Libros para entender a los "chalecos amarillos" ("gilets jaunes")
La revuelta en el 2018 de los "chalecos amarillos" en Francia se debe a varios factores: la subida del combustible, la marginación de los habitantes de la periferia respecto a París, el empobrecimiento de las clases media. He aquí una serie de libros que ayudarán a comprender el fenómeno.
- "La sociedad del espectáculo", de Guy Debord (1967)
Resumen del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/04/la-sociedad-del-espectaculo-de-guy.html
-"Clases", de Erik Olin Wright (1985)
Resumen original y actualizado del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/12/clases-de-erik-olin-wright-1985.html
- "Una sociología de la globalización", de Saskia Sassen (2007)
Resumen actualizado y original en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/10/una-sociologia-de-la-globalizacion-de.html
- "Indignaos", de Stéphane Hessel (2011)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/03/indignaos-de-stephane-hessel.html
- "El precariado", de Guy Standing (2011)
El resumen original y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/06/el-precariado-de-guy-standing-2011.html
-"El triunfo de las ciudades", de Edward Glaeser (2011)
El resumen completo y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/09/el-triunfo-de-las-ciudades-de-edward.html
- "Chavs: la demonización de la clase obrera", de Owen Jones (2011)
Ver el resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/01/chavs-la-demonizacion-de-la-clase.html
- "Redes de indignación y esperanza", de Manuel Castells (2012)
Link original y actualizado:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/10/redes-de-indignacion-y-esperanza-de.html
- "Problemas en el paraíso", de Slajov Zizek (2014)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/05/problemas-en-el-paraiso-de-slajov-zizek.html
- "The End of Normal" ("El fin de lo normal"), de James K. Galbraith (2014)
Ver resumen original y actualizado:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.html
- "La gran brecha", de Joseph E. Stiglitz (2015)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/la-gran-brecha-de-joseph-e-stiglitz.html
- "La nueva lucha de clases", de Slavoj Zizek (2016)
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/02/la-nueva-lucha-de-clases-de-slavoj.html
- "¿Y los pobres sufren lo que deben?, de Yanis Varoufakis (2016)
El resumen original y actualizado está en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/12/y-los-pobres-sufren-lo-que-deben-de.html
- "La sociedad del descenso", de Oliver Nachtwey (2017)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
- "Trabajos de mierda", de David Graeber (2018)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/trabajos-de-mierda-de-david-graeber-2018.html
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- "La sociedad del espectáculo", de Guy Debord (1967)
Resumen del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/04/la-sociedad-del-espectaculo-de-guy.html
-"Clases", de Erik Olin Wright (1985)
Resumen original y actualizado del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/12/clases-de-erik-olin-wright-1985.html
- "Una sociología de la globalización", de Saskia Sassen (2007)
Resumen actualizado y original en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/10/una-sociologia-de-la-globalizacion-de.html
- "Indignaos", de Stéphane Hessel (2011)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/03/indignaos-de-stephane-hessel.html
- "El precariado", de Guy Standing (2011)
El resumen original y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/06/el-precariado-de-guy-standing-2011.html
-"El triunfo de las ciudades", de Edward Glaeser (2011)
El resumen completo y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/09/el-triunfo-de-las-ciudades-de-edward.html
- "Chavs: la demonización de la clase obrera", de Owen Jones (2011)
Ver el resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/01/chavs-la-demonizacion-de-la-clase.html
- "Redes de indignación y esperanza", de Manuel Castells (2012)
Link original y actualizado:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/10/redes-de-indignacion-y-esperanza-de.html
- "Problemas en el paraíso", de Slajov Zizek (2014)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/05/problemas-en-el-paraiso-de-slajov-zizek.html
- "The End of Normal" ("El fin de lo normal"), de James K. Galbraith (2014)
Ver resumen original y actualizado:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.html
- "La gran brecha", de Joseph E. Stiglitz (2015)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/la-gran-brecha-de-joseph-e-stiglitz.html
- "La nueva lucha de clases", de Slavoj Zizek (2016)
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/02/la-nueva-lucha-de-clases-de-slavoj.html
- "¿Y los pobres sufren lo que deben?, de Yanis Varoufakis (2016)
El resumen original y actualizado está en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/12/y-los-pobres-sufren-lo-que-deben-de.html
- "La sociedad del descenso", de Oliver Nachtwey (2017)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
- "Trabajos de mierda", de David Graeber (2018)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/trabajos-de-mierda-de-david-graeber-2018.html
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Resumen de "La sociedad del espectáculo", de Guy Debord (1967)
Resumen del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/04/la-sociedad-del-espectaculo-de-guy.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, mayo del 68, Francia, espectáculo, estructura social, situacionismo
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Título: "La sociedad del espectáculo"
Título original en francés: "La Sociètè du spectacle"
Autor: Guy Debord
Editorial en español: Pre-textos (Valencia, 1999, 2002)
Número de páginas: 171
Prólogo: José Luis Pardo
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Biografía oficial del autor Guy Debord
Guy Debord fue un escritor francés nacido en 1930 y fallecido en 1994. Fue un teórico del situacionismo. Su relato más importante es La sociedad del espectáculo.
Según Pardo, el alma y la cabeza del situacionismo fue Guy Debord, "un prototipo de personaje maldito, de formación heterodoxa y un autodidacta, que había nacido en París el día de los Santos Inocentes de 1931. A través de la pintoresca figura del neo-dadaísta Isidore Isou, Debord había heredado el programa anti-esteticista de las vanguardias históricas: la radical intención de superar el arte mediante su realización en la vidad. En 1952 fundó la Internacional Letrista no había de dejar de promover una serie de actividades y publicaciones alternativas al decrépito surrealismo. Creó la Internacional Situacionista en 1957. También se inspiró en filósofos como Hegel, Feuerbach, Marx, Lukács.
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Texto de la contraportada
"En todas partes se plantea la misma terrible pregunta, que desde hace dos siglos avergüenza al mundo entero: ¿Cómo hacer trabajar a los pobres allí donde se ha desvanecido toda ilusión y ha desaparecido toda fuerza? El espectáculo es el mal sueño de la sociedad moderna encadenada, que no se expresa en última instancia más que su deseo de dormir. El espectáculo vela ese sueño. La mercancía es la ilusión efectivamente real, y el espectáculo es su manifestación general. Cuando la masa de mercancías se aproxima a lo aberrante, lo aberrante en cuanto tal se convierte en una mercancía específica. Emanciparse de las bases materiales de la verdad tergiversada: he ahí en lo que consiste la autoemancipación de nuestra época. La verdad de esta sociedad no es otra cosa que la negación de esta sociedad. Este libro ha de leerse tomando en consideración que se escribió deliberadamente contra la sociedad espectacular. Sin exageración alguna.
Texto de la solapa
La sociedad del espectáculo es uno de los retratos más agudos, despiadados y penetrantes de la sociedad contemporánea de cuantos se han hecho hasta hoy, y constituye la obra fundamental de Guy Gebord (1931-1994), quien a su vez ha sido el principal agente de su movimiento de comunicación cultural conocido como "situacionismo", que planteó algunas de las propuestas más radicales tanto en el terreno de la política como en el de la cultura, de las que se han sostenido en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Voluntariamente alejado del mercado de las modas intelectuales, su obra, a pesar de hacer tenido una divulgación escasa o irregular, no ha dejado de ejercer una importante - aunque a veces secreta o silenciada - influencia en los debates de nuestro tiempo. Su vocación de clandestinidad y su intransigencia frente a los totalitarismos le llevaron a elaborar una teoría crítica que hoy, en pleno imperio de la política y culturalmente correcto, ha vuelto a cobrar una merecida e intempestiva actualidad.
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ÍNDICE
1. La separación perfecta
2. La mercancía como espectáculo
3. Unidad y división en la aparencia
4. El proletariado como sujeto y como representación
5. Tiempo e historia
6. El tiempo espectacular
7. La ordenación del territorio
8. La negación y el consumo de la cultura
9. La ideología materializada
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Comentarios iniciales: La sociedad del espectáculo se escribió un año antes de Mayo francés del 68, lo que le convierte en un texto fundamental de la época. Pero además describió una sociedad donde prima la imagen, en la misma línea que McLuhan, y el consumo (en línea con la sociedad opulenta de Galbraith).
Según Pardo, los "situacionistas" eran los escenógrafos de la revolución de 1968, los principales responsables de su poética, quienes resucitaron los nombres de Marat o de Fourier en plena sociedad opulenta y pasearon por las calles de París el fantasma de la Comuna. Fueron los únicos a los que la revuelta del 68 no había cogido desprevenidos, los únicos que dominaban el terreno y sabían orientarse en él. En la teoría situacionista cobró importancia el concepto de "alienación", sobre la que que Debord edificará su noción de espectáculo.
La tesis de La sociedad del espectáculo es que los trabajadores ya no están explotados en el trabajo sino que el ocio ha sido "colonizado" y expropiado el tiempo total del trabajo, el cual extrae "pseudotrabajo" (sector servicios) para alimentar el "pseudoocio" del proletariado, convertidos en masa de consumidores pasivos y satisfechos, en agregado de espectadores que asisten a su propia enajenación sin oponer resistencia. La única resistencia es la de la crítica radical de la cultura de masas en Estados Unidos (Againts the American Grain).
La gran crítica es que la conquista social de reducir las horas de trabajo se pierden en la cultura-basura para rellenar ese "vergonzoso" vacío. Al no saber qué hacer con esas horas libres, la gente necesita una industria del espectáculo.
Los situacionistas, explica Pardo en su prólogo, diagnosticaron una nueva pobreza del corazón de la abundancia, son jóvenes bien alimentados que reclaman su derecho a vivir y no solo a pasar el rato. Se rebelan contra las máquinas que les expropian su tiempo de vida.
[nota del lector: la situación se ha agravado con la llegada de las redes sociales, donde los trabajadores usan su tiempo libre para "trabajar" para las redes sociales gratuitamente y llenar de contenidos toda la Red]
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https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/04/la-sociedad-del-espectaculo-de-guy.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, mayo del 68, Francia, espectáculo, estructura social, situacionismo
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Título: "La sociedad del espectáculo"
Título original en francés: "La Sociètè du spectacle"
Autor: Guy Debord
Editorial en español: Pre-textos (Valencia, 1999, 2002)
Número de páginas: 171
Prólogo: José Luis Pardo
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Biografía oficial del autor Guy Debord
Guy Debord fue un escritor francés nacido en 1930 y fallecido en 1994. Fue un teórico del situacionismo. Su relato más importante es La sociedad del espectáculo.
Según Pardo, el alma y la cabeza del situacionismo fue Guy Debord, "un prototipo de personaje maldito, de formación heterodoxa y un autodidacta, que había nacido en París el día de los Santos Inocentes de 1931. A través de la pintoresca figura del neo-dadaísta Isidore Isou, Debord había heredado el programa anti-esteticista de las vanguardias históricas: la radical intención de superar el arte mediante su realización en la vidad. En 1952 fundó la Internacional Letrista no había de dejar de promover una serie de actividades y publicaciones alternativas al decrépito surrealismo. Creó la Internacional Situacionista en 1957. También se inspiró en filósofos como Hegel, Feuerbach, Marx, Lukács.
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Texto de la contraportada
"En todas partes se plantea la misma terrible pregunta, que desde hace dos siglos avergüenza al mundo entero: ¿Cómo hacer trabajar a los pobres allí donde se ha desvanecido toda ilusión y ha desaparecido toda fuerza? El espectáculo es el mal sueño de la sociedad moderna encadenada, que no se expresa en última instancia más que su deseo de dormir. El espectáculo vela ese sueño. La mercancía es la ilusión efectivamente real, y el espectáculo es su manifestación general. Cuando la masa de mercancías se aproxima a lo aberrante, lo aberrante en cuanto tal se convierte en una mercancía específica. Emanciparse de las bases materiales de la verdad tergiversada: he ahí en lo que consiste la autoemancipación de nuestra época. La verdad de esta sociedad no es otra cosa que la negación de esta sociedad. Este libro ha de leerse tomando en consideración que se escribió deliberadamente contra la sociedad espectacular. Sin exageración alguna.
Texto de la solapa
La sociedad del espectáculo es uno de los retratos más agudos, despiadados y penetrantes de la sociedad contemporánea de cuantos se han hecho hasta hoy, y constituye la obra fundamental de Guy Gebord (1931-1994), quien a su vez ha sido el principal agente de su movimiento de comunicación cultural conocido como "situacionismo", que planteó algunas de las propuestas más radicales tanto en el terreno de la política como en el de la cultura, de las que se han sostenido en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Voluntariamente alejado del mercado de las modas intelectuales, su obra, a pesar de hacer tenido una divulgación escasa o irregular, no ha dejado de ejercer una importante - aunque a veces secreta o silenciada - influencia en los debates de nuestro tiempo. Su vocación de clandestinidad y su intransigencia frente a los totalitarismos le llevaron a elaborar una teoría crítica que hoy, en pleno imperio de la política y culturalmente correcto, ha vuelto a cobrar una merecida e intempestiva actualidad.
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ÍNDICE
1. La separación perfecta
2. La mercancía como espectáculo
3. Unidad y división en la aparencia
4. El proletariado como sujeto y como representación
5. Tiempo e historia
6. El tiempo espectacular
7. La ordenación del territorio
8. La negación y el consumo de la cultura
9. La ideología materializada
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Según Pardo, los "situacionistas" eran los escenógrafos de la revolución de 1968, los principales responsables de su poética, quienes resucitaron los nombres de Marat o de Fourier en plena sociedad opulenta y pasearon por las calles de París el fantasma de la Comuna. Fueron los únicos a los que la revuelta del 68 no había cogido desprevenidos, los únicos que dominaban el terreno y sabían orientarse en él. En la teoría situacionista cobró importancia el concepto de "alienación", sobre la que que Debord edificará su noción de espectáculo.
La tesis de La sociedad del espectáculo es que los trabajadores ya no están explotados en el trabajo sino que el ocio ha sido "colonizado" y expropiado el tiempo total del trabajo, el cual extrae "pseudotrabajo" (sector servicios) para alimentar el "pseudoocio" del proletariado, convertidos en masa de consumidores pasivos y satisfechos, en agregado de espectadores que asisten a su propia enajenación sin oponer resistencia. La única resistencia es la de la crítica radical de la cultura de masas en Estados Unidos (Againts the American Grain).
La gran crítica es que la conquista social de reducir las horas de trabajo se pierden en la cultura-basura para rellenar ese "vergonzoso" vacío. Al no saber qué hacer con esas horas libres, la gente necesita una industria del espectáculo.
Los situacionistas, explica Pardo en su prólogo, diagnosticaron una nueva pobreza del corazón de la abundancia, son jóvenes bien alimentados que reclaman su derecho a vivir y no solo a pasar el rato. Se rebelan contra las máquinas que les expropian su tiempo de vida.
[nota del lector: la situación se ha agravado con la llegada de las redes sociales, donde los trabajadores usan su tiempo libre para "trabajar" para las redes sociales gratuitamente y llenar de contenidos toda la Red]
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Resumen del libro "Clases", de Erik Olin Wright (1985)
Resumen original y actualizado del libro:
Sociología, estructura social, clases, movilidad social
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Ficha técnica
Título: "Clases"
Título en inglés: "Classes"
Autor: Erik Olin Wright
Fecha de publicación en inglés: Londres, 1985
Fecha de publicación en español: 1994
Editorial: Siglo XXI de España Editores SA, Madrid
Número de páginas: 374
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Biografía del autor Erik Olin Wright (hasta 1994)
Erik Olin Wright (1947, Berkeley, California) estudió en la Universidad de Harvard (1964-1968), donde obtuvo la licenciatura en estudios sociales. Cursó estudios de Historia de la Universidad de Oxford, trabajando en especial con Christopher Hill. En 1976 se doctoró en la Universidad de California. Actualmente (en 1994), es catedrático de Sociología en la Universidad de Wisconsin, en Madison. Ha publicado numerosos artículos y algunos libros, entre los que destacan: The Politics of Punishment: A Critical Analysis of Prisons in America (1973) y Clase, crisis y Estado (Madrid, Siglo XXI; 1983)
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Texto de la contraportada
El concepto de clase, tal vez el más importante de la teoría marxista, carece paradójicamente de una definición formal y rigurosa en la obra de Marx. Hay un desajuste entre el nivel estructural abstracto del análisis marxiano, con dos clases nítidamente polarizadas y con intereses radicalmente contrapuestos, y las situaciones históricas concretas, en donde los protagonistas del conflicto social parecen moverse en un mapa mucho más abigarrado y borroso. La evolución de las sociedades del capitalismo avanzado ha mostrado que tal desajuste no es el efecto pasajero de un proceso de acomodación de la sociedad al modo de producción triunfante; la evidente consolidación de las "clases medias" se ha convertido en el gran reto teórico de la sociología marxista contemporánea.
En esta obra que es ya un hito en la moderna reflexión sobre las clases, Erik Olin Wright se embarca en una reconstrucción integral de ese concepto, y de los tipos de sociedad a que da lugar, tan audaz en sus planteamientos como respetuosa con la fuerza explicativa y la radicalidad que Marx quiso otorgarle. El autor da un paso más allá respecto de su anterior aportación teórica, las ya famosas "posiciones de clase contradictorias", y reinvidica una vuelta al concepto de explotación- apoyado por la nueva teorización del economista John Roemer - como criterio básico para definir las clases. Sigue luego un debate sobre la adecuación empírica de la nueva definición frente a propuestas alternativas como la de Poutlantzas.
Clases no es solamente un brillante ejercicio teórico, metodológicamente preciso y elegante: el autor ha asumido también el riesgo de la confrontación con la experiencia poniendo a prueba sus conclusiones con la ayuda de una encuesta de alcance transnacional sobre la estructura y la consciencia de clase, que se completa con una comparación entre las estructuras de clase, de los EE.UU. y Suecia. En palabras de Claus Offe, se trata de "una reformulación de la teoría de las clases empíricamente fundamentada que alcanza cotas ejemplares de rigor crítico, complejidad y claridad".
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ÍNDICE
(resumido)
Prefacio
1. Planteamiento del problema: el programa de análisis de clase
El legado de Marx
Primera parte (cuestiones conceptuales)
2. Biografía de un concepto: posiciones de clase contradictorias
3. Un marco general para el análisis de clase
El concepto de explotación (Roemer)
4. Implicaciones y elaboraciones del marco general
Teorías alternativas de las clases.
Segunda Parte (Investigaciones empíricas)
5. Decisión empírica entre definiciones de clases rivales
6. La estructura de clases en el capitalismo contemporáneo: una comparación entre Suecia y los Estados Unidos
7. Estructura de clases y consciencia de clase en la sociedad capitalista contemporánea
8. Conlusión
Apéndice I: Estrategias prácticas para la transformación de conceptos
Apéndice II: Construcciones de variables
Apéndice III: Datos completos de los cuadros seleccionados
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RESUMEN
Comentarios iniciales: el libro recobra interés porque, en los años 80, intentó hacer una radiografía de las clases sociales y descubrió que la clase media estaba llena de contradicciones. Las revueltas de los "chalecos amarillos" en diciembre del 2018 en París revela que la clase media de provincias está indignada. Para comprender sus motivaciones, hay que entender bien el concepto de clase, que el autor trató de definir en los años 80 y luego lo quiso corroborar experimentalmente con encuestas.
Inicialmente, el marxismo definía las relaciones de clase primordialmente en términos de las relaciones de dominación dentro de la producción. El concepto abarcaba cuatro propiedades estructurales: las clases son relacionales, esas relaciones son antagónicas, esos antagonismos están arraigados en la explotación y la explotación está basada en las relaciones sociales de producción.
Primero Roemer y luego Wright revisan esta idea. Otra pieza clave es que el autor introduce una nueva clase, la "clase media" (intelectuales, expertos), llena de contradicciones entre las relaciones de clase, o bien un "estrato intermedio" entre burguesía y proletariado.
En el caso de Roemer, compara los diferentes sistemas de explotación tratando la organización de la producción como si fuese un "juego" (teoría de los juegos). Los jugadores poseen distintos tipos de bienes productivos (capital y cualificaciones) que introducen en la producción y que utilizan para generar ingresos de acuerdo con un determinado conjunto de reglas. La clave es si a una parte le interesa "retirarse" del juego o qué alternativas tiene para irse a un juego alternativo. A las tres sociedades clasistas (feudal, capitalista, socialista) añade la del "status" (se refiere a una sociedad teórica pero inexistente que es gobernada por burócratas; un ejemplo cercano sería la burocracia soviética).
Wright señala que el capitalismo tiene múltiples futuros, una vez que se admite que son posibles sociedades poscapitalistas con nuevas formas de estructuras de clases, con nuevos mecanismos de explotación y de dominación. El autor señala que la reconceptualización de clase propuesta en su libro sugiere que el núcleo de la lucha positiva en favor del socialismo es la democracia radical. Comenta el autor que el socialismo es una sociedad en la que el control sobre los bienes de capital y de organización ya no supone una fuente significativa de explotación (el socialismo, dice, significaría un control democrático radical sobre los recursos físicos y organizativos utilizados en la producción). Añade que la conciencia creciente de la importancia de la democracia ha sido una de las marcas distintivas de los debates políticos recientes entre la izquierda.
El autor sugiere que la lucha a favor del socialismo y la lucha a favor de la democracia son dos facetas de un mismo proceso. "Sin una redistribución de los bienes de organización mediante una democratización del proceso de control y coordinación de la producción, la explotación de bienes d organización seguirá, y sobre esa explotación se construirá una nueva estructura de relaciones de clase. La democracia no es simplemente una cuestión de cómo organizar las instituciones políticas del Estado; también afecta a cómo se constituyen las relaciones de clase mismas", afirma.
Wright insiste en que la estructura de clases no está simplemente polarizada (obreros-burguesía) sino que dentro de estas clases hay contradicciones de intereses (y los ocupantes de esas posiciones están directamente amenazados por el socialismo o lo ven de forma ambigua). El problema, dice el autor, es que el socialismo es difícilmente alcanzable si esas clases que deben cooperar no ven ventajas materiales claras. O bien se niega este problema o bien se elimina el derroche masivo (gastos militares excesivos, publicidad, consumo ostentoso), lo que beneficiará a la mayoría de la sociedad. Incide en que la productividad real del consumo útil se expandirá tanto que a muchas personas de esas clases contradictorias les irá mejor al elevar el nivel medio de vida. Otra idea es que los socialistas se ganen a las clases contradictorias mediante mejoras en la calidad de vida, ampliación de la libertad real, reducción de la violencia (lo que favorecería las coaliciones de clase).
Recalca que en sus investigaciones ha visto que el proceso de formación de clases está mediado por la política y la ideología, por lo que propone transformar esas mediaciones (ve por ejemplo que las diferentes legislaciones laborales en Suecia y EE.UU. explican que los niveles de sindicación sean tan diferentes; la diferencia respecto a las instituciones electorales puede hacer más difícil que los partidos radicales tengan presencia política; los programas de ayudas sociales son universales o solo van dirigidos a beneficiarios aunque muchos pagan más impuestos que otros,...).
El autor reconceptualiza el concepto de clase en términos de relaciones de explotación. Ve tres dimensiones de la explotación.
Primeramente, analiza la obra de Roemer sobre la explotación. Dicho autor ha terminado por rechazar completamente todo concepto de explotación basado en las transferencias de trabajo, por considerar que pueden darse situaciones en las que las transferencias vayan de los ricos hacia los pobres (un agricultor pobre que le alquila su tierra a un agricultor rico para que este la trabaje y gane más dinero a cambio de menos tiempo de ocio).
Para Roemer, que basa su definición en las teorías de juegos (suma cero), la base material de la explotación reside en la desigual distribución de los bienes productivos, las relaciones de propiedad. Las clases se definen como las posiciones dentro de las relaciones sociales de producción que se derivan de las relaciones de propiedad, determinantes en las pautas de explotación. Unos impiden a los otros apoderarse de los bienes productivos o redistribuir los derechos de propiedad sobre esos bienes.
Wright añade que la explotación implica algo más que la mera opresión económica, incluye tanto esta como la apropiación de los frutos del trabajo de una clase por parte de otra (transferencia de excedentes). En el caso de la explotación, el bienestar de la clase trabajadora depende del trabajo de la clase explotada. En el caso de la simple opresión económica, la clase opresora únicamente tiene interés en proteger sus propios derechos de propiedad; en el caso de la explotación también tiene interés en la actividad y en el esfuerzo de los explotados. En la opresión económica, los intereses materiales de los opresores no se verían perjudicados en caso de que todos los oprimidos sencillamente desaparecieran o murieran. En la explotación, por el contrario, la clase explotadora necesita a la clase explotada.
También explica el concepto de credencial (titulación académica) diciendo que no son el único medio por el que el precio de la fuerza de trabajo cualificada puede exceder sus costes de producción; la dotes naturales constituyen su segundo mecanismo.
Define la explotación como "una apropiación económicamente opresiva de los frutos del trabajo de una clase por otra. No todas las apropiaciones son económicamente opresivas ni todas las formas de opresión económica implican tal apropiación. Es la combinación de opresión económica y apropiación lo que hace de la explotación una base tan poderosa para los antagonistas objetivos entre intereses materiales.
Explica que la explotación feudal se basaba en desigualdades generadas por la propiedad de bienes en forma de fuerza de trabajo; la explotación capitalista, en desigualdades generadas por la propiedad de bienes alienables; la explotación socialista, en desigualdades generadas por la propiedad de bienes inalienables. Así, hay señores y siervos (feudalismo), burgueses y proletariado (capitalismo), y expertos y obreros (socialismo)
Dimensiones de la explotación
1) los bienes en medios de producción (la posesión da lugar a dos clases del capitalismo: los obreros, quienes no poseen los medios de producción deben vender su fuerza de trabajo en un mercado laboral para poder trabajar; y los capitalistas, quienes al poseer cantidades sustanciales de medios de producción pueden contratar asalariados que usen esos medios de producción y no necesitan trabajar ellos mismos en absoluto). A mayores hay otras clases que poseen algunos medios de producción, suficientes para proveer parte de su subsistencia pero no para reproducirse a sí mismos, lo que les fuerza a vender también su fuerza de trabajo en un mercado laboral (asalariado semiproletarizado del capitalismo temprano y campesinos a tiempo parcial del Tercer Mundo). Y, finalmente, hay personas que poseen suficientes medios de producción para contratar trabajadores, pero no los bastantes como para tener realmente la oportunidad de no trabajar nada (pequeño empleador, patronos artesanales, pequeños granjeros, tenderos), el cual trabaja junto con sus empleados, a menudo haciendo el mismo tipo de trabajo que las personas a las que contrata.
Añade que la pequeña burguesía se define como cualquier persona autoempleada que no tenga más que un empleado. No distingue entre asalariados plenamente proletarizados y trabajadores semiproletarizados.
2) Bienes en la organización. Consisten en el control efectivo sobre la coordinación e integración de la división del trabajo. Lo característico es que estos bienes tengan una especial relevancia para definir las relaciones explotadoras de la dirección si bien no todos los empleos que formalmente se tildan de "directivos" implican un control sobre bienes de organización. (Incluye a los directivos, implicados en las decisiones sobre la política dentro del lugar de trabajo y que poseen autoridad efectiva sobre los subordinados; los supervisores, que tienen autoridad efectiva sobre subordinados, pero que no están implicados en las decisiones de la organización. Considera que estos cargos tienen bienes de organización marginales; y los no directivos, sin ningún bien organizativo.
3) Bienes en credenciales. Con cualificaciones académicas formales (expertos, empleados cualificados, no-cualificados). Mantiene sus reservas sobre el carácter clasista de esta categoría.
En el capítulo 5 usó esta reconceptualización para comparar el concepto centrado en la explotación con dos rivales (la definición de la clase obrera por el trabajo manual y la definición por el trabajo productivo) y apostó por el primero.
En el capítulo 6, examinó la relación entre estructura de clases y desigualdad de ingresos y averiguó que la renta se incrementaba en un modo esencialmente monocorde según se movía por todas las dimensiones de la explotación, ya fuesen tomadas separadamente o en conjunto.
En el capítulo 7. estudió la relación entre la estructura de clases y la consciencia de clase y descubre que los datos obtenidos son acordes con las dimensiones de la explotación.
El autor deduce que tanto en Suecia como en Estados Unidos, a pesar de los cambios técnicos y sociales del capitalismo contemporáneo, la clase obrera sigue siendo con diferencia la más numerosa dentro de la fuerza de trabajo (el 40 % si elimina a los propietarios de bienes de explotación marginales como el empleado semicredencializado). Además, hay una proporción sustancial de la fuerza de trabajo que ocupa posiciones explotadoras dentro de la estructura de clases (el 25 %, excluyendo a los PBEM). El 40 % de los hogares tendrían a una persona que está en una clase explotadora pero no son familias de explotadores netos.
Una importante conclusión, al reconceptualizar el concepto de clase, es que la clase media tiene posiciones que son simultáneamente explotadoras y explotadas, lo que determina la complejidad de sus intereses de clase y los sitúa en las "posiciones contradictorias dentro de las relaciones de explotación" pues, por un lado son explotados pero, por otro, tienen intereses distintos a los de los obreros.
Añade que el hecho de que una porción importante de la población pueda sentirse relativamente cómoda en términos materiales no desmiente el que sus capacidades e intereses sigan atados a las relaciones de propiedad y a los procesos de explotación que los acompañan.
Ve varias implicaciones a nivel político: la centralidad de la democracia radical para el programa político del socialismo, la necesidad de concebir el proceso de formación de clase en el capitalismo actual como un problema de alianza de clase y la importancia que tiene crear las mediaciones políticas que hagan posibles esas alianzas.
Estructuras de clase
También pasa a descomponer la estructura de clases 1) por sectores económicos 2) por el empleo público y 3) vínculación entre credenciales y autoridad.
Usando diversas estadísticas de Suecia y Estados Unidos llega a la siguiente conclusión:
- Distribución por sectores económicos: Estados Unidos y Suecia poseen estructuras económicas bastante similares pero hay diferencias llamativas (EE.UU. tiene al 33 % ocupado en sector servicios de mercado capitalista tradicional (distribución, negocios y personales) y Suecia al 18 %; y a la inversa, Suecia tiene más empleo en servicios sociales y políticos ). Ambas superan el 55 % de empleo en el sector terciario.
- Distribución por el empleo público y por asociación de autoridad y credenciales.
El autor señala que los efectos de clase son mayores que los efectos sectoriales y que cuando la distribución del empleo entre los sectores tenía alguna influencia, por lo general el Estado estaba involucrado en ello. La diferencia en la distrubución de la autoridad en ambos países y el vínculo entre credenciales y autoridad explican la mayor parte de las diferencias entre la distribución de las posiciones contradictorias de clase de las dos sociedades.
Añade que las diferencias entre las estructuras de clase de Suecia y EE.UU. giran en buena medida en torno a determinantes políticos.
Dice que la conciencia de clase es muy difícil de medir en las encuestas y que pretende denotar propiedades subjetivas que afectan a la elección consciente de actividades que tienen un contenido clasista. Puede suceder que no haya simplemente un desajuste entre el modo de responder de las personas a las decisiones artificiales de una encuesta y a las decisiones reales de la práctica social, sino que se produzca una inversión sistemática de las respuestas.
Añade que la identificación de clase en cierto modo combina las tres dimensiones de la consciencia (perceptiva, teórica y normativa). Idendificarse con una clase concreta es percibir el mundo a través de determinadas categorías, sostener determinadas teorías sobre las causas (echarle la culpa a alguien de la pobreza) y dar algún sentido evaluativo a los intereses vinculados a esa clase.
Señala que Suecia y Estados Unidos son en muchos aspectos polos opuestos dentro de los países capitalistas avanzados en cuanto a la formación de clase, la expansión del estado, la desigualdad de rentas, los programas del estado de bienestar... Sin embargo, afirma, la pauta básica que conecta a la estructura de clases con la consciencia es muy similar en los dos países: ambos están polarizados de acuerdo con las tres dimensiones de la explotación y los valores en la escala de consciencia varían monocordemente según se atraviesan esas dimensiones.
Añade que aunque la pautación global de la consciencia está determinada estructuralmente por las relaciones de clase, el nivel de consciencia de la clase obrera dentro de una determinada sociedad y la naturaleza de las coaliciones que se construyen sobre esas relaciones quedan confomadas por las prácticas políticas y organizativas que caracterizan la lucha de clases. Sostiene que pese a todo su reformismo y a sus esfuerzos por lograr un compromiso de clases estable en la sociedad sueca, el Partido Socialdemócrata sueco y el movimiento obrero sueco asociado a él, han adoptado estrategias que refuerzan ciertos aspectos de la consciencia de clase obrera, en lugar de dejar que una sólida hegemonía ideológica burguesa la absorba. El partido incorporó al debate los asuntos del poder y la propiedad. En cambio, en Estados Unidos los partidos políticos y sindicatos se han embarcado en prácticas que han minado la consciencia de clase obrera. Cita, por ejemplo, que el partido demócrata ha separado sistemáticamente el discurso político del lenguaje de las clases y ve un limitado abanico de alternativas para enfrentarse a los problemas del poder y la propiedad, y los obreros no se ven como grupo especial con intereses comunes frente al capital. En Suecia hay mayor incidencia de conciencia de clase, las clases están más polarizadas ideológicamente y la coalición de clase obrera edificada sobre ese terreno ideológico más polarizado es mucho más extensa.
(en elaboración)
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Sociología, estructura social, clases, movilidad social
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Ficha técnica
Título: "Clases"
Título en inglés: "Classes"
Autor: Erik Olin Wright
Fecha de publicación en inglés: Londres, 1985
Fecha de publicación en español: 1994
Editorial: Siglo XXI de España Editores SA, Madrid
Número de páginas: 374
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Biografía del autor Erik Olin Wright (hasta 1994)
Erik Olin Wright (1947, Berkeley, California) estudió en la Universidad de Harvard (1964-1968), donde obtuvo la licenciatura en estudios sociales. Cursó estudios de Historia de la Universidad de Oxford, trabajando en especial con Christopher Hill. En 1976 se doctoró en la Universidad de California. Actualmente (en 1994), es catedrático de Sociología en la Universidad de Wisconsin, en Madison. Ha publicado numerosos artículos y algunos libros, entre los que destacan: The Politics of Punishment: A Critical Analysis of Prisons in America (1973) y Clase, crisis y Estado (Madrid, Siglo XXI; 1983)
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Texto de la contraportada
El concepto de clase, tal vez el más importante de la teoría marxista, carece paradójicamente de una definición formal y rigurosa en la obra de Marx. Hay un desajuste entre el nivel estructural abstracto del análisis marxiano, con dos clases nítidamente polarizadas y con intereses radicalmente contrapuestos, y las situaciones históricas concretas, en donde los protagonistas del conflicto social parecen moverse en un mapa mucho más abigarrado y borroso. La evolución de las sociedades del capitalismo avanzado ha mostrado que tal desajuste no es el efecto pasajero de un proceso de acomodación de la sociedad al modo de producción triunfante; la evidente consolidación de las "clases medias" se ha convertido en el gran reto teórico de la sociología marxista contemporánea.
En esta obra que es ya un hito en la moderna reflexión sobre las clases, Erik Olin Wright se embarca en una reconstrucción integral de ese concepto, y de los tipos de sociedad a que da lugar, tan audaz en sus planteamientos como respetuosa con la fuerza explicativa y la radicalidad que Marx quiso otorgarle. El autor da un paso más allá respecto de su anterior aportación teórica, las ya famosas "posiciones de clase contradictorias", y reinvidica una vuelta al concepto de explotación- apoyado por la nueva teorización del economista John Roemer - como criterio básico para definir las clases. Sigue luego un debate sobre la adecuación empírica de la nueva definición frente a propuestas alternativas como la de Poutlantzas.
Clases no es solamente un brillante ejercicio teórico, metodológicamente preciso y elegante: el autor ha asumido también el riesgo de la confrontación con la experiencia poniendo a prueba sus conclusiones con la ayuda de una encuesta de alcance transnacional sobre la estructura y la consciencia de clase, que se completa con una comparación entre las estructuras de clase, de los EE.UU. y Suecia. En palabras de Claus Offe, se trata de "una reformulación de la teoría de las clases empíricamente fundamentada que alcanza cotas ejemplares de rigor crítico, complejidad y claridad".
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ÍNDICE
(resumido)
Prefacio
1. Planteamiento del problema: el programa de análisis de clase
El legado de Marx
Primera parte (cuestiones conceptuales)
2. Biografía de un concepto: posiciones de clase contradictorias
3. Un marco general para el análisis de clase
El concepto de explotación (Roemer)
4. Implicaciones y elaboraciones del marco general
Teorías alternativas de las clases.
Segunda Parte (Investigaciones empíricas)
5. Decisión empírica entre definiciones de clases rivales
6. La estructura de clases en el capitalismo contemporáneo: una comparación entre Suecia y los Estados Unidos
7. Estructura de clases y consciencia de clase en la sociedad capitalista contemporánea
8. Conlusión
Apéndice I: Estrategias prácticas para la transformación de conceptos
Apéndice II: Construcciones de variables
Apéndice III: Datos completos de los cuadros seleccionados
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RESUMEN
Comentarios iniciales: el libro recobra interés porque, en los años 80, intentó hacer una radiografía de las clases sociales y descubrió que la clase media estaba llena de contradicciones. Las revueltas de los "chalecos amarillos" en diciembre del 2018 en París revela que la clase media de provincias está indignada. Para comprender sus motivaciones, hay que entender bien el concepto de clase, que el autor trató de definir en los años 80 y luego lo quiso corroborar experimentalmente con encuestas.
Inicialmente, el marxismo definía las relaciones de clase primordialmente en términos de las relaciones de dominación dentro de la producción. El concepto abarcaba cuatro propiedades estructurales: las clases son relacionales, esas relaciones son antagónicas, esos antagonismos están arraigados en la explotación y la explotación está basada en las relaciones sociales de producción.
Primero Roemer y luego Wright revisan esta idea. Otra pieza clave es que el autor introduce una nueva clase, la "clase media" (intelectuales, expertos), llena de contradicciones entre las relaciones de clase, o bien un "estrato intermedio" entre burguesía y proletariado.
En el caso de Roemer, compara los diferentes sistemas de explotación tratando la organización de la producción como si fuese un "juego" (teoría de los juegos). Los jugadores poseen distintos tipos de bienes productivos (capital y cualificaciones) que introducen en la producción y que utilizan para generar ingresos de acuerdo con un determinado conjunto de reglas. La clave es si a una parte le interesa "retirarse" del juego o qué alternativas tiene para irse a un juego alternativo. A las tres sociedades clasistas (feudal, capitalista, socialista) añade la del "status" (se refiere a una sociedad teórica pero inexistente que es gobernada por burócratas; un ejemplo cercano sería la burocracia soviética).
Wright señala que el capitalismo tiene múltiples futuros, una vez que se admite que son posibles sociedades poscapitalistas con nuevas formas de estructuras de clases, con nuevos mecanismos de explotación y de dominación. El autor señala que la reconceptualización de clase propuesta en su libro sugiere que el núcleo de la lucha positiva en favor del socialismo es la democracia radical. Comenta el autor que el socialismo es una sociedad en la que el control sobre los bienes de capital y de organización ya no supone una fuente significativa de explotación (el socialismo, dice, significaría un control democrático radical sobre los recursos físicos y organizativos utilizados en la producción). Añade que la conciencia creciente de la importancia de la democracia ha sido una de las marcas distintivas de los debates políticos recientes entre la izquierda.
El autor sugiere que la lucha a favor del socialismo y la lucha a favor de la democracia son dos facetas de un mismo proceso. "Sin una redistribución de los bienes de organización mediante una democratización del proceso de control y coordinación de la producción, la explotación de bienes d organización seguirá, y sobre esa explotación se construirá una nueva estructura de relaciones de clase. La democracia no es simplemente una cuestión de cómo organizar las instituciones políticas del Estado; también afecta a cómo se constituyen las relaciones de clase mismas", afirma.
Wright insiste en que la estructura de clases no está simplemente polarizada (obreros-burguesía) sino que dentro de estas clases hay contradicciones de intereses (y los ocupantes de esas posiciones están directamente amenazados por el socialismo o lo ven de forma ambigua). El problema, dice el autor, es que el socialismo es difícilmente alcanzable si esas clases que deben cooperar no ven ventajas materiales claras. O bien se niega este problema o bien se elimina el derroche masivo (gastos militares excesivos, publicidad, consumo ostentoso), lo que beneficiará a la mayoría de la sociedad. Incide en que la productividad real del consumo útil se expandirá tanto que a muchas personas de esas clases contradictorias les irá mejor al elevar el nivel medio de vida. Otra idea es que los socialistas se ganen a las clases contradictorias mediante mejoras en la calidad de vida, ampliación de la libertad real, reducción de la violencia (lo que favorecería las coaliciones de clase).
Recalca que en sus investigaciones ha visto que el proceso de formación de clases está mediado por la política y la ideología, por lo que propone transformar esas mediaciones (ve por ejemplo que las diferentes legislaciones laborales en Suecia y EE.UU. explican que los niveles de sindicación sean tan diferentes; la diferencia respecto a las instituciones electorales puede hacer más difícil que los partidos radicales tengan presencia política; los programas de ayudas sociales son universales o solo van dirigidos a beneficiarios aunque muchos pagan más impuestos que otros,...).
El autor reconceptualiza el concepto de clase en términos de relaciones de explotación. Ve tres dimensiones de la explotación.
Primeramente, analiza la obra de Roemer sobre la explotación. Dicho autor ha terminado por rechazar completamente todo concepto de explotación basado en las transferencias de trabajo, por considerar que pueden darse situaciones en las que las transferencias vayan de los ricos hacia los pobres (un agricultor pobre que le alquila su tierra a un agricultor rico para que este la trabaje y gane más dinero a cambio de menos tiempo de ocio).
Para Roemer, que basa su definición en las teorías de juegos (suma cero), la base material de la explotación reside en la desigual distribución de los bienes productivos, las relaciones de propiedad. Las clases se definen como las posiciones dentro de las relaciones sociales de producción que se derivan de las relaciones de propiedad, determinantes en las pautas de explotación. Unos impiden a los otros apoderarse de los bienes productivos o redistribuir los derechos de propiedad sobre esos bienes.
Wright añade que la explotación implica algo más que la mera opresión económica, incluye tanto esta como la apropiación de los frutos del trabajo de una clase por parte de otra (transferencia de excedentes). En el caso de la explotación, el bienestar de la clase trabajadora depende del trabajo de la clase explotada. En el caso de la simple opresión económica, la clase opresora únicamente tiene interés en proteger sus propios derechos de propiedad; en el caso de la explotación también tiene interés en la actividad y en el esfuerzo de los explotados. En la opresión económica, los intereses materiales de los opresores no se verían perjudicados en caso de que todos los oprimidos sencillamente desaparecieran o murieran. En la explotación, por el contrario, la clase explotadora necesita a la clase explotada.
También explica el concepto de credencial (titulación académica) diciendo que no son el único medio por el que el precio de la fuerza de trabajo cualificada puede exceder sus costes de producción; la dotes naturales constituyen su segundo mecanismo.
Define la explotación como "una apropiación económicamente opresiva de los frutos del trabajo de una clase por otra. No todas las apropiaciones son económicamente opresivas ni todas las formas de opresión económica implican tal apropiación. Es la combinación de opresión económica y apropiación lo que hace de la explotación una base tan poderosa para los antagonistas objetivos entre intereses materiales.
