domingo, 29 de septiembre de 2013

"El último druida" (E.V.Pita, 2004)

Basado en el libro "Cristianismo Celta"


"El último druida"

Autor: E.V.Pita (2004)

El texto original y actualizado se encuentra en el siguiente link:





EL ÚLTIMO DRUIDA


PRÓLOGO

London Economic School.
Unos estudiantes dejan sus bicicletas ante la puerta de un edificio de ladrillos. Desde la ventana, husmean a ver si ven a algún conocido en el comedor. Dentro, un joven alto, delgado como un espagueti y pelirrojo, con una camiseta del grupo U2, charla con un compañero coreano cun grego a la mesa. El pelirrojo se levanta y camina hacia la biblioteca. Se despide de unos estudiantes hindús y pasa a su tarjeta por la ranura del torno, ante la atenta mirada del vigilante. El aparato digital lee el nombre el nombre John Smith, la luz verde destella y el torno gira. Camina por los pasillos y sube el renqueante ascensor del vetusto edificio. Saluda a unos colegas que leen en las mesas y consulta los lomos de una estantería numerada como cero. Toma un libro, rebusca entre las páginas, consulta la hora en el móvil, toma un par de fotos y se dirige hacia la máquina fotocopiadora.

CAPITULO I.

EL MERCADER DE ESTAÑO

Anotación: duda: ¿disolver este capítulo con pequeños datos distribuidos por el libro?

Año 17. Hispania.

Acaba de morir Augusto y le sucede Tiberio. En Vicus Burbida, en el noroeste de Hispania, los pescadores tejen las redes en las dunas de la playa, cerca de las fábricas de salazón y galum. La niebla cubre las Islas Negras. Estos se quejan de que la pesca va mal.

Poco después, atraca un barco procedente de las Islas Casitérides, las islas de Britania de donde se extrae el estaño, vital para la aleación de bronce. De camino hasta Oriente, también carga bloques de piedra de granito.

Entonces, desembarca un mercader muy joven, de pelo negro y moreno,desgarbado y flaco, que camina por la playa. Los niños andrajosos se acercan por propina y un marinero intenta quitarserlos de encima pero el visitante responde : "Dejad que los niños se acerquen a mí". Luego, habla con los pescadores.

El extraño forastero pregunta por las islas Negras y le dicen que es una tierra sagrada donde viven retirados los hombres sabios, apartados del mundo.

El viajero pide que lo lleven en barca hasta la isla pero todos se niegan. "¿Qué vas a hacer alí?", preguna uno. "Buscar la verdad" y ofrece un premio: "De donde yo vengo, aprendi el modo de llenar las barcas de peces". Los marineros ríen burlones y lo toman por fanfarrón. Es un moristargos, uno de esos hombres que vienen del mar o, mejor dicho, los trae el mar.

El forastero se va de la playa y camina hacia un castro, un fortín en lo alto de la colina muy colorido. La fortaleza resume lo mejor de la cultura celta, de la que el extraño ha oído hablar en Britania. El visitante charla en unas palabras en el idioma de los nativos. En el castro, solo un marinero, medio leproso, accede a llevarlo. "Yo te creo, moristargos".

La barca se pierde en la niebla, tras pasar los templos de los dioses de estas tierras del fin del mundo, lleno de estelas funerarias. El forastero revela que su tío lo casó muy joven y lo mandó a comprar estaño a las Casitérides. El estaño es muy importante porque, al fundirlo con el cobre, produce bronce, el metal del que están hechas las estatuas. Allí tuvo ocasión de hablar con hombres sabios de Britania que le mostraron sus poderes mágicos, lejos de los fuertes de las legiones romanas. "Sus conocimientos son tan poderosos que podrían devolver la vista a un ciego", afirma el pasajero mientras el barquero le oye con incredulidad. Si pueden curar a un ciego, también podrán a un pobre leproso, piensa.

El viajero pregunta por su vida do barqueiro. Poco hay que contar. Eran dos hermanos que vivían en unas viñas de Brigantium pero él era un malacabeza y discutió agriamente con su padre. Se enfadó y se marchó. "Estoy arrepentido pero no puedo volver. Ya he recibido bastante castigo con mi enfermedad, pronto la piel se me caerá a tiras". El viajero lo tranquiliza: "En verdad,  te digo que el padre ama al hijo y que, se vuelves, serás bien acogido".

