necesito que vengan los chicos de la brigada de la Policía Científica. El escenario sigue limpio.
 
(Fin del capítulo 2)

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