Explica que la explotación feudal se basaba en desigualdades generadas por la propiedad de bienes en forma de fuerza de trabajo; la explotación capitalista, en desigualdades generadas por la propiedad de bienes alienables; la explotación socialista, en desigualdades generadas por la propiedad de bienes inalienables. Así, hay señores y siervos (feudalismo), burgueses y proletariado (capitalismo), y expertos y obreros (socialismo)
Dimensiones de la explotación
1) los bienes en medios de producción (la posesión da lugar a dos clases del capitalismo: los obreros, quienes no poseen los medios de producción deben vender su fuerza de trabajo en un mercado laboral para poder trabajar; y los capitalistas, quienes al poseer cantidades sustanciales de medios de producción pueden contratar asalariados que usen esos medios de producción y no necesitan trabajar ellos mismos en absoluto). A mayores hay otras clases que poseen algunos medios de producción, suficientes para proveer parte de su subsistencia pero no para reproducirse a sí mismos, lo que les fuerza a vender también su fuerza de trabajo en un mercado laboral (asalariado semiproletarizado del capitalismo temprano y campesinos a tiempo parcial del Tercer Mundo). Y, finalmente, hay personas que poseen suficientes medios de producción para contratar trabajadores, pero no los bastantes como para tener realmente la oportunidad de no trabajar nada (pequeño empleador, patronos artesanales, pequeños granjeros, tenderos), el cual trabaja junto con sus empleados, a menudo haciendo el mismo tipo de trabajo que las personas a las que contrata.
Añade que la pequeña burguesía se define como cualquier persona autoempleada que no tenga más que un empleado. No distingue entre asalariados plenamente proletarizados y trabajadores semiproletarizados.
2) Bienes en la organización. Consisten en el control efectivo sobre la coordinación e integración de la división del trabajo. Lo característico es que estos bienes tengan una especial relevancia para definir las relaciones explotadoras de la dirección si bien no todos los empleos que formalmente se tildan de "directivos" implican un control sobre bienes de organización. (Incluye a los directivos, implicados en las decisiones sobre la política dentro del lugar de trabajo y que poseen autoridad efectiva sobre los subordinados; los supervisores, que tienen autoridad efectiva sobre subordinados, pero que no están implicados en las decisiones de la organización. Considera que estos cargos tienen bienes de organización marginales; y los no directivos, sin ningún bien organizativo.
3) Bienes en credenciales. Con cualificaciones académicas formales (expertos, empleados cualificados, no-cualificados). Mantiene sus reservas sobre el carácter clasista de esta categoría.
En el capítulo 5 usó esta reconceptualización para comparar el concepto centrado en la explotación con dos rivales (la definición de la clase obrera por el trabajo manual y la definición por el trabajo productivo) y apostó por el primero.
En el capítulo 6, examinó la relación entre estructura de clases y desigualdad de ingresos y averiguó que la renta se incrementaba en un modo esencialmente monocorde según se movía por todas las dimensiones de la explotación, ya fuesen tomadas separadamente o en conjunto.
En el capítulo 7. estudió la relación entre la estructura de clases y la consciencia de clase y descubre que los datos obtenidos son acordes con las dimensiones de la explotación.
El autor deduce que tanto en Suecia como en Estados Unidos, a pesar de los cambios técnicos y sociales del capitalismo contemporáneo, la clase obrera sigue siendo con diferencia la más numerosa dentro de la fuerza de trabajo (el 40 % si elimina a los propietarios de bienes de explotación marginales como el empleado semicredencializado). Además, hay una proporción sustancial de la fuerza de trabajo que ocupa posiciones explotadoras dentro de la estructura de clases (el 25 %, excluyendo a los PBEM). El 40 % de los hogares tendrían a una persona que está en una clase explotadora pero no son familias de explotadores netos.
Una importante conclusión, al reconceptualizar el concepto de clase, es que la clase media tiene posiciones que son simultáneamente explotadoras y explotadas, lo que determina la complejidad de sus intereses de clase y los sitúa en las "posiciones contradictorias dentro de las relaciones de explotación" pues, por un lado son explotados pero, por otro, tienen intereses distintos a los de los obreros.
Añade que el hecho de que una porción importante de la población pueda sentirse relativamente cómoda en términos materiales no desmiente el que sus capacidades e intereses sigan atados a las relaciones de propiedad y a los procesos de explotación que los acompañan.
Ve varias implicaciones a nivel político: la centralidad de la democracia radical para el programa político del socialismo, la necesidad de concebir el proceso de formación de clase en el capitalismo actual como un problema de alianza de clase y la importancia que tiene crear las mediaciones políticas que hagan posibles esas alianzas.
Comentarios iniciales: el libro recobra interés porque, en los años 80, intentó hacer una radiografía de las clases sociales y descubrió que la clase media estaba llena de contradicciones. Las revueltas de los "chalecos amarillos" en diciembre del 2018 en París revela que la clase media de provincias está indignada. Para comprender sus motivaciones, hay que entender bien el concepto de clase, que el autor trató de definir en los años 80 y luego lo quiso corroborar experimentalmente con encuestas.
Inicialmente, el marxismo definía las relaciones de clase primordialmente en términos de las relaciones de dominación dentro de la producción. El concepto abarcaba cuatro propiedades estructurales: las clases son relacionales, esas relaciones son antagónicas, esos antagonismos están arraigados en la explotación y la explotación está basada en las relaciones sociales de producción.
Primero Roemer y luego Wright revisan esta idea. Otra pieza clave es que el autor introduce una nueva clase, la "clase media" (intelectuales, expertos), llena de contradicciones entre las relaciones de clase, o bien un "estrato intermedio" entre burguesía y proletariado.
En el caso de Roemer, compara los diferentes sistemas de explotación tratando la organización de la producción como si fuese un "juego" (teoría de los juegos). Los jugadores poseen distintos tipos de bienes productivos (capital y cualificaciones) que introducen en la producción y que utilizan para generar ingresos de acuerdo con un determinado conjunto de reglas. La clave es si a una parte le interesa "retirarse" del juego o qué alternativas tiene para irse a un juego alternativo. A las tres sociedades clasistas (feudal, capitalista, socialista) añade la del "status" (se refiere a una sociedad teórica pero inexistente que es gobernada por burócratas; un ejemplo cercano sería la burocracia soviética).
Wright señala que el capitalismo tiene múltiples futuros, una vez que se admite que son posibles sociedades poscapitalistas con nuevas formas de estructuras de clases, con nuevos mecanismos de explotación y de dominación. El autor señala que la reconceptualización de clase propuesta en su libro sugiere que el núcleo de la lucha positiva en favor del socialismo es la democracia radical. Comenta el autor que el socialismo es una sociedad en la que el control sobre los bienes de capital y de organización ya no supone una fuente significativa de explotación (el socialismo, dice, significaría un control democrático radical sobre los recursos físicos y organizativos utilizados en la producción). Añade que la conciencia creciente de la importancia de la democracia ha sido una de las marcas distintivas de los debates políticos recientes entre la izquierda.
El autor sugiere que la lucha a favor del socialismo y la lucha a favor de la democracia son dos facetas de un mismo proceso. "Sin una redistribución de los bienes de organización mediante una democratización del proceso de control y coordinación de la producción, la explotación de bienes d organización seguirá, y sobre esa explotación se construirá una nueva estructura de relaciones de clase. La democracia no es simplemente una cuestión de cómo organizar las instituciones políticas del Estado; también afecta a cómo se constituyen las relaciones de clase mismas", afirma.
Wright insiste en que la estructura de clases no está simplemente polarizada (obreros-burguesía) sino que dentro de estas clases hay contradicciones de intereses (y los ocupantes de esas posiciones están directamente amenazados por el socialismo o lo ven de forma ambigua). El problema, dice el autor, es que el socialismo es difícilmente alcanzable si esas clases que deben cooperar no ven ventajas materiales claras. O bien se niega este problema o bien se elimina el derroche masivo (gastos militares excesivos, publicidad, consumo ostentoso), lo que beneficiará a la mayoría de la sociedad. Incide en que la productividad real del consumo útil se expandirá tanto que a muchas personas de esas clases contradictorias les irá mejor al elevar el nivel medio de vida. Otra idea es que los socialistas se ganen a las clases contradictorias mediante mejoras en la calidad de vida, ampliación de la libertad real, reducción de la violencia (lo que favorecería las coaliciones de clase).
Recalca que en sus investigaciones ha visto que el proceso de formación de clases está mediado por la política y la ideología, por lo que propone transformar esas mediaciones (ve por ejemplo que las diferentes legislaciones laborales en Suecia y EE.UU. explican que los niveles de sindicación sean tan diferentes; la diferencia respecto a las instituciones electorales puede hacer más difícil que los partidos radicales tengan presencia política; los programas de ayudas sociales son universales o solo van dirigidos a beneficiarios aunque muchos pagan más impuestos que otros,...).
El autor reconceptualiza el concepto de clase en términos de relaciones de explotación. Ve tres dimensiones de la explotación.
Primeramente, analiza la obra de Roemer sobre la explotación. Dicho autor ha terminado por rechazar completamente todo concepto de explotación basado en las transferencias de trabajo, por considerar que pueden darse situaciones en las que las transferencias vayan de los ricos hacia los pobres (un agricultor pobre que le alquila su tierra a un agricultor rico para que este la trabaje y gane más dinero a cambio de menos tiempo de ocio).
Para Roemer, que basa su definición en las teorías de juegos (suma cero), la base material de la explotación reside en la desigual distribución de los bienes productivos, las relaciones de propiedad. Las clases se definen como las posiciones dentro de las relaciones sociales de producción que se derivan de las relaciones de propiedad, determinantes en las pautas de explotación. Unos impiden a los otros apoderarse de los bienes productivos o redistribuir los derechos de propiedad sobre esos bienes.
Wright añade que la explotación implica algo más que la mera opresión económica, incluye tanto esta como la apropiación de los frutos del trabajo de una clase por parte de otra (transferencia de excedentes). En el caso de la explotación, el bienestar de la clase trabajadora depende del trabajo de la clase explotada. En el caso de la simple opresión económica, la clase opresora únicamente tiene interés en proteger sus propios derechos de propiedad; en el caso de la explotación también tiene interés en la actividad y en el esfuerzo de los explotados. En la opresión económica, los intereses materiales de los opresores no se verían perjudicados en caso de que todos los oprimidos sencillamente desaparecieran o murieran. En la explotación, por el contrario, la clase explotadora necesita a la clase explotada.
También explica el concepto de credencial (titulación académica) diciendo que no son el único medio por el que el precio de la fuerza de trabajo cualificada puede exceder sus costes de producción; la dotes naturales constituyen su segundo mecanismo.
Define la explotación como "una apropiación económicamente opresiva de los frutos del trabajo de una clase por otra. No todas las apropiaciones son económicamente opresivas ni todas las formas de opresión económica implican tal apropiación. Es la combinación de opresión económica y apropiación lo que hace de la explotación una base tan poderosa para los antagonistas objetivos entre intereses materiales.
Explica que la explotación feudal se basaba en desigualdades generadas por la propiedad de bienes en forma de fuerza de trabajo; la explotación capitalista, en desigualdades generadas por la propiedad de bienes alienables; la explotación socialista, en desigualdades generadas por la propiedad de bienes inalienables. Así, hay señores y siervos (feudalismo), burgueses y proletariado (capitalismo), y expertos y obreros (socialismo)
Dimensiones de la explotación
1) los bienes en medios de producción (la posesión da lugar a dos clases del capitalismo: los obreros, quienes no poseen los medios de producción deben vender su fuerza de trabajo en un mercado laboral para poder trabajar; y los capitalistas, quienes al poseer cantidades sustanciales de medios de producción pueden contratar asalariados que usen esos medios de producción y no necesitan trabajar ellos mismos en absoluto). A mayores hay otras clases que poseen algunos medios de producción, suficientes para proveer parte de su subsistencia pero no para reproducirse a sí mismos, lo que les fuerza a vender también su fuerza de trabajo en un mercado laboral (asalariado semiproletarizado del capitalismo temprano y campesinos a tiempo parcial del Tercer Mundo). Y, finalmente, hay personas que poseen suficientes medios de producción para contratar trabajadores, pero no los bastantes como para tener realmente la oportunidad de no trabajar nada (pequeño empleador, patronos artesanales, pequeños granjeros, tenderos), el cual trabaja junto con sus empleados, a menudo haciendo el mismo tipo de trabajo que las personas a las que contrata.
Añade que la pequeña burguesía se define como cualquier persona autoempleada que no tenga más que un empleado. No distingue entre asalariados plenamente proletarizados y trabajadores semiproletarizados.
2) Bienes en la organización. Consisten en el control efectivo sobre la coordinación e integración de la división del trabajo. Lo característico es que estos bienes tengan una especial relevancia para definir las relaciones explotadoras de la dirección si bien no todos los empleos que formalmente se tildan de "directivos" implican un control sobre bienes de organización. (Incluye a los directivos, implicados en las decisiones sobre la política dentro del lugar de trabajo y que poseen autoridad efectiva sobre los subordinados; los supervisores, que tienen autoridad efectiva sobre subordinados, pero que no están implicados en las decisiones de la organización. Considera que estos cargos tienen bienes de organización marginales; y los no directivos, sin ningún bien organizativo.
3) Bienes en credenciales. Con cualificaciones académicas formales (expertos, empleados cualificados, no-cualificados). Mantiene sus reservas sobre el carácter clasista de esta categoría.
En el capítulo 5 usó esta reconceptualización para comparar el concepto centrado en la explotación con dos rivales (la definición de la clase obrera por el trabajo manual y la definición por el trabajo productivo) y apostó por el primero.
En el capítulo 6, examinó la relación entre estructura de clases y desigualdad de ingresos y averiguó que la renta se incrementaba en un modo esencialmente monocorde según se movía por todas las dimensiones de la explotación, ya fuesen tomadas separadamente o en conjunto.
En el capítulo 7. estudió la relación entre la estructura de clases y la consciencia de clase y descubre que los datos obtenidos son acordes con las dimensiones de la explotación.
El autor deduce que tanto en Suecia como en Estados Unidos, a pesar de los cambios técnicos y sociales del capitalismo contemporáneo, la clase obrera sigue siendo con diferencia la más numerosa dentro de la fuerza de trabajo (el 40 % si elimina a los propietarios de bienes de explotación marginales como el empleado semicredencializado). Además, hay una proporción sustancial de la fuerza de trabajo que ocupa posiciones explotadoras dentro de la estructura de clases (el 25 %, excluyendo a los PBEM). El 40 % de los hogares tendrían a una persona que está en una clase explotadora pero no son familias de explotadores netos.
Una importante conclusión, al reconceptualizar el concepto de clase, es que la clase media tiene posiciones que son simultáneamente explotadoras y explotadas, lo que determina la complejidad de sus intereses de clase y los sitúa en las "posiciones contradictorias dentro de las relaciones de explotación" pues, por un lado son explotados pero, por otro, tienen intereses distintos a los de los obreros.
Añade que el hecho de que una porción importante de la población pueda sentirse relativamente cómoda en términos materiales no desmiente el que sus capacidades e intereses sigan atados a las relaciones de propiedad y a los procesos de explotación que los acompañan.
Ve varias implicaciones a nivel político: la centralidad de la democracia radical para el programa político del socialismo, la necesidad de concebir el proceso de formación de clase en el capitalismo actual como un problema de alianza de clase y la importancia que tiene crear las mediaciones políticas que hagan posibles esas alianzas.
Estructuras de clase
También pasa a descomponer la estructura de clases 1) por sectores económicos 2) por el empleo público y 3) vínculación entre credenciales y autoridad.
Usando diversas estadísticas de Suecia y Estados Unidos llega a la siguiente conclusión:
- Distribución por sectores económicos: Estados Unidos y Suecia poseen estructuras económicas bastante similares pero hay diferencias llamativas (EE.UU. tiene al 33 % ocupado en sector servicios de mercado capitalista tradicional (distribución, negocios y personales) y Suecia al 18 %; y a la inversa, Suecia tiene más empleo en servicios sociales y políticos ). Ambas superan el 55 % de empleo en el sector terciario.
- Distribución por el empleo público y por asociación de autoridad y credenciales.
El autor señala que los efectos de clase son mayores que los efectos sectoriales y que cuando la distribución del empleo entre los sectores tenía alguna influencia, por lo general el Estado estaba involucrado en ello. La diferencia en la distrubución de la autoridad en ambos países y el vínculo entre credenciales y autoridad explican la mayor parte de las diferencias entre la distribución de las posiciones contradictorias de clase de las dos sociedades.
Añade que las diferencias entre las estructuras de clase de Suecia y EE.UU. giran en buena medida en torno a determinantes políticos.
Dice que la conciencia de clase es muy difícil de medir en las encuestas y que pretende denotar propiedades subjetivas que afectan a la elección consciente de actividades que tienen un contenido clasista. Puede suceder que no haya simplemente un desajuste entre el modo de responder de las personas a las decisiones artificiales de una encuesta y a las decisiones reales de la práctica social, sino que se produzca una inversión sistemática de las respuestas.
Añade que la identificación de clase en cierto modo combina las tres dimensiones de la consciencia (perceptiva, teórica y normativa). Idendificarse con una clase concreta es percibir el mundo a través de determinadas categorías, sostener determinadas teorías sobre las causas (echarle la culpa a alguien de la pobreza) y dar algún sentido evaluativo a los intereses vinculados a esa clase.
Señala que Suecia y Estados Unidos son en muchos aspectos polos opuestos dentro de los países capitalistas avanzados en cuanto a la formación de clase, la expansión del estado, la desigualdad de rentas, los programas del estado de bienestar... Sin embargo, afirma, la pauta básica que conecta a la estructura de clases con la consciencia es muy similar en los dos países: ambos están polarizados de acuerdo con las tres dimensiones de la explotación y los valores en la escala de consciencia varían monocordemente según se atraviesan esas dimensiones.
Añade que aunque la pautación global de la consciencia está determinada estructuralmente por las relaciones de clase, el nivel de consciencia de la clase obrera dentro de una determinada sociedad y la naturaleza de las coaliciones que se construyen sobre esas relaciones quedan confomadas por las prácticas políticas y organizativas que caracterizan la lucha de clases. Sostiene que pese a todo su reformismo y a sus esfuerzos por lograr un compromiso de clases estable en la sociedad sueca, el Partido Socialdemócrata sueco y el movimiento obrero sueco asociado a él, han adoptado estrategias que refuerzan ciertos aspectos de la consciencia de clase obrera, en lugar de dejar que una sólida hegemonía ideológica burguesa la absorba. El partido incorporó al debate los asuntos del poder y la propiedad. En cambio, en Estados Unidos los partidos políticos y sindicatos se han embarcado en prácticas que han minado la consciencia de clase obrera. Cita, por ejemplo, que el partido demócrata ha separado sistemáticamente el discurso político del lenguaje de las clases y ve un limitado abanico de alternativas para enfrentarse a los problemas del poder y la propiedad, y los obreros no se ven como grupo especial con intereses comunes frente al capital. En Suecia hay mayor incidencia de conciencia de clase, las clases están más polarizadas ideológicamente y la coalición de clase obrera edificada sobre ese terreno ideológico más polarizado es mucho más extensa.
(en elaboración)
Resumen del libro "Una sociología de la globalización", de Saskia Sassen (2007)
Resumen actualizado y original en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/10/una-sociologia-de-la-globalizacion-de.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, globalización, economía internacional
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Ficha técnica
Título: "Una sociología de la globalización"
Subtítulo:
Título original: A sociology of globalization
Autora: Saskia Sassen
Edición en inglés: Nueva York, 2007
Edición en español: Katzeditores, Madrid, 2007
Número de páginas: 323
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Biografía oficial de la autora Saskia Sassen (hasta el 2012)
Saskia Sassen (La Haya, Holanda, 1949) nació en Holanda pero creció en Buenos Aires, ciudad a la que su familia se trasladó en 1950. Parte de su juventud transcurrió en Italia y, en 1966, se instaló en Francia, donde estudió durante un año en la Universidad de Poitiers, luego en la Universidad de "La Sapieza", de Roma, y más tarde en la Universidad de Buenos Aires, donde se tituló en Filosofía y en Ciencias Políticas. Desde 1969 estudió Sociología y Economía en la Universidad de Notre Dame, Indiana (Estados Unidos), donde obtuvo un master y un doctorado en 1971 y en 1974, respectivamente. También en 1974 obtuvo un master en filosofía en Francia. Realizó un postdoctorado en el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard. Ha desempeñado diversas posiciones académicas en universidades de los Estados Unidos y de Europa y actualmente es profesora de sociología en la Universidad de Chicago y profesora visitante en la London School of Economics.
En su célebre libro The global city: New York, London, Tokio publicado en 1991 (edición en español: La ciudad global, Buenos Aires, 1999) Saskia Sassen desarrolla el concepto de ciudad global, categoría novedosa para estudiar la ciudad como lugar de intersección entre lo local y lo global. Otro aspecto fundamental de la obra de Sassen reside en los estudios sobre las cuestiones del poder y la desigualdad derivados de los procesos de globalización.
A mayores, en el 2013 obtuvo el Premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales.
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Texto de la contraportada y solapa
"Procesos transnacionales como la globalización política, económica y cultural enfrentan a las ciencias sociales con una serie de desafíos teóricos y metodológicos, que surgen debido a que lo global (ya sea una institución, un proceso, una práctica discursiva o un imaginario) transciende el marco exclusivo del Estado-nación y al mismo tiempo habita parcialmente los territorios y las instituciones nacionales. Es así que aun cuando la mayoría de los procesos y las entidades que se encuentran en el interior de lo nacional son nacionales, cada vez resulta más necesaria la investigación empírica para determinar si todos ellos lo son, pues cada vez existen más casos de localización de lo global y de desnacionalización de lo nacional. Vista de esta manera, la globalización no se limita ya a la noción convencional que la define como un proceso de formación de instituciones exclusivamente globales y de interdependencia creciente entre los estados-nación del mundo.
En el marco de ese horizonte de reflexión, esta obra de Saskia Sassen aborda el análisis de dos dinámicas diferenciadas. Por un lado, la formación de procesos e instituciones explícitamente globales. Por otro lado, los procesos que no pertenecen necesariamente a la escala global y que, sin embargo, forman parte de la globalización porque, aun inmersos en territorios y dominios institucionales que en gran parte del mundo se consideran nacionales, incorporan redes o entidades transfronterizas que conectan múltiples procesos y actores locales o "nacionales".
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ÍNDICE
1. Elementos para una sociología de la globalización
2. El Estado frente a la economía global y las redes digitales
3. Ciudades globales: la recuperación del lugar y las prácticas sociales
4. La conformación de los movimientos migratorios internacionales
5. Nuevas clases globales
6. Los actores locales en la política global
7. Nuevas formaciones sociales
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RESUMEN
El libro arranca explicando que lo global (una institución, un proceso, una práctica discursiva o un imaginario) trasciende el marco exclusivo del Estado-nación y al mismo tiempo habita parcialmente los territorios y las institucionales nacionales. Lo global no es solo la interdependencia y la formación de instituciones exclusivamente globales. Afirma que el hecho de que un proceso o entidad se encuentre dentro del territorio de un Estado soberano no necesariamente supone que sea un proceso o entidad nacional sino que puede ser una localización de lo global (una entidad nacional que fue desnacionalizada).
Por un lado estudia la globalización desde el punto de vista de las instituciones (OMC, mercados financieros, cosmopolitismo, tribunales internacionales) y por otro los procesos que no necesariamente pertenecen a la escala global pero están inmersos en territorios de todo el mundo (están incorporados en redes transfronterizas de activistas como las oenegés, la organización de defensa del medio ambiente o de los derechos humanos, así como las políticas monetarias y fiscales impuestas por el FMI o el uso de leyes internacionales por los tribunales nacionales).
La autora estudia la noción de jerarquía de escalas con el objetivo de desestabilizar, a la luz de las nuevas dinámicas y tecnologías, la jerarquía tradicional centrada en el Estado-nación. Aquí se refiere a poderosos actores económicos como el mercado global de capitales, el régimen mundial del comercio o la internacionalización de la producción industrial. Se está produciendo una multiplicación de actores no estatales y de procesos transfronterizos que generan cambios en el alcance, la exclusividad y la competencia de la autoridad estatal sobre el territorio nacional. También ve un proceso "multiescalar" (una entidad local forma parte de un mercado electrónico perteneciente a la escala global).
Sassen define el modelo de ciudad global, la cual cuanto más se globalizan y digitalizan las operaciones y los mercados empresariales, más complejas y estratégicas se vuelven las funciones de gestión centralizada y de servicios especializados, con lo que las empresas se benefician de las economías de aglomeración.
Luego, examina el significado de lo subnacional en un mundo global y parcialmente digitalizado.
Luego, analiza el modo en que las entidades subnacionales pueden superar el modelo de jerarquía anidada que se organiza en torno del Estado-nación y su función como único actor en las relaciones internacionales (el análisis se concentra en las redes de transacciones que conectan a las 40 ciudades globales; estas redes interurbanas tienen filiales de la empresa, redes transnacionales de inmigrantes y redes del terrorismo internacional).
Finalmente, señala las consecuencias que tiene para los Estados-nación la articulación de lo global en el interior de lo nacional y lo subnacional. Por un lado, el Estado se limita a reducir su autoridad (con la privatización, la desregulación y la disminución de la intervención gubernamental) a la vez que produce nuevos reglamentos y leyes (menciona el derecho anglosajón, la autonomía de los bancos centrales). Además, los estados se están des-nacionalizando (dando paso a un orden institucional privado). Teme que estas tendencias agraven el déficit democrático en el interior del Estado y fortalezca la "legitimidad" de normas y reclamos de grandes actores económicos globales.
Ve una tensión entre la inserción necesaria, si bien parcial, de la globalización en los territorios y las instituciones nacionales y el complejo sistema jurídico y administrativo que ha construido la autoridad exclusiva de los estados soberanos sobre su territorio nacional, ha sido en parte negociada mediante procesos de desnacionalización institucional parcial en el interior del Estado y de la economía nacional. Además, alerta de la formación de un orden institucional privado intermediario que se ubica solo parcialmente dentro del sistema interestatal y que se está transformando en un ámbito institucional paralelo donde se manejan las operaciones transfronterizas.
También estudia el Estado frente a la economía global y las redes digitales. Señala que el Estado puede concebirse como la representación de una facultad técnica administrativa que posibilita la implantación de la economía global corporativa. Recalca que solo dos estados, EE.UU. y el Reino Unido, están diseñando las nuevas normas y la nueva legalidad necesaria para garantizar los derechos y la protección de las empresas y los mercados globales (normas que derivan del derecho comercial y las prácticas contables angloamericanas).
Respecto a la división del trabajo entre naciones (Wallerstein), la autora cree que la diferencia entre centro y periferia ya no se refiere a la cadena de producción sino a una diferenciación "funcional". Dice que el centro está en el Atlántico Norte (en menor medida China y Japón), y en núcleos tecnológicos como Silicon Valley.
Indica que la inversión extranjera directa (fusiones y adquisiciones transfronterizas) y el mercado global de capitales y el comercio conforman el núcleo de los cambios estructurales constitutivos de la globalización y de las actividades tendentes a regularla.
Recalca que "hoy se ve un nuevo mapa de transacciones económicas que se superpone a los modelos geoeconómicos anteriores".
Señala que la digitalización ha posibilitado el fortalecimiento tanto de viejos actores y espacios no-estatales como de la formación de otros nuevos, capaces de competir con la autoridad estatal en materia de jurisdicción, alcance y exclusividad. La digitalización ha cumplido una función transformadora pero puede estar inmersa en otras dinámicas. Recuerda que Internet tiene la capacidad de mejorar la democracia pero también de ejercer un control importante o imponer límites al acceso. Recuerda que está regulada por leyes, por empresas de software o el ICANN. Las redes ayudaron a situar el mercado global de capitales en una posición distintiva respecto de otros componentes de la economía global. Recuerda que la desregulación de los mercados financieros nacionales, la integración global de un número cada vez mayor de centros financieros, las computadoras y las telecomunicaciones han contribuido al crecimiento explosivo de los mercados financieros. Se pregunta si el mercado global de capitales, como concentración de poder, tiene el poder de "disciplinar" a los gobiernos nacionales y de someter al menos a algunas políticas fiscales y monetarias a criterios que antes no se aplicaban y hacer lo "adecuado". Destaca que los mercados electrónicos (el espacio supranacional del mercado financiero global) operan en parte fuera de la jurisdicción exclusiva de los estados y, en realidad, constituye solo uno de los espacios de este sector digitalizado (el otro espacio es el real a nivel nacional donde operan los centros financieros).
Indica que el espacio digital privado del mercado global de capitales se intersecta al menos de dos maneras específicas en el ámbito de la autoridad estatal (con nuevas normas que reflejan la lógica del mercado global) y con el derecho.
La autora se pregunta si realmente se están formando nuevas configuraciones en medio de las viejas condiciones sociales. El poder, la movilidad del capital, las desventajas económicas y políticas, el desamparo de los sin techo y las pandillas son fenómenos que son antiguos o si han mutado. La autora se centra en estudiar la ciudad porque resurge como espacio estratégico para entender tendencias críticas en la reconfiguración del orden social (la globalización, el auge de las nuevas tecnologías informáticas, la intensificación de las dinámicas transnacionales y translocales y una mayor presencia y voz de instancias específicas de diversidad sociocultural).
Menciona a ciudades como Nueva York, Londres, Tokio, París, Frankfurt, Zurich, Amsterdam, Los Angeles, Sidney, Hong Kong, así como Shanghai, Bangkok, Taipei, Sao Paulo y México DF. Se ha registrado un aumento considerable en la intensidad y magnitud de las transacciones entre estas ciudades (a través de los mercados financieros, el comercio de servicios y las inversiones), así como un aumento de la desigualdad. Paralelamente a estas nuevas redes jerárquicas globales y regionales existe un vasto territorio que se vuelve más periférico y más excluido de los procesos que alimentan el crecimiento económico de la nueva economía global. Se observa una decadencia y una pérdida de funciones en los centros industriales y en las ciudades portuarias que antes eran importantes. Y en el empleo se sobrevaloran servivios especializados frente a otros trabajadores "innecesarios". Los habitantes marginados van ganando presencia política en estas ciudades y hacen sus demandas, por lo que las ciudades se polarizan.
Añade que el espacio formado por la red mundial de ciudades globales es un nuevo espacio estratégico para la formación de nuevos tipos de identidades y comunidades, incluso transnacionales.
También estudia los movimientos migratorios internacionales, que relaciona con los lazos económicos creados por la internacionalización económica, los vinculos coloniales y neocoloniales, la contratación directa de mano de obra extranjera por redes internacionales de inmigrantes, gobiernos o empresas, así como la exportación organizada de mano de obra y tráfico de hombres, mujeres y niños.
Además, analiza las nuevas clases sociales globales como fuerzas sociales emergentes (aunque están ligadas al ámbito nacional). Por un lado, está la nueva clase profesional transnacional. Luego, hay una clase compuesta por la fusión de distintos sectores desfavorecidos. También hay redes de funcionarios públicos especializados. Las tres clases son cosmopolitas y confluyen en las ciudades porque demandan tanto altos profesionales especializados como trabajadores de bajo salario. Los gobiernos tienen dos marcos normativos desconectados: una cultura política neoliberal para atraer a los profesionales y otra inmigratoria que cierra la puerta a los circuitos inferiores del mercado global. Estas desigualdades generan una segmentación en la sociedad del capitalismo avanzado.
Los activistas políticos han encontrado en las redes digitales un aumento de su potencial escala y generan comunidades globales. Hay también prácticas locales (micropolítica) que se repiten en otras partes del mundo.
Finalmente, concibe la digitalización como un medio para aumentar la movilidad del capital y cambiar la relación entre las empresas móviles y los estados-nación territoriales. Por ello, hay una desmaterialización de muchas actividades económicas (adquiere hipermovilidad). La autora sostiene que la hipermovilidad del instrumento financiero es algo "producido" que requiere capital fijo: profesionales de primera línea en el lugar del trabajo, computadoras, sistemas jurídicos y autopistas y aeropuertos. A esto se suman las lógicas sociales que lo organizan (las tecnologías digitales están marcadas por los intereses financieros). Hay cuatro dinámicas financieras que no las han creado las redes digitales pero sí las han favorecido.
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https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/10/una-sociologia-de-la-globalizacion-de.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, globalización, economía internacional
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Ficha técnica
Título: "Una sociología de la globalización"
Subtítulo:
Título original: A sociology of globalization
Autora: Saskia Sassen
Edición en inglés: Nueva York, 2007
Edición en español: Katzeditores, Madrid, 2007
Número de páginas: 323
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Biografía oficial de la autora Saskia Sassen (hasta el 2012)
Saskia Sassen (La Haya, Holanda, 1949) nació en Holanda pero creció en Buenos Aires, ciudad a la que su familia se trasladó en 1950. Parte de su juventud transcurrió en Italia y, en 1966, se instaló en Francia, donde estudió durante un año en la Universidad de Poitiers, luego en la Universidad de "La Sapieza", de Roma, y más tarde en la Universidad de Buenos Aires, donde se tituló en Filosofía y en Ciencias Políticas. Desde 1969 estudió Sociología y Economía en la Universidad de Notre Dame, Indiana (Estados Unidos), donde obtuvo un master y un doctorado en 1971 y en 1974, respectivamente. También en 1974 obtuvo un master en filosofía en Francia. Realizó un postdoctorado en el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Harvard. Ha desempeñado diversas posiciones académicas en universidades de los Estados Unidos y de Europa y actualmente es profesora de sociología en la Universidad de Chicago y profesora visitante en la London School of Economics.
En su célebre libro The global city: New York, London, Tokio publicado en 1991 (edición en español: La ciudad global, Buenos Aires, 1999) Saskia Sassen desarrolla el concepto de ciudad global, categoría novedosa para estudiar la ciudad como lugar de intersección entre lo local y lo global. Otro aspecto fundamental de la obra de Sassen reside en los estudios sobre las cuestiones del poder y la desigualdad derivados de los procesos de globalización.
A mayores, en el 2013 obtuvo el Premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales.
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Texto de la contraportada y solapa
"Procesos transnacionales como la globalización política, económica y cultural enfrentan a las ciencias sociales con una serie de desafíos teóricos y metodológicos, que surgen debido a que lo global (ya sea una institución, un proceso, una práctica discursiva o un imaginario) transciende el marco exclusivo del Estado-nación y al mismo tiempo habita parcialmente los territorios y las instituciones nacionales. Es así que aun cuando la mayoría de los procesos y las entidades que se encuentran en el interior de lo nacional son nacionales, cada vez resulta más necesaria la investigación empírica para determinar si todos ellos lo son, pues cada vez existen más casos de localización de lo global y de desnacionalización de lo nacional. Vista de esta manera, la globalización no se limita ya a la noción convencional que la define como un proceso de formación de instituciones exclusivamente globales y de interdependencia creciente entre los estados-nación del mundo.
En el marco de ese horizonte de reflexión, esta obra de Saskia Sassen aborda el análisis de dos dinámicas diferenciadas. Por un lado, la formación de procesos e instituciones explícitamente globales. Por otro lado, los procesos que no pertenecen necesariamente a la escala global y que, sin embargo, forman parte de la globalización porque, aun inmersos en territorios y dominios institucionales que en gran parte del mundo se consideran nacionales, incorporan redes o entidades transfronterizas que conectan múltiples procesos y actores locales o "nacionales".
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ÍNDICE
1. Elementos para una sociología de la globalización
2. El Estado frente a la economía global y las redes digitales
3. Ciudades globales: la recuperación del lugar y las prácticas sociales
4. La conformación de los movimientos migratorios internacionales
5. Nuevas clases globales
6. Los actores locales en la política global
7. Nuevas formaciones sociales
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RESUMEN
El libro arranca explicando que lo global (una institución, un proceso, una práctica discursiva o un imaginario) trasciende el marco exclusivo del Estado-nación y al mismo tiempo habita parcialmente los territorios y las institucionales nacionales. Lo global no es solo la interdependencia y la formación de instituciones exclusivamente globales. Afirma que el hecho de que un proceso o entidad se encuentre dentro del territorio de un Estado soberano no necesariamente supone que sea un proceso o entidad nacional sino que puede ser una localización de lo global (una entidad nacional que fue desnacionalizada).
Por un lado estudia la globalización desde el punto de vista de las instituciones (OMC, mercados financieros, cosmopolitismo, tribunales internacionales) y por otro los procesos que no necesariamente pertenecen a la escala global pero están inmersos en territorios de todo el mundo (están incorporados en redes transfronterizas de activistas como las oenegés, la organización de defensa del medio ambiente o de los derechos humanos, así como las políticas monetarias y fiscales impuestas por el FMI o el uso de leyes internacionales por los tribunales nacionales).
La autora estudia la noción de jerarquía de escalas con el objetivo de desestabilizar, a la luz de las nuevas dinámicas y tecnologías, la jerarquía tradicional centrada en el Estado-nación. Aquí se refiere a poderosos actores económicos como el mercado global de capitales, el régimen mundial del comercio o la internacionalización de la producción industrial. Se está produciendo una multiplicación de actores no estatales y de procesos transfronterizos que generan cambios en el alcance, la exclusividad y la competencia de la autoridad estatal sobre el territorio nacional. También ve un proceso "multiescalar" (una entidad local forma parte de un mercado electrónico perteneciente a la escala global).
Sassen define el modelo de ciudad global, la cual cuanto más se globalizan y digitalizan las operaciones y los mercados empresariales, más complejas y estratégicas se vuelven las funciones de gestión centralizada y de servicios especializados, con lo que las empresas se benefician de las economías de aglomeración.
Luego, examina el significado de lo subnacional en un mundo global y parcialmente digitalizado.
Luego, analiza el modo en que las entidades subnacionales pueden superar el modelo de jerarquía anidada que se organiza en torno del Estado-nación y su función como único actor en las relaciones internacionales (el análisis se concentra en las redes de transacciones que conectan a las 40 ciudades globales; estas redes interurbanas tienen filiales de la empresa, redes transnacionales de inmigrantes y redes del terrorismo internacional).
Finalmente, señala las consecuencias que tiene para los Estados-nación la articulación de lo global en el interior de lo nacional y lo subnacional. Por un lado, el Estado se limita a reducir su autoridad (con la privatización, la desregulación y la disminución de la intervención gubernamental) a la vez que produce nuevos reglamentos y leyes (menciona el derecho anglosajón, la autonomía de los bancos centrales). Además, los estados se están des-nacionalizando (dando paso a un orden institucional privado). Teme que estas tendencias agraven el déficit democrático en el interior del Estado y fortalezca la "legitimidad" de normas y reclamos de grandes actores económicos globales.
Ve una tensión entre la inserción necesaria, si bien parcial, de la globalización en los territorios y las instituciones nacionales y el complejo sistema jurídico y administrativo que ha construido la autoridad exclusiva de los estados soberanos sobre su territorio nacional, ha sido en parte negociada mediante procesos de desnacionalización institucional parcial en el interior del Estado y de la economía nacional. Además, alerta de la formación de un orden institucional privado intermediario que se ubica solo parcialmente dentro del sistema interestatal y que se está transformando en un ámbito institucional paralelo donde se manejan las operaciones transfronterizas.
También estudia el Estado frente a la economía global y las redes digitales. Señala que el Estado puede concebirse como la representación de una facultad técnica administrativa que posibilita la implantación de la economía global corporativa. Recalca que solo dos estados, EE.UU. y el Reino Unido, están diseñando las nuevas normas y la nueva legalidad necesaria para garantizar los derechos y la protección de las empresas y los mercados globales (normas que derivan del derecho comercial y las prácticas contables angloamericanas).
Respecto a la división del trabajo entre naciones (Wallerstein), la autora cree que la diferencia entre centro y periferia ya no se refiere a la cadena de producción sino a una diferenciación "funcional". Dice que el centro está en el Atlántico Norte (en menor medida China y Japón), y en núcleos tecnológicos como Silicon Valley.
Indica que la inversión extranjera directa (fusiones y adquisiciones transfronterizas) y el mercado global de capitales y el comercio conforman el núcleo de los cambios estructurales constitutivos de la globalización y de las actividades tendentes a regularla.
Recalca que "hoy se ve un nuevo mapa de transacciones económicas que se superpone a los modelos geoeconómicos anteriores".
Señala que la digitalización ha posibilitado el fortalecimiento tanto de viejos actores y espacios no-estatales como de la formación de otros nuevos, capaces de competir con la autoridad estatal en materia de jurisdicción, alcance y exclusividad. La digitalización ha cumplido una función transformadora pero puede estar inmersa en otras dinámicas. Recuerda que Internet tiene la capacidad de mejorar la democracia pero también de ejercer un control importante o imponer límites al acceso. Recuerda que está regulada por leyes, por empresas de software o el ICANN. Las redes ayudaron a situar el mercado global de capitales en una posición distintiva respecto de otros componentes de la economía global. Recuerda que la desregulación de los mercados financieros nacionales, la integración global de un número cada vez mayor de centros financieros, las computadoras y las telecomunicaciones han contribuido al crecimiento explosivo de los mercados financieros. Se pregunta si el mercado global de capitales, como concentración de poder, tiene el poder de "disciplinar" a los gobiernos nacionales y de someter al menos a algunas políticas fiscales y monetarias a criterios que antes no se aplicaban y hacer lo "adecuado". Destaca que los mercados electrónicos (el espacio supranacional del mercado financiero global) operan en parte fuera de la jurisdicción exclusiva de los estados y, en realidad, constituye solo uno de los espacios de este sector digitalizado (el otro espacio es el real a nivel nacional donde operan los centros financieros).
Indica que el espacio digital privado del mercado global de capitales se intersecta al menos de dos maneras específicas en el ámbito de la autoridad estatal (con nuevas normas que reflejan la lógica del mercado global) y con el derecho.
La autora se pregunta si realmente se están formando nuevas configuraciones en medio de las viejas condiciones sociales. El poder, la movilidad del capital, las desventajas económicas y políticas, el desamparo de los sin techo y las pandillas son fenómenos que son antiguos o si han mutado. La autora se centra en estudiar la ciudad porque resurge como espacio estratégico para entender tendencias críticas en la reconfiguración del orden social (la globalización, el auge de las nuevas tecnologías informáticas, la intensificación de las dinámicas transnacionales y translocales y una mayor presencia y voz de instancias específicas de diversidad sociocultural).
Menciona a ciudades como Nueva York, Londres, Tokio, París, Frankfurt, Zurich, Amsterdam, Los Angeles, Sidney, Hong Kong, así como Shanghai, Bangkok, Taipei, Sao Paulo y México DF. Se ha registrado un aumento considerable en la intensidad y magnitud de las transacciones entre estas ciudades (a través de los mercados financieros, el comercio de servicios y las inversiones), así como un aumento de la desigualdad. Paralelamente a estas nuevas redes jerárquicas globales y regionales existe un vasto territorio que se vuelve más periférico y más excluido de los procesos que alimentan el crecimiento económico de la nueva economía global. Se observa una decadencia y una pérdida de funciones en los centros industriales y en las ciudades portuarias que antes eran importantes. Y en el empleo se sobrevaloran servivios especializados frente a otros trabajadores "innecesarios". Los habitantes marginados van ganando presencia política en estas ciudades y hacen sus demandas, por lo que las ciudades se polarizan.
Añade que el espacio formado por la red mundial de ciudades globales es un nuevo espacio estratégico para la formación de nuevos tipos de identidades y comunidades, incluso transnacionales.
También estudia los movimientos migratorios internacionales, que relaciona con los lazos económicos creados por la internacionalización económica, los vinculos coloniales y neocoloniales, la contratación directa de mano de obra extranjera por redes internacionales de inmigrantes, gobiernos o empresas, así como la exportación organizada de mano de obra y tráfico de hombres, mujeres y niños.