Durante la travesía, ambos charlaron a cerca de sus respectivas creencias. El mercader dedujo que el forastero venia de tierras lejanas, de Oriente, y que se mostraba muy interesado en la sabiduría de su pueblo, que creía que los espiritus vivían en los ríos, los árboles, las montañas y las fuentes.

CAPÍTULO II

LA NADA.

2004. Santiago de Compostela.

Un viejo barbudo recita un ritual quemando vino ante los clientes. "Meigas e trasgos, sapos e diaños....". En un pub de estilo celta, unos amigos discuten sobre la Nada con el estudiante de intercambio John Smith. "¿Cómo es posible que se crease el Universo desde la Nada?", pregunta el cliente delgado y pelirrojo mientras sorbe un chupito de cereza. Uno de sus colegas apunta que "algo tiene que existir de siempre". "¿Pero, entonces no había nada antes?". Uno de ellos es biólogo y cree firmemente en la mano  de un ser superior, el gran Arquitecto del Cosmos. "¿No os dais cuenta de que es todo demasiado perfecto. Si la fuerza nuclear débil variase levemente los átomos quedarían separados, solo habría una sopa cuántica, plasma". Otro discute sobre  sus propiedades: "¿Si no hay nada, qué hay, John?". "Nada. Está vacío. El espacio se llena como un globo que se infla". "¿Pero, donde? Si no hay nada, no hay nada que llenar. No es como un vaso que se llena de auga pues ese espacio es creado por la superficie del vaso". Supongamos que la Nada existe de siempre. Posiblemente porque la energía es inestable y puede adoptar el estado de la materia, dice uno. Una joven de larga melena negra salta: "Eso es imposible. No lo entiendo. John, tus teorías son muy imaginativas". "Perdona, ¿nos conocemos?", replica él. "Sandra, soy historiadora, creo que haremos buenas migas", dijo.

La conversación sigue durante la madrugada. La joven interroga al pelirrojo. "¿John, de qué va  tu tesis?" "Sigo la pista de unos textos etnográficos de Vicente Risco. En sus viajes a Alemaña en los años 30 halló una pista que lleva al último druida" "¿El último druida? ¿Quien es? Eso suena a Panoramix, Asterix y la poción mágica". "Mejor aún, a Merlín y el rey Arturo" "¿Hablas del obispo bretón Maeloc, que en el siglo VI fundó Britona en Lugo?". "¿Merlín era Maeloc? ¡Bah, estás de broma! ¡Te quieres quedar conmigo!". "Ambos eran magos, posteriores a los druidas. Los druidas desapareceron con los romanos, que los persiguieron y los condenaron al silencio para que no transmitiesen sus secretos". "Entonces, ¿quién fue el último?" "Creo que tengo una pista fiable pero no te lo diré porque no me creerías", afirma John. "Ya lo sé, el rey Arturo", bromea.

CAPITULO III.

1936. EXCAVACIONES EN EL ATRIO DE COMPOSTELA

Es un día de lluvia, repican las campanas de Compostela. Varios obreros comentan el día mientras ayudan a los arquéologos en una excavación rutinaria de adecentamiento del suelo del pasillo central, que padece una pequeña inundación.

Los obreros encuentran un pequeño sarcófrago romano con una erosionada inscripción en latín. Cerca de la losa hallan un caldero de hierro, con unos símbolos celtas grabados, con un pergamino con inscripciones latinas y palabras celtas y hebreas. Avisan al clérigo y se echa las manos a la cabeza: reconoce la parábola de los Evangélios sobre el hijo pródigo, lo que prueba que es un testimonio que trajo a estas tierras el mismísimo Santiago Apostol. La leyenda de la barca de piedra, de la reina Lupa cobraban veracidad.

Pero el arqueólogo niega con la cabeza apesadumbrado. Esta vez han dado con otra cosa. Ve escritas en la lápida demasiadas palabras de raíz celta. Sólo puede ser la tumba de otro famoso vinculado a Galicia, quizás Prisciliano, el mago y gnóstico que fue ejecutado por hereje en Treveris en tiempos de Roma. ¿Sabe qué significa esto? Un sacerdote que oye la conversación corre a llamar por teléfono.