Además, analiza las nuevas clases sociales globales como fuerzas sociales emergentes (aunque están ligadas al ámbito nacional). Por un lado, está la nueva clase profesional transnacional. Luego, hay una clase compuesta por la fusión de distintos sectores desfavorecidos. También hay redes de funcionarios públicos especializados. Las tres clases son cosmopolitas y confluyen en las ciudades porque demandan tanto altos profesionales especializados como trabajadores de bajo salario. Los gobiernos tienen dos marcos normativos desconectados: una cultura política neoliberal para atraer a los profesionales y otra inmigratoria que cierra la puerta a los circuitos inferiores del mercado global. Estas desigualdades generan una segmentación en la sociedad del capitalismo avanzado.
Los activistas políticos han encontrado en las redes digitales un aumento de su potencial escala y generan comunidades globales. Hay también prácticas locales (micropolítica) que se repiten en otras partes del mundo.
Finalmente, concibe la digitalización como un medio para aumentar la movilidad del capital y cambiar la relación entre las empresas móviles y los estados-nación territoriales. Por ello, hay una desmaterialización de muchas actividades económicas (adquiere hipermovilidad). La autora sostiene que la hipermovilidad del instrumento financiero es algo "producido" que requiere capital fijo: profesionales de primera línea en el lugar del trabajo, computadoras, sistemas jurídicos y autopistas y aeropuertos. A esto se suman las lógicas sociales que lo organizan (las tecnologías digitales están marcadas por los intereses financieros). Hay cuatro dinámicas financieras que no las han creado las redes digitales pero sí las han favorecido.
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Resumen de "El triunfo de las ciudades", de Edward Glaeser (2011)
El resumen completo y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/09/el-triunfo-de-las-ciudades-de-edward.html
Resumen y anotaciones por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, urbanismo, crecimiento económico, desarrollo sostenible
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Título: "El triunfo de las ciudades"
Subtítulo: Como nuestra mejor creación nos hace más ricos, más inteligentes, más ecológicos, más sanos y más felices.
Título original: "Triumph of the City. How Our Greastest Inventions Makes Us Richer, Smarter, Greener, Healthier and Happier
Autor: Edward Glaeser
Fecha de publicación: 2011
Editorial en España: Santillana Ediciones Generales, SL, 2011
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Texto de la contraportada:
Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. En un planeta con enormes extensiones de espacio y en el que los avances tecnológicos han suprimido las distancias, 3.300 millones de personas han elegido concentrarse en estas densas aglomeraciones de altos edificios, marañas de calles y atiborrados autobuses. Las ciudades ejercen mayor atracción que nunca. Y no obstante, a menudo, se las acusa de ser lugares poco ecológicos y saludables, caros y asolados por la delincuencia.
Edward Glaeser, uno de los más reconocidos expertos internacionales en Economía Urbana, rompe en este libro los mitos que rodean a las ciudades demostrando cómo estas son en realidad los lugares más "verdes", sanos y ricos (en términos culturales y económicos) en los que podríamos vivir. Residir en una gran ciudad es estar permanentemente expuesto a una avalancha de ideas, gentes y experiencias extraordinarias.
Glaeser viaja alrededor del planeta - desde los bulevares de París a las calles de Nueva York o los suburbios de Bombay - adentrándose en la historia urbanística y el día a día de aquellos que viven y trabajan en estas bulliciosas metrópolis, para revelar cómo piensan las ciudades y por qué se han convertido en las puertas de acceso a nuestro mundo globalizado".
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Biografía del autor Edward Glaeser (hasta 2012)
Edward Glaeser es profesor de Economía en la Universidad de Harvard, donde también dirige el Taubman Center for State and Local Gobernment y el Rappaport Institute for Greater Boston. Es senior fellow en el Manhattan Institute y colaborador de City Journal. Estudia la economía de las ciudades y los problemas relacionados con la vivienda, la segragación, la obesidad, la delincuencia y la innovación, entre otros temas, y escribe sobre gran parte de ellos en el blog de The New York Times Economix.
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ÍNDICE
Introducción: Nuestra especie urbana
Capítulo 1: ¿Qué fabrican en Bangalore?
Puertos de entrada intelectual: Atenas
La Casa de la Sabiduría de Bagdad
Aprender en Nagasaki
Cómo se produjo el boom de Bangalore
Estudios y éxito urbano
El auge de Silicon Valley
Las ciudades del mañana
Capitulo 2: ¿Por qué decaen las ciudades?
Cómo surgió el "cinturón de óxido"
Detroit antes del automóvil
Henry Ford y el Detroit industrial
El por qué de los disturbios
Reinvención urbana: Nueva York desde 1970
La rabia justiciera de Coleman Young
El efecto Curley
El complejo de edificación
Permanecer en el "cinturón de óxido"
Menguar para llegar a la grandeza
CAPÍTULO 3 ¿Qué tienen de bueno los barrios deprimidos?
Las favelas de Río
Movilidad social ascendente
El éxodo urbano de Richard Wright
Auge y caída del gueto estadounidense
Los centros urbanos
Cómo la política agrava la pobreza
CAPÍTULO 4 ¿Cómo se domestican las barriadas?
La difícil situación de Kinshasa
Cuidar de las ciudades enfermas
Limpieza de calles y corrupción
¿Más vías públicas y menos tráfico?
Aumentar la seguridad urbana
Prestaciones sanitarias
CAPÍTULO 5. ¿Es Londres un centro turístico de lujo?
Las economías de escala y el Globe Theatre
La división del trabajo y el cordero "vindaloo"
Calzado y ciudad
Londres como mercado matrimonial
CAPÍTULO 6. ¿Qué tienen de estupendo los rascacielos?
La invención del rascacielos
La ambición ilimitada de A.E. Lefcourt
Regular Nueva York
Miedo a las alturas
Los peligros de la conservación
Repensar París
Mala gestión en Bombay
Tres reglas sencillas
CAPÍTULO 7 ¿Por qué se ha extendido la dispersión urbana?
La dispersión urbana antes del automóvil
Arthur Levitt y las viviendas producidas en masa
Reconstruir Estados Unidos entorno al coche
Bienvenidos a The Woodlands
Explicar los gustos: por qué un millón de personas se mudaron a Houston
¿Por qué es tan barata la vivienda en los estados del sur y del suroeste?
¿Qué tiene de malo la dispersión?
CAPÍTULO 8 ¿Hay algo más verde que el asfalto?
El sueño de la vida en el jardín
Huellas sucias: comparando las emisiones de carbono
Las consecuencias no deseadas del ecologismo
Dos visiones verdes: el príncipe y el alcalde
La mayor batalla: el ecologismo en la India y China
En busca de un ecologismo más inteligente
CAPÍTULO 9. ¿Cómo prosperan las ciudades?
La ciudad imperial: Tokio
La ciudad bien administrada: Singapur y Gaborone
La ciudad inteligente: Boston, Minneápolis y Milán
La ciudad del consumo: Vancouver
La ciudad en expansión: Chicago y Atlanta
Demasiadas cosas buenas en Dubái
CONCLUSIÓN: Mundo plano, ciudad alta
Ofrezcamos igualdad de condiciones a las ciudades
Urbanización por medio de la globalización
Un impulso al capital humano
Ayudemos a los pobres, no a las ciudades pobres
El desafío de la ciudad consumista
La maldición del NIMBYismo
La predilección por la dispersión
Ciudades verdes
Ofrendas en la ciudad
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Comentarios previos:
En el último siglo, el número de ciudades con más de un millón de habitantes se ha disparado, hay un éxodo del rural a las ciudades porque en estas urbes hay más posibilidades y oportunidades (pero también más competidores).
El libro recoge una tradición que ensalza la ciudad como lugar de oportunidades para prosperar y un lugar ecológico en el sentido de que la distribución de agua, alimentos, transporte es más eficiente que si la población y sus casas estuviesen dispersas. El gasto es menor porque el consumo se hace al por mayor. En cuanto a las oportunidades no tiene discusión: no es lo mismo vivir en una cabaña aislada que en el centro de Manhattan, donde puedes ir al teatro, a ver cine, buscar empleos atractivos y bien pagados, cenar en restaurantes de todo tipo.
Uno de los argumentos de Glaeser es que las ciudades con pobreza atraen a más pobres porque los alquileres y precios de las viviendas son muy bajos. La gente se resiste a marcharse de la ciudad porque quiere amortizar su inversión en vivienda. Dice que las subvenciones y otras ayudas también atraen a los pobres mientras que el apoyo a la inversión (por ejemplo mediante desgravaciones fiscales) es positivo si esas inversiones se destinan a infraestructuras útiles y no proyectos faraónicos sin sentido.
Ciudades como Bangalore en la India se han convertido en un polo de atracción para jóvenes con talento en la informática. Otros, como Detroit, dentro del llamado "cinturón de óxido", han perdido la mitad de su población por el declive de su industria automovilística y todos los planes para reflotarlos (mediante grandes construcciones urbanísticas y centros comerciales) han resultado fallidas porque representa una época pasada.
Un ejemplo de cómo se ha intentado reflotar ciudades industriales en decadenrcia del "cinturón de óxido" ha sido la construcción de grandes centros comerciales o museos de arte contemporáneo, para hacer más atractivas esas ciudades y atraer turistas. Glaeser pone como ejemplo a Detroit, Liverpool y Bilbao. Sobre esta última urbe, el autor señala que la construcción del museo Guggemheim disparó de uno a tres millones el número de turistas de Bilbao. Pero en otros casos, el resultado para reinventar una ciudad ha sido fallido: Detroit cuenta con uno de los mayores centros comerciales de Estados Unidos pero eso no ha sido suficiente para reflotar una ciudad que se muere y vacía de gente, con un centro derruido y abandonado (Detroit tuvo su auge en el siglo XIX porque estaba en una zona en la que era fácil transportar mercancías en tren o río a Nueva York y luego esa ciudad se convirtió en innovadora porque congregó a su alrededor a ingenieros, inventores y empresarios que desarrollaban un motor por combustión; de ahí salió Ford y General Motors). Pero esa economía basada en el transporte barato y las ciudades estratégicamente colocadas pasó a segundo término cuando todas las ciudades quedaron bien comunicadas. Al perder esa ventaja del transporte barato, muchas ciudades, como Detroit, dejaron de ser imprescindibles y las empresas buscaron otras localizaciones más baratas.
Fenómenos como este, que surgieron a partir de 1950 y continuaron hasta los años 70 y 80, conllevaron la decadencia de Detroit o Nueva York pero esta última ciudad supo reinventarse. La razón es que, cuando dejó de ser un importante polo textil, la ciudad de los rascacielos mantuvo su liderato gracias a otro sector afianzado en Manhattan: las finanzas. La desregulación financiera llenó los bolsillos de una clase de ejecutivos adinerados y grandes corporaciones que continuaron generando riqueza para la ciudad.
El autor también investiga los efectos de la segregación racial en las ciudades, sobre todo en el caso de Estados Unidos. Los ciudadanos de color que prosperaron y quisieron asentarse en barrios de blancos a principios del siglo XX fueron boicoteados y amenazados para marcharse. Incluso se instauraron leyes para impedir alquilar un piso en un barrio blanco a un afroamericano pero los activistas lo pararon al lograr que el Gobierno no interviniese y la ley fuese papel en blanco. Finalmente, quienes prosperaron salieron del "guetto" y este siguió sumido en la pobreza.
Por ejemplo, en el caso de Detroit, la clase blanca adinerada se construyó su propio cinturón de urbanizaciones a 12 km del centro de la decadente ciudad, a la que ya no tenían que ir a nada.
Una de las razones clave de que el centro de una ciudad en decadencia atraiga a los pobres es un buen servicio de transporte público que les permite ahorrar dinero a costa de su tiempo. Mientras, la gente rica usa el coche para todo.
En cuanto a las favelas de Río de Janeiro, Glaeser sostiene que, pese a la miseria y la delincuencia, estos lugares ofrecen mayores oportunidades para sus habitantes que el rural. Añade que, en su día, alrededor de ciudades como Nueva York también se crearon poblados chabolistas porque muchos inmigrantes eran atraídos a aquel lugar.
Graeser también analiza las ciudades disfuncionales como Kinsasa, capital de la R.D. del Congo, (hasta 1966 conocida como Leopoldville) fue fundada por dos explotadores coloniales: el aventurero Stanley y el rey belga Leopoldo II. Tras la independencia, el dictador Mobuto convirtió la capital del Zaire en un lugar inseguro y corrupto, que atraían a más corruptos que querían negociar con el dictador. A día de hoy, Kinsasa sigue siendo una de las ciudades más inseguras y peligrosas del mundo, lo que no impide que atraiga a más población, pues ya hay más de diez millones de habitantes. En Kinsasa, cuenta el autor, nada funciona.
En otro capítulo, Glaeser estudia cómo las grandes ciudades se protegieron de los estragos de la peste y la delincuencia. Un ejemplo es Nueva York, preocupada en el siglo XIX en obtener agua limpia tras un brote de cólera que se propagaba desde un pozo. Un banquero propuso una iniciativa privada que resultó poco eficiente por lo que el municipio invirtió un montón de dinero en alcantarillado y redujo la mortalidad por enfermedades. La ciudad volvió a ser castigada en 1918 con la gripe española y en 1980 con el sida.
El segundo reto fue la delincuencia; en el siglo XIX la policía neoyorquina era corrupta y la delincuencia escalaba a 5 crímenes por 100.000 habitantes en 1930, en la época del gansterismo. Ciertas reformas permitieron reducir la violencia entre 1930 y 1960 pero, a partir de entonces, se disparó hasta los 22 muertos por 100,000 habitantes. La situación era tan mala que la esperanza de vida en NYC era dos años menor que en el resto del país. En los años 80, se aplicaron políticas más duras con severas penas en la cárcel y se aumentó la plantilla de policías, por lo que la delincuencia bajó mucho. Graeser sostiene que las medidas progresistas para mejorar las condiciones de vida de los barrios pobres no redujo la delincuencia y lo único que funcionó fue meterlos a todos en la cárcel, con lo que ya no podían delinquir.
En otros sitios, con mucha miseria, como Bombay, apenas hay delincuencia porque los vecinos vigilan en favor de su comunidad.
Posteriormente, Glaeser examina el triunfo de Londres, ciudad en la que viven 32 multimillonarios. La razón por la que estos ultrarricos eligen Londres es porque hay una gran oferta de entretenimiento y porque tienen muchas tiendas en las que gastar su riqueza, caso de las calles Bond Street, Arcade y Picadilly. Salir a cenar también es una atracción mejor que el teatro. Los grandes autores de teatro ponen sus funciones en la ciudad porque hay un gran público potencial.
Otros ejemplos que analiza es el éxito de ciudades como la canadiense Vancouver que cuando dejó de tener importancia como puerto aprovechó la energía de sus emprendedores de la escuela de ingeniería que montaron sus propios negocios. En el caso de Boston, también dejó de ser un puerto importante cuando el transporte se abarató pero aprovechó su excelencia y formación superior de sus escuelas y prestigiosas universidades (Harvard, MIT) para reinventarse.
También estudió el caso de Dubai, que invirtió en ladrillo para generar ingresos a parte del petróleo pero el autor considera que algunos proyectos fueron desmesurados y la ciudad se endeudó por encima de lo que podía soportar y necesitó un rescate de un país vecino.
Por otro lado, examina casos de fracaso como el de la ciudad alemana de Leipzig, que tiene muchos edificios abandonados y han fracasado los intentos de reflotarla.
También estudia los intentos de mejorar la educación en los barrios pobres de Nueva York. Las iniciativas han sido fracasos, tanto cuando intentaron mezclar a alumnos ricos en barrios pobres como cuando ocurrió lo contrario. Los ricos siempre acabaron escapando a zonas de urbanización con mejores escuelas. Otro plan fue inyectar fondos a las escuelas pobres pero tampoco funcionó. Alguna iniciativa de alto nivel de exigencia a los alumnos pobres empezó a dar resultados y ese modelo ha funcionado mejor y se han repetido experiencias. Pero Glaeser recalca que el éxito de las ciudades radica en que atraiga a mentes privilegiadas y que estas contacten entre sí para generar nuevas ideas como ocurrió con Ford y otros emprendedores de la industria automovilística en Detroit o luego en Silicon Valley, donde la universidad de Stanford atrajo a numerosos ingenieros que a su vez crearon start ups, Parte de las ciudades que han sabido reinvertarse lo han podido hacer porque acumulaban un babaje cultural de varios siglos, como aquellas ciudades, caso de Boston, que contaban con universidades centenarias. Toda esa concentración de talento ha permitido que salgan adelante nuevas iniciativas empresariales.
La parte final del libro examina las ventajas de edificar a lo alto y en vertical, frente al modelo de casas bajas y de la protección del centro. Sostiene que la gente huye de los centros históricos, en los que no se puede construir, y se afinca en los suburbios. Su idea es que si una ciudad quiere abaratar su suelo tiene que permitir levantar grandes edificios que son más baratos y permiten que la ciudad sea más competitiva.
Relata cómo ciudades como Nueva York crecieron a lo alto gracias al esqueleto de acero que permite elevar la estructura rápido y sencillo. Hubo pioneros que empezaron en la industria textil, que levantaron grandes rascacielos hasta que la Gran Depresión hundió el negocio inmobiliario. El Empire Estate Building pudo terminarse incluso más barato porque, debido a la crisis, había abundancia de hierro barato.
El autor sostiene que las ciudades deben ser competitivas y que no deben rescatarse ni enterrar ayudas en ciudades que no son viables económicamente. Pone el caso de Nueva Orleans, que fue un puerto prominente en el siglo XIX pero que lleva más de un siglo en decadencia, lo que se agravó con el huracán Katerinne. Los intentos de reconstruir esta ciudad y las grandes inversiones realizadas no ayudarán a reflotar la economía de la ciudad, que no ha sabido reinventarse ni hacerse competitiva. Sería el típico ejemplo de ciudad barata y pobre que atrae a más pobres porque su suelo es barato. Por eso, considera que el libre mercado es el gran árbitro que decide qué ciudad es competitiva y tiene futuro y cual no, y por eso cree que debe haber mayor movilidad entre sus habitantes para trasladarse allí a donde haya oportunidades de llevar una vida mejor, ganar más e intercambiar ideas.
(continuará)
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El resumen completo y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/09/el-triunfo-de-las-ciudades-de-edward.html
Resumen y anotaciones por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, urbanismo, crecimiento económico, desarrollo sostenible
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Título: "El triunfo de las ciudades"
Subtítulo: Como nuestra mejor creación nos hace más ricos, más inteligentes, más ecológicos, más sanos y más felices.
Título original: "Triumph of the City. How Our Greastest Inventions Makes Us Richer, Smarter, Greener, Healthier and Happier
Autor: Edward Glaeser
Fecha de publicación: 2011
Editorial en España: Santillana Ediciones Generales, SL, 2011
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Texto de la contraportada:
Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. En un planeta con enormes extensiones de espacio y en el que los avances tecnológicos han suprimido las distancias, 3.300 millones de personas han elegido concentrarse en estas densas aglomeraciones de altos edificios, marañas de calles y atiborrados autobuses. Las ciudades ejercen mayor atracción que nunca. Y no obstante, a menudo, se las acusa de ser lugares poco ecológicos y saludables, caros y asolados por la delincuencia.
Edward Glaeser, uno de los más reconocidos expertos internacionales en Economía Urbana, rompe en este libro los mitos que rodean a las ciudades demostrando cómo estas son en realidad los lugares más "verdes", sanos y ricos (en términos culturales y económicos) en los que podríamos vivir. Residir en una gran ciudad es estar permanentemente expuesto a una avalancha de ideas, gentes y experiencias extraordinarias.
Glaeser viaja alrededor del planeta - desde los bulevares de París a las calles de Nueva York o los suburbios de Bombay - adentrándose en la historia urbanística y el día a día de aquellos que viven y trabajan en estas bulliciosas metrópolis, para revelar cómo piensan las ciudades y por qué se han convertido en las puertas de acceso a nuestro mundo globalizado".
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Biografía del autor Edward Glaeser (hasta 2012)
Edward Glaeser es profesor de Economía en la Universidad de Harvard, donde también dirige el Taubman Center for State and Local Gobernment y el Rappaport Institute for Greater Boston. Es senior fellow en el Manhattan Institute y colaborador de City Journal. Estudia la economía de las ciudades y los problemas relacionados con la vivienda, la segragación, la obesidad, la delincuencia y la innovación, entre otros temas, y escribe sobre gran parte de ellos en el blog de The New York Times Economix.
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ÍNDICE
Introducción: Nuestra especie urbana
Capítulo 1: ¿Qué fabrican en Bangalore?
Puertos de entrada intelectual: Atenas
La Casa de la Sabiduría de Bagdad
Aprender en Nagasaki
Cómo se produjo el boom de Bangalore
Estudios y éxito urbano
El auge de Silicon Valley
Las ciudades del mañana
Capitulo 2: ¿Por qué decaen las ciudades?
Cómo surgió el "cinturón de óxido"
Detroit antes del automóvil
Henry Ford y el Detroit industrial
El por qué de los disturbios
Reinvención urbana: Nueva York desde 1970
La rabia justiciera de Coleman Young
El efecto Curley
El complejo de edificación
Permanecer en el "cinturón de óxido"
Menguar para llegar a la grandeza
CAPÍTULO 3 ¿Qué tienen de bueno los barrios deprimidos?
Las favelas de Río
Movilidad social ascendente
El éxodo urbano de Richard Wright
Auge y caída del gueto estadounidense
Los centros urbanos
Cómo la política agrava la pobreza
CAPÍTULO 4 ¿Cómo se domestican las barriadas?
La difícil situación de Kinshasa
Cuidar de las ciudades enfermas
Limpieza de calles y corrupción
¿Más vías públicas y menos tráfico?
Aumentar la seguridad urbana
Prestaciones sanitarias
CAPÍTULO 5. ¿Es Londres un centro turístico de lujo?
Las economías de escala y el Globe Theatre
La división del trabajo y el cordero "vindaloo"
Calzado y ciudad
Londres como mercado matrimonial
CAPÍTULO 6. ¿Qué tienen de estupendo los rascacielos?
La invención del rascacielos
La ambición ilimitada de A.E. Lefcourt
Regular Nueva York
Miedo a las alturas
Los peligros de la conservación
Repensar París
Mala gestión en Bombay
Tres reglas sencillas
CAPÍTULO 7 ¿Por qué se ha extendido la dispersión urbana?
La dispersión urbana antes del automóvil
Arthur Levitt y las viviendas producidas en masa
Reconstruir Estados Unidos entorno al coche
Bienvenidos a The Woodlands
Explicar los gustos: por qué un millón de personas se mudaron a Houston
¿Por qué es tan barata la vivienda en los estados del sur y del suroeste?
¿Qué tiene de malo la dispersión?
CAPÍTULO 8 ¿Hay algo más verde que el asfalto?
El sueño de la vida en el jardín
Huellas sucias: comparando las emisiones de carbono
Las consecuencias no deseadas del ecologismo
Dos visiones verdes: el príncipe y el alcalde
La mayor batalla: el ecologismo en la India y China
En busca de un ecologismo más inteligente
CAPÍTULO 9. ¿Cómo prosperan las ciudades?
La ciudad imperial: Tokio
La ciudad bien administrada: Singapur y Gaborone
La ciudad inteligente: Boston, Minneápolis y Milán
La ciudad del consumo: Vancouver
La ciudad en expansión: Chicago y Atlanta
Demasiadas cosas buenas en Dubái
CONCLUSIÓN: Mundo plano, ciudad alta
Ofrezcamos igualdad de condiciones a las ciudades
Urbanización por medio de la globalización
Un impulso al capital humano
Ayudemos a los pobres, no a las ciudades pobres
El desafío de la ciudad consumista
La maldición del NIMBYismo
La predilección por la dispersión
Ciudades verdes
Ofrendas en la ciudad
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Comentarios previos:
En el último siglo, el número de ciudades con más de un millón de habitantes se ha disparado, hay un éxodo del rural a las ciudades porque en estas urbes hay más posibilidades y oportunidades (pero también más competidores).
El libro recoge una tradición que ensalza la ciudad como lugar de oportunidades para prosperar y un lugar ecológico en el sentido de que la distribución de agua, alimentos, transporte es más eficiente que si la población y sus casas estuviesen dispersas. El gasto es menor porque el consumo se hace al por mayor. En cuanto a las oportunidades no tiene discusión: no es lo mismo vivir en una cabaña aislada que en el centro de Manhattan, donde puedes ir al teatro, a ver cine, buscar empleos atractivos y bien pagados, cenar en restaurantes de todo tipo.
Uno de los argumentos de Glaeser es que las ciudades con pobreza atraen a más pobres porque los alquileres y precios de las viviendas son muy bajos. La gente se resiste a marcharse de la ciudad porque quiere amortizar su inversión en vivienda. Dice que las subvenciones y otras ayudas también atraen a los pobres mientras que el apoyo a la inversión (por ejemplo mediante desgravaciones fiscales) es positivo si esas inversiones se destinan a infraestructuras útiles y no proyectos faraónicos sin sentido.
Ciudades como Bangalore en la India se han convertido en un polo de atracción para jóvenes con talento en la informática. Otros, como Detroit, dentro del llamado "cinturón de óxido", han perdido la mitad de su población por el declive de su industria automovilística y todos los planes para reflotarlos (mediante grandes construcciones urbanísticas y centros comerciales) han resultado fallidas porque representa una época pasada.
Un ejemplo de cómo se ha intentado reflotar ciudades industriales en decadenrcia del "cinturón de óxido" ha sido la construcción de grandes centros comerciales o museos de arte contemporáneo, para hacer más atractivas esas ciudades y atraer turistas. Glaeser pone como ejemplo a Detroit, Liverpool y Bilbao. Sobre esta última urbe, el autor señala que la construcción del museo Guggemheim disparó de uno a tres millones el número de turistas de Bilbao. Pero en otros casos, el resultado para reinventar una ciudad ha sido fallido: Detroit cuenta con uno de los mayores centros comerciales de Estados Unidos pero eso no ha sido suficiente para reflotar una ciudad que se muere y vacía de gente, con un centro derruido y abandonado (Detroit tuvo su auge en el siglo XIX porque estaba en una zona en la que era fácil transportar mercancías en tren o río a Nueva York y luego esa ciudad se convirtió en innovadora porque congregó a su alrededor a ingenieros, inventores y empresarios que desarrollaban un motor por combustión; de ahí salió Ford y General Motors). Pero esa economía basada en el transporte barato y las ciudades estratégicamente colocadas pasó a segundo término cuando todas las ciudades quedaron bien comunicadas. Al perder esa ventaja del transporte barato, muchas ciudades, como Detroit, dejaron de ser imprescindibles y las empresas buscaron otras localizaciones más baratas.
Fenómenos como este, que surgieron a partir de 1950 y continuaron hasta los años 70 y 80, conllevaron la decadencia de Detroit o Nueva York pero esta última ciudad supo reinventarse. La razón es que, cuando dejó de ser un importante polo textil, la ciudad de los rascacielos mantuvo su liderato gracias a otro sector afianzado en Manhattan: las finanzas. La desregulación financiera llenó los bolsillos de una clase de ejecutivos adinerados y grandes corporaciones que continuaron generando riqueza para la ciudad.
El autor también investiga los efectos de la segregación racial en las ciudades, sobre todo en el caso de Estados Unidos. Los ciudadanos de color que prosperaron y quisieron asentarse en barrios de blancos a principios del siglo XX fueron boicoteados y amenazados para marcharse. Incluso se instauraron leyes para impedir alquilar un piso en un barrio blanco a un afroamericano pero los activistas lo pararon al lograr que el Gobierno no interviniese y la ley fuese papel en blanco. Finalmente, quienes prosperaron salieron del "guetto" y este siguió sumido en la pobreza.
Por ejemplo, en el caso de Detroit, la clase blanca adinerada se construyó su propio cinturón de urbanizaciones a 12 km del centro de la decadente ciudad, a la que ya no tenían que ir a nada.
Una de las razones clave de que el centro de una ciudad en decadencia atraiga a los pobres es un buen servicio de transporte público que les permite ahorrar dinero a costa de su tiempo. Mientras, la gente rica usa el coche para todo.
En cuanto a las favelas de Río de Janeiro, Glaeser sostiene que, pese a la miseria y la delincuencia, estos lugares ofrecen mayores oportunidades para sus habitantes que el rural. Añade que, en su día, alrededor de ciudades como Nueva York también se crearon poblados chabolistas porque muchos inmigrantes eran atraídos a aquel lugar.
Graeser también analiza las ciudades disfuncionales como Kinsasa, capital de la R.D. del Congo, (hasta 1966 conocida como Leopoldville) fue fundada por dos explotadores coloniales: el aventurero Stanley y el rey belga Leopoldo II. Tras la independencia, el dictador Mobuto convirtió la capital del Zaire en un lugar inseguro y corrupto, que atraían a más corruptos que querían negociar con el dictador. A día de hoy, Kinsasa sigue siendo una de las ciudades más inseguras y peligrosas del mundo, lo que no impide que atraiga a más población, pues ya hay más de diez millones de habitantes. En Kinsasa, cuenta el autor, nada funciona.
En otro capítulo, Glaeser estudia cómo las grandes ciudades se protegieron de los estragos de la peste y la delincuencia. Un ejemplo es Nueva York, preocupada en el siglo XIX en obtener agua limpia tras un brote de cólera que se propagaba desde un pozo. Un banquero propuso una iniciativa privada que resultó poco eficiente por lo que el municipio invirtió un montón de dinero en alcantarillado y redujo la mortalidad por enfermedades. La ciudad volvió a ser castigada en 1918 con la gripe española y en 1980 con el sida.
El segundo reto fue la delincuencia; en el siglo XIX la policía neoyorquina era corrupta y la delincuencia escalaba a 5 crímenes por 100.000 habitantes en 1930, en la época del gansterismo. Ciertas reformas permitieron reducir la violencia entre 1930 y 1960 pero, a partir de entonces, se disparó hasta los 22 muertos por 100,000 habitantes. La situación era tan mala que la esperanza de vida en NYC era dos años menor que en el resto del país. En los años 80, se aplicaron políticas más duras con severas penas en la cárcel y se aumentó la plantilla de policías, por lo que la delincuencia bajó mucho. Graeser sostiene que las medidas progresistas para mejorar las condiciones de vida de los barrios pobres no redujo la delincuencia y lo único que funcionó fue meterlos a todos en la cárcel, con lo que ya no podían delinquir.
En otros sitios, con mucha miseria, como Bombay, apenas hay delincuencia porque los vecinos vigilan en favor de su comunidad.
Posteriormente, Glaeser examina el triunfo de Londres, ciudad en la que viven 32 multimillonarios. La razón por la que estos ultrarricos eligen Londres es porque hay una gran oferta de entretenimiento y porque tienen muchas tiendas en las que gastar su riqueza, caso de las calles Bond Street, Arcade y Picadilly. Salir a cenar también es una atracción mejor que el teatro. Los grandes autores de teatro ponen sus funciones en la ciudad porque hay un gran público potencial.
Otros ejemplos que analiza es el éxito de ciudades como la canadiense Vancouver que cuando dejó de tener importancia como puerto aprovechó la energía de sus emprendedores de la escuela de ingeniería que montaron sus propios negocios. En el caso de Boston, también dejó de ser un puerto importante cuando el transporte se abarató pero aprovechó su excelencia y formación superior de sus escuelas y prestigiosas universidades (Harvard, MIT) para reinventarse.
También estudió el caso de Dubai, que invirtió en ladrillo para generar ingresos a parte del petróleo pero el autor considera que algunos proyectos fueron desmesurados y la ciudad se endeudó por encima de lo que podía soportar y necesitó un rescate de un país vecino.
Por otro lado, examina casos de fracaso como el de la ciudad alemana de Leipzig, que tiene muchos edificios abandonados y han fracasado los intentos de reflotarla.
También estudia los intentos de mejorar la educación en los barrios pobres de Nueva York. Las iniciativas han sido fracasos, tanto cuando intentaron mezclar a alumnos ricos en barrios pobres como cuando ocurrió lo contrario. Los ricos siempre acabaron escapando a zonas de urbanización con mejores escuelas. Otro plan fue inyectar fondos a las escuelas pobres pero tampoco funcionó. Alguna iniciativa de alto nivel de exigencia a los alumnos pobres empezó a dar resultados y ese modelo ha funcionado mejor y se han repetido experiencias. Pero Glaeser recalca que el éxito de las ciudades radica en que atraiga a mentes privilegiadas y que estas contacten entre sí para generar nuevas ideas como ocurrió con Ford y otros emprendedores de la industria automovilística en Detroit o luego en Silicon Valley, donde la universidad de Stanford atrajo a numerosos ingenieros que a su vez crearon start ups, Parte de las ciudades que han sabido reinvertarse lo han podido hacer porque acumulaban un babaje cultural de varios siglos, como aquellas ciudades, caso de Boston, que contaban con universidades centenarias. Toda esa concentración de talento ha permitido que salgan adelante nuevas iniciativas empresariales.
La parte final del libro examina las ventajas de edificar a lo alto y en vertical, frente al modelo de casas bajas y de la protección del centro. Sostiene que la gente huye de los centros históricos, en los que no se puede construir, y se afinca en los suburbios. Su idea es que si una ciudad quiere abaratar su suelo tiene que permitir levantar grandes edificios que son más baratos y permiten que la ciudad sea más competitiva.
Relata cómo ciudades como Nueva York crecieron a lo alto gracias al esqueleto de acero que permite elevar la estructura rápido y sencillo. Hubo pioneros que empezaron en la industria textil, que levantaron grandes rascacielos hasta que la Gran Depresión hundió el negocio inmobiliario. El Empire Estate Building pudo terminarse incluso más barato porque, debido a la crisis, había abundancia de hierro barato.
El autor sostiene que las ciudades deben ser competitivas y que no deben rescatarse ni enterrar ayudas en ciudades que no son viables económicamente. Pone el caso de Nueva Orleans, que fue un puerto prominente en el siglo XIX pero que lleva más de un siglo en decadencia, lo que se agravó con el huracán Katerinne. Los intentos de reconstruir esta ciudad y las grandes inversiones realizadas no ayudarán a reflotar la economía de la ciudad, que no ha sabido reinventarse ni hacerse competitiva. Sería el típico ejemplo de ciudad barata y pobre que atrae a más pobres porque su suelo es barato. Por eso, considera que el libre mercado es el gran árbitro que decide qué ciudad es competitiva y tiene futuro y cual no, y por eso cree que debe haber mayor movilidad entre sus habitantes para trasladarse allí a donde haya oportunidades de llevar una vida mejor, ganar más e intercambiar ideas.
(continuará)
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Resumen: "Indignaos", de Stéphane Hessel (2011)
Materia: sociología, pensamiento político, cambio social.
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/03/indignaos-de-stephane-hessel.html
Autor del resumen: E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
.................................................................................................................................
Título: "¡Indignaos!"
Subtítulo: Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica.
Autor: Stéphane Hessel.
Editorial: Destino, imago mundi
Título original en francés: "Indignez-vous!"
Año de publicación: 2011
...............................................................................................................
INDICE
-Prólogo de José Luis Sampedro
-INDIGNAOS
-El motivo de la resistencia es la indigación
-Dos visiones de la historia
-La indiferencia: la peor de las actitudes
-Mi indignación a propósito de Palestina
-La no violencia, el camino que debemos aprender a seguir
-Por una insurrección pacífica
-Notas del editor de acuerdo con el autor
-Posfacio del editor
.................................................................................................................................
RESUMEN
El autor, de 93 años (y que falleció unos años después de escribir este libro, antes de cumplir los cien), luchó en la resistencia francesa y se queja de que el siglo XXI ha supuesto un retroceso en cuanto a libertades civiles y políticas, así como de derechos sociales. La frase clave del libro es: "el nazismo ha sido vencido [...] pero esta amenaza no ha desaparecido totalmente y nuestra cólera respecto a la injusticia sigue intacta. [...] Apelamos todavía a una "verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no proponen otro horizonte para nuestra juventud que el consumo de masas, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos".
.........................................................................................................................
Crítica de Alain Finkielkraut a Hessel
El autor de "Lo único exacto", Alain Finkielkraut (2015), no está de acuerdo con Hessel sobre su librito Indignados. Recalca que "la resistencia no es la indignación, es el valor" (página 38). Dice que Hessel (ya fallecido pero que fue un adolescente hasta su muerte con casi cien años) les ahorra a los jóvenes ese miedo y esas blasfemias: no hay que ser heroico, con la indignación ya basta e inventa el turismo de la indignación: un paseo ético y sin marearse mucho la cabeza. Nos invita a tomar partido por el crucificado, el sin techo, el sin papeles, el sin defensa. El autor también critica a Hessel por cebarse con Israel, como ejemplo del conflicto entre Occidente y el Islam. Recuerda que los palestinos también tienen defectos, que en muchos sitios también se pisotean los derechos humanos y que no se puede comparar la ocupación de los territorios palestinos con la ocupación nazi.
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Materia: sociología, pensamiento político, cambio social.
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2011/03/indignaos-de-stephane-hessel.html
Autor del resumen: E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
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Título: "¡Indignaos!"
Subtítulo: Un alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica.
Autor: Stéphane Hessel.
Editorial: Destino, imago mundi
Título original en francés: "Indignez-vous!"
Año de publicación: 2011
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INDICE
-Prólogo de José Luis Sampedro
-INDIGNAOS
-El motivo de la resistencia es la indigación
-Dos visiones de la historia
-La indiferencia: la peor de las actitudes
-Mi indignación a propósito de Palestina
-La no violencia, el camino que debemos aprender a seguir
-Por una insurrección pacífica
-Notas del editor de acuerdo con el autor
-Posfacio del editor
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RESUMEN
El autor, de 93 años (y que falleció unos años después de escribir este libro, antes de cumplir los cien), luchó en la resistencia francesa y se queja de que el siglo XXI ha supuesto un retroceso en cuanto a libertades civiles y políticas, así como de derechos sociales. La frase clave del libro es: "el nazismo ha sido vencido [...] pero esta amenaza no ha desaparecido totalmente y nuestra cólera respecto a la injusticia sigue intacta. [...] Apelamos todavía a una "verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no proponen otro horizonte para nuestra juventud que el consumo de masas, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos".
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Crítica de Alain Finkielkraut a Hessel
El autor de "Lo único exacto", Alain Finkielkraut (2015), no está de acuerdo con Hessel sobre su librito Indignados. Recalca que "la resistencia no es la indignación, es el valor" (página 38). Dice que Hessel (ya fallecido pero que fue un adolescente hasta su muerte con casi cien años) les ahorra a los jóvenes ese miedo y esas blasfemias: no hay que ser heroico, con la indignación ya basta e inventa el turismo de la indignación: un paseo ético y sin marearse mucho la cabeza. Nos invita a tomar partido por el crucificado, el sin techo, el sin papeles, el sin defensa. El autor también critica a Hessel por cebarse con Israel, como ejemplo del conflicto entre Occidente y el Islam. Recuerda que los palestinos también tienen defectos, que en muchos sitios también se pisotean los derechos humanos y que no se puede comparar la ocupación de los territorios palestinos con la ocupación nazi.
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Resumen de "El precariado", de Guy Standing (2011)
El resumen original y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/06/el-precariado-de-guy-standing-2011.html
Autor del resumen; E.V.Pita (2015), licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, empleo, precariedad, clases sociales, Economía, capitalismo
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Título: "El precariado. Una nueva clase social"
Título original en inglés: "The precariat. The new dangerous class"
Autor: Guy Standing
Edición en inglés: Bloomsbury, 2011
Edición en español: Ediciones de Pasado & Presente SL, Barcelona, 2013
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Biografía oficial del autor Guy Standing (hasta 2013)
Guy Standing es catedrático de Estudios del Desarrollo en la Universidad de Londres. Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Cambridge y miembro de la Academia de Ciencias Sociales del Reino Unido, ha enseñado en la Universidad de Bath y en la de Monash, de Melbourne. Entre 1999 y 2006 fue director del Programa de Seguridad Socioeconómica de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Ginebra.
El profesor Standing es miembro fundador y copresidente de BIEN (Basic Income Earth Network), una oenegé internacional que promueve la renta básica de ciudadanía. Entre sus publicaciones destacan Social Income and Insecurity (2010), Work after Globalization: Building Occupational Citizenship (2009) y Global Labour Flexibility: Seeking Distributive Justice (1999).
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Texto de la contraportada
"España podría convertirse en epicentro de la Transformación Global. Aunque el precariado se aceleró cuando el "crash" financiero de 2008 hundió al país en una sima oscura de austeridad. Desde bastante antes los sucesivos gobiernos venían aplicando políticas económicas neoliberales que el precariado no perdonará ni olvidará. En 2013 se vive una situación terrorífica en la que más de la mitad de los jóvenes españoles carece de empleo, hacinándose en la búsqueda de puestos de trabajo eventuales, y millones de ellos viven de salarios y subsidios que no les permiten alcanzar un nivel de vida mínimamente decente. Más de una cuarta parte de los españoles vive en la pobreza.
Por espantoso que resulte ese sufrimiento, no se deberían menospreciar los aspectos transformadores positivos de lo que viene sucediendo. No es momento para la autocompasión, sino para que se configure una nueva perspectiva progresista basada en la exigencia al Estado de que se aleje de una vez del neoliberalismo que ha hundido España en una inseguridad económica crónica y en desigualdades de clase sin precedente".
Prefacio de Guy Standing a la edición española
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ÍNDICE
1. El precariado
2. ¿Por qué crece el precariado?
3. ¿Quiénes forman parte del precariado?
4. Los inmigrantes ¿víctimas, villanos o héroes?
5. El trabajo pagado y no pagado y la contracción del tiempo
6. Una política de descenso a los infiernos
7. Una política de asalto a los cielos
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Prefacio sobre España
El autor, Guy Standing, cree que España podría convertirse en epicentro de la Transformación Global. Dice que el sistema político está paralizado con los achaques de un sistema podrido. Tras el crash del 2008, los sucesivos gobiernos han recortado los servicios sociales y los subsidios estatales, y aumentó la cifra de personas sin hogar. El empresariado y político hablaba de que las reformas nos llevarían por el buen camino pero el precariado se preguntaba si hablaban del mismo país. La economía se hundió pero el 19 % de la economía es sumergida y eso salvó al país de una revuelta. Las autoridades hacen la vista gorda ante la economía irregular para permitir que la gente pueda sobrevivir.
La OCDE defendió el "workfare": obliga a los desempleados a perder el tiempo en actividades prácticamente inútiles en busca de empleos inexistentes.
Dice que hay un millón de personas sin hogar y miles de apartamentos están vacíos. Muchos bancos se han desmoronado por el crash. El PIB sigue contrayéndose.
Los sindicatos cometieron un error histórico cuando enlos años 80 no se opusieron a la flexibilidad del trabajo que acompañaba la globalización.
Introducción:
Standing señala que en los años 70 surgió el neoliberalismo que consideró que los aspectos del mercado impregnaran todos los aspectos de la vida. Uno de sus temas preferidos era que los gobiernos debían fomentar la flexibilidad del mercado laboral, lo que equivalía a transferir los riesgos y las inseguridades a los trabajadores y sus familias. El resultado fue la creación del "precariado". El própio éxito de la agenda neoliberal ha creado un "monstruo" político, voces extremistas que atraen al precariado.
Guy Standing estudia al precariado, un tipo de trabajador que cobra un sueldo miserable y trabaja más de la cuenta de forma intermitente y sin aspirar a mejorar su categoría ni obtener un empleo de por vida.
Una de las cuestiones más interesantes que aborda Standing es el fin de un contrato social no escrito entre trabajadores y empresarios durante la postguerra que permitió que toda una generación disfrutase de empleo fijo y seguridad social. Un becario que entraba en una empresa hacía méritos para que lo contratasen de por vida. Ese era un poco el camino de aprendizaje para seguir, en el que se premiaba la lealtad y experiencia.
Eso ha cambiado. Ahora, el becario sabe lo que le espera: quizás tengan que pagar por aprender, sus título universitario está completamente devaluado, cuando termine sus prácticas irá directo a la calle y si aspira a un trabajo seguramente no será de lo que ha estudiado, o se le pagará menos por una función de mayor categoría. Los contratos temporales de seis meses o menos no le permitirán lograr el subsidio de desempleo.
La existencia de este ejército de reserva siempre dispuesto a trabajar en cualquier momento ha reducido los salarios de los empleados que aún conservan su empleo fijo. En una recesión, el precariado es el primero en ser despedido porque los fijos son más caros. Esto forma parte de la flexibilidad laboral para reducir costes, en la que el empresario puede despedir fácilmente a mano de obra o contratarla por pocas jornadas y a salarios baratos.
El precariado está formado por estudiantes, adolescentes, trabajadores de baja cualificación, mujeres y a sus filas se suman los trabajadores mayores de 45 años y los prejubilados.
En este ambiente de temporalidad, el precariado no tiene posibilidad de hacer planes de cara al futuro ni puede ahorrar porque su bajo salario debe dedicarlo a sus necesidades diarias. Su pensión en la vejez será de subsistencia. Quien cae en el precariado empezará a encadenar breves contratos y le será difícil regresar al empleo fijo.
Respecto a los inmigrantes, Standing señala que las leyes de inmigración alemanas primero no facilitaron la integración culturales de los trabajadores extranjeros y luego les penalizaron por no estar integrados. La cuestión es que en muchos países, las empresas necesitan a esa fuerza laboral joven y más barata que los trabajadores locales.
En Inglaterra, también hay dificultades para legalizar la ciudadanía incluso si el trabajador lleva mucho tiempo empleado en el país. Por otra parte, los trabajadores blancos ven como los inmigrantes más pobres tienen acceso prioritario a todo tipo de ayudas y ellos quedan en los últimos puestos de la lista porque son más ricos. En general, estas políticas lo que hacen es generar y mantener un subclase ilegal que cobra salarios muy bajos en condiciones de total precariedad y a los perdedores que no regresan a su país se les califica de delincuentes. Para Standing, poco a poco los trabajadores ven cómo sus derechos quedan restringidos.
Pero el principal problema del precariado está en China donde millones de trabajadores del rural se desplazan a las ciudades pero carecen de los derechos de los urbanitas. Esta es la clave del éxito de la globalización: producción masiva a precios de ganga. Los empleados rurales duermen en los barracones de las fábricas donde trabajan extensas jornadas durante los mejores años de su vida y luego regresan a sus aldeas. En la última crisis, fueron despedidos 25 millones de trabajadores rurales, que regresaron a sus pueblos. La tierra, que no se puede vender, ha servido como "colchón" para absorber a la masa sobrante de las industrias chinas. Según Standing, se trata del mayor trasvase de población que ha conocido la humanidad y sus efectos se verán reflejados en las condiciones laborales de Europa y Estados Unidos. Otros países como Vietnam y China exportan sus trabajadores precarios a fábricas de África y otros lugares donde trabajan en las mismas condiciones de precariedad. Incluso van presos en libertad condicional. Standing cree que hay casos en los que habría que hablar de "servidumbre" o esclavitud
Standing dice que el precariado desea libertad y seguridad básica. El precariado desea control sobre su vida, un resurgimiento de la solidaridad social y una autonomía sostenible a la vez que rechaza las viejas formas laboristas de seguridad y paternalismo estatal. También quiere ver el futuro asegurado en el aspecto ecológico: aire limpio, contaminación en retirada y protección de la biodiversidad.
El autor dice que el precariado es una clase en que necesita resucitar la ética de solidaridad social y universalismo, valores rechazados por los utilitarios. Para Standing, la universalidad es el único principio que puede revertir las crecientes desigualdades y la inseguridad económica.
Indica que para el precariado el laborismo del siglo XX era muy poco atractivo ya que aunque era atractivo entró en un callejón sin salida con la Tercera Vía. El autor dice que los socialdemócratas temían mencionar la desigualdad, optaron por el trabajo flexible e inseguro y minusvaloraron la libertad y promovieron el Estado "panóptico". Al descrédito del laborismo se une la bancarrota del modelo neoliberal de la globalización.
Standing dice que uno de los fallos ha sido tratar al precariado como "gente perezosa, potencial delincuente, trasgresora de la ley o egoista". Cree que la educación y el tiempo de calidad es necesario para que el precariado analice la información disponible.
No es que la gente no quiera trabajar, sino que los empleos no son de calidad,
Los precariados "malos" se enfadan porque el gobierno rescata a los bancos, ofrecen subvenciones a las élites favorecidas, lo que, según Standing, les lleva a sumarse al neofascismo populista.
El autor indica que el precariado necesita seguridad económica, que le dé cierto control sobre sus perpectivas vitales y la sensación de que los choques y peligros se pueden contrarrestar. Eso solo se puede lograr con seguridad en los ingresos.
Esta es la estrategia que propone Standing:
1 - Derechos inalienables para quienes hoy los tienen restringidos
2 - Trabajo y no solo ganarse la vida
3 - La mercantilización plena del trabajo
Se refiere a que en vez de obligar a la gente a tener empleo, reduciendo su salario y el de los demás afectados por la presión a la baja que ejerce, la gente debería sentirse atraída por auténticos incentivos. "Si hay empleos de sobra, y si nadie quiere aceptarlos, dejemos que suba su precio (salario) hasta que quien los ofrece crea que está por encima de lo que está dispuesto a pagar.
Propone eliminar los "caprichosos" subsidios a las empresas y convertirlos en prestaciones que puedan ser compradas por su valor de mercado.
Añade que las prestaciones no monetarias constituyen una fuente importante de desigualdad. Pone como ejemplo el permiso de maternidad, del que se benefician menos las mujeres precarizadas por temor a perder su empleo que a las fijas que están cubiertas por seguros de desempleo. Standing cree que todos los trabajadores deberían tener los mismos derechos.
4 - Libertad de profesión y oficio
Standing insiste en que los empleos tienen que ser considerados "instrumentales" y no como el aspecto más importante de la vida. De hecho, para el precariado su empleo no es precisamente el mejor camino hacia la felicidad.
También habla del voluntariado surgido en tiempo de crisis. Cree que la pérdida de un empleo puede ser liberadora sobre todo si es precario y un infierno.
5. Derechos del trabajo
6. Combatir los trabonos y la condicionalidad
Trabono: las agencias de empleo obligan al desempleado a aceptar las tareas que se les encargan o perder el subsidio, quedando posiblemente marcados de por vida como "parásitos" en algún sistema de vigilancia de datos.
7, Libertad de asociacion: la organización del precariado
8. Dar nueva vida a la igualdad
9. Una renta básica
10. Redistribución de la seguridad
11. Redistribución del capital financiero
12. Obtener el control del tiempo
13. Recuperación de los bienes comunes
14. Ayudas al ocio
El autor concluye que el precariado puede comprobar pronto que tiene muchos más amigos. Advierte que el precariado no debe dejarse llevar por políticos fulleros, demagogos y neofascistas. Dice que mientras el centroderecha se arrastra más a la derecha para mantener sus votantes, el centroizquierda político está cediendo terreno y perdiendo los suyos. "Corre el peligro de perder una generación de credibilidad",dice Standing. Durante mucho tiempo representó los intereses del "trabajo" a la vez que trataba de defender una forma moribunda de vida y de trabajo. La nueva clase es el precariado, a menos que los progresistas del mundo ofrezcan una "política de asalto a los cielos", o el precariado será atraído por los cantos de sirena que lleven a la sociedad al abismo. "El precariado no es víctima, ni villano, ni héroe, somos la mayoría de nosotros", termina su libro Standing.
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CRÍTICAS DE OTROS AUTORES
Oliver Natchwey, en "La sociedad del descenso" (2016)
Página 135
El autor alemán Oliver Natchwey señala que en la "modernidad social" (1945-1971) se nivelaban hacia arriba las posiciones de clase, especialmente mediante la concesión de iguales derechos cívicos. Pero en la "modernidad regresiva" (1971-2016), en cambio, con la "sociedad del descenso" se constituye una multiplicidad de estructuraciones de clase orientadas hacia abajo. La mayor parte de los trabajadores "free lance" o interinos llevan una vida precaria. El autor indica que para unos pocos (por ejemplo, los especialistas en tecnologías de la información) es una ganancia de autonomía (sin jefes ni horarios). De ahí que no se produzca (como esperaban hasta hace bien poco algunas personalidades importantes (Standing, 2011), la formación de un "precariado" como nueva clase social. El autor añade que "hasta ahora no ha surgido ni un potencial de acción ni una conciencia de clase capaces de arrastrar a las masas". Como tampoco hay un precariado, sino muchos precariados (Bude, 2006).
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
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El resumen original y actualizado está en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/06/el-precariado-de-guy-standing-2011.html
Autor del resumen; E.V.Pita (2015), licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, empleo, precariedad, clases sociales, Economía, capitalismo
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Título: "El precariado. Una nueva clase social"
Título original en inglés: "The precariat. The new dangerous class"
Autor: Guy Standing
Edición en inglés: Bloomsbury, 2011
Edición en español: Ediciones de Pasado & Presente SL, Barcelona, 2013
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Biografía oficial del autor Guy Standing (hasta 2013)
Guy Standing es catedrático de Estudios del Desarrollo en la Universidad de Londres. Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Cambridge y miembro de la Academia de Ciencias Sociales del Reino Unido, ha enseñado en la Universidad de Bath y en la de Monash, de Melbourne. Entre 1999 y 2006 fue director del Programa de Seguridad Socioeconómica de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Ginebra.
El profesor Standing es miembro fundador y copresidente de BIEN (Basic Income Earth Network), una oenegé internacional que promueve la renta básica de ciudadanía. Entre sus publicaciones destacan Social Income and Insecurity (2010), Work after Globalization: Building Occupational Citizenship (2009) y Global Labour Flexibility: Seeking Distributive Justice (1999).
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Texto de la contraportada
"España podría convertirse en epicentro de la Transformación Global. Aunque el precariado se aceleró cuando el "crash" financiero de 2008 hundió al país en una sima oscura de austeridad. Desde bastante antes los sucesivos gobiernos venían aplicando políticas económicas neoliberales que el precariado no perdonará ni olvidará. En 2013 se vive una situación terrorífica en la que más de la mitad de los jóvenes españoles carece de empleo, hacinándose en la búsqueda de puestos de trabajo eventuales, y millones de ellos viven de salarios y subsidios que no les permiten alcanzar un nivel de vida mínimamente decente. Más de una cuarta parte de los españoles vive en la pobreza.
Por espantoso que resulte ese sufrimiento, no se deberían menospreciar los aspectos transformadores positivos de lo que viene sucediendo. No es momento para la autocompasión, sino para que se configure una nueva perspectiva progresista basada en la exigencia al Estado de que se aleje de una vez del neoliberalismo que ha hundido España en una inseguridad económica crónica y en desigualdades de clase sin precedente".
Prefacio de Guy Standing a la edición española
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ÍNDICE
1. El precariado
2. ¿Por qué crece el precariado?
3. ¿Quiénes forman parte del precariado?
4. Los inmigrantes ¿víctimas, villanos o héroes?
5. El trabajo pagado y no pagado y la contracción del tiempo
6. Una política de descenso a los infiernos
7. Una política de asalto a los cielos
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Prefacio sobre España
El autor, Guy Standing, cree que España podría convertirse en epicentro de la Transformación Global. Dice que el sistema político está paralizado con los achaques de un sistema podrido. Tras el crash del 2008, los sucesivos gobiernos han recortado los servicios sociales y los subsidios estatales, y aumentó la cifra de personas sin hogar. El empresariado y político hablaba de que las reformas nos llevarían por el buen camino pero el precariado se preguntaba si hablaban del mismo país. La economía se hundió pero el 19 % de la economía es sumergida y eso salvó al país de una revuelta. Las autoridades hacen la vista gorda ante la economía irregular para permitir que la gente pueda sobrevivir.
La OCDE defendió el "workfare": obliga a los desempleados a perder el tiempo en actividades prácticamente inútiles en busca de empleos inexistentes.
Dice que hay un millón de personas sin hogar y miles de apartamentos están vacíos. Muchos bancos se han desmoronado por el crash. El PIB sigue contrayéndose.
Los sindicatos cometieron un error histórico cuando enlos años 80 no se opusieron a la flexibilidad del trabajo que acompañaba la globalización.
Introducción:
Standing señala que en los años 70 surgió el neoliberalismo que consideró que los aspectos del mercado impregnaran todos los aspectos de la vida. Uno de sus temas preferidos era que los gobiernos debían fomentar la flexibilidad del mercado laboral, lo que equivalía a transferir los riesgos y las inseguridades a los trabajadores y sus familias. El resultado fue la creación del "precariado". El própio éxito de la agenda neoliberal ha creado un "monstruo" político, voces extremistas que atraen al precariado.
Guy Standing estudia al precariado, un tipo de trabajador que cobra un sueldo miserable y trabaja más de la cuenta de forma intermitente y sin aspirar a mejorar su categoría ni obtener un empleo de por vida.
Una de las cuestiones más interesantes que aborda Standing es el fin de un contrato social no escrito entre trabajadores y empresarios durante la postguerra que permitió que toda una generación disfrutase de empleo fijo y seguridad social. Un becario que entraba en una empresa hacía méritos para que lo contratasen de por vida. Ese era un poco el camino de aprendizaje para seguir, en el que se premiaba la lealtad y experiencia.
Eso ha cambiado. Ahora, el becario sabe lo que le espera: quizás tengan que pagar por aprender, sus título universitario está completamente devaluado, cuando termine sus prácticas irá directo a la calle y si aspira a un trabajo seguramente no será de lo que ha estudiado, o se le pagará menos por una función de mayor categoría. Los contratos temporales de seis meses o menos no le permitirán lograr el subsidio de desempleo.
La existencia de este ejército de reserva siempre dispuesto a trabajar en cualquier momento ha reducido los salarios de los empleados que aún conservan su empleo fijo. En una recesión, el precariado es el primero en ser despedido porque los fijos son más caros. Esto forma parte de la flexibilidad laboral para reducir costes, en la que el empresario puede despedir fácilmente a mano de obra o contratarla por pocas jornadas y a salarios baratos.
El precariado está formado por estudiantes, adolescentes, trabajadores de baja cualificación, mujeres y a sus filas se suman los trabajadores mayores de 45 años y los prejubilados.
En este ambiente de temporalidad, el precariado no tiene posibilidad de hacer planes de cara al futuro ni puede ahorrar porque su bajo salario debe dedicarlo a sus necesidades diarias. Su pensión en la vejez será de subsistencia. Quien cae en el precariado empezará a encadenar breves contratos y le será difícil regresar al empleo fijo.
Respecto a los inmigrantes, Standing señala que las leyes de inmigración alemanas primero no facilitaron la integración culturales de los trabajadores extranjeros y luego les penalizaron por no estar integrados. La cuestión es que en muchos países, las empresas necesitan a esa fuerza laboral joven y más barata que los trabajadores locales.
En Inglaterra, también hay dificultades para legalizar la ciudadanía incluso si el trabajador lleva mucho tiempo empleado en el país. Por otra parte, los trabajadores blancos ven como los inmigrantes más pobres tienen acceso prioritario a todo tipo de ayudas y ellos quedan en los últimos puestos de la lista porque son más ricos. En general, estas políticas lo que hacen es generar y mantener un subclase ilegal que cobra salarios muy bajos en condiciones de total precariedad y a los perdedores que no regresan a su país se les califica de delincuentes. Para Standing, poco a poco los trabajadores ven cómo sus derechos quedan restringidos.
Pero el principal problema del precariado está en China donde millones de trabajadores del rural se desplazan a las ciudades pero carecen de los derechos de los urbanitas. Esta es la clave del éxito de la globalización: producción masiva a precios de ganga. Los empleados rurales duermen en los barracones de las fábricas donde trabajan extensas jornadas durante los mejores años de su vida y luego regresan a sus aldeas. En la última crisis, fueron despedidos 25 millones de trabajadores rurales, que regresaron a sus pueblos. La tierra, que no se puede vender, ha servido como "colchón" para absorber a la masa sobrante de las industrias chinas. Según Standing, se trata del mayor trasvase de población que ha conocido la humanidad y sus efectos se verán reflejados en las condiciones laborales de Europa y Estados Unidos. Otros países como Vietnam y China exportan sus trabajadores precarios a fábricas de África y otros lugares donde trabajan en las mismas condiciones de precariedad. Incluso van presos en libertad condicional. Standing cree que hay casos en los que habría que hablar de "servidumbre" o esclavitud
Standing dice que el precariado desea libertad y seguridad básica. El precariado desea control sobre su vida, un resurgimiento de la solidaridad social y una autonomía sostenible a la vez que rechaza las viejas formas laboristas de seguridad y paternalismo estatal. También quiere ver el futuro asegurado en el aspecto ecológico: aire limpio, contaminación en retirada y protección de la biodiversidad.
El autor dice que el precariado es una clase en que necesita resucitar la ética de solidaridad social y universalismo, valores rechazados por los utilitarios. Para Standing, la universalidad es el único principio que puede revertir las crecientes desigualdades y la inseguridad económica.
Indica que para el precariado el laborismo del siglo XX era muy poco atractivo ya que aunque era atractivo entró en un callejón sin salida con la Tercera Vía. El autor dice que los socialdemócratas temían mencionar la desigualdad, optaron por el trabajo flexible e inseguro y minusvaloraron la libertad y promovieron el Estado "panóptico". Al descrédito del laborismo se une la bancarrota del modelo neoliberal de la globalización.
Standing dice que uno de los fallos ha sido tratar al precariado como "gente perezosa, potencial delincuente, trasgresora de la ley o egoista". Cree que la educación y el tiempo de calidad es necesario para que el precariado analice la información disponible.
No es que la gente no quiera trabajar, sino que los empleos no son de calidad,
Los precariados "malos" se enfadan porque el gobierno rescata a los bancos, ofrecen subvenciones a las élites favorecidas, lo que, según Standing, les lleva a sumarse al neofascismo populista.
El autor indica que el precariado necesita seguridad económica, que le dé cierto control sobre sus perpectivas vitales y la sensación de que los choques y peligros se pueden contrarrestar. Eso solo se puede lograr con seguridad en los ingresos.
Esta es la estrategia que propone Standing:
1 - Derechos inalienables para quienes hoy los tienen restringidos
2 - Trabajo y no solo ganarse la vida
3 - La mercantilización plena del trabajo
Se refiere a que en vez de obligar a la gente a tener empleo, reduciendo su salario y el de los demás afectados por la presión a la baja que ejerce, la gente debería sentirse atraída por auténticos incentivos. "Si hay empleos de sobra, y si nadie quiere aceptarlos, dejemos que suba su precio (salario) hasta que quien los ofrece crea que está por encima de lo que está dispuesto a pagar.
Propone eliminar los "caprichosos" subsidios a las empresas y convertirlos en prestaciones que puedan ser compradas por su valor de mercado.
Añade que las prestaciones no monetarias constituyen una fuente importante de desigualdad. Pone como ejemplo el permiso de maternidad, del que se benefician menos las mujeres precarizadas por temor a perder su empleo que a las fijas que están cubiertas por seguros de desempleo. Standing cree que todos los trabajadores deberían tener los mismos derechos.
4 - Libertad de profesión y oficio
Standing insiste en que los empleos tienen que ser considerados "instrumentales" y no como el aspecto más importante de la vida. De hecho, para el precariado su empleo no es precisamente el mejor camino hacia la felicidad.
También habla del voluntariado surgido en tiempo de crisis. Cree que la pérdida de un empleo puede ser liberadora sobre todo si es precario y un infierno.
5. Derechos del trabajo
6. Combatir los trabonos y la condicionalidad
Trabono: las agencias de empleo obligan al desempleado a aceptar las tareas que se les encargan o perder el subsidio, quedando posiblemente marcados de por vida como "parásitos" en algún sistema de vigilancia de datos.
7, Libertad de asociacion: la organización del precariado
8. Dar nueva vida a la igualdad
9. Una renta básica
10. Redistribución de la seguridad
11. Redistribución del capital financiero
12. Obtener el control del tiempo
13. Recuperación de los bienes comunes
14. Ayudas al ocio
El autor concluye que el precariado puede comprobar pronto que tiene muchos más amigos. Advierte que el precariado no debe dejarse llevar por políticos fulleros, demagogos y neofascistas. Dice que mientras el centroderecha se arrastra más a la derecha para mantener sus votantes, el centroizquierda político está cediendo terreno y perdiendo los suyos. "Corre el peligro de perder una generación de credibilidad",dice Standing. Durante mucho tiempo representó los intereses del "trabajo" a la vez que trataba de defender una forma moribunda de vida y de trabajo. La nueva clase es el precariado, a menos que los progresistas del mundo ofrezcan una "política de asalto a los cielos", o el precariado será atraído por los cantos de sirena que lleven a la sociedad al abismo. "El precariado no es víctima, ni villano, ni héroe, somos la mayoría de nosotros", termina su libro Standing.
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CRÍTICAS DE OTROS AUTORES
Oliver Natchwey, en "La sociedad del descenso" (2016)
Página 135
El autor alemán Oliver Natchwey señala que en la "modernidad social" (1945-1971) se nivelaban hacia arriba las posiciones de clase, especialmente mediante la concesión de iguales derechos cívicos. Pero en la "modernidad regresiva" (1971-2016), en cambio, con la "sociedad del descenso" se constituye una multiplicidad de estructuraciones de clase orientadas hacia abajo. La mayor parte de los trabajadores "free lance" o interinos llevan una vida precaria. El autor indica que para unos pocos (por ejemplo, los especialistas en tecnologías de la información) es una ganancia de autonomía (sin jefes ni horarios). De ahí que no se produzca (como esperaban hasta hace bien poco algunas personalidades importantes (Standing, 2011), la formación de un "precariado" como nueva clase social. El autor añade que "hasta ahora no ha surgido ni un potencial de acción ni una conciencia de clase capaces de arrastrar a las masas". Como tampoco hay un precariado, sino muchos precariados (Bude, 2006).
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
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Resumen de "Chavs: la demonización de la clase obrera", de Owen Jones (2011)
Referencia APA: Jones, Owen (2011): Chavs: la demonización de la clase obrera. Torrejón de Ardoz (Madrid): Capitán Swing (2013)
Ver el resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/01/chavs-la-demonizacion-de-la-clase.html
Resumen por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
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Título: "Chavs: la demonización de la clase obrera"
Título original: Chavs: The Demonization of the Working Class
Autor: Owen Jones
Primera edición: 2011
Edición en español: 2013, Torrejón de Arzoz (Madrid): Capitán Swing
Páginas: 347
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Biografía oficial del autor (hasta 2014)
Owen Jones, nacido en Shelffield el 8 de agosto del 1984, es un joven escritor, comentarista y activista asociado con la izquierda política británica. Escribe con frecuencia para medios como The Guardian, The Independent y New Statesman; y ha trabajado en el Parlamento con grupos de presión sindicales. además de realizar investigación parlamentaria en asuntos polémicos como las libertades civiles o los derechos de los trabajadores. En septiembre del 2011, fue votado como el pensador más influyente de la izquierda por los lectores del blog Left Foot Forward, y el Daily Telegraph lo situó como una de las figuras más populares e influyentes del momento. Desde el London Evening Standard, Andrew Neather incluyó su libro Chavs en el marco de un resurgimiento de la izquierda, que incluye desde las múltiples reediciones del Manifiesto Comunista hasta el aclamado documental de Jason Barker Marx Reloaded (audiovisual que examina de qué modo las ideas del filósofo y socialista alemán Karl Marx pueden ayudarnos a entender la crisis económica y financiera global de 2008).
Su segundo libro: "El Establishment la casta al desnudo" fue publicado en el 2014.
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Texto de la contraportada
"En la Gran Bretaña actual, la clase trabajadora se ha convertido en objeto de miedo y escarnio. Desde la Vicky Pollard de Little Britain a la demonización de Jade Goody, los medios de comunicación y los políticos desechan por irresponsable, delincuente e ignorante a un vasto y desfavorecido sector de la sociedad cuyos miembros se han estereotipado en una sola palabra cargada de odio: "chavs".
En este aclamado estudio, Owen Jones, analiza cómo la clase trabajadora ha pasado de ser "la sal de la tierra" a la "escoria de la tierra". Desvelando la ignorancia y el prejuicio que están en el centro de la caricatura "chav", retrata una realidad mucho más compleja: el estereotipo "chav" dice, es utilizado por los gobiernos como pantalla para evitar comprometerse de verdad con los problemas sociales y económicos y justificar el aumento de la desigualdad. Basado en una investigación exhaustiva y original, este libro es una crítica irrefutable de los medios de comunicación y de la clase dirigente, y un retrato esclarecedor e inquietante de la desigualdad y el odio de clases en la Gran Bretaña actual. La edición incluye un nuevo capítulo que explora las causas y las consecuencias de los episodios de violencia que ocurrieron durante el verano de 2011 en Inglaterra"
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ÍNDICE
1. El extraño caso de Shannon Matthews
2. Luchadores de clase
3. Políticos versus "chavs"
4. Una clase en la picota
5. "Ahora todos somos de clase media"
6. Una sociedad amañada
7. Una Gran Bretaña rota
8. La ofensiva
Conclusión: ¿Una nueva política de clase?
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Resumen y comentarios:
La primera página del libro es muy conocida. El autor cuenta que está en una cena con sus amigos de clase media acomodada y burguesa de Londres y un comensal hace una observación frívola y de mal gusto. Nadie parece sorprenderse ni dar muestras de bochorno. Hablaban de moda y uno hace un chiste con desenfado: "Qué lástima que cierre Woolworth's. ¿Dónde van a comprar todos los chavs sus regalos navideños". Todos se rieron.
Chavs es el término peyorativo para referirse a la subcultura de la clase trabajadora inglesa joven (llevan ropa deportiva de marca, bisutería llamativa y viven de las prestaciones y en viviendas sociales). Deriva de "chaval" (niño, en gitano) pero aquí el término similar sería "choni", "gichos", etc... Se trata de trabajadores considerados "palurdos" que trabajan de cajeros en supermercados, empleados en restaurantes de comida rápida o limpiadores.
Owen Jones dice que si hubiesen empleado términos homófobos, sexistas o racistas, lo hubiesen echado de la mesa. Pero como se refería a las "repugnantes clases bajas" nadie rechistó. Todos eran profesionales bien remunerados, educados en elitistas colegios y universidades, que disfrutaban de una confortable existencia en agradables barrios residenciales de Londres. Las posibilidades de que alguien de la clase trabajadora terminara como ellos era remota. "Allí estaba yo, presenciando un fenómeno que se remonta cientos de años atrás: los ricos burlándose de los menos pudientes".
El autor, después de la cena, se preguntó por qué ese "odio" hacia la clase baja se había vuelto aceptable socialmente. Los "chavs" son objeto de mofa en programas cómicos pero también hay gimnasios que organizan cursos de "lucha chav" para defenderse de ellos si paseas por un barrio peligroso y te ataca una pandilla. Se ríen de sus expresiones con faltas de ortografía, de sus pitbulls y navaja, procrean a los 15 años y pasan el día tratando de conseguir "maría". Acaban internados antes de los 21. Muchos empresarios creen que estos chavs "se merecen" su mala suerte.
En las siguientes páginas, Jones examina los casos de las niñas Madeleine McCain, hija de una pareja de clase media desaparecida en Portugal, y Shannon Mathews (ocultada por su madre y su tío, que simularon un secuestro para atraer la atención mediática). Sobre la familia de la segunda, que vivía en un barrio de "chavs" y viviendas sociales, los periódicos se quemaron con todo tipo de improperios.
Owen Jones señala que en Inglaterra las desigualdades existentes intentan disimularse echándole la culpa a los pobres por la situación de miseria económica que viven, por su mala cabeza e irresponsabilidad. Un caso como el de la madre de Shannon era el ejemplo perfecto de que se merecían lo que les pasaba. Sin embargo, Jones recuerda que para hacer periodismo en Inglaterra suele hacer falta una licenciatura y pocos hijos de trabajadores llegan a trabajar en las redacciones, que son mayoritariamente de clase media y media-alta, por lo que ven la realidad social desde el filtro de la burguesía. De ahí, que los diarios se "quemen" con los "chavs", sin la menos sensibilidad hacia cómo viven los pobres y generalizando sus vicios en todo el colectivo sin hacer distinciones.
Jones repasa la historia más reciente del movimiento obrero desde 1970. Las huelgas sindicales obligaron a los conservadores a retirarse del Gobierno, lección que no olvidó Margareth Thatcher. Esta decidió atacar al movimiento obrero golpeando a la minería y cerrando glandes conglomerados, dejando a decenas de ciudades y pueblos sin ingresos. Tras varios años de enfrentamientos entre manifestantes y policía, el movimiento sindical salió derrotado, los mineros tuvieron que volver cabizbajos al trabajo y Thatcher ganó la batalla. Las consecuencias fueron el colapso del movimiento sindical, que perdió su importancia. El número de parados pasó de uno a cuatro millones con Thatcher pero sus partidarios replicaron que el problema no era el alto número de parados sino que lo bueno estaba en que otros cuatro millones de trabajadores estaban tan asustados de perder su empleo que no se iban a manifestar contra ninguna medida.
El resultado de estas políticas de desindustrialización fueron que bajó la tasa de interés y la inflación, a costa de un elevado desempleo que hundió las comunidades mineras, sin apenas futuro.
La solución que propuso Thatcher es que cada se potenciase el sistema de servicios y que cada uno fuese un "emprendedor", un propietario, por lo que se vendieron las viviendas sociales a sus beneficiarios tras ahogar presupuestariamente a los ayuntamientos.
Owen Jones señala que fue en esta época cuando empezó la demonización de la clase obrera, con esa lucha sin cuartel contra el movimiento sindical, una venganza en toda regla, que devastó las comunidades. A veces se critica a los padres de los hijos que salen drogadictos, pero el autor recuerda que estos padres ejercen bien su papel y aconsejan a sus hijos que se metan en aprendices en la mina por si las otras posibilidad no salen adelante, lo que suele ocurrir. Pero al menos tenían un trabajo. La cuestión es que ahora estas comunidades están descalabradas y, dice el autor, para una adolescente es más rentable acceder a una ayuda pública por embarazo que ponerse a buscar un trabajo allí donde no hay ninguno,
El caso es que en esos pueblos donde cerró la mina y están desindustrializados, hay más posibilidades de que entre la droga o que la juventud no tenga posibilidades de un mejor futuro. Viven de ayudas públicas pero no porque sean vagos sino por los problemas del paro crónico en sus localidades.
Para Owen, los sindicatos y las comunidades industriales quedaron machacadas con las políticas thatcheristas y luego por las neolaboristas (que las copiaron al ver que les daban muchos votos). El autor insiste en que durante 20 años ha habido una "demonización" de la clase obrera, sobre todo si se tiene en cuenta que los medios de comunicación están dominados por la clase media de Inglaterra y que los votantes suelen ser de clase media.
Esto ha llevado a que los trabajadores estén desencantados con el laborismo, porque lo identifican con el thatcherismo, y se hayan interesado por otras opciones políticas como el BNP, un partido racista y de extrema derecha, que gana votos en los barrios más castigados.
Owen también analiza el auge del movimiento antimigratorio en aquellos barrios que antaño eran industriales. Los vecinos se quejan de que los inmigrantes obtienen antes que ellos las viviendas sociales y otros privilegios, por lo que se sienten desplazados. Además, los inmigrantes aceptan menores salarios y trabajar más horas, lo que le gusta mucho a los empresarios que prefieren contratarlos frente a los trabajadores locales. De ahí, que haya surgido un malestar en los barrios que fueron desindustrializados.
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Ver el resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/01/chavs-la-demonizacion-de-la-clase.html
Resumen por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
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Título: "Chavs: la demonización de la clase obrera"
Título original: Chavs: The Demonization of the Working Class
Autor: Owen Jones
Primera edición: 2011
Edición en español: 2013, Torrejón de Arzoz (Madrid): Capitán Swing
Páginas: 347
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Biografía oficial del autor (hasta 2014)
Owen Jones, nacido en Shelffield el 8 de agosto del 1984, es un joven escritor, comentarista y activista asociado con la izquierda política británica. Escribe con frecuencia para medios como The Guardian, The Independent y New Statesman; y ha trabajado en el Parlamento con grupos de presión sindicales. además de realizar investigación parlamentaria en asuntos polémicos como las libertades civiles o los derechos de los trabajadores. En septiembre del 2011, fue votado como el pensador más influyente de la izquierda por los lectores del blog Left Foot Forward, y el Daily Telegraph lo situó como una de las figuras más populares e influyentes del momento. Desde el London Evening Standard, Andrew Neather incluyó su libro Chavs en el marco de un resurgimiento de la izquierda, que incluye desde las múltiples reediciones del Manifiesto Comunista hasta el aclamado documental de Jason Barker Marx Reloaded (audiovisual que examina de qué modo las ideas del filósofo y socialista alemán Karl Marx pueden ayudarnos a entender la crisis económica y financiera global de 2008).
Su segundo libro: "El Establishment la casta al desnudo" fue publicado en el 2014.
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Texto de la contraportada
"En la Gran Bretaña actual, la clase trabajadora se ha convertido en objeto de miedo y escarnio. Desde la Vicky Pollard de Little Britain a la demonización de Jade Goody, los medios de comunicación y los políticos desechan por irresponsable, delincuente e ignorante a un vasto y desfavorecido sector de la sociedad cuyos miembros se han estereotipado en una sola palabra cargada de odio: "chavs".
En este aclamado estudio, Owen Jones, analiza cómo la clase trabajadora ha pasado de ser "la sal de la tierra" a la "escoria de la tierra". Desvelando la ignorancia y el prejuicio que están en el centro de la caricatura "chav", retrata una realidad mucho más compleja: el estereotipo "chav" dice, es utilizado por los gobiernos como pantalla para evitar comprometerse de verdad con los problemas sociales y económicos y justificar el aumento de la desigualdad. Basado en una investigación exhaustiva y original, este libro es una crítica irrefutable de los medios de comunicación y de la clase dirigente, y un retrato esclarecedor e inquietante de la desigualdad y el odio de clases en la Gran Bretaña actual. La edición incluye un nuevo capítulo que explora las causas y las consecuencias de los episodios de violencia que ocurrieron durante el verano de 2011 en Inglaterra"
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ÍNDICE
1. El extraño caso de Shannon Matthews
2. Luchadores de clase
3. Políticos versus "chavs"
4. Una clase en la picota
5. "Ahora todos somos de clase media"
6. Una sociedad amañada
7. Una Gran Bretaña rota
8. La ofensiva
Conclusión: ¿Una nueva política de clase?
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Resumen y comentarios:
La primera página del libro es muy conocida. El autor cuenta que está en una cena con sus amigos de clase media acomodada y burguesa de Londres y un comensal hace una observación frívola y de mal gusto. Nadie parece sorprenderse ni dar muestras de bochorno. Hablaban de moda y uno hace un chiste con desenfado: "Qué lástima que cierre Woolworth's. ¿Dónde van a comprar todos los chavs sus regalos navideños". Todos se rieron.
Chavs es el término peyorativo para referirse a la subcultura de la clase trabajadora inglesa joven (llevan ropa deportiva de marca, bisutería llamativa y viven de las prestaciones y en viviendas sociales). Deriva de "chaval" (niño, en gitano) pero aquí el término similar sería "choni", "gichos", etc... Se trata de trabajadores considerados "palurdos" que trabajan de cajeros en supermercados, empleados en restaurantes de comida rápida o limpiadores.
Owen Jones dice que si hubiesen empleado términos homófobos, sexistas o racistas, lo hubiesen echado de la mesa. Pero como se refería a las "repugnantes clases bajas" nadie rechistó. Todos eran profesionales bien remunerados, educados en elitistas colegios y universidades, que disfrutaban de una confortable existencia en agradables barrios residenciales de Londres. Las posibilidades de que alguien de la clase trabajadora terminara como ellos era remota. "Allí estaba yo, presenciando un fenómeno que se remonta cientos de años atrás: los ricos burlándose de los menos pudientes".
El autor, después de la cena, se preguntó por qué ese "odio" hacia la clase baja se había vuelto aceptable socialmente. Los "chavs" son objeto de mofa en programas cómicos pero también hay gimnasios que organizan cursos de "lucha chav" para defenderse de ellos si paseas por un barrio peligroso y te ataca una pandilla. Se ríen de sus expresiones con faltas de ortografía, de sus pitbulls y navaja, procrean a los 15 años y pasan el día tratando de conseguir "maría". Acaban internados antes de los 21. Muchos empresarios creen que estos chavs "se merecen" su mala suerte.
En las siguientes páginas, Jones examina los casos de las niñas Madeleine McCain, hija de una pareja de clase media desaparecida en Portugal, y Shannon Mathews (ocultada por su madre y su tío, que simularon un secuestro para atraer la atención mediática). Sobre la familia de la segunda, que vivía en un barrio de "chavs" y viviendas sociales, los periódicos se quemaron con todo tipo de improperios.
Owen Jones señala que en Inglaterra las desigualdades existentes intentan disimularse echándole la culpa a los pobres por la situación de miseria económica que viven, por su mala cabeza e irresponsabilidad. Un caso como el de la madre de Shannon era el ejemplo perfecto de que se merecían lo que les pasaba. Sin embargo, Jones recuerda que para hacer periodismo en Inglaterra suele hacer falta una licenciatura y pocos hijos de trabajadores llegan a trabajar en las redacciones, que son mayoritariamente de clase media y media-alta, por lo que ven la realidad social desde el filtro de la burguesía. De ahí, que los diarios se "quemen" con los "chavs", sin la menos sensibilidad hacia cómo viven los pobres y generalizando sus vicios en todo el colectivo sin hacer distinciones.
Jones repasa la historia más reciente del movimiento obrero desde 1970. Las huelgas sindicales obligaron a los conservadores a retirarse del Gobierno, lección que no olvidó Margareth Thatcher. Esta decidió atacar al movimiento obrero golpeando a la minería y cerrando glandes conglomerados, dejando a decenas de ciudades y pueblos sin ingresos. Tras varios años de enfrentamientos entre manifestantes y policía, el movimiento sindical salió derrotado, los mineros tuvieron que volver cabizbajos al trabajo y Thatcher ganó la batalla. Las consecuencias fueron el colapso del movimiento sindical, que perdió su importancia. El número de parados pasó de uno a cuatro millones con Thatcher pero sus partidarios replicaron que el problema no era el alto número de parados sino que lo bueno estaba en que otros cuatro millones de trabajadores estaban tan asustados de perder su empleo que no se iban a manifestar contra ninguna medida.
El resultado de estas políticas de desindustrialización fueron que bajó la tasa de interés y la inflación, a costa de un elevado desempleo que hundió las comunidades mineras, sin apenas futuro.
La solución que propuso Thatcher es que cada se potenciase el sistema de servicios y que cada uno fuese un "emprendedor", un propietario, por lo que se vendieron las viviendas sociales a sus beneficiarios tras ahogar presupuestariamente a los ayuntamientos.
Owen Jones señala que fue en esta época cuando empezó la demonización de la clase obrera, con esa lucha sin cuartel contra el movimiento sindical, una venganza en toda regla, que devastó las comunidades. A veces se critica a los padres de los hijos que salen drogadictos, pero el autor recuerda que estos padres ejercen bien su papel y aconsejan a sus hijos que se metan en aprendices en la mina por si las otras posibilidad no salen adelante, lo que suele ocurrir. Pero al menos tenían un trabajo. La cuestión es que ahora estas comunidades están descalabradas y, dice el autor, para una adolescente es más rentable acceder a una ayuda pública por embarazo que ponerse a buscar un trabajo allí donde no hay ninguno,
El caso es que en esos pueblos donde cerró la mina y están desindustrializados, hay más posibilidades de que entre la droga o que la juventud no tenga posibilidades de un mejor futuro. Viven de ayudas públicas pero no porque sean vagos sino por los problemas del paro crónico en sus localidades.
Para Owen, los sindicatos y las comunidades industriales quedaron machacadas con las políticas thatcheristas y luego por las neolaboristas (que las copiaron al ver que les daban muchos votos). El autor insiste en que durante 20 años ha habido una "demonización" de la clase obrera, sobre todo si se tiene en cuenta que los medios de comunicación están dominados por la clase media de Inglaterra y que los votantes suelen ser de clase media.
Esto ha llevado a que los trabajadores estén desencantados con el laborismo, porque lo identifican con el thatcherismo, y se hayan interesado por otras opciones políticas como el BNP, un partido racista y de extrema derecha, que gana votos en los barrios más castigados.
Owen también analiza el auge del movimiento antimigratorio en aquellos barrios que antaño eran industriales. Los vecinos se quejan de que los inmigrantes obtienen antes que ellos las viviendas sociales y otros privilegios, por lo que se sienten desplazados. Además, los inmigrantes aceptan menores salarios y trabajar más horas, lo que le gusta mucho a los empresarios que prefieren contratarlos frente a los trabajadores locales. De ahí, que haya surgido un malestar en los barrios que fueron desindustrializados.
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Resumen: "Redes de indignación y esperanza", de Manuel Castells (2012)
Link original y actualizado: http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/10/redes-de-indignacion-y-esperanza-de.html
Autor del resumen: E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, cambio social, redes sociales, opinión pública, movimientos sociales
Título: "Redes de indignación y esperanza"
Subtítulo: "Los movimientos sociales en la era de Internet"
Autor: Manuel Castells
Fecha de publicación: 2012
Editorial: Alianza Editorial
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Biografía oficial del autor (hasta 2012)
Manuel Castells es el titular de la cátedra Wallis Annenberg de Tecnología de la Comunicación y Sociedad de la Universidad del Sur de California, Los Ángeles. Es también catedrático de la Universidad Oberta de Catalunya en Barcelona y del Instituto de Estudios Globales de París. Entre 1979 y 2003 fue catedrático de Sociología y de planificación urbana en la Universidad de California en Berkeley. Ha enseñado, entre otras instituciones, en el MIT, en Oxford, en Cambridge, en la Universidad Hitotsubashi de Tokio, en la UNAM de México y en la Universidad Autónoma de Madrid. Es académico de la Academia Europea, de la Academia Británica, de la Academia Americana de Ciencias Politicas y Sociales, de la Academia Mexicana de Ciencias y de la Real Academia Española de Ciencias Económicas y Financieras. Fue consejero fundador del European Research Council (ERC) y consejero fundador del European Institute of Innovation and Technology (EIT) de la Comisión Europea. Ha recibido 18 doctorados honoris causa de universidades españolas, europeas, norteamericanas, lationoamericanas y asiáticas y ha sido condecorado en Francia, Catalunya, Portugal, Chile y Finlandia. Ha publicado 26 libros, incluyendo la trilogía La era de la información: economía, sociedad y cultura, traducida a 22 idiomas. En 2012 recibió el prestigioso Premio Holberg otorgado por el Parlamento Europeo.
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Reseña de la contraportada
"Ocurrió cuando nadie lo esperaba. En un mundo presa de la crisis económica, el cinismo político, la vaciedad cultural y la desesperanza, simplemente ocurrió, Conectadas a través de las redes sociales de Internet, las personas empezaron a agruparse en esos espacios de autonomía y, desde la seguridad del ciberespacio, pasaron a ocupar las calles y a elaborar proyectos ligados a sus verdaderas preocupaciones, por encima de las ideologías y de los intereses dominantes, reclamando su derecho a hacer historia. En todos los casos ignoraron a los partidos políticos, desconfiaron de los medios de comunicación, no reconocieron ningún liderazgo y rechazaron toda organización formal, debatiendo colectivamente y tomando sus decisiones en asambleas locales y a través de Internet. Desde Túnez e Islandia hasta la revolución egipcia y el movimiento Occupy Wall Street, pasando por los indignados en España, Manuel Castells arroja luz sobre esos movimientos - su formación, su dinámica, sus valores y sus perspectivas de transformación social -, que han llegado a alcanzar a 82 países. Al hilo de su esclarecedor y apasionante análisis, identifica las nuevas vías del cambio social que han surgido en este siglo y plantea hipótesis sobre sus implicaciones prácticas. Un libro, en definitiva, imprescindible para comprender - y cambiar - nuestro mundo".