Unos días después, un submarino alemán emerge en la ría de Vigo. Cuando los tripulantes pasean por el hotel Universal de Vigo, ven a los soldados de asalto correr nerviosos, pues acaba de rebelarse el Ejército de África.

El comando nazi irrumpe en la casa de un arqueólogo y lo secuestran para ponerlo a buen recaudo a él y al pergamino y al caldero que estaba analizando.

Las tropas de asalto de Vigo interceptan su vehículo y hay un tiroteo. Los alemanes logran huir con el arqueólogo. El hidroavión Dopler los recoge y vuelan mientras las baterías de un crucero republicano dispara. "¿Donde me llevan?", pregunta el arqueólogo. "A la guarida del Lobo". La mirada del erudito se dirige hacia un retrato del Fürher.

CAPÍTULO IV

CARNAVALES

2004.
 Universidad de Treveris. Un profesor recibe un e-mail de un becario de departamento llamado John Smith que pregunta por un mapa hispano del siglo I, pues podría tener relación con un trabajo de tesis doctoral sobre Vicente Risco. Quiere saber si el mapa menciona un lugar llamado "Vicus Heleni" o "Burbida".

El e-mail es conciso. Se trata de una copia de una frase escrita por un legionario romano de la época de Tiberio que menciona como incidencia que en una aldea marinera de Occidente oyó hablar de un forastero que hacía milagros. El becario está muy interesado en discernir si se trata de Galicia, lo que equivaldría a una prueba fidedigna del paso de Santiago Apóstol. Pero ninguno de los dos se explica porqué aparece la palabra celta "moristargus", el hombre que viene del mar, el forastero.

El universitario Smith recibe una llamada por móvil. Sale de la universidad y le atacan unos "peliqueiros" paganos. Es el único que no va disfrazado por la calle y toma nota. Se había llevado un buen susto.

Durante la conversación por e-mail del día siguiente, el profesor de Treveris habla del pergamino transcrito por un monje irlandés y que apareció en 1945 en el bunker de Hitler en Berlín. Las tropas soviéticas escondieron ese texto en los achivos de Leipzig. Lo halló hace poco un colega pero apenas lo estudió. Por los testimonios se cree que habla de las minas de estaño de Britania, las Casitérides, las Schilly.

El estudiante John Smith baja al sótano de la biblioteca de la Universidad de Santiago, en la facultad de Historia. Allí copia en su portátil anotaciones sobre la ruta del estaño. Cuenta toda la lucha por su búsqueda entre gaditanos, herederos del secreto fenicio y cartaginés, y de la persecución que hicieron los romanos para encontrar la ruta de sus viejos enemigos.

En ese momento, salta otro e-mail en el portátil. Es del profesor: "Lea a Orosio. Él puso a salvo el secreto".

CAPITULO V.

LA HUIDA DE OROSIO

Una figura, cubierta con un manto negro, cabalgaba por el alto de la colina en donde alumbraba un faro. Unos jinetes armados con hachas y atuendos bárbaros lo perseguían.

Dicho jinete es Oroso, un monje que, con ayuda de un religioso irlandés, huye desde desde Hispania hasta Alejandría y se reúne con Agustín de Hipona, San Agustín.

En la biblioteca de Alejandría, Agustín le revela el gran secreto de Prisciliano, el primer hereje y el último druida.

CAPÍTULO VI.

UNOS TEXTOS EN LA NATIONAL LIBRARY DE NUEVA YORK

 Nueva York. El investigador pelirrojo John Smith viaja a Washintong para consultar unos manuscritos de la Biblioteca del Congreso sobre el proceso de Treveris y sigue hasta Nueva York, donde lo recibe una colega de la facultad en la  estación Central.

Durante una cena de sushi con algas en un japonés, Smith repasa las piezas del puzzle y busca una lógica sobre el último druida. Eso supondría que siguieron activos en época romana.

Necesita buscar más textos. Hasta ahora pensaba que los druidas no habían expandido sus secretos al margen de ley romana.

Le gustaría publicar sus primeras conclusiones, se lo cuenta a un profesor de una facultad de Historia de Boston por e-mail y este intenta apropiarse de sus ideas  y firmar el manuscrito con su firma de primero, como si fuese el director. Indignado, Smith se promete a sí mismo que no avanzará nada de su investigación hasta que descubra toda la historia. Cae en la espiral del secretismo, tan nocivo para el espíritu científico. Por suerte, los textos hallados en la biblioteca aportan una nueva luz.

CAPÍTULO VII

PRISCILIANO

Cuentan las crónicas que Prisciliano fue un mago, el último druida que, con sus adeptos, logró dar con el secreto de la piedra filosofal, transmitida de druida a druida. Sólo Merlin  le sucedió dos siglos después pero ya con la categoría de mago y no de druida.

Pero hay más. Smith halló una carta por Oroso donde revela que ha encontrado en Alejandría los documentos escritos por el espía papal en los que delata a Prisciliano.  En ese informe, el agente relata sus reuniones de magia con sus discípulos.

Smith grita "Eureka" cuando Oroso transcribe unas conversaciones entre un forastero y un druida. El  maestro habla en parábola.

Tras leerlos, Oroso interrumpe su relato precipitadamente. Smith se pregunta qué pudo pasar en esas fechas. Envía un SMS a su amiga historiadora que le responde: " Los vándalos asaltan Alejandría y San Agustín muere mártir".

 Unos meses después, mientras Roma cae, Oroso regresa a la capital Tude del reino suevo. Los campos arden y están llenos de cadáveres. Oroso camina hasta Compostela, donde encuentra la tumba de Prisciliano, a la que acuden devotos.

CAPITULO VIII

 En la cafetería de la Universidad de Santiago, Smith es interrogado por un hombre trajeado que le intenta convencer de que abandone la búsqueda. Smith no parece muy colaborador.

Las cosas empiezan a irle mal. Su solicitud para obtener una beca de postdoc  en Alemania fue rechazada. Vuelve a pedirla para Irlanda. Los ahorros se le están agotando. Al menos, su perfecto dominio del inglés nativo le permitirá subsistir dando clases de inglés.

Ante su estancamiento y bloqueo, Smith aprovecha la invitación de su amiga historiadora, que lo convence para hacer juntos el Camino de Santiago. En O Cebreiro, oye contar a unos  peregrinos que en esa aldea circulan leyendas sobre el Santo Grial.

Al regresar de Compostela, Smith recibe una grata sorpresa. Un e-Mail le comunica que es admitido en la Universidad de Glasgow. Su nuevo tutor le da una nueva pista :  "¿Ha leído el Libro de las Peregrinaciones?"

CAPÍTULO IX

1190. Los cruzados asaltan Jerusalem. Entre ellos están dos caballeros portugueses que se apropian de unos pergaminos y reliquias.

De camino a Compostela, los cruzados hablan con un monje irlandés, que les relata en una taberna de Sahagún la legendaria historia del Grial. Los cruzados son capturados por el rey de Aragón que se los entrega al arzobispo Xelmirez. El único testigo es un médico de Salerno, la escuela de medicina italiana .

Pero, una vez en Compostela, la muchedumbre asalta la fortaleza de Xelmírez y secuestra a la Reina Urraca. El astuto arzobispo oculta el valioso pergamino en la capilla de A Corticela, detrás de la Catedral.



CAPÍTULO X

SAN XOÁN

Isla de Iona. Smith charla por el móvil con su amiga la historiadora. El estudiante visita los monasterios de los irlandeses en ruinas. En una noche de lluvia.

Smith le relata a la historiadora toda la historia de los monjes. En un pergamino copiado puede leer: "... Y los druidas de la isla hablaron con un forastero llamado .... de Gal.... que les pidió que le revelasen a su magia. Tras pasar unas pruebas, en total soledad en el bosque, ...". El estudiante se santigua. "De Gal..., Galia, Gallaeica, Galatia... ¡Galil...!".

Apresurado, toma una biblia a la mesilla de la cama y busca los pasajes de San Pablo y las cartas a los gálatas, los celtas que llegaron a Asia Menor: "Ellos lo sabían".