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ÍNDICE
1 - Obertura: conectar las mentes, crear significado, contestar al poder
2 - Preludio a la revolución: dónde empezó todo
Túnez: "La revolución de la libertad y la dignidad"
La revolución de las cacerolas de Islandia: del colapso financiero a la elaboración popular de una nueva Constitución a través de Internet
Viento del Sur, viento del Norte: vectores transculturales del cambio social
3.- La revolución egipcia
El espacio de flujos y el espacio de lugares en la revolución egipcia
La respuesta del estado a una revolución mediada por Internet: la gran desconexión
¿Quienes eran los que protestaban y qué era la protesta?
Las mujeres en la revolución
La cuestión islámica
"La revolución continuará"
Comprender la revolución egipcia
4 - Dignidad, violencia y geopolítica: los levantamientos árabes
Violencia y estado
¿Una revolución digital?
5 - Una revolución rizomática: las indignadas en España
Un movimiento autogestionado
¿Qué quieren las indignadas?
El discurso del movimiento
Reinventando la práctica democrática: un movimiento asambleario sin líderes
De la deliberación a la acción: la cuestión de la violencia
Un movimiento político contra un sistema político
Una revolución rizomática
6 - Occupy Wall Street; cosechando la sal de la tierra
La ira, el trueno, la chispa
La pradera en llamas
Un movimiento en red
La democracia directa en la práctica
Un movimiento sin demandas: "El proceso es el mensaje"
Violencia contra un movimiento no violento
¿Qué consiguió el movimiento?
La sal de la Tierra
7 - Cambiar el mundo en la sociedad red
Los movimientos sociales en red: ¿un modelo emergente?
Internet y la cultura de la autonomía
Los movimientos sociales en red y la política reformista: ¿un amor imposible?
8 - Más allá de la indignación, la esperanza, vida y muerte de los movimientos sociales en red.
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Resumen:
Castells examina los movimientos sociales de Túnez contra la dictadura o pseudodemocracia, de Islandia contra la deuda financiera, de España contra la austeridad, de Egipto contra la dictadura y de Occupy Wall Street contra la desigualdad del 99%-1%. Dice que su coordinación solo fue posible a través de las redes sociales e Internet. Por ejemplo, en el caso de Túnez salieron a la calle indignados jóvenes y titulados que estaban en el paro y descontentos.
De estos movimientos ya se ha hablado mucho en la prensa en su día, por lo que he pasado directamente a la parte más analítica del libro.
Especial interés tiene el último capítulo porque enumera las conclusiones del libro.
Lo primero que llama la atención es que Castells vincula la subida de precios de los alimentos, como el pan, que alcanzó precios inasequibles en el mundo árabe. [nota del lector: inmediatamente, me viene el eco de la Revolución Francesa ligada a la subida del precio del pan]. Dice que en el 2010 la caldera de indignación social y política llegó a su punto de ebullición. Cada revuelta inspiró a la siguiente transmitiendo en red imágenes y mensajes a través de Internet. Dice que hay un patrón común: la forma de los movimientos sociales en la era de Internet.
Características comunes de los movimientos sociales del 2010
1) Están conectados en red de numerosas formas.
Son una red de redes sin centro identificable ni líder, es una estructura descentralizada.
Comienzan en las redes y luego se convierten en movimiento al ocupar espacio urbano en plazas públicas o manifestaciones continuadas. Este espacio híbrido lo llama "espacio de autonomía" (supone un desafío al poder).
2) Los movimientos son globales y locales a la vez
Son locales porque ocupan un espacio físico en su área pero también porque están conectados en todo el mundo, aprenden de la experiencia de los demás y crean sus propias redes. Hay un debate global en Internet y a veces convocan manifestaciones conjuntas.
3) Han generado el "tiempo atemporal", una forma transhistórica de tiempo: en las acampadas viven el día a día, sin saber cuándo será el desalojo, y en sus debates y proyectos hacen referencia a un horizonte de posibilidades ilimitado. Castells lo compara con el tiempo fijo del obrero en la cadena de montaje.
4) Son espontáneos en su origen, desencadenados por lo general por una chispa de indignación.
Tras la chispa, se crea una comunidad instantánea de prácticas insurgentes. Tienen gran impacto las imágenes que llegan a la emoción de los indignados.
5) Los movimientos son virales.
Difunden imágenes movilizadoras, disparan las esperanzas de la posibilidad de cambio.
6) La transición de la indignación a la esperanza se consigue mediante la deliberación en el espacio de la autonomía.
Las decisiones se toman en asambleas y comisiones. Suelen ser movimientos sin líderes, por la desconfianza que hay a delegar el poder. Hay un rechazo a los representantes políticos al sentirse manipulados y traicionados. La forma implícita es el autogobierno del movimiento por la gente del movimiento con el objetivo de sentar las bases para una futura democracia real practicándola en el movimiento [nota del lector: leyendo el libro de Castells da la impresión de que los activistas indignados son "ultraliberales" que quieren la menor interferencia de los políticos, o sea, del Estado].
7) Unidad
Las redes horizontales multimodales, tanto en Internet como en el espacio urbano, dan lugar a la unidad. La gente unida vence el miedo y descubre la esperanza. No es una comunidad con valores comunes porque para eso hay que recorrer un largo camino. Hay lemas como: "Juntos podemos" [nota del lector: ¿de qué me suena eso?]
8) La horizontalidad de las redes favorece la colaboración y la solidaridad. socavando la necesidad de un liderazgo formal.
Genera confianza frente a la cultura política de la competencia y el cinismo.
Sostienen que el fin no justifica los medios sino que el medio representa en sí mismo los objetivos de la transformación que se desea.
9) Son movimientos altamente autorreflexivos.
Se preguntan sobre sí mismos para no caer en la trampa de reproducir los mecanismos del sistema que quieren cambiar, especialmente en cuanto a delegación política de la autonomía y soberanía.
Hay deliberaciones asamblearias en los foros de Internet.
10) Son movimientos, en principio, no violentos
Llevan a cabo una desobediencia civil pacífica. Pero tienen necesariamente que ocupar espacios públicos por lo que la policía suele desalojarlos (lo que proporciona imágenes en Internet y simpatías con los manifestantes). Es una cuestión delicada porque los manifestantes necesitan el apoyo del 99% de la gente si quieren cambiar algo.
11) Los movimientos raramente son programáticos.
La excepción es cuando se centran en un único objetivo: acabar con la dictadura.
Debido a su caracter asambleario, no pueden centrarse en una única tarea ni canalizarse en una acción política demasiado pautada.
Los partidos políticos no pueden captarlos pero sí aprovecharse del cambio de mentalidad en la opinión pública,
12) Tienen el objetivo de cambiar los valores de la sociedad.
Pueden ser movimientos de opinión pública, con consecuencias electorales. Pueden cambiar el Estado pero no apoderarse de él (porque no crean partidos ni apoyan gobiernos). [nota del lector: la excepción podría ser "Podemos" en España, aunque no venga directamente de los indignados del 15-M pero sí tenga ahí su caladero de votos].
13) Son muy políticos en un sentido fundamental.
Proponen y practican una democracia deliberativa directa basada en la democracia en red. Su utopía de democracia en red basada en comunidades locales y virtuales en interacción. [nota del lector: el problema de esta democracia de Internet es que no es universal, dado que no todos tienen acceso gratis y permanente a Internet, solo algunos ciudadanos con poder adquisitivo para costearse la tarifa y un móvil u ordenador].
Castells termina diciendo que es una plataforma privilegiada para la construcción de la autonomía social.
14) Los movimientos sociales en red comparten una cultura específica: la cultura de la autonomía, la matriz cultural fundamental de las sociedades contemporáneas.
Conectan las demandas actuales con los proyectos del mañana. Quieren la autonomía de las personas respecto de las instituciones.
Castells distingue entre individuación, individualismo y autonomía.
- Individuación: el proyecto del individuo puede estar dirigido a la acción colectiva e ideales compartidos como la conservación del medio ambiente o la creación de la comunidad.
- Individualismo: hace del bienestar del individuo el objetivo último de su proyecto individuado.
-Autonomía: capacidad de un actor social para convertirse en sujeto definiendo su acción alrededor de proyectos construidos al margen de las instituciones de la sociedad, de acuerdo con los valores e intereses del actor social.
La transición de la individuación a la autonomía se opera mediante la conexión en red, que permite a los actores indiduales construir su autonomía con personas de ideas parecidas en las redes que elijan.
Castells dice: "Sostengo que Internet proporciona la plataforma de comunicación organizativa para traducir la cultura de la libertad en la práctica de la autonomía. Eso es así porque la tecnología de Internet representa la cultura de la libertad".
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Link original y actualizado: http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/10/redes-de-indignacion-y-esperanza-de.html
Autor del resumen: E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, cambio social, redes sociales, opinión pública, movimientos sociales
Título: "Redes de indignación y esperanza"
Subtítulo: "Los movimientos sociales en la era de Internet"
Autor: Manuel Castells
Fecha de publicación: 2012
Editorial: Alianza Editorial
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Biografía oficial del autor (hasta 2012)
Manuel Castells es el titular de la cátedra Wallis Annenberg de Tecnología de la Comunicación y Sociedad de la Universidad del Sur de California, Los Ángeles. Es también catedrático de la Universidad Oberta de Catalunya en Barcelona y del Instituto de Estudios Globales de París. Entre 1979 y 2003 fue catedrático de Sociología y de planificación urbana en la Universidad de California en Berkeley. Ha enseñado, entre otras instituciones, en el MIT, en Oxford, en Cambridge, en la Universidad Hitotsubashi de Tokio, en la UNAM de México y en la Universidad Autónoma de Madrid. Es académico de la Academia Europea, de la Academia Británica, de la Academia Americana de Ciencias Politicas y Sociales, de la Academia Mexicana de Ciencias y de la Real Academia Española de Ciencias Económicas y Financieras. Fue consejero fundador del European Research Council (ERC) y consejero fundador del European Institute of Innovation and Technology (EIT) de la Comisión Europea. Ha recibido 18 doctorados honoris causa de universidades españolas, europeas, norteamericanas, lationoamericanas y asiáticas y ha sido condecorado en Francia, Catalunya, Portugal, Chile y Finlandia. Ha publicado 26 libros, incluyendo la trilogía La era de la información: economía, sociedad y cultura, traducida a 22 idiomas. En 2012 recibió el prestigioso Premio Holberg otorgado por el Parlamento Europeo.
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Reseña de la contraportada
"Ocurrió cuando nadie lo esperaba. En un mundo presa de la crisis económica, el cinismo político, la vaciedad cultural y la desesperanza, simplemente ocurrió, Conectadas a través de las redes sociales de Internet, las personas empezaron a agruparse en esos espacios de autonomía y, desde la seguridad del ciberespacio, pasaron a ocupar las calles y a elaborar proyectos ligados a sus verdaderas preocupaciones, por encima de las ideologías y de los intereses dominantes, reclamando su derecho a hacer historia. En todos los casos ignoraron a los partidos políticos, desconfiaron de los medios de comunicación, no reconocieron ningún liderazgo y rechazaron toda organización formal, debatiendo colectivamente y tomando sus decisiones en asambleas locales y a través de Internet. Desde Túnez e Islandia hasta la revolución egipcia y el movimiento Occupy Wall Street, pasando por los indignados en España, Manuel Castells arroja luz sobre esos movimientos - su formación, su dinámica, sus valores y sus perspectivas de transformación social -, que han llegado a alcanzar a 82 países. Al hilo de su esclarecedor y apasionante análisis, identifica las nuevas vías del cambio social que han surgido en este siglo y plantea hipótesis sobre sus implicaciones prácticas. Un libro, en definitiva, imprescindible para comprender - y cambiar - nuestro mundo".
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ÍNDICE
1 - Obertura: conectar las mentes, crear significado, contestar al poder
2 - Preludio a la revolución: dónde empezó todo
Túnez: "La revolución de la libertad y la dignidad"
La revolución de las cacerolas de Islandia: del colapso financiero a la elaboración popular de una nueva Constitución a través de Internet
Viento del Sur, viento del Norte: vectores transculturales del cambio social
3.- La revolución egipcia
El espacio de flujos y el espacio de lugares en la revolución egipcia
La respuesta del estado a una revolución mediada por Internet: la gran desconexión
¿Quienes eran los que protestaban y qué era la protesta?
Las mujeres en la revolución
La cuestión islámica
"La revolución continuará"
Comprender la revolución egipcia
4 - Dignidad, violencia y geopolítica: los levantamientos árabes
Violencia y estado
¿Una revolución digital?
5 - Una revolución rizomática: las indignadas en España
Un movimiento autogestionado
¿Qué quieren las indignadas?
El discurso del movimiento
Reinventando la práctica democrática: un movimiento asambleario sin líderes
De la deliberación a la acción: la cuestión de la violencia
Un movimiento político contra un sistema político
Una revolución rizomática
6 - Occupy Wall Street; cosechando la sal de la tierra
La ira, el trueno, la chispa
La pradera en llamas
Un movimiento en red
La democracia directa en la práctica
Un movimiento sin demandas: "El proceso es el mensaje"
Violencia contra un movimiento no violento
¿Qué consiguió el movimiento?
La sal de la Tierra
7 - Cambiar el mundo en la sociedad red
Los movimientos sociales en red: ¿un modelo emergente?
Internet y la cultura de la autonomía
Los movimientos sociales en red y la política reformista: ¿un amor imposible?
8 - Más allá de la indignación, la esperanza, vida y muerte de los movimientos sociales en red.
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Resumen:
Castells examina los movimientos sociales de Túnez contra la dictadura o pseudodemocracia, de Islandia contra la deuda financiera, de España contra la austeridad, de Egipto contra la dictadura y de Occupy Wall Street contra la desigualdad del 99%-1%. Dice que su coordinación solo fue posible a través de las redes sociales e Internet. Por ejemplo, en el caso de Túnez salieron a la calle indignados jóvenes y titulados que estaban en el paro y descontentos.
De estos movimientos ya se ha hablado mucho en la prensa en su día, por lo que he pasado directamente a la parte más analítica del libro.
Especial interés tiene el último capítulo porque enumera las conclusiones del libro.
Lo primero que llama la atención es que Castells vincula la subida de precios de los alimentos, como el pan, que alcanzó precios inasequibles en el mundo árabe. [nota del lector: inmediatamente, me viene el eco de la Revolución Francesa ligada a la subida del precio del pan]. Dice que en el 2010 la caldera de indignación social y política llegó a su punto de ebullición. Cada revuelta inspiró a la siguiente transmitiendo en red imágenes y mensajes a través de Internet. Dice que hay un patrón común: la forma de los movimientos sociales en la era de Internet.
Características comunes de los movimientos sociales del 2010
1) Están conectados en red de numerosas formas.
Son una red de redes sin centro identificable ni líder, es una estructura descentralizada.
Comienzan en las redes y luego se convierten en movimiento al ocupar espacio urbano en plazas públicas o manifestaciones continuadas. Este espacio híbrido lo llama "espacio de autonomía" (supone un desafío al poder).
2) Los movimientos son globales y locales a la vez
Son locales porque ocupan un espacio físico en su área pero también porque están conectados en todo el mundo, aprenden de la experiencia de los demás y crean sus propias redes. Hay un debate global en Internet y a veces convocan manifestaciones conjuntas.
3) Han generado el "tiempo atemporal", una forma transhistórica de tiempo: en las acampadas viven el día a día, sin saber cuándo será el desalojo, y en sus debates y proyectos hacen referencia a un horizonte de posibilidades ilimitado. Castells lo compara con el tiempo fijo del obrero en la cadena de montaje.
4) Son espontáneos en su origen, desencadenados por lo general por una chispa de indignación.
Tras la chispa, se crea una comunidad instantánea de prácticas insurgentes. Tienen gran impacto las imágenes que llegan a la emoción de los indignados.
5) Los movimientos son virales.
Difunden imágenes movilizadoras, disparan las esperanzas de la posibilidad de cambio.
6) La transición de la indignación a la esperanza se consigue mediante la deliberación en el espacio de la autonomía.
Las decisiones se toman en asambleas y comisiones. Suelen ser movimientos sin líderes, por la desconfianza que hay a delegar el poder. Hay un rechazo a los representantes políticos al sentirse manipulados y traicionados. La forma implícita es el autogobierno del movimiento por la gente del movimiento con el objetivo de sentar las bases para una futura democracia real practicándola en el movimiento [nota del lector: leyendo el libro de Castells da la impresión de que los activistas indignados son "ultraliberales" que quieren la menor interferencia de los políticos, o sea, del Estado].
7) Unidad
Las redes horizontales multimodales, tanto en Internet como en el espacio urbano, dan lugar a la unidad. La gente unida vence el miedo y descubre la esperanza. No es una comunidad con valores comunes porque para eso hay que recorrer un largo camino. Hay lemas como: "Juntos podemos" [nota del lector: ¿de qué me suena eso?]
8) La horizontalidad de las redes favorece la colaboración y la solidaridad. socavando la necesidad de un liderazgo formal.
Genera confianza frente a la cultura política de la competencia y el cinismo.
Sostienen que el fin no justifica los medios sino que el medio representa en sí mismo los objetivos de la transformación que se desea.
9) Son movimientos altamente autorreflexivos.
Se preguntan sobre sí mismos para no caer en la trampa de reproducir los mecanismos del sistema que quieren cambiar, especialmente en cuanto a delegación política de la autonomía y soberanía.
Hay deliberaciones asamblearias en los foros de Internet.
10) Son movimientos, en principio, no violentos
Llevan a cabo una desobediencia civil pacífica. Pero tienen necesariamente que ocupar espacios públicos por lo que la policía suele desalojarlos (lo que proporciona imágenes en Internet y simpatías con los manifestantes). Es una cuestión delicada porque los manifestantes necesitan el apoyo del 99% de la gente si quieren cambiar algo.
11) Los movimientos raramente son programáticos.
La excepción es cuando se centran en un único objetivo: acabar con la dictadura.
Debido a su caracter asambleario, no pueden centrarse en una única tarea ni canalizarse en una acción política demasiado pautada.
Los partidos políticos no pueden captarlos pero sí aprovecharse del cambio de mentalidad en la opinión pública,
12) Tienen el objetivo de cambiar los valores de la sociedad.
Pueden ser movimientos de opinión pública, con consecuencias electorales. Pueden cambiar el Estado pero no apoderarse de él (porque no crean partidos ni apoyan gobiernos). [nota del lector: la excepción podría ser "Podemos" en España, aunque no venga directamente de los indignados del 15-M pero sí tenga ahí su caladero de votos].
13) Son muy políticos en un sentido fundamental.
Proponen y practican una democracia deliberativa directa basada en la democracia en red. Su utopía de democracia en red basada en comunidades locales y virtuales en interacción. [nota del lector: el problema de esta democracia de Internet es que no es universal, dado que no todos tienen acceso gratis y permanente a Internet, solo algunos ciudadanos con poder adquisitivo para costearse la tarifa y un móvil u ordenador].
Castells termina diciendo que es una plataforma privilegiada para la construcción de la autonomía social.
14) Los movimientos sociales en red comparten una cultura específica: la cultura de la autonomía, la matriz cultural fundamental de las sociedades contemporáneas.
Conectan las demandas actuales con los proyectos del mañana. Quieren la autonomía de las personas respecto de las instituciones.
Castells distingue entre individuación, individualismo y autonomía.
- Individuación: el proyecto del individuo puede estar dirigido a la acción colectiva e ideales compartidos como la conservación del medio ambiente o la creación de la comunidad.
- Individualismo: hace del bienestar del individuo el objetivo último de su proyecto individuado.
-Autonomía: capacidad de un actor social para convertirse en sujeto definiendo su acción alrededor de proyectos construidos al margen de las instituciones de la sociedad, de acuerdo con los valores e intereses del actor social.
La transición de la individuación a la autonomía se opera mediante la conexión en red, que permite a los actores indiduales construir su autonomía con personas de ideas parecidas en las redes que elijan.
Castells dice: "Sostengo que Internet proporciona la plataforma de comunicación organizativa para traducir la cultura de la libertad en la práctica de la autonomía. Eso es así porque la tecnología de Internet representa la cultura de la libertad".
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Resumen del libro "Problemas en el paraíso", de Slajov Zizek (2014)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/05/problemas-en-el-paraiso-de-slajov-zizek.html
Autor del resumen: E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, política económica, liberalismo, capitalismo
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Título: "Problemas en el paraíso"
Subtítulo: Del fin de la historia al fin del capitalismo
Título en inglés: "Trouble in the Paradise. From the End of History to the End of Capitalism"
Fecha de publicación primera edición original: 2014
Autor: Slajov Zizek
Publicación en español: Editorial Anagrama, Barcelona, 2016
Páginas: 273
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Biografía del autor Slajov Zizek (hasta 2016)
Slajov Zizek (Liubliana, 1949) estudió filosofía en la Universidad de Ljublijana y psicoanálisis en la Universidad de París, y es filósofo, sociológo, psicoanalista y teórico cultural. Es director internacional del instituto Birbeck para las Humanidades de la Universidad de Londres, investigador en el Instituto de Sociología de la Universidad de Ljubljana y profesor en la European Graduate School. Es uno de los ensayistas más prestigiosos y más leídos de la actualidad y ha publicado más de cuarenta libros de filosofía, cine y psicoanálisis, entre los que destacan El sublime objeto de la ideología o Primero como tragedia, después como farsa. En Anagrama ha publicado Mis chistes, mi filosofía y La nueva lucha de clases,
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Resumen de la contraportada
"El "paraíso" del título es el capitalismo democrático y liberal que durante décadas se nos ha vendido como el mejor orden social posible, y los "problemas" son, naturalmente, las cadenas de ese fantasma que, a falta de un nombre mejor, desde hace años llamamos crisis económica. Slavoj Zizek acude en nuestra ayuda con su nueva obra, donde, con su estilo lúcido y su inimitable mezcla de erudición y cultura popular, nos ofrece un certero diágnostico de este momento social y político que condena a los ciudadanos a un papel cada vez más pasivo e impotente.
Partiendo de la película homónima de Ernst Lubitsch, Zizek nos propone un análisis en cinco grandes apartados: una diagnosis de las coordenadas básicas del sistema capitalista, tomando como ejemplo el tremendo choque cultural ocurrido en Corea del Sur con la irrupción del mundo digital; una cardiognosis, un "conocimiento del corazón" del sistema a partir de tres personajes que han hurgado en sus rincones más oscuros: Julian Assange, la soldado Chelsea Manning y Edward Snowden; una prognosis en la que postula rechazar esa falsa dicotomía entre capitalismo liberal y fundamentalismo religioso (que retrata como dos caras de la misma moneda); y una epignosis donde propone nuevas formas organizativas con las que combatir esas finanzas "creativas" que han convertido la economía en un gigantesco casino en el que no todos pueden jugar. Cierra el libro un apéndice en el Zizek aborda las recientes luchas emancipadoras (la Primavera Árabe, Grecia, Ucrania) como una revuelta contra el Nuevo Orden Mundial.
Zizek, que con su promiscuidad intelectual nos ha enseñado a comprender a Freud o Nietzsche leyéndolos a través de la lente de Tiburón o Mary Poppins, Lubitsch y Hegel, de Batman y Lacan, de Cherteston y Kant, en un libro donde la amenidad no está reñida con profundidad, ni la militancia con la ironía y donde la contudencia de su voz se impone a los discursos neoliberales y políticamente correctos que pretenden sepultarnos con su palabrería".
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ÍNDICE
Introducción....
¡Estamos divididos!
1. Diagnosis
Hors d'oeuvre?
¿Crisis, qué crisis? - Romper huevos sin hacer ninguna tortilla - ¡Ahora sabemos quién es John Galt! - Ser-para-la-deuda como modo de vida
2. Cardiognosis
Du jambon cru?
Libertad en las nubes - Vampiros contra zombies - La candidez del cínico - El envés obsceno de la ley - Superego, o la prohibición prohibida
3. Prognosis
Un faux-filet, peut-être?
Muertes en el Nilo - Exigencias... y más - La fascinación del sufrimiento - Rabia y depresión en la aldea global - Mamihlapinatapai - Lenin en Ucrania
4. Epignosis
J'ai hâte de vous servir!
La vuelta a la economía del regalo - La herida del eurocentrismo - La, no sol bemol - Hacia un nuevo amo - "El derecho de la necesidad"
Apéndice
Nota bene!
Batman, el Joker, Bane - Rastros de utopía - Violencia ¿de quién? - Los valores familiares de los Wheatermen - Salir del malttukbakgi
...................................................................................................................
Resumen:
El autor señala que,siguiendo a Maurizio Lazzarato, el trabajador se ha convertido en un deudor. Añade que "la ideología neoliberal hegemónica se empeña en extender la lógica de la competencia de mercado a todas las áreas de la vida social, de manera que la salud y la educación o el voto se perciben como inversiones realizadas por el individuo en su capital individual". (Zizek, 2014:55). Añade que el trabajador ya no consibe como mera fuerza de trabajo sino como capital personal que toma decisiones "de inversión" buenas o malas a medida que pasa de un trabajo a otro y aumenta o disminuye su valor de capital. Es una reconceptualización del individuo como "empresario del yo", lo que aleja al Gobierno, de sus regímenes disciplinarios (escuela, fábrica y cárcel) y el tratamiento biopolítico de la población (por parte del Estado de bienestar). Los riesgos se externalizan de las empresas y los Estados a los individuos (que carecer del poder o los recursos necesarios para hacerlo de manera adecuada). El resultado es que la protección "ya no es un derecho" y se vincula a los individuos cuyo comportamiento queda así abierto a evaluación.
En los siguientes capítulos el autor estudia los últimos movimientos sociales avivados por el populismo, caso de la Primavera Árabe del 2011 (Egipto, Siria, Libia), las protestas del 11-M en España, las revueltas ciudadanas en Grecia y luego en Turquía. Sostiene Zizek que hay un denominador común entre todas estas protestas (por ejemplo, protestar contra la austeridad y un tirano). Pero no hay un plan ni programa político detrás y derribado el tirano, vuelve otro.
Sostiene que generalmente las protestas las promueven la clase media pero que al final quedan en nada porque una mayoría silenciosa (que vive en la pobreza) desbarata los planes al votar en las elecciones (votando a partidos "antisistema") .
El autor señala que detrás de todos estos movimientos se adivina un descontento de las clases populares por los motivos que sea y que luego se canalizan. En línea con otros autores, interpreta el terrorismo fundamentalista en clave de lucha de clases, una guerra entre ricos y pobres.
(en preparación)
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http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/05/problemas-en-el-paraiso-de-slajov-zizek.html
Autor del resumen: E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, política económica, liberalismo, capitalismo
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Título: "Problemas en el paraíso"
Subtítulo: Del fin de la historia al fin del capitalismo
Título en inglés: "Trouble in the Paradise. From the End of History to the End of Capitalism"
Fecha de publicación primera edición original: 2014
Autor: Slajov Zizek
Publicación en español: Editorial Anagrama, Barcelona, 2016
Páginas: 273
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Biografía del autor Slajov Zizek (hasta 2016)
Slajov Zizek (Liubliana, 1949) estudió filosofía en la Universidad de Ljublijana y psicoanálisis en la Universidad de París, y es filósofo, sociológo, psicoanalista y teórico cultural. Es director internacional del instituto Birbeck para las Humanidades de la Universidad de Londres, investigador en el Instituto de Sociología de la Universidad de Ljubljana y profesor en la European Graduate School. Es uno de los ensayistas más prestigiosos y más leídos de la actualidad y ha publicado más de cuarenta libros de filosofía, cine y psicoanálisis, entre los que destacan El sublime objeto de la ideología o Primero como tragedia, después como farsa. En Anagrama ha publicado Mis chistes, mi filosofía y La nueva lucha de clases,
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Resumen de la contraportada
"El "paraíso" del título es el capitalismo democrático y liberal que durante décadas se nos ha vendido como el mejor orden social posible, y los "problemas" son, naturalmente, las cadenas de ese fantasma que, a falta de un nombre mejor, desde hace años llamamos crisis económica. Slavoj Zizek acude en nuestra ayuda con su nueva obra, donde, con su estilo lúcido y su inimitable mezcla de erudición y cultura popular, nos ofrece un certero diágnostico de este momento social y político que condena a los ciudadanos a un papel cada vez más pasivo e impotente.
Partiendo de la película homónima de Ernst Lubitsch, Zizek nos propone un análisis en cinco grandes apartados: una diagnosis de las coordenadas básicas del sistema capitalista, tomando como ejemplo el tremendo choque cultural ocurrido en Corea del Sur con la irrupción del mundo digital; una cardiognosis, un "conocimiento del corazón" del sistema a partir de tres personajes que han hurgado en sus rincones más oscuros: Julian Assange, la soldado Chelsea Manning y Edward Snowden; una prognosis en la que postula rechazar esa falsa dicotomía entre capitalismo liberal y fundamentalismo religioso (que retrata como dos caras de la misma moneda); y una epignosis donde propone nuevas formas organizativas con las que combatir esas finanzas "creativas" que han convertido la economía en un gigantesco casino en el que no todos pueden jugar. Cierra el libro un apéndice en el Zizek aborda las recientes luchas emancipadoras (la Primavera Árabe, Grecia, Ucrania) como una revuelta contra el Nuevo Orden Mundial.
Zizek, que con su promiscuidad intelectual nos ha enseñado a comprender a Freud o Nietzsche leyéndolos a través de la lente de Tiburón o Mary Poppins, Lubitsch y Hegel, de Batman y Lacan, de Cherteston y Kant, en un libro donde la amenidad no está reñida con profundidad, ni la militancia con la ironía y donde la contudencia de su voz se impone a los discursos neoliberales y políticamente correctos que pretenden sepultarnos con su palabrería".
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ÍNDICE
Introducción....
¡Estamos divididos!
1. Diagnosis
Hors d'oeuvre?
¿Crisis, qué crisis? - Romper huevos sin hacer ninguna tortilla - ¡Ahora sabemos quién es John Galt! - Ser-para-la-deuda como modo de vida
2. Cardiognosis
Du jambon cru?
Libertad en las nubes - Vampiros contra zombies - La candidez del cínico - El envés obsceno de la ley - Superego, o la prohibición prohibida
3. Prognosis
Un faux-filet, peut-être?
Muertes en el Nilo - Exigencias... y más - La fascinación del sufrimiento - Rabia y depresión en la aldea global - Mamihlapinatapai - Lenin en Ucrania
4. Epignosis
J'ai hâte de vous servir!
La vuelta a la economía del regalo - La herida del eurocentrismo - La, no sol bemol - Hacia un nuevo amo - "El derecho de la necesidad"
Apéndice
Nota bene!
Batman, el Joker, Bane - Rastros de utopía - Violencia ¿de quién? - Los valores familiares de los Wheatermen - Salir del malttukbakgi
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Resumen:
El autor señala que,siguiendo a Maurizio Lazzarato, el trabajador se ha convertido en un deudor. Añade que "la ideología neoliberal hegemónica se empeña en extender la lógica de la competencia de mercado a todas las áreas de la vida social, de manera que la salud y la educación o el voto se perciben como inversiones realizadas por el individuo en su capital individual". (Zizek, 2014:55). Añade que el trabajador ya no consibe como mera fuerza de trabajo sino como capital personal que toma decisiones "de inversión" buenas o malas a medida que pasa de un trabajo a otro y aumenta o disminuye su valor de capital. Es una reconceptualización del individuo como "empresario del yo", lo que aleja al Gobierno, de sus regímenes disciplinarios (escuela, fábrica y cárcel) y el tratamiento biopolítico de la población (por parte del Estado de bienestar). Los riesgos se externalizan de las empresas y los Estados a los individuos (que carecer del poder o los recursos necesarios para hacerlo de manera adecuada). El resultado es que la protección "ya no es un derecho" y se vincula a los individuos cuyo comportamiento queda así abierto a evaluación.
En los siguientes capítulos el autor estudia los últimos movimientos sociales avivados por el populismo, caso de la Primavera Árabe del 2011 (Egipto, Siria, Libia), las protestas del 11-M en España, las revueltas ciudadanas en Grecia y luego en Turquía. Sostiene Zizek que hay un denominador común entre todas estas protestas (por ejemplo, protestar contra la austeridad y un tirano). Pero no hay un plan ni programa político detrás y derribado el tirano, vuelve otro.
Sostiene que generalmente las protestas las promueven la clase media pero que al final quedan en nada porque una mayoría silenciosa (que vive en la pobreza) desbarata los planes al votar en las elecciones (votando a partidos "antisistema") .
El autor señala que detrás de todos estos movimientos se adivina un descontento de las clases populares por los motivos que sea y que luego se canalizan. En línea con otros autores, interpreta el terrorismo fundamentalista en clave de lucha de clases, una guerra entre ricos y pobres.
(en preparación)
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Resumen de "The End of Normal" ("El fin de lo normal"), de James K. Galbraith (2014)
Ver resumen original y actualizado:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.html
Resumen por E.V.Pita (2015), licenciado en Sociología y Derecho.
Traducción de E.V.Pita
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Título: "The End of Normal" ("El fin de lo normal")
Subtitulo: "The Great Crisis and the Future of Growth" ("La Gran Recesión y el futuro del crecimiento")
Autor: James K. Galbraith
No me consta que en el 2015 haya traducción al español
Editorial en inglés: Simon & Schuster, NYC, 2014
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Biografía de James K. Galbraith
Es profesor de la School of Public Affairs en la Universidad de Texas, en Austin, donde vive.
Es hijo del economista John K. Galbraith
Fue asesor de economía y negocios del Gobierno de EE.UU. y se mostró crítico con el Consenso de Washington
...............................................................................................................................
Texto de la solapa
"Desde uno de los pensadores económicos más respetados y escritores de nuestro tiempo, un provocativo debate sobre la historia y el futuro del crecimiento económico.
Los años que siguieron a la Gran Recesión (Great Crisis) del 2008 han sido de lento crecimiento, alto desempleo, caída del valor de las casas, déficits crónicos y un profundo desastre económico en Europa - y una dura discusión entre dos falsas soluciones, la "austeridad" en una cara y "estímulos" en la otra. Ambos bandos y practicamente todos los análisis de la crisis ponen como ejemplo lejano el largo crecimiento experimentado entre los tempranos años 50 hasta el 2000 -interrumpido por los problemas de los años 70 - representaban la normalidad. Desde esa perspectiva. la crisis fue una interrupción causada por una mala política o mala gente y hay expectativas de que habrá una plena recuperación si la causa es corregida.
El fin de lo normal cambia esta visión. Poniendo la crisis en perspectiva, Galbraith argumenta que en los años 70 ya finalizó la era del fácil crecimiento. En los años 80 y 90 vio solamente un nunca visto crecimiento, con el aumento de la desigualdad entre la gente y entre los países. Y en el año 2000, se vio el fin de todo eso - a pesar de los esfuerzos para aumentar el crecimiento recortando los impuestos, los recortes en gastos de guerra y acabando con la desregulación financiera. Cuando la crisis finalmente venga, los estímulos y la automática estabilización tocarán suelo bajo un colapso económico. Pero no será posible retornar a un alto crecimiento y pleno empleo.
Hoy, hay cuatro factores que son síntomas del "fin de lo normal": el creciente coste de los recursos materiales, la ahora evidente de la futilidad del poder militar, el ahorro de puestos de trabajo como consecuencia de la revolución digital, y la quiebra de la ley y la ética en el sector de finanzas. La Gran Recesiòn debería ser vista como un punto de giro, un barómetro del crecimiento de las condiciones inestables de la economía. Las políticas e instituciones para seguir adelante deben ser diseñadas, por encima de todo, modestamente, para hacer frente a este paradigma y mantener un buen nivel de vida en los tiempos difíciles".
....................................................................................................................
ÍNDICE
Parte 1. El jardín de los optimistas
1. Crecimiento ahora y siempre
2. La década disruptiva
3. La Gran Desilusión
4. Tweedledum y Tweedledee
5. Los profetas de Blackwater
Parte 2: Los cuatro jinetes del fin del crecimiento
6. El efecto Choke-Chain
7. La futilidad de la fuerza
8. La tormenta digital
9. El fin de las finanzas fraudulentas
Parte 3: El no retorno a la normalidad
10- Rotura de lineas base y caída de los partes
11. La crakpot de la contrarrevolución
12. El pivot, el acantilado y el brink del desastre
13. ¿Hay una crisis europea?
14. Entre Pangloss y Casandra
Epílogo: Al retornar a casa
............................................................................
Resumen siguiendo la versión inglesa (no me consta traducción al español en el 2015)
James K. Galbraiht es un experto en sociedades industriales y crecimiento. En este libro explica que está muy arraigada la creencia de que el crecimiento económico debe ser ilimitado cuando es un concepto totalmente reciente, que se remonta a las tres décadas gloriosas o doradas de 1945-1970, donde la población y la economía dejaron atrás la Gran Depresión de 1929. Señala que los economistas que tuvieron que diseñar un sistema para salir de esa gran crisis no se permitieron el lujo de teorizar sobre el crecimiento (nota del lector: Schumpeter sí). Fue a partir de los años 50 cuando los teóricos abordaron los factores que impulsaban el crecimiento y el progreso: aumento de la población, mejoras tecnológicas y laborales... El precio barato del petróleo permitió hasta 1973 grandes crecimientos pero también ayudó una economía planificada con salarios pactados que permitían a los gobiernos planificar el progreso económico. La banca, dice Galbraith hijo, apenas tenía relevancia, era un mero intermediario. En este tipo de economía mixta, surgió una clase social media, representada por un trabajador con salario alto que le permitía mantener a su familia y llevar un buen nivel de vida para los parámetros de la época. Esa imagen de la clase media era lo "normal" fue la que prevaleció en las últimas generaciones pero que, tras la crisis del 2008, los trabajadores se empobrecieron y muchos quedaron en paro y descolgados de las clases medias.
¿A dónde vamos? Pues parece que el escenario se parece mucho a finales del siglo XIX. Las naciones europeas capitalistas aumentaron el crecimiento económico mediante la explotación de los recursos y mercados de las colonias. A finales del siglo XIX, los obreros habían conseguido mejores salarios y condiciones laborales pero luego aumentó la población y los salarios comenzaron a bajar a la vez que aumentaba la desigualdad (un argumento en línea con Piketty). Tuvieron que pasar dos guerras mundiales para que surgiese una verdadera clase media en un entorno de pleno empleo. Incluso la URSS se convirtió en un ejemplo de modernidad enviando astronautas al espacio pero luego entró en declive y colapsó en 1989. A partir de la Gran Crisis del 2008, el número de miembros de la clase media empezó a descender bruscamente porque los salarios volvieron a bajar. Pero eso ya era un fenómeno que se fraguó tres décadas antes. A partir de 1973, se asentó un nuevo modelo de economía, la neoliberal de libre mercado que sustituyó a la planificada. Aunque era más eficiente,
Por tanto, el autor señala que la idea de crecimiento ilimitado es bastante reciente y que desde 1973 hasta el 2000, el modelo se comenzó a agotar. Sostiene que era un concepto desarrollado por los países que implantaron el Estado del Bienestar y a medida que estos se fueron diluyendo el crecimiento también descendió hasta que en la crisis del 2008 reventó todo. Duda que vuelva a haber una época de crecimiento dorado, no solo por el agotamiento o encarecimiento de los recursos sino también porque el modelo keynesiano (de economía casi planificada) ha pasado a otra de libre mercado en la que crece la desigualdad.
Críticas a Krugman-Stiglitz-Summers
James K. Galbraith, en su libro The End of Normal (2014) (resumen en: http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.html) critica los argumentos de los neokeynesianos.
El autor llega a estas conclusiones: la receta keynesiana y el New Deal (gran gasto público para estimular la demanda agregada) fue decisivo para salir de la recesión en los años 30 pero esa receta no tiene por qué funcionar siempre ni en todas las circunstancias. Es la crítica que les hace al trío neokenesiano Krugman-Stiglitz-Summers, que han defendido una solución keynesiana para la salida de la Gran Crisis del 2008.
Por una parte, James Galbraith sostiene que la nueva economía tecnológica ha ido eliminando puestos de trabajo. Aunque esta generación de paro no fue patente en los 80 o 90, es evidente en el 2015. Por otra parte, las empresas tampoco van a renunciar a una reducción de costes, algo que todo el mundo acepta porque los productos salen más baratos y la informática genera una gran eficiencia. A esto se suma que la reducción de costes conlleva una reducción de beneficios, de forma que el dinero no se hace en la industria sino en las finanzas, que es un tipo de riqueza ficticia. Lo que se observa en el PIB es que este no crece, pasan los años y sigue el estancamiento. James Galbraith opina que nadie va a querer renunciar al Estado de Bienestar, porque es un seguro para todos, por lo que se van a mantener pero con unos crecimientos cero, con una combinación de altos impuestos y déficit de gasto. El autor cree que este el escenario de la economía informática: menores salarios, menores beneficios, bajo o nulo crecimiento del PIB y un Estado de Bienestar amplio para acoger a los parados que deja la tecnología. Con una clase media debilitada, aumentar la demanda agregada no tiene sentido porque la gente prefiere ahorrar que consumir ante la situación de incertidumbre y crisis cíclicas.
Otras cuestiones que comenta James Galbraith es que se están haciendo una gastos en defensa que parecen poco realistas. Pone por ejemplo, que la construcción de bombarderos estratégicos no tiene sentido en las actuales guerras pero resultan carísimos, lo mismo que el armamento nuclear. Se trata de gasto público que a lo mejor habría que recortar para rebajar el déficit.
Sostiene que las políticas que piden rebajar el déficit público en EE.UU. no tienen sentido porque es un país muy grande que necesita continuamente hacer gastos pero que este tipo de economía sí podría resultar en pequeños países (cita a España o Portugal por los ajustes de los años 80 y 90).
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Ver resumen original y actualizado:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.html
Resumen por E.V.Pita (2015), licenciado en Sociología y Derecho.
Traducción de E.V.Pita
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Título: "The End of Normal" ("El fin de lo normal")
Subtitulo: "The Great Crisis and the Future of Growth" ("La Gran Recesión y el futuro del crecimiento")
Autor: James K. Galbraith
No me consta que en el 2015 haya traducción al español
Editorial en inglés: Simon & Schuster, NYC, 2014
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Biografía de James K. Galbraith
Es profesor de la School of Public Affairs en la Universidad de Texas, en Austin, donde vive.
Es hijo del economista John K. Galbraith
Fue asesor de economía y negocios del Gobierno de EE.UU. y se mostró crítico con el Consenso de Washington
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Texto de la solapa
"Desde uno de los pensadores económicos más respetados y escritores de nuestro tiempo, un provocativo debate sobre la historia y el futuro del crecimiento económico.
Los años que siguieron a la Gran Recesión (Great Crisis) del 2008 han sido de lento crecimiento, alto desempleo, caída del valor de las casas, déficits crónicos y un profundo desastre económico en Europa - y una dura discusión entre dos falsas soluciones, la "austeridad" en una cara y "estímulos" en la otra. Ambos bandos y practicamente todos los análisis de la crisis ponen como ejemplo lejano el largo crecimiento experimentado entre los tempranos años 50 hasta el 2000 -interrumpido por los problemas de los años 70 - representaban la normalidad. Desde esa perspectiva. la crisis fue una interrupción causada por una mala política o mala gente y hay expectativas de que habrá una plena recuperación si la causa es corregida.
El fin de lo normal cambia esta visión. Poniendo la crisis en perspectiva, Galbraith argumenta que en los años 70 ya finalizó la era del fácil crecimiento. En los años 80 y 90 vio solamente un nunca visto crecimiento, con el aumento de la desigualdad entre la gente y entre los países. Y en el año 2000, se vio el fin de todo eso - a pesar de los esfuerzos para aumentar el crecimiento recortando los impuestos, los recortes en gastos de guerra y acabando con la desregulación financiera. Cuando la crisis finalmente venga, los estímulos y la automática estabilización tocarán suelo bajo un colapso económico. Pero no será posible retornar a un alto crecimiento y pleno empleo.
Hoy, hay cuatro factores que son síntomas del "fin de lo normal": el creciente coste de los recursos materiales, la ahora evidente de la futilidad del poder militar, el ahorro de puestos de trabajo como consecuencia de la revolución digital, y la quiebra de la ley y la ética en el sector de finanzas. La Gran Recesiòn debería ser vista como un punto de giro, un barómetro del crecimiento de las condiciones inestables de la economía. Las políticas e instituciones para seguir adelante deben ser diseñadas, por encima de todo, modestamente, para hacer frente a este paradigma y mantener un buen nivel de vida en los tiempos difíciles".
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ÍNDICE
Parte 1. El jardín de los optimistas
1. Crecimiento ahora y siempre
2. La década disruptiva
3. La Gran Desilusión
4. Tweedledum y Tweedledee
5. Los profetas de Blackwater
Parte 2: Los cuatro jinetes del fin del crecimiento
6. El efecto Choke-Chain
7. La futilidad de la fuerza
8. La tormenta digital
9. El fin de las finanzas fraudulentas
Parte 3: El no retorno a la normalidad
10- Rotura de lineas base y caída de los partes
11. La crakpot de la contrarrevolución
12. El pivot, el acantilado y el brink del desastre
13. ¿Hay una crisis europea?
14. Entre Pangloss y Casandra
Epílogo: Al retornar a casa
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Resumen siguiendo la versión inglesa (no me consta traducción al español en el 2015)
James K. Galbraiht es un experto en sociedades industriales y crecimiento. En este libro explica que está muy arraigada la creencia de que el crecimiento económico debe ser ilimitado cuando es un concepto totalmente reciente, que se remonta a las tres décadas gloriosas o doradas de 1945-1970, donde la población y la economía dejaron atrás la Gran Depresión de 1929. Señala que los economistas que tuvieron que diseñar un sistema para salir de esa gran crisis no se permitieron el lujo de teorizar sobre el crecimiento (nota del lector: Schumpeter sí). Fue a partir de los años 50 cuando los teóricos abordaron los factores que impulsaban el crecimiento y el progreso: aumento de la población, mejoras tecnológicas y laborales... El precio barato del petróleo permitió hasta 1973 grandes crecimientos pero también ayudó una economía planificada con salarios pactados que permitían a los gobiernos planificar el progreso económico. La banca, dice Galbraith hijo, apenas tenía relevancia, era un mero intermediario. En este tipo de economía mixta, surgió una clase social media, representada por un trabajador con salario alto que le permitía mantener a su familia y llevar un buen nivel de vida para los parámetros de la época. Esa imagen de la clase media era lo "normal" fue la que prevaleció en las últimas generaciones pero que, tras la crisis del 2008, los trabajadores se empobrecieron y muchos quedaron en paro y descolgados de las clases medias.
¿A dónde vamos? Pues parece que el escenario se parece mucho a finales del siglo XIX. Las naciones europeas capitalistas aumentaron el crecimiento económico mediante la explotación de los recursos y mercados de las colonias. A finales del siglo XIX, los obreros habían conseguido mejores salarios y condiciones laborales pero luego aumentó la población y los salarios comenzaron a bajar a la vez que aumentaba la desigualdad (un argumento en línea con Piketty). Tuvieron que pasar dos guerras mundiales para que surgiese una verdadera clase media en un entorno de pleno empleo. Incluso la URSS se convirtió en un ejemplo de modernidad enviando astronautas al espacio pero luego entró en declive y colapsó en 1989. A partir de la Gran Crisis del 2008, el número de miembros de la clase media empezó a descender bruscamente porque los salarios volvieron a bajar. Pero eso ya era un fenómeno que se fraguó tres décadas antes. A partir de 1973, se asentó un nuevo modelo de economía, la neoliberal de libre mercado que sustituyó a la planificada. Aunque era más eficiente,
Por tanto, el autor señala que la idea de crecimiento ilimitado es bastante reciente y que desde 1973 hasta el 2000, el modelo se comenzó a agotar. Sostiene que era un concepto desarrollado por los países que implantaron el Estado del Bienestar y a medida que estos se fueron diluyendo el crecimiento también descendió hasta que en la crisis del 2008 reventó todo. Duda que vuelva a haber una época de crecimiento dorado, no solo por el agotamiento o encarecimiento de los recursos sino también porque el modelo keynesiano (de economía casi planificada) ha pasado a otra de libre mercado en la que crece la desigualdad.
Críticas a Krugman-Stiglitz-Summers
James K. Galbraith, en su libro The End of Normal (2014) (resumen en: http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.html) critica los argumentos de los neokeynesianos.
El autor llega a estas conclusiones: la receta keynesiana y el New Deal (gran gasto público para estimular la demanda agregada) fue decisivo para salir de la recesión en los años 30 pero esa receta no tiene por qué funcionar siempre ni en todas las circunstancias. Es la crítica que les hace al trío neokenesiano Krugman-Stiglitz-Summers, que han defendido una solución keynesiana para la salida de la Gran Crisis del 2008.
Por una parte, James Galbraith sostiene que la nueva economía tecnológica ha ido eliminando puestos de trabajo. Aunque esta generación de paro no fue patente en los 80 o 90, es evidente en el 2015. Por otra parte, las empresas tampoco van a renunciar a una reducción de costes, algo que todo el mundo acepta porque los productos salen más baratos y la informática genera una gran eficiencia. A esto se suma que la reducción de costes conlleva una reducción de beneficios, de forma que el dinero no se hace en la industria sino en las finanzas, que es un tipo de riqueza ficticia. Lo que se observa en el PIB es que este no crece, pasan los años y sigue el estancamiento. James Galbraith opina que nadie va a querer renunciar al Estado de Bienestar, porque es un seguro para todos, por lo que se van a mantener pero con unos crecimientos cero, con una combinación de altos impuestos y déficit de gasto. El autor cree que este el escenario de la economía informática: menores salarios, menores beneficios, bajo o nulo crecimiento del PIB y un Estado de Bienestar amplio para acoger a los parados que deja la tecnología. Con una clase media debilitada, aumentar la demanda agregada no tiene sentido porque la gente prefiere ahorrar que consumir ante la situación de incertidumbre y crisis cíclicas.
Otras cuestiones que comenta James Galbraith es que se están haciendo una gastos en defensa que parecen poco realistas. Pone por ejemplo, que la construcción de bombarderos estratégicos no tiene sentido en las actuales guerras pero resultan carísimos, lo mismo que el armamento nuclear. Se trata de gasto público que a lo mejor habría que recortar para rebajar el déficit.
Sostiene que las políticas que piden rebajar el déficit público en EE.UU. no tienen sentido porque es un país muy grande que necesita continuamente hacer gastos pero que este tipo de economía sí podría resultar en pequeños países (cita a España o Portugal por los ajustes de los años 80 y 90).
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Resumen de "La gran brecha", de Joseph E. Stiglitz (2015)
Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/la-gran-brecha-de-joseph-e-stiglitz.html
Resumen por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, Estructura Económica, Economía Política, desigualdad, distribución de la riqueza, renta, pobreza
...............................................................................................................
Título: "La gran brecha"
Título en inglés: "The Great Divide"
Autor: Joseph E. Stiglitz
Editorial en inglés: Penguin Random House, 2015
Páginas edición inglesa: 425
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Biografía del autor (2015)
Joseph E. Stiglitz fue jefe de Economía en el Banco Mundial hasta enero del 2000. Es el profesor de la Columbia Business School y jefe del Management Board y director de los programas de titulación de verano, del Brooks World Poverty Institute de la Universidad de Manchester. Ganó el premio Nobel de Economía en el 2001 y entre sus obras se encuentran ("La globalización y sus descontentos", "The Roaring Nineties", "Making Globalization Work", Caída Libre ("Freefall") y "The Prize of Inequality" ("El precio de la desigualdad"), todos publicados por Penguin.
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Texto de la solapa (edición inglesa)
¿Por qué la desigualdad se ha incrementado en el mundo Occidental y qué podemos hacer sobre ello? En La Gran Brecha, Joseph Stiglitz expande su diagnóstico que él ofreció en su best-seller "El Precio de la Desigualdad" y sugiere caminos para contener este problema de crecimiento. Con su característica dosis de claridad y pasión, Stiglitz argumenta que la desigualdad es una elección (el resultado acumulativo de injustas políticas y equivocadas prioridades.
En estos ensayos, artículos y reflexiones, Stiglitz hace una completa exposición de la desigualdad, desde su dimensión y sus causas y consecuencias para el mundo, lo que está afectando a América y otros países occidentales esclavizados por el neoliberalismo. Desde la era de las políticas de Reagan hasta la Gran Recesión y sus prolongadas secuelas, Stiglitz profundiza en el proceso de las políticas irresponsables (desrregulación, rebaja de impuestos para los ricos, la corrupción del proceso político) que está dejando a mucha gente cada vez y cada vez más atrás y convirtiendo el sueño de una sociedad con movilidad social en un cada vez más inalcanzable sueño.
Con una aún formidable visión económica, él urge a abrazar soluciones reales: incrementando los impuestos a las corporaciones y a la riqueza, invirtiendo en educación, ciencia e infraestructura, ayudando a los propietarios de las casas en vez de a los bancos, y, lo más importante, haciendo más esfuerzos para restaurar la economía del pleno empleo.
El análisis de Stiglitz va más allá de América (la líder de la desigualdad en el mundo desarrollado) para mostrar soluciones desde Dinamarca, Singapur y Japón. Él argumenta contra la marea de lo innecesario, la austeridad destructiva que está barriendo Europa.
Por último, Stiglitz cree la elección no está ente crecimiento y justicia; con las políticas correctas se pueden elegir ambas.
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ÍNDICE (traducción de la versión inglesa)
Mostrando Cracks
Las consecuencias ecónomicas de Mr. Bush
Capitalistas tontos (Capitalist Fools, en la versión original)
La anatomía de un crimen:
¿Quién asesinó a la Economía de América?
Cómo salir de la Crisis Financiera
Parte 1
Gran pensamiento
Del 1 %, por el 1%, para el 1%
El porcentaje del 1 %
Bajo crecimiento y desigualdad son las alternativas políticas
Podemos elegir alternativas
La desigualdad se globaliza
La desigualdad es una elección
Democracia en el siglo XXI
Falso capitalismo (Phoni Capistalism)
PARTE 2
Reflexiones personales
Cómo el Dr. King compartió mi trabajo en Economía
El mito de la Edad Dorada de América
PARTE 3
Dimensiones de la desigualdad
La igualdad de oportunidades, nuestro mito nacional
La deuda estudiantil y el aplastamiento del Sueño Americano
Justicia para algunos
El única solución al problema de la vivienda que queda: refinanciación de las hipotecas
Desigualdad y la infancia americana
Ebola y desigualdad
PARTE 4
Causas del crecimiento de la desigualdad en América
Socialismo americano para los ricos
Un sistema de impuestos amontonados sobre el 99 %
La globalización no es solo acerca de los beneficios; trata también de los impuestos
Falacias de la lógica de Romney
PARTE 5
Consecuencias de la desigualdad
El lección equivocada de la bancarrota de Detroit
No confiamos en nadie
PARTE 6
Política
¿Qué política ha contribuido al gran muro económico?
¿Por qué Janet Yellen, no Larry Summers, debería liderar la FED?
La locura de la política alimentaria
En el lado equivocado de la globalización
La farsa del libre comercio
Cómo la propiedad intelectual refuerza la desigualdad
La evidente sabia decisión india
Eliminado la desigualdad extrema: un crecimiento sostenible del 2015 al 2030
La crisis postcrisis
La desigualdad no es inevitable
PARTE 7
Perspectivas regionales
The milagro de Mauricio
Las lecciones de Singapur para una desigual América
Japón debería estar alerta
Japón es un modelo, uno un cuento con moralejo
El mapa de ruta de China
Reformando el estado chino - Balance del mercado
Medellín; una luz en las ciudades
Delirios americanos se hunden
Indepedencia escocesa
Depresión española
PART 8
Poniendo a América de nuevo al trabajo
Cómo poner a América de vuelta al trabajo
Desigualdad está frenando la recuperación
El libro de Jobs
Escasez en el mundo de Era de la Abundancia
Giro a la izquierda para el crecimiento
El enigma de la innovación
Epílogo
.........................................................................................................................................
Comentarios iniciales:
Stiglitz señala que es inegable que un gran muro divide a los americanos, separando a los ultrarricos que suponen el 1 % de la población y el resto. Recuerda que en el más profundo de la Gran Recesión, decenas de millones de personas están preocupado por perder su casa y otro millones ya los perdieron.
Señala que ese 1 % ( y sobretodo el 0,1 %) debate otros temas como pensar en la clase de avión jet que comprar, en qué paraíso fiscal guardar sus beneficios para ahorrar impuestos o quejarse del ruido que hace el helicóptero de su vecino. Stiglitz recuerda que en una fiesta de cena con varios miembros de esa élite, un bimillonario (con una fortuna heredada) se quejó de que los americanos eran unos perezosos que quería un pase libre por parte del resto de americanos. Estos plutócratas tenian presente a María Antonio y la guillotina ante los riesgos de permitir que aumentase la desigualdad en exceso. Para Stiglitz, el mensaje del libro está claro: el nivel de desigualdad de América no es inevitable ni el resultado de las leyes de la economía. Stiglitz cree que la desigualdad es cosa de los políticos y los ultrarricos tienen algo que ver en todo esto.
Stiglitz pasa luego a contar su vida modesta en la que sus padres debían ahorrar y comprar la ropa en los "outlets". Sus padres, profesora y asegurador, lo dejaban al cuidado de una señora que era más pobre y con menos oportunidades. Eso llevó a Stiglitz a estudiar con los premios Nobel Paul Samuelson y Robert Solow, como directores de su tesis de doctorado.
Fue en el 2011, cuando él escribió un artículo en Vanity Fair en la que él habló del 1 % y del restante 99 %. Eso se convirtió en el lema del movimiento Occupy Wall Street.
Stiglitz señala que la Gran Recesión era algo que se veía venir desde el 2004. Él ya advirtió del excesivo endeudamiento. El problema se remonta a 1999 cuando estalló la burbuja de las empresas Punto.com, Estados Unidos entró en recesión y Bush lo arregló con un recorte de impuestos a la riqueza (la idea es que los ricos harían inversiones). La inyección de dinero estimuló la economía pero el dinero se empezó a mover desde la base de la pirámide a la cumbre, sin que los ultrarricos gastasen más dinero. La FED inició una política de bajas tasas de interés y regulaciones laxas, pero eso solo ayudó a crear una burbuja del ladrillo. El 80 % de los americanos se gastaron el 110 % de sus ingresos. En el 2005, el país estaba endeudado hasta el cuello respecto a prestamistas del exterior. La FED subió los intereses y Stiglitz anticipó que la burbuja iba a reventar. Ocurrió 3 años después.
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Críticas a Krugman-Stiglitz-Summers
James K. Galbraith, en su libro The End of Normal (2014) (resumen en: http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.html) critica los argumentos de los neokeynesianos.
El autor llega a estas conclusiones: la receta keynesiana y el New Deal (gran gasto público para estimular la demanda agregada) fue decisivo para salir de la recesión en los años 30 pero esa receta no tiene por qué funcionar siempre ni en todas las circunstancias. Es la crítica que les hace al trío neokenesiano Krugman-Stiglitz-Summers, que han defendido una solución keynesiana para la salida de la Gran Crisis del 2008.
Por una parte, James Galbraith sostiene que la nueva economía tecnológica ha ido eliminando puestos de trabajo. Aunque esta generación de paro no fue patente en los 80 o 90, es evidente en el 2015. Por otra parte, las empresas tampoco van a renunciar a una reducción de costes, algo que todo el mundo acepta porque los productos salen más baratos y la informática genera una gran eficiencia. A esto se suma que la reducción de costes conlleva una reducción de beneficios, de forma que el dinero no se hace en la industria sino en las finanzas, que es un tipo de riqueza ficticia. Lo que se observa en el PIB es que este no crece, pasan los años y sigue el estancamiento. James Galbraith opina que nadie va a querer renunciar al Estado de Bienestar, porque es un seguro para todos, por lo que se van a mantener pero con unos crecimientos cero, con una combinación de altos impuestos y déficit de gasto. El autor cree que este el escenario de la economía informática: menores salarios, menores beneficios, bajo o nulo crecimiento del PIB y un Estado de Bienestar amplio para acoger a los parados que deja la tecnología. Con una clase media debilitada, aumentar la demanda agregada no tiene sentido porque la gente prefiere ahorrar que consumir ante la situación de incertidumbre y crisis cíclicas.
Otras cuestiones que comenta James Galbraith es que se están haciendo una gastos en defensa que parecen poco realistas. Pone por ejemplo, que la construcción de bombarderos estratégicos no tiene sentido en las actuales guerras pero resultan carísimos, lo mismo que el armamento nuclear. Se trata de gasto público que a lo mejor habría que recortar para rebajar el déficit.
Sostiene que las políticas que piden rebajar el déficit público en EE.UU. no tienen sentido porque es un país muy grande que necesita continuamente hacer gastos pero que este tipo de economía sí podría resultar en pequeños países (cita a España o Portugal por los ajustes de los años 80 y 90).
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Resumen original y actualizado en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/la-gran-brecha-de-joseph-e-stiglitz.html
Resumen por E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho
Sociología, Estructura Económica, Economía Política, desigualdad, distribución de la riqueza, renta, pobreza
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Título: "La gran brecha"
Título en inglés: "The Great Divide"
Autor: Joseph E. Stiglitz
Editorial en inglés: Penguin Random House, 2015
Páginas edición inglesa: 425
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Biografía del autor (2015)
Joseph E. Stiglitz fue jefe de Economía en el Banco Mundial hasta enero del 2000. Es el profesor de la Columbia Business School y jefe del Management Board y director de los programas de titulación de verano, del Brooks World Poverty Institute de la Universidad de Manchester. Ganó el premio Nobel de Economía en el 2001 y entre sus obras se encuentran ("La globalización y sus descontentos", "The Roaring Nineties", "Making Globalization Work", Caída Libre ("Freefall") y "The Prize of Inequality" ("El precio de la desigualdad"), todos publicados por Penguin.
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Texto de la solapa (edición inglesa)
¿Por qué la desigualdad se ha incrementado en el mundo Occidental y qué podemos hacer sobre ello? En La Gran Brecha, Joseph Stiglitz expande su diagnóstico que él ofreció en su best-seller "El Precio de la Desigualdad" y sugiere caminos para contener este problema de crecimiento. Con su característica dosis de claridad y pasión, Stiglitz argumenta que la desigualdad es una elección (el resultado acumulativo de injustas políticas y equivocadas prioridades.
En estos ensayos, artículos y reflexiones, Stiglitz hace una completa exposición de la desigualdad, desde su dimensión y sus causas y consecuencias para el mundo, lo que está afectando a América y otros países occidentales esclavizados por el neoliberalismo. Desde la era de las políticas de Reagan hasta la Gran Recesión y sus prolongadas secuelas, Stiglitz profundiza en el proceso de las políticas irresponsables (desrregulación, rebaja de impuestos para los ricos, la corrupción del proceso político) que está dejando a mucha gente cada vez y cada vez más atrás y convirtiendo el sueño de una sociedad con movilidad social en un cada vez más inalcanzable sueño.
Con una aún formidable visión económica, él urge a abrazar soluciones reales: incrementando los impuestos a las corporaciones y a la riqueza, invirtiendo en educación, ciencia e infraestructura, ayudando a los propietarios de las casas en vez de a los bancos, y, lo más importante, haciendo más esfuerzos para restaurar la economía del pleno empleo.
El análisis de Stiglitz va más allá de América (la líder de la desigualdad en el mundo desarrollado) para mostrar soluciones desde Dinamarca, Singapur y Japón. Él argumenta contra la marea de lo innecesario, la austeridad destructiva que está barriendo Europa.
Por último, Stiglitz cree la elección no está ente crecimiento y justicia; con las políticas correctas se pueden elegir ambas.
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ÍNDICE (traducción de la versión inglesa)
Mostrando Cracks
Las consecuencias ecónomicas de Mr. Bush
Capitalistas tontos (Capitalist Fools, en la versión original)
La anatomía de un crimen:
¿Quién asesinó a la Economía de América?
Cómo salir de la Crisis Financiera
Parte 1
Gran pensamiento
Del 1 %, por el 1%, para el 1%
El porcentaje del 1 %
Bajo crecimiento y desigualdad son las alternativas políticas
Podemos elegir alternativas
La desigualdad se globaliza
La desigualdad es una elección
Democracia en el siglo XXI
Falso capitalismo (Phoni Capistalism)
PARTE 2
Reflexiones personales
Cómo el Dr. King compartió mi trabajo en Economía
El mito de la Edad Dorada de América
PARTE 3
Dimensiones de la desigualdad
La igualdad de oportunidades, nuestro mito nacional
La deuda estudiantil y el aplastamiento del Sueño Americano
Justicia para algunos
El única solución al problema de la vivienda que queda: refinanciación de las hipotecas
Desigualdad y la infancia americana
Ebola y desigualdad
PARTE 4
Causas del crecimiento de la desigualdad en América
Socialismo americano para los ricos
Un sistema de impuestos amontonados sobre el 99 %
La globalización no es solo acerca de los beneficios; trata también de los impuestos
Falacias de la lógica de Romney
PARTE 5
Consecuencias de la desigualdad
El lección equivocada de la bancarrota de Detroit
No confiamos en nadie
PARTE 6
Política
¿Qué política ha contribuido al gran muro económico?
¿Por qué Janet Yellen, no Larry Summers, debería liderar la FED?
La locura de la política alimentaria
En el lado equivocado de la globalización
La farsa del libre comercio
Cómo la propiedad intelectual refuerza la desigualdad
La evidente sabia decisión india
Eliminado la desigualdad extrema: un crecimiento sostenible del 2015 al 2030
La crisis postcrisis
La desigualdad no es inevitable
PARTE 7
Perspectivas regionales
The milagro de Mauricio
Las lecciones de Singapur para una desigual América
Japón debería estar alerta
Japón es un modelo, uno un cuento con moralejo
El mapa de ruta de China
Reformando el estado chino - Balance del mercado
Medellín; una luz en las ciudades
Delirios americanos se hunden
Indepedencia escocesa
Depresión española
PART 8
Poniendo a América de nuevo al trabajo
Cómo poner a América de vuelta al trabajo
Desigualdad está frenando la recuperación
El libro de Jobs
Escasez en el mundo de Era de la Abundancia
Giro a la izquierda para el crecimiento
El enigma de la innovación
Epílogo
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Comentarios iniciales:
Stiglitz señala que es inegable que un gran muro divide a los americanos, separando a los ultrarricos que suponen el 1 % de la población y el resto. Recuerda que en el más profundo de la Gran Recesión, decenas de millones de personas están preocupado por perder su casa y otro millones ya los perdieron.
Señala que ese 1 % ( y sobretodo el 0,1 %) debate otros temas como pensar en la clase de avión jet que comprar, en qué paraíso fiscal guardar sus beneficios para ahorrar impuestos o quejarse del ruido que hace el helicóptero de su vecino. Stiglitz recuerda que en una fiesta de cena con varios miembros de esa élite, un bimillonario (con una fortuna heredada) se quejó de que los americanos eran unos perezosos que quería un pase libre por parte del resto de americanos. Estos plutócratas tenian presente a María Antonio y la guillotina ante los riesgos de permitir que aumentase la desigualdad en exceso. Para Stiglitz, el mensaje del libro está claro: el nivel de desigualdad de América no es inevitable ni el resultado de las leyes de la economía. Stiglitz cree que la desigualdad es cosa de los políticos y los ultrarricos tienen algo que ver en todo esto.
Stiglitz pasa luego a contar su vida modesta en la que sus padres debían ahorrar y comprar la ropa en los "outlets". Sus padres, profesora y asegurador, lo dejaban al cuidado de una señora que era más pobre y con menos oportunidades. Eso llevó a Stiglitz a estudiar con los premios Nobel Paul Samuelson y Robert Solow, como directores de su tesis de doctorado.
Fue en el 2011, cuando él escribió un artículo en Vanity Fair en la que él habló del 1 % y del restante 99 %. Eso se convirtió en el lema del movimiento Occupy Wall Street.
Stiglitz señala que la Gran Recesión era algo que se veía venir desde el 2004. Él ya advirtió del excesivo endeudamiento. El problema se remonta a 1999 cuando estalló la burbuja de las empresas Punto.com, Estados Unidos entró en recesión y Bush lo arregló con un recorte de impuestos a la riqueza (la idea es que los ricos harían inversiones). La inyección de dinero estimuló la economía pero el dinero se empezó a mover desde la base de la pirámide a la cumbre, sin que los ultrarricos gastasen más dinero. La FED inició una política de bajas tasas de interés y regulaciones laxas, pero eso solo ayudó a crear una burbuja del ladrillo. El 80 % de los americanos se gastaron el 110 % de sus ingresos. En el 2005, el país estaba endeudado hasta el cuello respecto a prestamistas del exterior. La FED subió los intereses y Stiglitz anticipó que la burbuja iba a reventar. Ocurrió 3 años después.
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Críticas a Krugman-Stiglitz-Summers
James K. Galbraith, en su libro The End of Normal (2014) (resumen en: http://evpitasociologia.blogspot.com/2015/12/the-end-of-normal-el-fin-de-lo-normal.html) critica los argumentos de los neokeynesianos.
El autor llega a estas conclusiones: la receta keynesiana y el New Deal (gran gasto público para estimular la demanda agregada) fue decisivo para salir de la recesión en los años 30 pero esa receta no tiene por qué funcionar siempre ni en todas las circunstancias. Es la crítica que les hace al trío neokenesiano Krugman-Stiglitz-Summers, que han defendido una solución keynesiana para la salida de la Gran Crisis del 2008.
Por una parte, James Galbraith sostiene que la nueva economía tecnológica ha ido eliminando puestos de trabajo. Aunque esta generación de paro no fue patente en los 80 o 90, es evidente en el 2015. Por otra parte, las empresas tampoco van a renunciar a una reducción de costes, algo que todo el mundo acepta porque los productos salen más baratos y la informática genera una gran eficiencia. A esto se suma que la reducción de costes conlleva una reducción de beneficios, de forma que el dinero no se hace en la industria sino en las finanzas, que es un tipo de riqueza ficticia. Lo que se observa en el PIB es que este no crece, pasan los años y sigue el estancamiento. James Galbraith opina que nadie va a querer renunciar al Estado de Bienestar, porque es un seguro para todos, por lo que se van a mantener pero con unos crecimientos cero, con una combinación de altos impuestos y déficit de gasto. El autor cree que este el escenario de la economía informática: menores salarios, menores beneficios, bajo o nulo crecimiento del PIB y un Estado de Bienestar amplio para acoger a los parados que deja la tecnología. Con una clase media debilitada, aumentar la demanda agregada no tiene sentido porque la gente prefiere ahorrar que consumir ante la situación de incertidumbre y crisis cíclicas.
Otras cuestiones que comenta James Galbraith es que se están haciendo una gastos en defensa que parecen poco realistas. Pone por ejemplo, que la construcción de bombarderos estratégicos no tiene sentido en las actuales guerras pero resultan carísimos, lo mismo que el armamento nuclear. Se trata de gasto público que a lo mejor habría que recortar para rebajar el déficit.
Sostiene que las políticas que piden rebajar el déficit público en EE.UU. no tienen sentido porque es un país muy grande que necesita continuamente hacer gastos pero que este tipo de economía sí podría resultar en pequeños países (cita a España o Portugal por los ajustes de los años 80 y 90).
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Resumen del libro "La nueva lucha de clases", de Slavoj Zizek (2016)
Resumen original y actualizado en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/02/la-nueva-lucha-de-clases-de-slavoj.html
Resumen de E.V.Pita, doctor en comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, estratificación social, refugiados
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Título: "La nueva lucha de clases"
Subtítulo: "Los refugiados y el terror"
Autor: Slavoj Zizek
Título en inglés: "Againts the Double Blackmail. Refugees, Terror and Other. Troubles with the Neighbours" / Londres, 2016
Edición en español: Editorial Anagrama, Barcelona, 2016
Número de páginas: 136
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Biografía del autor (hasta 2016)
Slavoj Zizek (Ljubliana, Eslovenia, 1949) estudió filosofía en la Universidad de Ljubliana y psicoanálisis en la Universidad de París y es filósofo y sociólogo, psicoanalista y teórico cultural. Es director internacional del Instituto Birkbecj para las Humanidades en la Universidad de Londres, investigador en el instituto de Sociología de la Universidad de Ljubliana y profesor en la European Graduate School. Es uno de los ensayistas más prestigiosos y leídos de la actualidad, y ha publicado más de cuarenta libros de filosofía, cine y psicoanálisis, entre los que figuran El sublime objeto de la ideología o Primero como tragedia, después como farsa. En esta colección se han publicado Mis chistes, mi filosofía y La nueva lucha de clases y Problemas en el paraíso.
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Texto de la contraportada (literal)
"No, el filósofo no está en su torre de marfil, elucubrando sobre abstracciones transcendentales. Este manifiesto -breve, directo, contundente- es una suerte de reflexión de emergencia sobre el presente. Una indagación en las medias verdades sobre lo que está sucediendo en Europa, donde se superponen los atentados terroristas del radicalismo islámico - como los de París - con la llegada de una multitud de emigrantes y refugiados.
Zizek, torrencial y visceral, no está para poner paños calientes, sino para poner el dedo en la llaga. Y así, plantea que no podemos quedarnos en el mero lamento compungido, en la compasión ante las víctimas inocentes, que debemos ir a las causas que generan la espiral de retroalimentación entre el islamofascismo y el racismo. Para ello es necesario superar ciertos tabúes de la izquierda y al mismo tiempo denunciar el capitalismo global que genera nuevas formas de esclavitud. así como airear la obscena corriente subterránea de las religiones ´- que amparan la pedofilia, las agresiones contra las mujeres - y su violencia divina. La solución de esta encrucijada para, en opinión del filósofo, menos por la acción militar que por el fomento de la igualdad y la recuperación de la lucha de clases".
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ÍNDICE
El doble chantaje
Un descenso al Maelstrom
Romper los tabúes de la izquierda
El obsceno revés de las religiones
Violencia divina
La economía política de los refugiados
De las guerras culturales a la lucha de clases y viceversa
¿De donde procede la amenaza?
Los límites del amor al prójimo
Los odiosos mil de Coloia
¿Qué hacer?
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RESUMEN
El autor estudia el fenómeno de los refugiados y cómo es su integración. Le llama la atención que los refugiados tengan mucho interés en ir a Alemania o Escandinavia, donde las prestaciones sociales son mayores y hay más democracia. En sí, esto es un refrendo de que para la mayoría de la gente del mundo Europa es un paraíso de bonanza económica y democracia.
Pero también examina el capitalismo como un creador de "burbujas", en la que Occidente disfruta de todas estas ventajas y privilegios, mientras que el resto del mundo se ve afectado por brutales guerras, caso del Congo (que de facto ya no existe como país, sino como cinco regiones divididas por jefes locales o señores de la guerra que controlan las minas que les interesan a Francia y China). Añade el autor que el capitalismo siempre ha funcionado así y no hay más que repasar la historia colonial del siglo XIX, en la que una burguesía vivía en una burbuja de "glamour" y consumo de todo tipo de lujosos bienes mientras que el proletariado trabajaba en las fábricas en duras condiciones y privaciones. Lo mismo ocurría lejos de la metrópoli, tanto en los campos de algodón esclavistas como en la India. Estas "burbujas" de riqueza parecen inherentes al sistema y están separadas de un mundo mucho más brutal y en conflicto permanente por los recursos.
(continuará)
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http://evpitasociologia.blogspot.com/2017/02/la-nueva-lucha-de-clases-de-slavoj.html
Resumen de E.V.Pita, doctor en comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, estratificación social, refugiados
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Título: "La nueva lucha de clases"
Subtítulo: "Los refugiados y el terror"
Autor: Slavoj Zizek
Título en inglés: "Againts the Double Blackmail. Refugees, Terror and Other. Troubles with the Neighbours" / Londres, 2016
Edición en español: Editorial Anagrama, Barcelona, 2016
Número de páginas: 136
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Biografía del autor (hasta 2016)
Slavoj Zizek (Ljubliana, Eslovenia, 1949) estudió filosofía en la Universidad de Ljubliana y psicoanálisis en la Universidad de París y es filósofo y sociólogo, psicoanalista y teórico cultural. Es director internacional del Instituto Birkbecj para las Humanidades en la Universidad de Londres, investigador en el instituto de Sociología de la Universidad de Ljubliana y profesor en la European Graduate School. Es uno de los ensayistas más prestigiosos y leídos de la actualidad, y ha publicado más de cuarenta libros de filosofía, cine y psicoanálisis, entre los que figuran El sublime objeto de la ideología o Primero como tragedia, después como farsa. En esta colección se han publicado Mis chistes, mi filosofía y La nueva lucha de clases y Problemas en el paraíso.
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Texto de la contraportada (literal)
"No, el filósofo no está en su torre de marfil, elucubrando sobre abstracciones transcendentales. Este manifiesto -breve, directo, contundente- es una suerte de reflexión de emergencia sobre el presente. Una indagación en las medias verdades sobre lo que está sucediendo en Europa, donde se superponen los atentados terroristas del radicalismo islámico - como los de París - con la llegada de una multitud de emigrantes y refugiados.
Zizek, torrencial y visceral, no está para poner paños calientes, sino para poner el dedo en la llaga. Y así, plantea que no podemos quedarnos en el mero lamento compungido, en la compasión ante las víctimas inocentes, que debemos ir a las causas que generan la espiral de retroalimentación entre el islamofascismo y el racismo. Para ello es necesario superar ciertos tabúes de la izquierda y al mismo tiempo denunciar el capitalismo global que genera nuevas formas de esclavitud. así como airear la obscena corriente subterránea de las religiones ´- que amparan la pedofilia, las agresiones contra las mujeres - y su violencia divina. La solución de esta encrucijada para, en opinión del filósofo, menos por la acción militar que por el fomento de la igualdad y la recuperación de la lucha de clases".
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ÍNDICE
El doble chantaje
Un descenso al Maelstrom
Romper los tabúes de la izquierda
El obsceno revés de las religiones
Violencia divina
La economía política de los refugiados
De las guerras culturales a la lucha de clases y viceversa
¿De donde procede la amenaza?
Los límites del amor al prójimo
Los odiosos mil de Coloia
¿Qué hacer?
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RESUMEN
El autor estudia el fenómeno de los refugiados y cómo es su integración. Le llama la atención que los refugiados tengan mucho interés en ir a Alemania o Escandinavia, donde las prestaciones sociales son mayores y hay más democracia. En sí, esto es un refrendo de que para la mayoría de la gente del mundo Europa es un paraíso de bonanza económica y democracia.
Pero también examina el capitalismo como un creador de "burbujas", en la que Occidente disfruta de todas estas ventajas y privilegios, mientras que el resto del mundo se ve afectado por brutales guerras, caso del Congo (que de facto ya no existe como país, sino como cinco regiones divididas por jefes locales o señores de la guerra que controlan las minas que les interesan a Francia y China). Añade el autor que el capitalismo siempre ha funcionado así y no hay más que repasar la historia colonial del siglo XIX, en la que una burguesía vivía en una burbuja de "glamour" y consumo de todo tipo de lujosos bienes mientras que el proletariado trabajaba en las fábricas en duras condiciones y privaciones. Lo mismo ocurría lejos de la metrópoli, tanto en los campos de algodón esclavistas como en la India. Estas "burbujas" de riqueza parecen inherentes al sistema y están separadas de un mundo mucho más brutal y en conflicto permanente por los recursos.
(continuará)
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Resumen del libro "¿Y los pobres sufren lo que deben?, de Yanis Varoufakis (2016)
El resumen original y actualizado está en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/12/y-los-pobres-sufren-lo-que-deben-de.html
Resumen del libro por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, pobreza, desigualdad económica
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Título: "¿Y los pobres sufren lo que deben?"
Subtítulo: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí y por qué necesitamos un plan B para Europa?
Título original: And the Weak Suffer What They Must?
Año de publicación; Nation Books, 2016
En España: Sello editorial de Centro de Libros PAFF SLU. Grupo Planeta, Barcelona, 2016,
Páginas: 377
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Biografía oficial del autor Yanis Varoufakis (hasta el 2017)
Yanis Varoufakis (Atenas, 1961) fue ministro de Finanzas de Grecia (enero-junio del 2015) y, como tal, el interlocutor de su país ante las instituciones de la Unión Europea en la negociación de las medidas económicas para superar la crisis.
Es profesor de Teoría Económica de la Universidad de Atenas y profesor visitante en la Lyndon B. Jonhson School of Public Affairs, de la Universidad de Texas en Austin.
Su "look" y estilo de comunicación informal con un toque rebelde y sus opiniones directas, a menudo cercanas al populismo le han dado un gran protagonismo en toda Europa.
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Texto de la contraportada
El destino de la economía mundial pende de un hilo y, a juicio de Yanis Varoufakis, Europa está haciendo todo lo posible para debilitarla todavía más generando nuevas formas de autoritarismo. El viejo continente ha arrastrado al mundo hacia el abismo dos veces en los últimos cien años y ahora puede volver a hacerlo con la economía y las finanzas como nuevas armas de destrucción masiva.
Yanis Varoufakis, el carismático y popular exministro de Finanzas griego, tiene un asiento de primera fila en este escenario político mundial y defiende que si no se introducen cambios radicales en la dirección de la zona euro, esta se desmoronará como un castillo de naipes y la economía global no tardará en seguirla,
En este libro, Varoufakis ofrece políticas concretas para ayudar a salvar a Europa de la inminente catástrofe y presenta los argumentos definitivos para luchar contra la austeridad y las políticas antisociales. A su entender, Europa debe recuperar la transparencia, la democracia, la solidaridad y la tolerancia.
Con una prosa apasionada, bien documentada y, en ocasiones, humorístico, advierte de que el actual rumbo de la Unión Europea sólo conllevará mayor pobreza, mayor racismo y mayor desigualdad. Y para evitar que así sea, recomienda a los partidos de izquierdas europeos que se organicen para plantar cara conjuntamente a los designios de la troika.
Texto de la solapa
Cuando Estados Unidos dejó a Europa a su suerte fuera de la zona del dólar en 1971, los líderes europeos decidieron crear una unión monetaria de 18 países, en la que carecían de control sobre su propio dinero, de responsabilidad democrática y sin un gobierno que apoyara al banco central.
Esta atípica superpotencia económica no estaba dotada con ninguno de los mecanismos amortiguadores necesarios para contener una crisis financiera, mientras que su diseño aseguraba que cuando llegara la crisis, sería masiva.
Yanis Varoufakis argumenta que, cuando el desastre golpeó a Europa en el 2009, la UE se volvió contra sí misma, humillando a millones de ciudadanos inocentes, conduciendo a las poblaciones a la desesperación y se enrocó en una forma de intolerancia jamás vista desde la Segunda Guerra Mundial.
A su juicio, ha llegado la hora de construir un espacio de convergencia europeo para luchar contra las políticas de austeridad y para reducir la desigualdad así como para conseguir la construcción de una verdadera democracia.
Según Vanis Varoufakis "debemos luchar contra la austeridad que privatiza los bienes comunes y destruye los derechos sociales y laborales en lugar de hacer frente a las causas iniciales de la crisis, la desregulación del sistema financiero y la captura corporativa de las instituciones de la UE a través de los grandes lobbies y las puertas giratorias.
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RESUMEN
Varoufakis arremete contra la UE por abandonar a su suerte a Grecia. Esperaba que hubiese más solidaridad entre países pero se encontró con unos acreedores que no perdonaban la deuda a Grecia.
El exministro de Finanzas griego recordó que el mundo de Breton Woods diseñado en 1944 un sistema de cambios fijo vinculado al patrón dólar que permitió la estabilidad hasta 1971 cuando el presidente Richard Nixon desvinculó al dólar del patrón y abandonó a Europa a su suerte, la cual tuvo que crear una moneda nueva, el euro, con graves fallos de diseño (Nota; Varoufakis coincide con Stiglitz en "El euro").
En los primeros capítulos, el autor explica cómo funcionó el sistema económico después de Bretton Woods. El "Nixon Shock" de 1971, por el que el dólar se desvinculó del patrón de Bretton Woods y empezó a fluctuar, obligó a los países europeos a crear una serpiente monetaria que luego fue sustituida por el Sistema Monetario Europeo (SME). Estados Unidos tuvo que desvincularse del patrón dólar porque pasó de ser un país acreedor a uno deficitario a costa de las exportaciones de Alemania y Japón.
En los años 70, los países abandonaron la estabilidad que proporcionaba Bretton Woods y se lanzaron a una carrera inflacionista que tuvo que ser cortada en los 80.
La solución adoptada por Paul Vocker (director de la Reserva Federal en los años 80) fue subir los tipos de interés en Estados Unidos (hasta un 20 %) para atraer el capital europeo y japonés a Wall Street. A la vez, se reducían los costes salariales para hacer competitiva a la empresa. Inmensas sumas de dinero cruzaron el océano para financiar las operaciones bancarias y el doble déficit de Estados Unidos. El autor dice que mientras Estados Unidos logró por segunda vez desde 1945 controlar el mundo, el resto de los países, sobre todo los más pobres, se vieron abocados a elegir entre una caída salarial o el desempleo.
Este nuevo sistema, que conllevó la destrucción del antiguo sistema monetario y la desmembración del sistema global de comercio, supuso una época dorada para Wall Street, con una banca desregularizada y con la financiación por parte de todo el mundo, incluidos los capitales procedentes de Europa, Japón y China, de una gigantesco déficit. Este nuevo sistema desregularizado llegó a su fin en el 2008 cuando explotó la burbuja.
El autor señala que Alemania jamás habría aceptado un sistema de este tipo que suponía avivar un déficit comercial y otro público pero Estados Unidos vio una oportunidad para estimular su economía.
Por su parte, la Comunidad Europea tuvo que rehacer sus monedas intentando revivir un Bretton Wood a la europea pero la ilusión del euro explotó también en el 2008 y se agravó en el 2010.
Varoufakis también medita sobre la relación entre Francia y Alemania, en el sentido de que los alemanes veían como el marco alemán no obtenía mucha rentabilidad al prestarle dinero a Francia pero era una forma de mantener a flote a su socio comercial. Pero con los incentivos creados en Wall Street, el capital alemán encontró un filón de rentabilidad.
El autor es severo sobre los motivos que impulsaron la unión monetaria, pues el presidente francés Chirac y el alemán Koll fueron en peregrinaje a Aquisgrán para pedir que hubiese una unión monetaria. Para Varoufakis, el euro lo único que sirvió fue para que Alemania pagase indemnizaciones de guerra de forma subrepticia al apoyar con su moneda, el marco, la economía francesa, mediante la creación de la nueva moneda europea del euro.
El autor pasa luego a explicar lo que ocurrió tras la caída de la URSS en 1991. Una reunión urgente en Maastrich de los jefes de Estado de la CE llevó a iniciar la puesta en marcha de una moneda única y avanzar en el federalismo. Pero, según Varoufakis, lo que se estaba firmando entre bastidores era la consolidación del marco alemán en su versión llamada "euro" y la fundamentación del Bundesbank como banco central europeo al que quedaban supeditados París, Madrid, Roma o Atenas, que perdían su soberanía y quedaban sin la capacidad de elevar los tipos de interés.