CAPÍTULO XI

SEMANA SANTA

Turquía- montañas de Carpintia. "Ponte el velo, en estos pueblos son muy tradicionales", le dice Smith a su amiga historiadora.

Los dos investigadores recorren varios bazares en busca de textos gálatas- "¿Esto también te lo paga la beca?", pregunta la historiadora.

De vuelta a Estambul, visitan varios escenarios de la antigua Constantinopla. Sigue las pistas de Plinio el Joven, que interrogó a los primeros cristianos por orden de Trajano, quien decidió que cesase la persecución.

Smith posa el manuscrito y sonríe. Por fin podrá presenta sus conclusiones ante un tribunal evaluador de tesis.


CAPÍTULO XII

NAVIDAD

El estudiante se excusa ante la sala y presenta su proyector de diapositivas. El jurado está compuesto por un joven con una sonrisa cínica y faltón, una profesora progre, y un viejo. Empieza a contar sus grandes descubrimientos:

La decepción llegan cuando el tribunal ve defectos formales por la ortografía. Uno pide una aclaración: " ...de Gal...?"

"De Galilea... Jesús, el Galileo". En la sala estalla un gran escándalo. Los examinadores -que ni se  habían leído la tesis - se levantan ofendidos. "¿Qué Jesús era un druida? ¡Por favor!". "El último druida, pues Roma los eliminó a todos con la invasión de Britania por Nerón".  "Eso ocurrió después de Tiberio ", replica un miembro del tribunal.

El estudiante les aclara: "Hay teorías que dicen que de muy joven viajó a la India, a Egipto... ¿por qué no a Britania o Gallaecia?". "¿Cómo un carpintero podría pagarse esos viajes?" "Primero porque carpintero y rabino eran sinónimos. Pero además, gracias a su tío José, que era rico y lo protegía por ser de la casa de David. Los druidas hablaban en parábolas y hacían milagros". "Aunque fuese cierto, ¿qué pruebas hay de que visitase Galicia?" "Son tierras de Occidente, están en la ruta de estaño, hay varias copias que hablan de un pergamino perdido que lo atestigua. Es donde está ese pergamino. Desapareció en la Guerra Civil, pero hallé copias de fragmentos en los monasterios de Irlanda que hablan de un forastero que hacía milagros en las aldeas. También Santiago, el del caballo blanco, al parecer ganó él solo la batalla de Clavijo. Existen muchos textos medievales que hablan de ello pero no por ello está demostrado".



CAPITULO XIII

"¿Qué vas hacer ahora?", pregunta el maestro de las peregrinaciones del cabildo de Compostela. Smith sonríe: "Tendré que irme, se me acabó el dinero". "Si hubieses conseguido más pruebas habrías aprobado", replica el sacerdote.

Al despedirse, el  cura le avisa desdhe las escaleras: "Incluso si fuese cierto que Jesús era un druida, su tesis tiene una laguna: niega su natureza divina, base de la fe del Cristianismo". "¿Qué quiere que escriba: que Jesús vistió una capa como los superhéroes e hizo el bien en el mundo como Superman?"

 Un barco sale del puerto de Vigo y se dirige a las islas Cíes.


CAPÍTULO XIV

Un cura atraviesa el patio de la catedral y entra en el palacio de Xelmirez. Busca en un viejo archivo y encuentra unas inscripciones en latín:

Legionario:

"El hombre santo regresó de su retiro durante cuarenta días de la isla. Le dije que mi hijo estaba enfermo y le pregunté  si lo podía sanar como hacían los hechiceros de los celtas, que aquí se llaman druidas. Cuando llegamos a la casa, mis hijas dijeron que su hermano había muerto. El druida dijo: "Levántate y anda". Y mi hijo salió de la muerte y se levantó. Así como lo cuento sucedió, en el año primero del Principado de Tiberio. Cuando le pregunté cómo se llamaba, él dijo: "Mi nombre no importa pues hay muchos como yo". Tampoco aceptó dinero alguno. Unos días después tomó un barco y continuó su viaje hacia Oriente".

El sacerdote se sienta y mira para las cristaleras mientras llueve. Por la callen pasan unos gaiteros.

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