La creación de un mercado común llevaba a la creación de un estado federativo para unificar normas y a la postre a una moneda única pero Dinamarca, en un referéndum que votó en contra del tratado de Maastrich, y Reino Unido, a través de los gobiernos conservadores, se mostraron reacios,
Inicialmente, Margareth Thatcher se metió en el Sistema Monetario Europeo (SME) para reducir la inflación (en dos años había caído al 2 %) pero una vez logrado ese objetivo su sucesor Major vio cómo la libra necesitaba ser rescatada.
La implantación del euro obligó a pasar por alto descarados incumplimientos de los requisitos de entrada que se exigían a cada país, como fue el caso de Italia o Grecia (y su famosa "creatividad contable"). Pero una vez dentro del euro, no había manera de salir porque no estaba contemplada. El país que lo intentase necesitaría un año para organizar su nueva moneda, que llegado el día ya estaría muy devaluada. Los países más débiles se encontraron atrapados en una trampa difícil de escapar porque, si entrar era muy fácil, una vez dentro se encontraron con que se les exigía de forma férrea que se ciñesen a los compromisos de Maastrich que ellos mismos habían diseñado y a los dictados de Bruselas para cumplir el déficit.
Tras el triunfo del tratado de Maastrich y la implantación del euro, los alemanes se encontraron con un exceso de superávit de euros que destinaron a los países del sur de Europa cuyos ciudadanos (con casa en propiedad) estaban menos endeudados que los del Norte (hipotecados hasta las cejas). El tema es que ahora no había monedas nacionales sino que todas compartían el euro. Había negocio seguro porque el tipo de interés estaba algo más alto en el Sur (4 %) que en el Norte (3 %) y quedaba un margen de beneficio del 0,5 % a multiplicar por el mayor número de créditos sin importar la solvencia.
Los consejeros bancarios de Frankfurt que tenían que decidir si concedían o no un préstamo en función de la solvencia antes eran los reyes y eran tratados por las empresas como marajás para que les financiasen. Pero a partir del año 2000 la cúpula de sus respectivos bancos les presionaron para que concediesen el mayor número de créditos y el superejecutivo pasó a ser un mandado al que los propios clientes desairaban a sabiendas de que el banquero debía colocar su exceso de capital. Hubo una gran fluidez de dinero hacia el sur y los turistas alemanes, holandeses o ingleses se escandalizaban al ver que sus vecinos del sur disfrutaban de un envidiable nivel de vida. Sería luego el reproche que las hormigas del Norte les harían a las "cigarras" del sur, que se endeudaron. Pero fueron los ciudadanos quienes se endeudaron, no los estados, cuya deuda en el 2008 estaba baja (en torno al 40 % del PIB)
Cuando en el 2008 quebró Lehman Brothers y hubo un riesgo sistémico por lo que el Banco Central Europeo tuvo que acudir al rescate de los países y sobre todo de la banca insolvente para evitar la quiebra. Cuenta Varoufakis que a Grecia se le prohibió pedir nuevos préstamos, se le impidió quebrar ni suspender pagos pero también se le denegó el rescate, por lo que no le quedaban opciones para salir de la recesión. Finalmente, el Banco Central creó un sistema ficticio para mantener vivos a bancos zombis y países insolventes. Todo se basaba en una ficción y en el hada de la confianza: el BCE no podía prestar directamente a los países pero podía prestar a los bancos. El hecho de que fuesen insolventes no importaba porque esos bancos compraba bonos de países insolventes garantizados por el BCE y los estados. Había una especie de circuito basado en una ficción por el que el flujo de dinero acababa indirectamente en los países y este truco permitió salvar a Grecia, entre otros. Pero ese capital no revertía en el ciudadano común sino que iba exclusivamente en salvar a bancos que técnicamente ya estaban quebrados pero se les mantenía con vida para evitar un riesgo sistémico.
El autor considera que el modo de actuación de la cúpula de la UE con los países más débiles roza la "maldad" porque usan a Grecia, Portugal o España como cobayas del sufrimiento de la austeridad para asustar a Francia e Italia y obligarlas a no alejarse del déficit. Según Varoufakis, la élite de la UE sabía de sobra que sus políticas para subir el IVA en Portugal iba a retraer la demanda y agravar la recesión, como así ocurrió pero el objetivo es que Francia e Italia captasen el mensaje de que debían subir el IVA. Que las poblaciones de Europa del sur sufriesen era algo que les tenía sin cuidado.
Varoufakis sigue una línea apuntada por el autor de "Algo va mal" (Tony Judt) y el de "Indignados" de que la creación de la comunidad europea sigue una sospechosa trayectoria y un modo de actuar que recuerda a viejos discursos proeuropeos de los jerifaltes alemanes de los años 30 y 40 donde hablaban de una "integración armónica" de la comunidad europea. Hay algo en todo esto que no va bien.
El autor no puede hablar de que exista totalitarismo en la UE, por supuesto, pero sí que observa una especie de dictado o dirigismo burocrático o tecnocrático y en todo caso alejado de los modos habituales democráticos y todo ello envuelto en eufemismos. Cree que la ciudadanía no entiende lo que está pasando pero que cada vez que ha tenido oportunidad, al menos en Dinamarca o Gran Bretaña, ha rechazado la integración monetaria tal y como está concebida, pues restringe las libertades nacionales y da un gran poder a Alemania por la fortaleza de su moneda. No cree que haya ningún tipo de solidaridad entre países.
Compara lo que ha sucedido en la UE con la historia de un antiguo fascista griego, reconvertido a brutal policía y protector de las propiedades de una mujer excomunista con dos hijos a la que convirtió en su esposa y luego, cuando sus camaradas lo expulsaron por su exceso de brutalidad, hizo vivir a su familia un infierno de malos tratos. Un mal negocio para la mujer.
Varoufakis dice que los gobiernos europeos son cautivos de una serie de falsas alternativas
- Entre la estabilidad y el crecimiento
- entre la austeridad y el estímulo
- entre el macabro abrazo entre los bancos insolventes y los gobiernos insolventes y una admirada pero indefinida e indefinidamente aplazada unión bancaria
- entre el principio de deudas soberanas perfectamente separables y la supuesta necesidad de convencer a los paises con superávit para que financien el resto
- entre la soberanía nacional y el federalismo
Esto causa una crisis de legitimidad del proyecto europeo y amenazan con desencadenar una catastrófica crisis humanitaria, social y democrática
La verdadera alternativa esta entre la deflación de "empobrecer al vecino" y una recuperación liderada por las inversiones combinada con la estabilización global. El capital global financiará la recuperación a través de la inversión , aportado por fondos soberanos de inversión y por los fondos de pensiones que buscan oportunidades a largo plazo, mediante mecanismos de pagos Target2.
De esta forma, los contribuyentes alemanes con súperavit no deberían financiar el programa europeo de Recuperación Económica 2020, la reestructuración de la deuda soberana, la reabsorción de la crisis bancaria o el programa de emergencia humanitaria que tan urgentemente necesita la periferia europea.
La propuesta es
- Programa bancario caso a caso (CCBP)
- Programa limitado de conversión de deuda
- Programa de inversión para la recuperación y la convergencia ( BEI o EIB debe invertir en grandes proyectos de infraestructuras, el FEI o EIF en startups, sme, empresas de innovación tecnológica, e investigación en energías renovables
- programa de urgencia de solidaridad social para luchar contra el incremento de la pobreza
La idea es financiar el programa con fondos Target2 (sistema de transferencia instantánea de fondos entre los bancos centrales que conforman el sistema europeo de bancos centrales y que tras la crisis está en desequilibrio). La idea es que los intereses acumulados en los bancos centrales de los países deficitarios sean canalizados hacia una cuenta que financiaría el programa de solidaridad social de emergencia. Otra idea seria crear un impuesto de la UE que grave las transacciones financieras o los balances empresariales. Así, el programa no se financia mediante transferencias fiscales ni a través de impuestos nacionales.
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El resumen original y actualizado está en el siguiente link:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2016/12/y-los-pobres-sufren-lo-que-deben-de.html
Resumen del libro por E.V.Pita, doctor en Comunicación y licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, pobreza, desigualdad económica
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Título: "¿Y los pobres sufren lo que deben?"
Subtítulo: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí y por qué necesitamos un plan B para Europa?
Título original: And the Weak Suffer What They Must?
Año de publicación; Nation Books, 2016
En España: Sello editorial de Centro de Libros PAFF SLU. Grupo Planeta, Barcelona, 2016,
Páginas: 377
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Biografía oficial del autor Yanis Varoufakis (hasta el 2017)
Yanis Varoufakis (Atenas, 1961) fue ministro de Finanzas de Grecia (enero-junio del 2015) y, como tal, el interlocutor de su país ante las instituciones de la Unión Europea en la negociación de las medidas económicas para superar la crisis.
Es profesor de Teoría Económica de la Universidad de Atenas y profesor visitante en la Lyndon B. Jonhson School of Public Affairs, de la Universidad de Texas en Austin.
Su "look" y estilo de comunicación informal con un toque rebelde y sus opiniones directas, a menudo cercanas al populismo le han dado un gran protagonismo en toda Europa.
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Texto de la contraportada
El destino de la economía mundial pende de un hilo y, a juicio de Yanis Varoufakis, Europa está haciendo todo lo posible para debilitarla todavía más generando nuevas formas de autoritarismo. El viejo continente ha arrastrado al mundo hacia el abismo dos veces en los últimos cien años y ahora puede volver a hacerlo con la economía y las finanzas como nuevas armas de destrucción masiva.
Yanis Varoufakis, el carismático y popular exministro de Finanzas griego, tiene un asiento de primera fila en este escenario político mundial y defiende que si no se introducen cambios radicales en la dirección de la zona euro, esta se desmoronará como un castillo de naipes y la economía global no tardará en seguirla,
En este libro, Varoufakis ofrece políticas concretas para ayudar a salvar a Europa de la inminente catástrofe y presenta los argumentos definitivos para luchar contra la austeridad y las políticas antisociales. A su entender, Europa debe recuperar la transparencia, la democracia, la solidaridad y la tolerancia.
Con una prosa apasionada, bien documentada y, en ocasiones, humorístico, advierte de que el actual rumbo de la Unión Europea sólo conllevará mayor pobreza, mayor racismo y mayor desigualdad. Y para evitar que así sea, recomienda a los partidos de izquierdas europeos que se organicen para plantar cara conjuntamente a los designios de la troika.
Texto de la solapa
Cuando Estados Unidos dejó a Europa a su suerte fuera de la zona del dólar en 1971, los líderes europeos decidieron crear una unión monetaria de 18 países, en la que carecían de control sobre su propio dinero, de responsabilidad democrática y sin un gobierno que apoyara al banco central.
Esta atípica superpotencia económica no estaba dotada con ninguno de los mecanismos amortiguadores necesarios para contener una crisis financiera, mientras que su diseño aseguraba que cuando llegara la crisis, sería masiva.
Yanis Varoufakis argumenta que, cuando el desastre golpeó a Europa en el 2009, la UE se volvió contra sí misma, humillando a millones de ciudadanos inocentes, conduciendo a las poblaciones a la desesperación y se enrocó en una forma de intolerancia jamás vista desde la Segunda Guerra Mundial.
A su juicio, ha llegado la hora de construir un espacio de convergencia europeo para luchar contra las políticas de austeridad y para reducir la desigualdad así como para conseguir la construcción de una verdadera democracia.
Según Vanis Varoufakis "debemos luchar contra la austeridad que privatiza los bienes comunes y destruye los derechos sociales y laborales en lugar de hacer frente a las causas iniciales de la crisis, la desregulación del sistema financiero y la captura corporativa de las instituciones de la UE a través de los grandes lobbies y las puertas giratorias.
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RESUMEN
Varoufakis arremete contra la UE por abandonar a su suerte a Grecia. Esperaba que hubiese más solidaridad entre países pero se encontró con unos acreedores que no perdonaban la deuda a Grecia.
El exministro de Finanzas griego recordó que el mundo de Breton Woods diseñado en 1944 un sistema de cambios fijo vinculado al patrón dólar que permitió la estabilidad hasta 1971 cuando el presidente Richard Nixon desvinculó al dólar del patrón y abandonó a Europa a su suerte, la cual tuvo que crear una moneda nueva, el euro, con graves fallos de diseño (Nota; Varoufakis coincide con Stiglitz en "El euro").
En los primeros capítulos, el autor explica cómo funcionó el sistema económico después de Bretton Woods. El "Nixon Shock" de 1971, por el que el dólar se desvinculó del patrón de Bretton Woods y empezó a fluctuar, obligó a los países europeos a crear una serpiente monetaria que luego fue sustituida por el Sistema Monetario Europeo (SME). Estados Unidos tuvo que desvincularse del patrón dólar porque pasó de ser un país acreedor a uno deficitario a costa de las exportaciones de Alemania y Japón.
En los años 70, los países abandonaron la estabilidad que proporcionaba Bretton Woods y se lanzaron a una carrera inflacionista que tuvo que ser cortada en los 80.
La solución adoptada por Paul Vocker (director de la Reserva Federal en los años 80) fue subir los tipos de interés en Estados Unidos (hasta un 20 %) para atraer el capital europeo y japonés a Wall Street. A la vez, se reducían los costes salariales para hacer competitiva a la empresa. Inmensas sumas de dinero cruzaron el océano para financiar las operaciones bancarias y el doble déficit de Estados Unidos. El autor dice que mientras Estados Unidos logró por segunda vez desde 1945 controlar el mundo, el resto de los países, sobre todo los más pobres, se vieron abocados a elegir entre una caída salarial o el desempleo.
Este nuevo sistema, que conllevó la destrucción del antiguo sistema monetario y la desmembración del sistema global de comercio, supuso una época dorada para Wall Street, con una banca desregularizada y con la financiación por parte de todo el mundo, incluidos los capitales procedentes de Europa, Japón y China, de una gigantesco déficit. Este nuevo sistema desregularizado llegó a su fin en el 2008 cuando explotó la burbuja.
El autor señala que Alemania jamás habría aceptado un sistema de este tipo que suponía avivar un déficit comercial y otro público pero Estados Unidos vio una oportunidad para estimular su economía.
Por su parte, la Comunidad Europea tuvo que rehacer sus monedas intentando revivir un Bretton Wood a la europea pero la ilusión del euro explotó también en el 2008 y se agravó en el 2010.
Varoufakis también medita sobre la relación entre Francia y Alemania, en el sentido de que los alemanes veían como el marco alemán no obtenía mucha rentabilidad al prestarle dinero a Francia pero era una forma de mantener a flote a su socio comercial. Pero con los incentivos creados en Wall Street, el capital alemán encontró un filón de rentabilidad.
El autor es severo sobre los motivos que impulsaron la unión monetaria, pues el presidente francés Chirac y el alemán Koll fueron en peregrinaje a Aquisgrán para pedir que hubiese una unión monetaria. Para Varoufakis, el euro lo único que sirvió fue para que Alemania pagase indemnizaciones de guerra de forma subrepticia al apoyar con su moneda, el marco, la economía francesa, mediante la creación de la nueva moneda europea del euro.
El autor pasa luego a explicar lo que ocurrió tras la caída de la URSS en 1991. Una reunión urgente en Maastrich de los jefes de Estado de la CE llevó a iniciar la puesta en marcha de una moneda única y avanzar en el federalismo. Pero, según Varoufakis, lo que se estaba firmando entre bastidores era la consolidación del marco alemán en su versión llamada "euro" y la fundamentación del Bundesbank como banco central europeo al que quedaban supeditados París, Madrid, Roma o Atenas, que perdían su soberanía y quedaban sin la capacidad de elevar los tipos de interés.
La creación de un mercado común llevaba a la creación de un estado federativo para unificar normas y a la postre a una moneda única pero Dinamarca, en un referéndum que votó en contra del tratado de Maastrich, y Reino Unido, a través de los gobiernos conservadores, se mostraron reacios,
Inicialmente, Margareth Thatcher se metió en el Sistema Monetario Europeo (SME) para reducir la inflación (en dos años había caído al 2 %) pero una vez logrado ese objetivo su sucesor Major vio cómo la libra necesitaba ser rescatada.
La implantación del euro obligó a pasar por alto descarados incumplimientos de los requisitos de entrada que se exigían a cada país, como fue el caso de Italia o Grecia (y su famosa "creatividad contable"). Pero una vez dentro del euro, no había manera de salir porque no estaba contemplada. El país que lo intentase necesitaría un año para organizar su nueva moneda, que llegado el día ya estaría muy devaluada. Los países más débiles se encontraron atrapados en una trampa difícil de escapar porque, si entrar era muy fácil, una vez dentro se encontraron con que se les exigía de forma férrea que se ciñesen a los compromisos de Maastrich que ellos mismos habían diseñado y a los dictados de Bruselas para cumplir el déficit.
Tras el triunfo del tratado de Maastrich y la implantación del euro, los alemanes se encontraron con un exceso de superávit de euros que destinaron a los países del sur de Europa cuyos ciudadanos (con casa en propiedad) estaban menos endeudados que los del Norte (hipotecados hasta las cejas). El tema es que ahora no había monedas nacionales sino que todas compartían el euro. Había negocio seguro porque el tipo de interés estaba algo más alto en el Sur (4 %) que en el Norte (3 %) y quedaba un margen de beneficio del 0,5 % a multiplicar por el mayor número de créditos sin importar la solvencia.
Los consejeros bancarios de Frankfurt que tenían que decidir si concedían o no un préstamo en función de la solvencia antes eran los reyes y eran tratados por las empresas como marajás para que les financiasen. Pero a partir del año 2000 la cúpula de sus respectivos bancos les presionaron para que concediesen el mayor número de créditos y el superejecutivo pasó a ser un mandado al que los propios clientes desairaban a sabiendas de que el banquero debía colocar su exceso de capital. Hubo una gran fluidez de dinero hacia el sur y los turistas alemanes, holandeses o ingleses se escandalizaban al ver que sus vecinos del sur disfrutaban de un envidiable nivel de vida. Sería luego el reproche que las hormigas del Norte les harían a las "cigarras" del sur, que se endeudaron. Pero fueron los ciudadanos quienes se endeudaron, no los estados, cuya deuda en el 2008 estaba baja (en torno al 40 % del PIB)
Cuando en el 2008 quebró Lehman Brothers y hubo un riesgo sistémico por lo que el Banco Central Europeo tuvo que acudir al rescate de los países y sobre todo de la banca insolvente para evitar la quiebra. Cuenta Varoufakis que a Grecia se le prohibió pedir nuevos préstamos, se le impidió quebrar ni suspender pagos pero también se le denegó el rescate, por lo que no le quedaban opciones para salir de la recesión. Finalmente, el Banco Central creó un sistema ficticio para mantener vivos a bancos zombis y países insolventes. Todo se basaba en una ficción y en el hada de la confianza: el BCE no podía prestar directamente a los países pero podía prestar a los bancos. El hecho de que fuesen insolventes no importaba porque esos bancos compraba bonos de países insolventes garantizados por el BCE y los estados. Había una especie de circuito basado en una ficción por el que el flujo de dinero acababa indirectamente en los países y este truco permitió salvar a Grecia, entre otros. Pero ese capital no revertía en el ciudadano común sino que iba exclusivamente en salvar a bancos que técnicamente ya estaban quebrados pero se les mantenía con vida para evitar un riesgo sistémico.
El autor considera que el modo de actuación de la cúpula de la UE con los países más débiles roza la "maldad" porque usan a Grecia, Portugal o España como cobayas del sufrimiento de la austeridad para asustar a Francia e Italia y obligarlas a no alejarse del déficit. Según Varoufakis, la élite de la UE sabía de sobra que sus políticas para subir el IVA en Portugal iba a retraer la demanda y agravar la recesión, como así ocurrió pero el objetivo es que Francia e Italia captasen el mensaje de que debían subir el IVA. Que las poblaciones de Europa del sur sufriesen era algo que les tenía sin cuidado.
Varoufakis sigue una línea apuntada por el autor de "Algo va mal" (Tony Judt) y el de "Indignados" de que la creación de la comunidad europea sigue una sospechosa trayectoria y un modo de actuar que recuerda a viejos discursos proeuropeos de los jerifaltes alemanes de los años 30 y 40 donde hablaban de una "integración armónica" de la comunidad europea. Hay algo en todo esto que no va bien.
El autor no puede hablar de que exista totalitarismo en la UE, por supuesto, pero sí que observa una especie de dictado o dirigismo burocrático o tecnocrático y en todo caso alejado de los modos habituales democráticos y todo ello envuelto en eufemismos. Cree que la ciudadanía no entiende lo que está pasando pero que cada vez que ha tenido oportunidad, al menos en Dinamarca o Gran Bretaña, ha rechazado la integración monetaria tal y como está concebida, pues restringe las libertades nacionales y da un gran poder a Alemania por la fortaleza de su moneda. No cree que haya ningún tipo de solidaridad entre países.
Compara lo que ha sucedido en la UE con la historia de un antiguo fascista griego, reconvertido a brutal policía y protector de las propiedades de una mujer excomunista con dos hijos a la que convirtió en su esposa y luego, cuando sus camaradas lo expulsaron por su exceso de brutalidad, hizo vivir a su familia un infierno de malos tratos. Un mal negocio para la mujer.
Varoufakis dice que los gobiernos europeos son cautivos de una serie de falsas alternativas
- Entre la estabilidad y el crecimiento
- entre la austeridad y el estímulo
- entre el macabro abrazo entre los bancos insolventes y los gobiernos insolventes y una admirada pero indefinida e indefinidamente aplazada unión bancaria
- entre el principio de deudas soberanas perfectamente separables y la supuesta necesidad de convencer a los paises con superávit para que financien el resto
- entre la soberanía nacional y el federalismo
Esto causa una crisis de legitimidad del proyecto europeo y amenazan con desencadenar una catastrófica crisis humanitaria, social y democrática
La verdadera alternativa esta entre la deflación de "empobrecer al vecino" y una recuperación liderada por las inversiones combinada con la estabilización global. El capital global financiará la recuperación a través de la inversión , aportado por fondos soberanos de inversión y por los fondos de pensiones que buscan oportunidades a largo plazo, mediante mecanismos de pagos Target2.
De esta forma, los contribuyentes alemanes con súperavit no deberían financiar el programa europeo de Recuperación Económica 2020, la reestructuración de la deuda soberana, la reabsorción de la crisis bancaria o el programa de emergencia humanitaria que tan urgentemente necesita la periferia europea.
La propuesta es
- Programa bancario caso a caso (CCBP)
- Programa limitado de conversión de deuda
- Programa de inversión para la recuperación y la convergencia ( BEI o EIB debe invertir en grandes proyectos de infraestructuras, el FEI o EIF en startups, sme, empresas de innovación tecnológica, e investigación en energías renovables
- programa de urgencia de solidaridad social para luchar contra el incremento de la pobreza
La idea es financiar el programa con fondos Target2 (sistema de transferencia instantánea de fondos entre los bancos centrales que conforman el sistema europeo de bancos centrales y que tras la crisis está en desequilibrio). La idea es que los intereses acumulados en los bancos centrales de los países deficitarios sean canalizados hacia una cuenta que financiaría el programa de solidaridad social de emergencia. Otra idea seria crear un impuesto de la UE que grave las transacciones financieras o los balances empresariales. Así, el programa no se financia mediante transferencias fiscales ni a través de impuestos nacionales.
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Resumen de libro "La sociedad del descenso", de Oliver Nachtwey (2017)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, estructura social, clases sociales,
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Ficha técnica
Título: "La sociedad del descenso"
Subtítulo: "Precariedad y desigualdad en la era posdemocrática"
Título en alemán: "Die Abstiegsgesellschaft"
Autor: Oliver Nachtwey
Fecha de publicación: Berlín, 2017
Publicación en español: Espasa Libros, Paidós, Estado y Sociedad, Barcelona, 2017
Número de páginas: 233
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Biografía del autor Oliver Nachtwey (hasta el 2017)
Oliver Nachtwey, nacido en 1975, es "fellow" del Instituto de Investigaciones Sociológicas de Fráncfort. Ha enseñado e investigado en las universidades de Jena, Tréveris, Darmstadt y Fráncfort.
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Texto de la contraportada
"El ADN político de las protestas actuales lo constituyen los derechos sociales y políticos; la democracia y la igualdad de derechos son el motor principal del nuevo conflicto democrático-social" (Oliver Nachtwey)
"El ascensor social parece haber frenado, los títulos universitarios ya no dan seguridad y los trabajos son cada vez más precarios. Pero ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Por qué la movilidad social ha sufrido un revés y ya no va en ascenso sino en descenso? ¿Es la nuestra una sociedad regresiva, precaria y polarizada?
El prestigioso analista Oliver Nachtwey revisa las causas de esta tendencia y analiza los conflictos que ello genera. Si bien la salida de la crisis parece estar llegando, los enfrentamientos que están afectando a toda Europa son cada vez más evidentes: nuevos movimientos de izquierda y luchas obreras por un lado y, por el otro, protestas xenófobas y populismo de derechas. Un análisis certero y agudo de la realidad social que estamos viviendo".
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ÍNDICE
1. La modernidad social
2. Un capitalismo (casi) sin crecimiento
3. La modernización regresiva
4. El descenso social
5. (Re)acciones en contra
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RESUMEN
Comentarios iniciales: Certero diagnóstico de la época 1971-2018 en el que el autor explica de forma clara y concisa cuestiones como el estancamiento del crecimiento económico, la precariedad, el desmoronamiento del Estado del Bienestar, el aumento de la desigualdad y otras cuestiones.
El autor dice que entre 1945 y 1971 hubo una época dorada impulsada por el Estado del Bienestar (un producto del keynesianismo económico y patriarcal) donde todos los trabajadores tenían su vida resuelta. Había un crecimiento anual del 4,8 %, un Estado del Bienestar que ofrecía educación y sanidad gratis para todos, pleno empleo, salarios en continuo aumento, un ascensor social gracias al que el obrero subía de categoría y sueldo y su hijo entraba en la universidad, empleo seguro para toda la vida, pero con algunos puntos oscuros como el hecho de que las mujeres quedaban confinadas como amas de casa y las minorías étnicas y otros colectivos quedaban marginados. Pero a efectos generales suponía un gran avance respecto a épocas pasadas porque ofrecía una gran estabilidad a los trabajadores y las familias y oportunidades de ascenso y una mayor igualdad vertical entre clases (no había igualdad horizontal, ya que las mujeres quedaban relegadas). Se llegó a decir que el sistema de clases había desaparecido pero, según el autor, siguió latente hasta que volvió a aflorar a partir de la crisis del 2008.
Este sistema basado en el Estado del Bienestar (y los 30 años gloriosos) se comenzó a desmontar a partir de 1971, cuando el presidente Nixon renunció al sistema económico diseñado en Bretton Woods en 1945 [nota del lector: a Nixon no le quedó otro remedio para relanzar la economía] y que supuso un cambio del patrón dólar. A partir de ahí comenzó un periodo de inestabilidad financiera debido a la mayor flexibilidad de los mercados y desregulación del sector, con lo que hubo una cadena de borrascas o crisis concatenadas (1973, 1979, 1980, 1987, 1992, 1999-2000, 2008) y con un desempleo mayor, así como mayor precariedad laboral, estancamiento, falta de crecimiento económico (solo un 2 % o un 3 %), así como una mayor desigualdad entre clases.
La idea del "estancamiento secular" (parón económico entre 1971 y 2016) se remonta a Keynes (en el contexto de la Gran Depresión) pero la más reciente procede del expresidente del Banco Mundial y exsecretario del Tesoro estadounidense Larry Summers y el premio Nobel de Economía Paul Krugman. Definen así a la fase actual de desarrollo capitalista. Según el autor, temían que los Estados industrializados estuvieran sometidos a un periodo perdurable (de ahí lo de "secular") de crecimiento económico muy bajo. Por ello, un capitalismo (casi) sin crecimiento podría convertirse en la "nueva normalidad" y, de hecho, afirma el autor, "en el octavo año de la gran crisis (2008-2016), la economía no ha reflotado todavía. El banco HSBC pronostica que por ahora no va a haber un retorno al camino del crecimiento autosostenido, cree que las naciones industrializadas han llegado al final de una larga área de expansión y espera un periodo de estancamiento. "Los pasados de los pasados decenios (pensemos en la liberalización del comercio mundial, las innovaciones tecnológicas, un "capital humano" mejor formado o la integración de la mujer en el mercado laboral ya se han agotado" (King, 2013). Estamos, por tanto, ante un "capitalismo poscrecimiento".
A efectos de la mejora de vida de los trabajadores (la llamada "modernidad social"), el autor admite que en el Estado del Bienestar había un "ascensor social" en el que el rico y el pobre subían juntos en el mismo elevador (el hijo del obrero entraba en la Universidad) pero que en el nuevo sistema desrregulado actual funciona una "escalera mecánica" donde los más ricos van en la parte delantera y una vez que llegan primeros a la primera planta pueden hacer allí sus "compras" o subir a una planta más alta. En cambio, los que vienen detrás no solo nunca llegan a la planta primera sino que, encima, la escalera mecánica cambia de sentido y empieza a bajar, por lo que la movilidad social es en descenso, hacia puestos de trabajo precarios y con salarios próximos a la pobreza (el hijo del obrero que se tituló en la Universidad ahora trabaja en horario partido como cuidador en una guardería).
Respecto a las crisis, el autor dice que entre 1971 y 2016 (época de la regresión social y de estancamiento) hubo una especie de oasis de mejora económica (entre 1980 y 2008) pero sin que esto alterase la nueva estructura basada en la precariedad y el renacer de las clases y la desigualdad ya preconfigurada.
El autor habla de una "modernidad social" en referencia a que entre 1971 y el 2016 se mejoró la condición laboral de la mujer (que se reincorporó a los puestos de trabajo) y de las minorías étnicas, para las que hubo una discriminación positiva. Pero a nivel de crecimiento económico, cree que hubo un "parón" tecnológico. Señala que la revolución informática (Internet, smartphone) tuvo una incidencia e impacto mucho menor que otras tecnologías de consumo como la llegada del coche barato, la lavadora o el teléfono, que entraron en los hogares de forma masiva. Un ejemplo es que ahora aquel que es considerado un "pobre" tiene en su casa todo tipo de modernos aparatos electrodomésticos y cubre sus necesidades primarias básicas.
En las gráficas desde 1970 a 2016 se observa una tendencia a la baja que revela que el modelo está agotado por falta de crecimiento económico (es lo que llama capitalismo sin crecimiento). La solución para generar recursos fue privatizar todo el sector público, convertir en negocio la sanidad, crear nuevos "nichos" (educación, sanidad) que antes estaban gestionados por el sector público en aras de la eficiencia. Pero dice que el autor que el problema de esta ideología neoliberal es que se convirtió en "totalitaria" desde el momento en que la "ideología de mercado" se inmiscuyó e impregnó la vida privada de la gente y metió su discurso mercantilista en los hogares. Además, el contribuyente y ciudadano pasa a ser "cliente". Esto se ha generalizado tanto que incluso en la Administración Público los funcionarios deben tratar a los ciudadanos como "clientes". Al Gobierno de los mercados se le denomina ahora "posdemocracia".
En las gráficas se observa como en 1971, los salarios estaban ligados a la productividad pero, a partir de esa fecha, los salarios se quedan estancados mientras que la productividad aumenta. [nota del lector: esto podría deberse a los llamados efectos invisibles de la revolución informática: si un oficinista hacía un trabajo en una jornada, ahora lo hace en medio gracias a los ordenadores pero su salario sigue siendo el mismo o más bajo]
En una de las gráficas, se puede ver cómo el desarrollo del PIB en Alemania y la UE se desploma entre 1961 y el 2012 (a pesar de los altibajos, hay que fijarse en la progresión lineal, la línea que une ambos extremos del período, que es claramente descendente). En la OCDE, el resultado desde 1971 a 2010 es el mismo (la media de crecimiento baja del 4 % al 2 %).
En otra gráfica se ve como la tasa de beneficio empresarial también baja del 23 % al 15 %, o se mantiene estable entre el 11 y el 13 %.
A ello se suma, según otra gráfica, que el desarrollo de la tasa de inversión bruta a nivel mundial y la OCDE entre 1960 y el 2012 se hundió del 22 al 21 % (en el mundo) y del 21 al 19 (en la OCDE). En el caso de Alemania, cae del 25 % del PIB al 17.
Una de las matizaciones que hace el autor es que, aparentemente, el sector industrial disminuyó y ahora es prioritario el de servicios pero sospecha que la industria sigue ahí pero desmenuzada: antes una empresa automovilística se incluía como industrial (lo que incluía la cadena de montaje pero también las oficinas o la cantina) pero ahora la matriz se ha difuminado en miniempresas separadas (una para el I+D, otra para la cantina, otra para la contabilidad) que ya no son computadas como sector industrial sino como servicios.
En cuanto a los salarios, distingue entre salarios reales (99,1 %) y salarios del convenio (108), por lo que detecta un desfase.
Otra de las claves es la externalización y partición de una gran empresa en una miríada de sociedades, cada una sin convenio colectivo y salarios baratos, lo que supone una pérdida de estatus para los trabajadores.
El autor señala que en la "modernidad social" (1945-1971) se nivelaban hacia arriba las posiciones de clase, especialmente mediante la concesión de iguales derechos cívicos. Pero en la "modernidad regresiva" (1971-2016), en cambio, con la "sociedad del descenso" se constituye una multiplicidad de estructuraciones de clase orientadas hacia abajo. La mayor parte de los trabajadores "free lance" o interinos llevan una vida precaria. El autor indica que para unos pocos (por ejemplo, los especialistas en tecnologías de la información) es una ganancia de autonomía (sin jefes ni horarios). De ahí que no se produzca (como esperaban hasta hace bien poco algunas personalidades importantes (Standing, 2011), la formación de un "precariado" como nueva clase social. El autor añade que "hasta ahora no ha surgido ni un potencial de acción ni una conciencia de clase capaces de arrastrar a las masas". Como tampoco hay un precariado, sino muchos precariados (Bude, 2006).
Una de las cuestiones que plantea Nachtwey es si se puede dar un nuevo conflicto de clases ahora que ya no hay clases (tras finalizar la lucha obrera y canalizarla a través de los convenios de empresa creados en el Estado de Bienestar y luego alcanzar la ansiada clase media sin que apenas hubiese huelgas destacables a cambio de implantar un salario mínimo; y una vez que el debate se centró en las subidas del IPC o mejoras del convenio o cuotas políticas, el sindicalismo perdió parte de su caracter moral), o si va a haber otro tipo de conflictos ya que la afiliación a los sindicatos es muy baja. El propio concepto de clase parece trasnochado o una reliquia anacrónica pero resurge con el aumento de desigualdades entre ricos y pobres a partir del 2008. Por un lado, afirma, hay un grupo que siente rencor y resentimiento porque sabe que ya nunca más va a poder escalar socialmente y se verá relegado a puestos poco remunerados.
Por otro lado, la sociedad del descenso se caracteriza por una creciente desigualdad y los derechos sociales y económicos del ciudadano se ven una y otra vez pisoteados y no dejan de surgir nuevas estructuraciones de clase.
Añade que en la posdemocracia, los canales de articulación de los intereses se ven obstruidos por el consenso en cuanto a los condicionantes, lo que produce una "crisis de representación" de la democracia parlamentaria. Los problemas de legitimización se producen por las nuevas desigualdades sociales y democráticas que el "viejo" Estado tardocapitalista había conseguido reducir.
Menciona la Agenda 2010 como una nueva fase de la liberalización del mercado laboral en Alemania (los minijobs).
El autor señala que, a partir del 2008, hay miniconflictos, como por ejemplo, las acampadas de los indignados de España (germen del partido Podemos). En el 2015, hubo una ola de huelgas en la Administración alemana e incluso en Amazon. Las luchas obreras ahora se han trasladado al sector servicios (donde los convenios colectivos fueron "perforados"). Los sindicatos, tras las privatizaciones, quedaron muy debilitados. Ahora las protestas son "flashmobs", consignas en la ropa, campañas de Internet y además se consulta a las bases. Incluso hubo una protesta de limpiadoras (las "invisibles"), los sanitarios (por razones de una ética profesional que no es atendida) o los comerciantes minoristas, en general para que el patrono les concediese su estatus de empleado. No solo eso sino que una mujer inmigrante tiene difícil aspirar a entrar en un convenio colectivo.
El autor comenta que los conflictos laborales están aumentando de nuevo pero con un contenido añadido (por ejemplo, un reparto más equitativo de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos, la vivienda, la calidad de vida urbana). Esto se debe a que el sector que protesta es el de los servicios industriales, que están afincados en las ciudades. De ahí que también haya quejas por la "gentrificación" (la expulsión de los pobres de los barrios urbanos), o por la falta de guarderías.
Otro tipo de protestas se refieren a las acaecidas en el sur de Europa tras el colapso financiero del 2008 que incluyó drásticos programas de austeridad en los países en crisis. El Estado social quedó desmantelado y se recortaron las prestaciones en el sector sanitario y educativo. Curiosamente, un activista convocó una manifestación en Facebook contra la precariedad y fue más gente que a otra que organizaron fuerzas de izquierdas.
A todo esto se suman las revueltas urbanas en Francia o Reino Unido en barrios estigmatizados y deprimidos (las "banlieues" parisinas). Eran revueltas sin programa ni acción colectiva. Parecía más una descarga emocional o ira.
En el caso de Occupy Wall Street o los Indignados españoles, se ocuparon plazas y se hicieron acampadas a modo de laboratorios. Luchaban por los derechos civiles y la participación ciudadana. Eran movimientos urbanos que denunciaban el incumplimiento de la promesa del capitalismo moderno de garantizar tanto la igualdad en la prestación de servicios y oportunidades como el ascenso y la seguridad sociales mediante la educación y la formación. El autor dice que estos movimientos son el resultado de la "desinstitucionalización" del conflicto social y expresión del descontento porque al acabar la carrera a los estudiantes les esperaban trabajos precarios e infracualificados y el paro (es la "sublevación de los diplomados", según Kraushaar).
En el caso de la generación española, tienen un nivel de cualificación históricamente sin precedentes, domina varios idiomas extranjeros y asesora experiencias en el extranjero. Pero sus miembros, llegados a una cierta edad, no pueden fundar una familia y no tienen más remedio que seguir viviendo con sus padres, pues ni tienen derecho a prestaciones sociales ni se pueden alquilar una habitación en un piso compartido.
Posteriormente, el movimiento se reorientó (compromiso con los barrios, antidesahucios, solidaridad local con comedores) y surgió el partido populista democrático Podemos con su mensaje anti-casta, se gobierna por círculos aunque luego apostó por un liderazgo carismático, según dice el autor.
En la misma época surgieron la Primavera Árabe y Occupy Wall Street. [nota del lector: es evidente que estamos ante un conflicto generacional en varias partes del mundo debido a la presión demográfica, ya que casualmente los manifestantes de todos estos movimientos eran gente joven muy descontenta]
El autor señala que lo que aglutinaba a los manifestantes de Occupy Wall Street y a otras protestas a nivel internacional era el eslogan "somos el 99 %", ese enorme grupo de gente que quedó excluido del bienestar social y de toda posibilidad de influjo político. Pedían redistribución económica (la sociedad del descenso) y la del dominio público (la posdemocracia), así como a que esté representada la mayoría de la población.
Otro detalle es que estos nuevos movimientos sociales defendían una postura "posmaterial": para ellos, la autonomía, la participación y la autodeterminación eran tan importantes como la creatividad y la libertad. A mayores, Occupy Wall Street hizo crítica social y pidió más justicia social y una justa redistribución de la riqueza.
Estos nuevos movimientos defendían unos "proyectos en la sociedad" y no "la sociedad como proyecto" del movimiento obrero. Era un movimiento antisistémico que incluía como proyecto a toda la sociedad (criticaba el papel de los bancos en la crisis financiera como elementos relevantes del sistema, el capitalismo había experimentado un cambio sistémico y la democracia corría pareja al orden político. Surgió una especie de populismo democrático en contra del "establishment", se desmarcaban de los tradicionales partidos y sindicatos (las élites) y asociaban el conflicto social al llamamiento de una "verdadera democracia para toda la humanidad". Era un impulso radical-democrático que constituía una política antiinstitucional (la política de la primera persona y el rechazo a la figura de los delegados).
Populismos
El último capítulo está dedicado al populismo. Dice que hay una nueva figura que es el "ciudadano rabioso", entre los que abundan nostálgicos del mayo del 68 que ahora son burgueses, así como expertos (delegan las decisiones en profesionales y forman parte del proceso posdemocrático). Hay latente un "conato autoritario" que apuesta por una convivencia eficientemente conducida por expertos.
El autor añade que a esto se suma otro tipo de protesta ciudadana de los privilegiados (pone como ejemplo a Pegida, en Alemania oriental y sajona), que proclama: "somos el pueblo". Es una corriente neoautoritaria basada en el resentimiento. El autor dice que es la expresión de una clase media aquejada y radicalizada por el miedo al descenso y de una rebelión regresiva en contra de una democracia "configurada a imagen de los mercados".
En el resto de Alemania hay los llamados movimientos "pro" (pro esto, pro lo otro) que se hacían pasar por movimientos ciudadanos pero que, según el autor, en el fondo alentaban un fuerte resentimiento antiislámico y pro extrema derecha.
En el caso de Pegida se desmarca de la extrema derecha y hace hincapié en el carácter ciudadano de sus consignas derivadas de kos valores occidentales de la Ilustración, la democracia, la libertad, la autodeterminación y el Estado de Derecho. Es una variante regresiva de la nueva protesta política. Al igual que con ocupa Wall Street, los ciudadanos salen para reclamar democracia, redistribución de recursos y jerarquía social, pero ahora estás consignas las gritan "enrabietados" ciudadanos de derechas. Las críticas también son contra los de arriba (políticos, empresas, periodistas). También hay un movimiento social identitario por la integración cultural y los valores de un mundo que ha perdido el norte. No se trata tanto de una cuestión de reconocimiento o de diferencia étnica como del contenido de unos derechos consolidados.
Añade el autor que para la clase media baja, la dura competencia social y la lucha por el bienestar, así como las frustradas expectativas respecto al ascenso y a la seguridad son las principales factores que conducen a una "desnormativización" y "barbarización" de los conflictos sociales.
El autor ve detrás una reproducción del autoritarismo en la empresa que favorece la desvalorización de los demás.
Concluye que en el capitalismo poscrecimiento cada vez hay menos grupos que avanzan en el plano social pues para los buenos puestos de trabajo hay demasiados solicitantes con alta cualificación. Ahora, uno tiene algo que perder, la precariedad no delata un fracaso personal sino que es una experiencia colectiva.por otra parte, las nuevas protestas son descentralizadasus y hay mayor participación democrática. Hay protestas a favor de la democracia y la igualdad de derechos. hay un conflicto democrático-social (algunos ven un peligroso desgarro).
Para el autor, la modernidad social no va a volver. Teme que la modernización regresiva y la política posdemocracia puedan generar una corriente autoritaria que se enajene y vacíe los fundamentos liberales de nuestra sociedad. Es el gemelo malvado de la rebelión democrática, alimentado por una mezcla de resentimiento antidemocratico y de pulsión religioso-identitaria. Por eso propone buscar alternativas para hacer una modernidad solidaria.
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Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, estructura social, clases sociales,
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Ficha técnica
Título: "La sociedad del descenso"
Subtítulo: "Precariedad y desigualdad en la era posdemocrática"
Título en alemán: "Die Abstiegsgesellschaft"
Autor: Oliver Nachtwey
Fecha de publicación: Berlín, 2017
Publicación en español: Espasa Libros, Paidós, Estado y Sociedad, Barcelona, 2017
Número de páginas: 233
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El autor dice que entre 1945 y 1971 hubo una época dorada impulsada por el Estado del Bienestar (un producto del keynesianismo económico y patriarcal) donde todos los trabajadores tenían su vida resuelta. Había un crecimiento anual del 4,8 %, un Estado del Bienestar que ofrecía educación y sanidad gratis para todos, pleno empleo, salarios en continuo aumento, un ascensor social gracias al que el obrero subía de categoría y sueldo y su hijo entraba en la universidad, empleo seguro para toda la vida, pero con algunos puntos oscuros como el hecho de que las mujeres quedaban confinadas como amas de casa y las minorías étnicas y otros colectivos quedaban marginados. Pero a efectos generales suponía un gran avance respecto a épocas pasadas porque ofrecía una gran estabilidad a los trabajadores y las familias y oportunidades de ascenso y una mayor igualdad vertical entre clases (no había igualdad horizontal, ya que las mujeres quedaban relegadas). Se llegó a decir que el sistema de clases había desaparecido pero, según el autor, siguió latente hasta que volvió a aflorar a partir de la crisis del 2008.
Este sistema basado en el Estado del Bienestar (y los 30 años gloriosos) se comenzó a desmontar a partir de 1971, cuando el presidente Nixon renunció al sistema económico diseñado en Bretton Woods en 1945 [nota del lector: a Nixon no le quedó otro remedio para relanzar la economía] y que supuso un cambio del patrón dólar. A partir de ahí comenzó un periodo de inestabilidad financiera debido a la mayor flexibilidad de los mercados y desregulación del sector, con lo que hubo una cadena de borrascas o crisis concatenadas (1973, 1979, 1980, 1987, 1992, 1999-2000, 2008) y con un desempleo mayor, así como mayor precariedad laboral, estancamiento, falta de crecimiento económico (solo un 2 % o un 3 %), así como una mayor desigualdad entre clases.
La idea del "estancamiento secular" (parón económico entre 1971 y 2016) se remonta a Keynes (en el contexto de la Gran Depresión) pero la más reciente procede del expresidente del Banco Mundial y exsecretario del Tesoro estadounidense Larry Summers y el premio Nobel de Economía Paul Krugman. Definen así a la fase actual de desarrollo capitalista. Según el autor, temían que los Estados industrializados estuvieran sometidos a un periodo perdurable (de ahí lo de "secular") de crecimiento económico muy bajo. Por ello, un capitalismo (casi) sin crecimiento podría convertirse en la "nueva normalidad" y, de hecho, afirma el autor, "en el octavo año de la gran crisis (2008-2016), la economía no ha reflotado todavía. El banco HSBC pronostica que por ahora no va a haber un retorno al camino del crecimiento autosostenido, cree que las naciones industrializadas han llegado al final de una larga área de expansión y espera un periodo de estancamiento. "Los pasados de los pasados decenios (pensemos en la liberalización del comercio mundial, las innovaciones tecnológicas, un "capital humano" mejor formado o la integración de la mujer en el mercado laboral ya se han agotado" (King, 2013). Estamos, por tanto, ante un "capitalismo poscrecimiento".
A efectos de la mejora de vida de los trabajadores (la llamada "modernidad social"), el autor admite que en el Estado del Bienestar había un "ascensor social" en el que el rico y el pobre subían juntos en el mismo elevador (el hijo del obrero entraba en la Universidad) pero que en el nuevo sistema desrregulado actual funciona una "escalera mecánica" donde los más ricos van en la parte delantera y una vez que llegan primeros a la primera planta pueden hacer allí sus "compras" o subir a una planta más alta. En cambio, los que vienen detrás no solo nunca llegan a la planta primera sino que, encima, la escalera mecánica cambia de sentido y empieza a bajar, por lo que la movilidad social es en descenso, hacia puestos de trabajo precarios y con salarios próximos a la pobreza (el hijo del obrero que se tituló en la Universidad ahora trabaja en horario partido como cuidador en una guardería).
Respecto a las crisis, el autor dice que entre 1971 y 2016 (época de la regresión social y de estancamiento) hubo una especie de oasis de mejora económica (entre 1980 y 2008) pero sin que esto alterase la nueva estructura basada en la precariedad y el renacer de las clases y la desigualdad ya preconfigurada.
El autor habla de una "modernidad social" en referencia a que entre 1971 y el 2016 se mejoró la condición laboral de la mujer (que se reincorporó a los puestos de trabajo) y de las minorías étnicas, para las que hubo una discriminación positiva. Pero a nivel de crecimiento económico, cree que hubo un "parón" tecnológico. Señala que la revolución informática (Internet, smartphone) tuvo una incidencia e impacto mucho menor que otras tecnologías de consumo como la llegada del coche barato, la lavadora o el teléfono, que entraron en los hogares de forma masiva. Un ejemplo es que ahora aquel que es considerado un "pobre" tiene en su casa todo tipo de modernos aparatos electrodomésticos y cubre sus necesidades primarias básicas.
En las gráficas desde 1970 a 2016 se observa una tendencia a la baja que revela que el modelo está agotado por falta de crecimiento económico (es lo que llama capitalismo sin crecimiento). La solución para generar recursos fue privatizar todo el sector público, convertir en negocio la sanidad, crear nuevos "nichos" (educación, sanidad) que antes estaban gestionados por el sector público en aras de la eficiencia. Pero dice que el autor que el problema de esta ideología neoliberal es que se convirtió en "totalitaria" desde el momento en que la "ideología de mercado" se inmiscuyó e impregnó la vida privada de la gente y metió su discurso mercantilista en los hogares. Además, el contribuyente y ciudadano pasa a ser "cliente". Esto se ha generalizado tanto que incluso en la Administración Público los funcionarios deben tratar a los ciudadanos como "clientes". Al Gobierno de los mercados se le denomina ahora "posdemocracia".
En las gráficas se observa como en 1971, los salarios estaban ligados a la productividad pero, a partir de esa fecha, los salarios se quedan estancados mientras que la productividad aumenta. [nota del lector: esto podría deberse a los llamados efectos invisibles de la revolución informática: si un oficinista hacía un trabajo en una jornada, ahora lo hace en medio gracias a los ordenadores pero su salario sigue siendo el mismo o más bajo]
En una de las gráficas, se puede ver cómo el desarrollo del PIB en Alemania y la UE se desploma entre 1961 y el 2012 (a pesar de los altibajos, hay que fijarse en la progresión lineal, la línea que une ambos extremos del período, que es claramente descendente). En la OCDE, el resultado desde 1971 a 2010 es el mismo (la media de crecimiento baja del 4 % al 2 %).
En otra gráfica se ve como la tasa de beneficio empresarial también baja del 23 % al 15 %, o se mantiene estable entre el 11 y el 13 %.
A ello se suma, según otra gráfica, que el desarrollo de la tasa de inversión bruta a nivel mundial y la OCDE entre 1960 y el 2012 se hundió del 22 al 21 % (en el mundo) y del 21 al 19 (en la OCDE). En el caso de Alemania, cae del 25 % del PIB al 17.
Una de las matizaciones que hace el autor es que, aparentemente, el sector industrial disminuyó y ahora es prioritario el de servicios pero sospecha que la industria sigue ahí pero desmenuzada: antes una empresa automovilística se incluía como industrial (lo que incluía la cadena de montaje pero también las oficinas o la cantina) pero ahora la matriz se ha difuminado en miniempresas separadas (una para el I+D, otra para la cantina, otra para la contabilidad) que ya no son computadas como sector industrial sino como servicios.
En cuanto a los salarios, distingue entre salarios reales (99,1 %) y salarios del convenio (108), por lo que detecta un desfase.
Otra de las claves es la externalización y partición de una gran empresa en una miríada de sociedades, cada una sin convenio colectivo y salarios baratos, lo que supone una pérdida de estatus para los trabajadores.
El autor señala que en la "modernidad social" (1945-1971) se nivelaban hacia arriba las posiciones de clase, especialmente mediante la concesión de iguales derechos cívicos. Pero en la "modernidad regresiva" (1971-2016), en cambio, con la "sociedad del descenso" se constituye una multiplicidad de estructuraciones de clase orientadas hacia abajo. La mayor parte de los trabajadores "free lance" o interinos llevan una vida precaria. El autor indica que para unos pocos (por ejemplo, los especialistas en tecnologías de la información) es una ganancia de autonomía (sin jefes ni horarios). De ahí que no se produzca (como esperaban hasta hace bien poco algunas personalidades importantes (Standing, 2011), la formación de un "precariado" como nueva clase social. El autor añade que "hasta ahora no ha surgido ni un potencial de acción ni una conciencia de clase capaces de arrastrar a las masas". Como tampoco hay un precariado, sino muchos precariados (Bude, 2006).
Una de las cuestiones que plantea Nachtwey es si se puede dar un nuevo conflicto de clases ahora que ya no hay clases (tras finalizar la lucha obrera y canalizarla a través de los convenios de empresa creados en el Estado de Bienestar y luego alcanzar la ansiada clase media sin que apenas hubiese huelgas destacables a cambio de implantar un salario mínimo; y una vez que el debate se centró en las subidas del IPC o mejoras del convenio o cuotas políticas, el sindicalismo perdió parte de su caracter moral), o si va a haber otro tipo de conflictos ya que la afiliación a los sindicatos es muy baja. El propio concepto de clase parece trasnochado o una reliquia anacrónica pero resurge con el aumento de desigualdades entre ricos y pobres a partir del 2008. Por un lado, afirma, hay un grupo que siente rencor y resentimiento porque sabe que ya nunca más va a poder escalar socialmente y se verá relegado a puestos poco remunerados.
Por otro lado, la sociedad del descenso se caracteriza por una creciente desigualdad y los derechos sociales y económicos del ciudadano se ven una y otra vez pisoteados y no dejan de surgir nuevas estructuraciones de clase.
Añade que en la posdemocracia, los canales de articulación de los intereses se ven obstruidos por el consenso en cuanto a los condicionantes, lo que produce una "crisis de representación" de la democracia parlamentaria. Los problemas de legitimización se producen por las nuevas desigualdades sociales y democráticas que el "viejo" Estado tardocapitalista había conseguido reducir.
Menciona la Agenda 2010 como una nueva fase de la liberalización del mercado laboral en Alemania (los minijobs).
El autor señala que, a partir del 2008, hay miniconflictos, como por ejemplo, las acampadas de los indignados de España (germen del partido Podemos). En el 2015, hubo una ola de huelgas en la Administración alemana e incluso en Amazon. Las luchas obreras ahora se han trasladado al sector servicios (donde los convenios colectivos fueron "perforados"). Los sindicatos, tras las privatizaciones, quedaron muy debilitados. Ahora las protestas son "flashmobs", consignas en la ropa, campañas de Internet y además se consulta a las bases. Incluso hubo una protesta de limpiadoras (las "invisibles"), los sanitarios (por razones de una ética profesional que no es atendida) o los comerciantes minoristas, en general para que el patrono les concediese su estatus de empleado. No solo eso sino que una mujer inmigrante tiene difícil aspirar a entrar en un convenio colectivo.
El autor comenta que los conflictos laborales están aumentando de nuevo pero con un contenido añadido (por ejemplo, un reparto más equitativo de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos, la vivienda, la calidad de vida urbana). Esto se debe a que el sector que protesta es el de los servicios industriales, que están afincados en las ciudades. De ahí que también haya quejas por la "gentrificación" (la expulsión de los pobres de los barrios urbanos), o por la falta de guarderías.
Otro tipo de protestas se refieren a las acaecidas en el sur de Europa tras el colapso financiero del 2008 que incluyó drásticos programas de austeridad en los países en crisis. El Estado social quedó desmantelado y se recortaron las prestaciones en el sector sanitario y educativo. Curiosamente, un activista convocó una manifestación en Facebook contra la precariedad y fue más gente que a otra que organizaron fuerzas de izquierdas.
A todo esto se suman las revueltas urbanas en Francia o Reino Unido en barrios estigmatizados y deprimidos (las "banlieues" parisinas). Eran revueltas sin programa ni acción colectiva. Parecía más una descarga emocional o ira.
En el caso de Occupy Wall Street o los Indignados españoles, se ocuparon plazas y se hicieron acampadas a modo de laboratorios. Luchaban por los derechos civiles y la participación ciudadana. Eran movimientos urbanos que denunciaban el incumplimiento de la promesa del capitalismo moderno de garantizar tanto la igualdad en la prestación de servicios y oportunidades como el ascenso y la seguridad sociales mediante la educación y la formación. El autor dice que estos movimientos son el resultado de la "desinstitucionalización" del conflicto social y expresión del descontento porque al acabar la carrera a los estudiantes les esperaban trabajos precarios e infracualificados y el paro (es la "sublevación de los diplomados", según Kraushaar).
En el caso de la generación española, tienen un nivel de cualificación históricamente sin precedentes, domina varios idiomas extranjeros y asesora experiencias en el extranjero. Pero sus miembros, llegados a una cierta edad, no pueden fundar una familia y no tienen más remedio que seguir viviendo con sus padres, pues ni tienen derecho a prestaciones sociales ni se pueden alquilar una habitación en un piso compartido.
Posteriormente, el movimiento se reorientó (compromiso con los barrios, antidesahucios, solidaridad local con comedores) y surgió el partido populista democrático Podemos con su mensaje anti-casta, se gobierna por círculos aunque luego apostó por un liderazgo carismático, según dice el autor.
En la misma época surgieron la Primavera Árabe y Occupy Wall Street. [nota del lector: es evidente que estamos ante un conflicto generacional en varias partes del mundo debido a la presión demográfica, ya que casualmente los manifestantes de todos estos movimientos eran gente joven muy descontenta]
El autor señala que lo que aglutinaba a los manifestantes de Occupy Wall Street y a otras protestas a nivel internacional era el eslogan "somos el 99 %", ese enorme grupo de gente que quedó excluido del bienestar social y de toda posibilidad de influjo político. Pedían redistribución económica (la sociedad del descenso) y la del dominio público (la posdemocracia), así como a que esté representada la mayoría de la población.
Otro detalle es que estos nuevos movimientos sociales defendían una postura "posmaterial": para ellos, la autonomía, la participación y la autodeterminación eran tan importantes como la creatividad y la libertad. A mayores, Occupy Wall Street hizo crítica social y pidió más justicia social y una justa redistribución de la riqueza.
Estos nuevos movimientos defendían unos "proyectos en la sociedad" y no "la sociedad como proyecto" del movimiento obrero. Era un movimiento antisistémico que incluía como proyecto a toda la sociedad (criticaba el papel de los bancos en la crisis financiera como elementos relevantes del sistema, el capitalismo había experimentado un cambio sistémico y la democracia corría pareja al orden político. Surgió una especie de populismo democrático en contra del "establishment", se desmarcaban de los tradicionales partidos y sindicatos (las élites) y asociaban el conflicto social al llamamiento de una "verdadera democracia para toda la humanidad". Era un impulso radical-democrático que constituía una política antiinstitucional (la política de la primera persona y el rechazo a la figura de los delegados).
Populismos
El último capítulo está dedicado al populismo. Dice que hay una nueva figura que es el "ciudadano rabioso", entre los que abundan nostálgicos del mayo del 68 que ahora son burgueses, así como expertos (delegan las decisiones en profesionales y forman parte del proceso posdemocrático). Hay latente un "conato autoritario" que apuesta por una convivencia eficientemente conducida por expertos.
El autor añade que a esto se suma otro tipo de protesta ciudadana de los privilegiados (pone como ejemplo a Pegida, en Alemania oriental y sajona), que proclama: "somos el pueblo". Es una corriente neoautoritaria basada en el resentimiento. El autor dice que es la expresión de una clase media aquejada y radicalizada por el miedo al descenso y de una rebelión regresiva en contra de una democracia "configurada a imagen de los mercados".
En el resto de Alemania hay los llamados movimientos "pro" (pro esto, pro lo otro) que se hacían pasar por movimientos ciudadanos pero que, según el autor, en el fondo alentaban un fuerte resentimiento antiislámico y pro extrema derecha.
En el caso de Pegida se desmarca de la extrema derecha y hace hincapié en el carácter ciudadano de sus consignas derivadas de kos valores occidentales de la Ilustración, la democracia, la libertad, la autodeterminación y el Estado de Derecho. Es una variante regresiva de la nueva protesta política. Al igual que con ocupa Wall Street, los ciudadanos salen para reclamar democracia, redistribución de recursos y jerarquía social, pero ahora estás consignas las gritan "enrabietados" ciudadanos de derechas. Las críticas también son contra los de arriba (políticos, empresas, periodistas). También hay un movimiento social identitario por la integración cultural y los valores de un mundo que ha perdido el norte. No se trata tanto de una cuestión de reconocimiento o de diferencia étnica como del contenido de unos derechos consolidados.
Añade el autor que para la clase media baja, la dura competencia social y la lucha por el bienestar, así como las frustradas expectativas respecto al ascenso y a la seguridad son las principales factores que conducen a una "desnormativización" y "barbarización" de los conflictos sociales.
El autor ve detrás una reproducción del autoritarismo en la empresa que favorece la desvalorización de los demás.
Concluye que en el capitalismo poscrecimiento cada vez hay menos grupos que avanzan en el plano social pues para los buenos puestos de trabajo hay demasiados solicitantes con alta cualificación. Ahora, uno tiene algo que perder, la precariedad no delata un fracaso personal sino que es una experiencia colectiva.por otra parte, las nuevas protestas son descentralizadasus y hay mayor participación democrática. Hay protestas a favor de la democracia y la igualdad de derechos. hay un conflicto democrático-social (algunos ven un peligroso desgarro).
Para el autor, la modernidad social no va a volver. Teme que la modernización regresiva y la política posdemocracia puedan generar una corriente autoritaria que se enajene y vacíe los fundamentos liberales de nuestra sociedad. Es el gemelo malvado de la rebelión democrática, alimentado por una mezcla de resentimiento antidemocratico y de pulsión religioso-identitaria. Por eso propone buscar alternativas para hacer una modernidad solidaria.
https://evpitasociologia.blogspot.com/2018/11/la-sociedad-del-descenso-de-oliver.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, estructura social, clases sociales,
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Ficha técnica
Título: "La sociedad del descenso"
Subtítulo: "Precariedad y desigualdad en la era posdemocrática"
Título en alemán: "Die Abstiegsgesellschaft"
Autor: Oliver Nachtwey
Fecha de publicación: Berlín, 2017
Publicación en español: Espasa Libros, Paidós, Estado y Sociedad, Barcelona, 2017
Número de páginas: 233
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Biografía del autor Oliver Nachtwey (hasta el 2017)
Oliver Nachtwey, nacido en 1975, es "fellow" del Instituto de Investigaciones Sociológicas de Fráncfort. Ha enseñado e investigado en las universidades de Jena, Tréveris, Darmstadt y Fráncfort.
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Texto de la contraportada
"El ADN político de las protestas actuales lo constituyen los derechos sociales y políticos; la democracia y la igualdad de derechos son el motor principal del nuevo conflicto democrático-social" (Oliver Nachtwey)
"El ascensor social parece haber frenado, los títulos universitarios ya no dan seguridad y los trabajos son cada vez más precarios. Pero ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Por qué la movilidad social ha sufrido un revés y ya no va en ascenso sino en descenso? ¿Es la nuestra una sociedad regresiva, precaria y polarizada?
El prestigioso analista Oliver Nachtwey revisa las causas de esta tendencia y analiza los conflictos que ello genera. Si bien la salida de la crisis parece estar llegando, los enfrentamientos que están afectando a toda Europa son cada vez más evidentes: nuevos movimientos de izquierda y luchas obreras por un lado y, por el otro, protestas xenófobas y populismo de derechas. Un análisis certero y agudo de la realidad social que estamos viviendo".
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ÍNDICE
1. La modernidad social
2. Un capitalismo (casi) sin crecimiento
3. La modernización regresiva
4. El descenso social
5. (Re)acciones en contra
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RESUMEN
Comentarios iniciales: Certero diagnóstico de la época 1971-2018 en el que el autor explica de forma clara y concisa cuestiones como el estancamiento del crecimiento económico, la precariedad, el desmoronamiento del Estado del Bienestar, el aumento de la desigualdad y otras cuestiones.
Comentarios iniciales: Certero diagnóstico de la época 1971-2018 en el que el autor explica de forma clara y concisa cuestiones como el estancamiento del crecimiento económico, la precariedad, el desmoronamiento del Estado del Bienestar, el aumento de la desigualdad y otras cuestiones.
El autor dice que entre 1945 y 1971 hubo una época dorada impulsada por el Estado del Bienestar (un producto del keynesianismo económico y patriarcal) donde todos los trabajadores tenían su vida resuelta. Había un crecimiento anual del 4,8 %, un Estado del Bienestar que ofrecía educación y sanidad gratis para todos, pleno empleo, salarios en continuo aumento, un ascensor social gracias al que el obrero subía de categoría y sueldo y su hijo entraba en la universidad, empleo seguro para toda la vida, pero con algunos puntos oscuros como el hecho de que las mujeres quedaban confinadas como amas de casa y las minorías étnicas y otros colectivos quedaban marginados. Pero a efectos generales suponía un gran avance respecto a épocas pasadas porque ofrecía una gran estabilidad a los trabajadores y las familias y oportunidades de ascenso y una mayor igualdad vertical entre clases (no había igualdad horizontal, ya que las mujeres quedaban relegadas). Se llegó a decir que el sistema de clases había desaparecido pero, según el autor, siguió latente hasta que volvió a aflorar a partir de la crisis del 2008.
Este sistema basado en el Estado del Bienestar (y los 30 años gloriosos) se comenzó a desmontar a partir de 1971, cuando el presidente Nixon renunció al sistema económico diseñado en Bretton Woods en 1945 [nota del lector: a Nixon no le quedó otro remedio para relanzar la economía] y que supuso un cambio del patrón dólar. A partir de ahí comenzó un periodo de inestabilidad financiera debido a la mayor flexibilidad de los mercados y desregulación del sector, con lo que hubo una cadena de borrascas o crisis concatenadas (1973, 1979, 1980, 1987, 1992, 1999-2000, 2008) y con un desempleo mayor, así como mayor precariedad laboral, estancamiento, falta de crecimiento económico (solo un 2 % o un 3 %), así como una mayor desigualdad entre clases.
La idea del "estancamiento secular" (parón económico entre 1971 y 2016) se remonta a Keynes (en el contexto de la Gran Depresión) pero la más reciente procede del expresidente del Banco Mundial y exsecretario del Tesoro estadounidense Larry Summers y el premio Nobel de Economía Paul Krugman. Definen así a la fase actual de desarrollo capitalista. Según el autor, temían que los Estados industrializados estuvieran sometidos a un periodo perdurable (de ahí lo de "secular") de crecimiento económico muy bajo. Por ello, un capitalismo (casi) sin crecimiento podría convertirse en la "nueva normalidad" y, de hecho, afirma el autor, "en el octavo año de la gran crisis (2008-2016), la economía no ha reflotado todavía. El banco HSBC pronostica que por ahora no va a haber un retorno al camino del crecimiento autosostenido, cree que las naciones industrializadas han llegado al final de una larga área de expansión y espera un periodo de estancamiento. "Los pasados de los pasados decenios (pensemos en la liberalización del comercio mundial, las innovaciones tecnológicas, un "capital humano" mejor formado o la integración de la mujer en el mercado laboral ya se han agotado" (King, 2013). Estamos, por tanto, ante un "capitalismo poscrecimiento".
A efectos de la mejora de vida de los trabajadores (la llamada "modernidad social"), el autor admite que en el Estado del Bienestar había un "ascensor social" en el que el rico y el pobre subían juntos en el mismo elevador (el hijo del obrero entraba en la Universidad) pero que en el nuevo sistema desrregulado actual funciona una "escalera mecánica" donde los más ricos van en la parte delantera y una vez que llegan primeros a la primera planta pueden hacer allí sus "compras" o subir a una planta más alta. En cambio, los que vienen detrás no solo nunca llegan a la planta primera sino que, encima, la escalera mecánica cambia de sentido y empieza a bajar, por lo que la movilidad social es en descenso, hacia puestos de trabajo precarios y con salarios próximos a la pobreza (el hijo del obrero que se tituló en la Universidad ahora trabaja en horario partido como cuidador en una guardería).
Respecto a las crisis, el autor dice que entre 1971 y 2016 (época de la regresión social y de estancamiento) hubo una especie de oasis de mejora económica (entre 1980 y 2008) pero sin que esto alterase la nueva estructura basada en la precariedad y el renacer de las clases y la desigualdad ya preconfigurada.
El autor habla de una "modernidad social" en referencia a que entre 1971 y el 2016 se mejoró la condición laboral de la mujer (que se reincorporó a los puestos de trabajo) y de las minorías étnicas, para las que hubo una discriminación positiva. Pero a nivel de crecimiento económico, cree que hubo un "parón" tecnológico. Señala que la revolución informática (Internet, smartphone) tuvo una incidencia e impacto mucho menor que otras tecnologías de consumo como la llegada del coche barato, la lavadora o el teléfono, que entraron en los hogares de forma masiva. Un ejemplo es que ahora aquel que es considerado un "pobre" tiene en su casa todo tipo de modernos aparatos electrodomésticos y cubre sus necesidades primarias básicas.
En las gráficas desde 1970 a 2016 se observa una tendencia a la baja que revela que el modelo está agotado por falta de crecimiento económico (es lo que llama capitalismo sin crecimiento). La solución para generar recursos fue privatizar todo el sector público, convertir en negocio la sanidad, crear nuevos "nichos" (educación, sanidad) que antes estaban gestionados por el sector público en aras de la eficiencia. Pero dice que el autor que el problema de esta ideología neoliberal es que se convirtió en "totalitaria" desde el momento en que la "ideología de mercado" se inmiscuyó e impregnó la vida privada de la gente y metió su discurso mercantilista en los hogares. Además, el contribuyente y ciudadano pasa a ser "cliente". Esto se ha generalizado tanto que incluso en la Administración Público los funcionarios deben tratar a los ciudadanos como "clientes". Al Gobierno de los mercados se le denomina ahora "posdemocracia".
En las gráficas se observa como en 1971, los salarios estaban ligados a la productividad pero, a partir de esa fecha, los salarios se quedan estancados mientras que la productividad aumenta. [nota del lector: esto podría deberse a los llamados efectos invisibles de la revolución informática: si un oficinista hacía un trabajo en una jornada, ahora lo hace en medio gracias a los ordenadores pero su salario sigue siendo el mismo o más bajo]
En una de las gráficas, se puede ver cómo el desarrollo del PIB en Alemania y la UE se desploma entre 1961 y el 2012 (a pesar de los altibajos, hay que fijarse en la progresión lineal, la línea que une ambos extremos del período, que es claramente descendente). En la OCDE, el resultado desde 1971 a 2010 es el mismo (la media de crecimiento baja del 4 % al 2 %).
En otra gráfica se ve como la tasa de beneficio empresarial también baja del 23 % al 15 %, o se mantiene estable entre el 11 y el 13 %.
A ello se suma, según otra gráfica, que el desarrollo de la tasa de inversión bruta a nivel mundial y la OCDE entre 1960 y el 2012 se hundió del 22 al 21 % (en el mundo) y del 21 al 19 (en la OCDE). En el caso de Alemania, cae del 25 % del PIB al 17.
Una de las matizaciones que hace el autor es que, aparentemente, el sector industrial disminuyó y ahora es prioritario el de servicios pero sospecha que la industria sigue ahí pero desmenuzada: antes una empresa automovilística se incluía como industrial (lo que incluía la cadena de montaje pero también las oficinas o la cantina) pero ahora la matriz se ha difuminado en miniempresas separadas (una para el I+D, otra para la cantina, otra para la contabilidad) que ya no son computadas como sector industrial sino como servicios.
En cuanto a los salarios, distingue entre salarios reales (99,1 %) y salarios del convenio (108), por lo que detecta un desfase.
Otra de las claves es la externalización y partición de una gran empresa en una miríada de sociedades, cada una sin convenio colectivo y salarios baratos, lo que supone una pérdida de estatus para los trabajadores.
El autor señala que en la "modernidad social" (1945-1971) se nivelaban hacia arriba las posiciones de clase, especialmente mediante la concesión de iguales derechos cívicos. Pero en la "modernidad regresiva" (1971-2016), en cambio, con la "sociedad del descenso" se constituye una multiplicidad de estructuraciones de clase orientadas hacia abajo. La mayor parte de los trabajadores "free lance" o interinos llevan una vida precaria. El autor indica que para unos pocos (por ejemplo, los especialistas en tecnologías de la información) es una ganancia de autonomía (sin jefes ni horarios). De ahí que no se produzca (como esperaban hasta hace bien poco algunas personalidades importantes (Standing, 2011), la formación de un "precariado" como nueva clase social. El autor añade que "hasta ahora no ha surgido ni un potencial de acción ni una conciencia de clase capaces de arrastrar a las masas". Como tampoco hay un precariado, sino muchos precariados (Bude, 2006).
Una de las cuestiones que plantea Nachtwey es si se puede dar un nuevo conflicto de clases ahora que ya no hay clases (tras finalizar la lucha obrera y canalizarla a través de los convenios de empresa creados en el Estado de Bienestar y luego alcanzar la ansiada clase media sin que apenas hubiese huelgas destacables a cambio de implantar un salario mínimo; y una vez que el debate se centró en las subidas del IPC o mejoras del convenio o cuotas políticas, el sindicalismo perdió parte de su caracter moral), o si va a haber otro tipo de conflictos ya que la afiliación a los sindicatos es muy baja. El propio concepto de clase parece trasnochado o una reliquia anacrónica pero resurge con el aumento de desigualdades entre ricos y pobres a partir del 2008. Por un lado, afirma, hay un grupo que siente rencor y resentimiento porque sabe que ya nunca más va a poder escalar socialmente y se verá relegado a puestos poco remunerados.
Por otro lado, la sociedad del descenso se caracteriza por una creciente desigualdad y los derechos sociales y económicos del ciudadano se ven una y otra vez pisoteados y no dejan de surgir nuevas estructuraciones de clase.
Añade que en la posdemocracia, los canales de articulación de los intereses se ven obstruidos por el consenso en cuanto a los condicionantes, lo que produce una "crisis de representación" de la democracia parlamentaria. Los problemas de legitimización se producen por las nuevas desigualdades sociales y democráticas que el "viejo" Estado tardocapitalista había conseguido reducir.
Menciona la Agenda 2010 como una nueva fase de la liberalización del mercado laboral en Alemania (los minijobs).
El autor señala que, a partir del 2008, hay miniconflictos, como por ejemplo, las acampadas de los indignados de España (germen del partido Podemos). En el 2015, hubo una ola de huelgas en la Administración alemana e incluso en Amazon. Las luchas obreras ahora se han trasladado al sector servicios (donde los convenios colectivos fueron "perforados"). Los sindicatos, tras las privatizaciones, quedaron muy debilitados. Ahora las protestas son "flashmobs", consignas en la ropa, campañas de Internet y además se consulta a las bases. Incluso hubo una protesta de limpiadoras (las "invisibles"), los sanitarios (por razones de una ética profesional que no es atendida) o los comerciantes minoristas, en general para que el patrono les concediese su estatus de empleado. No solo eso sino que una mujer inmigrante tiene difícil aspirar a entrar en un convenio colectivo.
El autor comenta que los conflictos laborales están aumentando de nuevo pero con un contenido añadido (por ejemplo, un reparto más equitativo de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos, la vivienda, la calidad de vida urbana). Esto se debe a que el sector que protesta es el de los servicios industriales, que están afincados en las ciudades. De ahí que también haya quejas por la "gentrificación" (la expulsión de los pobres de los barrios urbanos), o por la falta de guarderías.
Otro tipo de protestas se refieren a las acaecidas en el sur de Europa tras el colapso financiero del 2008 que incluyó drásticos programas de austeridad en los países en crisis. El Estado social quedó desmantelado y se recortaron las prestaciones en el sector sanitario y educativo. Curiosamente, un activista convocó una manifestación en Facebook contra la precariedad y fue más gente que a otra que organizaron fuerzas de izquierdas.
A todo esto se suman las revueltas urbanas en Francia o Reino Unido en barrios estigmatizados y deprimidos (las "banlieues" parisinas). Eran revueltas sin programa ni acción colectiva. Parecía más una descarga emocional o ira.
En el caso de Occupy Wall Street o los Indignados españoles, se ocuparon plazas y se hicieron acampadas a modo de laboratorios. Luchaban por los derechos civiles y la participación ciudadana. Eran movimientos urbanos que denunciaban el incumplimiento de la promesa del capitalismo moderno de garantizar tanto la igualdad en la prestación de servicios y oportunidades como el ascenso y la seguridad sociales mediante la educación y la formación. El autor dice que estos movimientos son el resultado de la "desinstitucionalización" del conflicto social y expresión del descontento porque al acabar la carrera a los estudiantes les esperaban trabajos precarios e infracualificados y el paro (es la "sublevación de los diplomados", según Kraushaar).
En el caso de la generación española, tienen un nivel de cualificación históricamente sin precedentes, domina varios idiomas extranjeros y asesora experiencias en el extranjero. Pero sus miembros, llegados a una cierta edad, no pueden fundar una familia y no tienen más remedio que seguir viviendo con sus padres, pues ni tienen derecho a prestaciones sociales ni se pueden alquilar una habitación en un piso compartido.
Posteriormente, el movimiento se reorientó (compromiso con los barrios, antidesahucios, solidaridad local con comedores) y surgió el partido populista democrático Podemos con su mensaje anti-casta, se gobierna por círculos aunque luego apostó por un liderazgo carismático, según dice el autor.
En la misma época surgieron la Primavera Árabe y Occupy Wall Street. [nota del lector: es evidente que estamos ante un conflicto generacional en varias partes del mundo debido a la presión demográfica, ya que casualmente los manifestantes de todos estos movimientos eran gente joven muy descontenta]
El autor señala que lo que aglutinaba a los manifestantes de Occupy Wall Street y a otras protestas a nivel internacional era el eslogan "somos el 99 %", ese enorme grupo de gente que quedó excluido del bienestar social y de toda posibilidad de influjo político. Pedían redistribución económica (la sociedad del descenso) y la del dominio público (la posdemocracia), así como a que esté representada la mayoría de la población.
Otro detalle es que estos nuevos movimientos sociales defendían una postura "posmaterial": para ellos, la autonomía, la participación y la autodeterminación eran tan importantes como la creatividad y la libertad. A mayores, Occupy Wall Street hizo crítica social y pidió más justicia social y una justa redistribución de la riqueza.
Estos nuevos movimientos defendían unos "proyectos en la sociedad" y no "la sociedad como proyecto" del movimiento obrero. Era un movimiento antisistémico que incluía como proyecto a toda la sociedad (criticaba el papel de los bancos en la crisis financiera como elementos relevantes del sistema, el capitalismo había experimentado un cambio sistémico y la democracia corría pareja al orden político. Surgió una especie de populismo democrático en contra del "establishment", se desmarcaban de los tradicionales partidos y sindicatos (las élites) y asociaban el conflicto social al llamamiento de una "verdadera democracia para toda la humanidad". Era un impulso radical-democrático que constituía una política antiinstitucional (la política de la primera persona y el rechazo a la figura de los delegados).
Populismos
El último capítulo está dedicado al populismo. Dice que hay una nueva figura que es el "ciudadano rabioso", entre los que abundan nostálgicos del mayo del 68 que ahora son burgueses, así como expertos (delegan las decisiones en profesionales y forman parte del proceso posdemocrático). Hay latente un "conato autoritario" que apuesta por una convivencia eficientemente conducida por expertos.
El autor añade que a esto se suma otro tipo de protesta ciudadana de los privilegiados (pone como ejemplo a Pegida, en Alemania oriental y sajona), que proclama: "somos el pueblo". Es una corriente neoautoritaria basada en el resentimiento. El autor dice que es la expresión de una clase media aquejada y radicalizada por el miedo al descenso y de una rebelión regresiva en contra de una democracia "configurada a imagen de los mercados".
En el resto de Alemania hay los llamados movimientos "pro" (pro esto, pro lo otro) que se hacían pasar por movimientos ciudadanos pero que, según el autor, en el fondo alentaban un fuerte resentimiento antiislámico y pro extrema derecha.
En el caso de Pegida se desmarca de la extrema derecha y hace hincapié en el carácter ciudadano de sus consignas derivadas de kos valores occidentales de la Ilustración, la democracia, la libertad, la autodeterminación y el Estado de Derecho. Es una variante regresiva de la nueva protesta política. Al igual que con ocupa Wall Street, los ciudadanos salen para reclamar democracia, redistribución de recursos y jerarquía social, pero ahora estás consignas las gritan "enrabietados" ciudadanos de derechas. Las críticas también son contra los de arriba (políticos, empresas, periodistas). También hay un movimiento social identitario por la integración cultural y los valores de un mundo que ha perdido el norte. No se trata tanto de una cuestión de reconocimiento o de diferencia étnica como del contenido de unos derechos consolidados.
Añade el autor que para la clase media baja, la dura competencia social y la lucha por el bienestar, así como las frustradas expectativas respecto al ascenso y a la seguridad son las principales factores que conducen a una "desnormativización" y "barbarización" de los conflictos sociales.
El autor ve detrás una reproducción del autoritarismo en la empresa que favorece la desvalorización de los demás.
Concluye que en el capitalismo poscrecimiento cada vez hay menos grupos que avanzan en el plano social pues para los buenos puestos de trabajo hay demasiados solicitantes con alta cualificación. Ahora, uno tiene algo que perder, la precariedad no delata un fracaso personal sino que es una experiencia colectiva.por otra parte, las nuevas protestas son descentralizadasus y hay mayor participación democrática. Hay protestas a favor de la democracia y la igualdad de derechos. hay un conflicto democrático-social (algunos ven un peligroso desgarro).
Para el autor, la modernidad social no va a volver. Teme que la modernización regresiva y la política posdemocracia puedan generar una corriente autoritaria que se enajene y vacíe los fundamentos liberales de nuestra sociedad. Es el gemelo malvado de la rebelión democrática, alimentado por una mezcla de resentimiento antidemocratico y de pulsión religioso-identitaria. Por eso propone buscar alternativas para hacer una modernidad solidaria.
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Resumen del libro "Trabajos de mierda", de David Graeber (2018)
Resumen original y actualizado en:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/trabajos-de-mierda-de-david-graeber-2018.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, Economía, empleo, precariedad
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Ficha técnica
Título: "Trabajos de mierda"
Subtítulo: Una teoría
Título original en inglés: "Bullshit Jobs"
Autor: David Graeber (2018)
Editorial: sello Ariel, Editorial Planeta, Barcelona, 2018
Número de páginas: 432
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Biografía oficial del autor David Graeber (hasta 2018)
David Graeber es profesor de Antropología en el Goldsmiths College de Londres. Autor de En deuda o La utopía de las normas, tiene un largo historial como activista y es uno de los líderes intelectuales del movimiento Occupy Wall Street. Colabora habitualmente en medios como The Nation, Mute, New Left Review y Harper's Magazine. En 2006 la London School of Economics le reconoció como "un destacado antropólogo que ha transformado radicalmente el estudio de la cultura".
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Texto de la contraportada
"¿Su trabajo tiene algún sentido para la sociedad? En la primavera de 2013, David Graeber hizo esta pregunta en un ensayo lúdico y provocativo titulado "Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda". El artículo se volvió viral. Con más de un millón de visitas en línea en 17 idiomas, la gente siguió debatiendo la respuesta. Este es ahora el libro.
Olvide a Piketty o Marx. es Graeber, uno de los antropólogos y activistas más influyentes del momento, quien dice alto y claro que muchas de las tareas que se realizan en una economía de esclavos asalariados son una forma de empleo tan carente de sentido, tan innecesaria o tan perniciosa que ni siquiera el propio trabajador es capaz de justificar su existencia y pese a ello se siente obligado a fingir que no es así.
Según el autor, los trabajos de mierda suponen cerca de la mitad de los empleos de la economía actual e incluyen categorías tan refinadas como los "lacayos", subordinados cuya tarea principal es hacer que sus superiores parezcan o se sientan importantes, supervisores que asignan labores innecesarias y se dedican a supervisarlas. Como dijo Orwell, "una población que está ocupada trabajando, aunque sea en tareas totalmente inútiles, no tiene tiempo para hacer mucho más". De ahí que, como afirma Graeber en este libro, "lo que tenemos es una mierda permanente"."
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ÍNDICE
Prefacio: Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda
1. ¿Qué es un trabajo de mierda?
2. ¿Qué tipos de trabajos de mierda hay?
3. ¿Por qué los que tienen trabajos de mierda suelen estar descontentos?
4. ¿Cómo es tener un trabajo de mierda?
5. ¿Por qué profileran los trabajos de mierda?
6. ¿Por qué no protestamos como sociedad ante el crecimiento de los empleos inútiles?
7. ¿Cuáles son los efectos políticos de los trabajos de mierda, y qué se puede hacer al respecto?
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RESUMEN
(en preparación)
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/trabajos-de-mierda-de-david-graeber-2018.html
Resumen elaborado por E.V.Pita, doctor en Comunicación, licenciado en Derecho y Sociología
Sociología, Economía, empleo, precariedad
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Ficha técnica
Título: "Trabajos de mierda"
Subtítulo: Una teoría
Título original en inglés: "Bullshit Jobs"
Autor: David Graeber (2018)
Editorial: sello Ariel, Editorial Planeta, Barcelona, 2018
Número de páginas: 432
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Biografía oficial del autor David Graeber (hasta 2018)
David Graeber es profesor de Antropología en el Goldsmiths College de Londres. Autor de En deuda o La utopía de las normas, tiene un largo historial como activista y es uno de los líderes intelectuales del movimiento Occupy Wall Street. Colabora habitualmente en medios como The Nation, Mute, New Left Review y Harper's Magazine. En 2006 la London School of Economics le reconoció como "un destacado antropólogo que ha transformado radicalmente el estudio de la cultura".
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Texto de la contraportada
"¿Su trabajo tiene algún sentido para la sociedad? En la primavera de 2013, David Graeber hizo esta pregunta en un ensayo lúdico y provocativo titulado "Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda". El artículo se volvió viral. Con más de un millón de visitas en línea en 17 idiomas, la gente siguió debatiendo la respuesta. Este es ahora el libro.
Olvide a Piketty o Marx. es Graeber, uno de los antropólogos y activistas más influyentes del momento, quien dice alto y claro que muchas de las tareas que se realizan en una economía de esclavos asalariados son una forma de empleo tan carente de sentido, tan innecesaria o tan perniciosa que ni siquiera el propio trabajador es capaz de justificar su existencia y pese a ello se siente obligado a fingir que no es así.
Según el autor, los trabajos de mierda suponen cerca de la mitad de los empleos de la economía actual e incluyen categorías tan refinadas como los "lacayos", subordinados cuya tarea principal es hacer que sus superiores parezcan o se sientan importantes, supervisores que asignan labores innecesarias y se dedican a supervisarlas. Como dijo Orwell, "una población que está ocupada trabajando, aunque sea en tareas totalmente inútiles, no tiene tiempo para hacer mucho más". De ahí que, como afirma Graeber en este libro, "lo que tenemos es una mierda permanente"."
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ÍNDICE
Prefacio: Sobre el fenómeno de los trabajos de mierda
1. ¿Qué es un trabajo de mierda?
2. ¿Qué tipos de trabajos de mierda hay?
3. ¿Por qué los que tienen trabajos de mierda suelen estar descontentos?
4. ¿Cómo es tener un trabajo de mierda?
5. ¿Por qué profileran los trabajos de mierda?
6. ¿Por qué no protestamos como sociedad ante el crecimiento de los empleos inútiles?
7. ¿Cuáles son los efectos políticos de los trabajos de mierda, y qué se puede hacer al respecto?
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RESUMEN
(en preparación)